6/9/09

ANTONIO MACHADO, LA ESPAÑA DE LA RABIA Y LA IDEA


Dolors Aguado i Martorell

Se cumplen 70 años de la muerte de Antonio Machado, republicano hasta la médula, exiliado en Cotlliure...” ligero de equipaje, casi desnudo, como los hijos de la mar...”. El último domingo de febrero, en Cotlliure, se conmemora todos los años la muerte del poeta Antonio Machado,en su exilio fugaz. En 2001 se leyeron dos poemas manuscritos y quizás inéditos de Machado descubiertos en una institución pública de Moscú por una profesora de origen vasco, “una niña de la guerra”, que actualmente reside en la capital rusa. Uno de ellos, escrito en la casa que habitó durante la guerra, en Rocafort, a pocos kilómetros de València.

El 26 de enero de 1939, Barcelona fue conquistada por los sublevados. El general Franco envía un telegrama de felicitación a los jefes de las unidades victoriosas. “Al coronar con la ocupación de Barcelona la etapa más gloriosa de nuestra campaña, mis más calurosas felicitaciones por la brillante y transcendental victoria contra las fuerzas al servicio del marxismo. Esta victoria anuncia a Europa que la España Nacional es por vuestro heroísmo Una, Grande y Libre”

La caída de Cataluña fracturó el territorio republicano en dos zonas y desencadenó la huida a Francia de centenares de miles de hombres y mujeres conocedores de la brutalidad fascista con los vencidos. El éxodo de los demócratas españoles, que comenzó inmediatamente en su intento por alcanzar la frontera, fue de un dramatismo estremecedor. La lista de nombres ilustres que huyeron del terror de los fascistas fue interminable: María Zambrano, Luís Buñuel, Max Aub, Antonio Machado...

Pero no sólo abandonaban España intelectuales destacados en la vida pública. Había héroes anónimos de una situación dramática, sin más culpa que defender la legalidad republicana. Miles murieron en el camino como consecuencia de las epidemias, la fatiga, el hambre y el frío.

Los aduaneros franceses les recibían con frialdad y a menudo con malos modos... La primera palabra que infinidad de refugiados aprendieron al llegar fue ¡allez! ¡allez!...” resume Diego Carcedo en su libro “Neruda y el barco de la esperanza”, el Winnipeg. Nombre que encantó a Neruda y siempre pronunció con una sola ene, incluso cuando lo vio escrito en el casco del buque y que fue el barco cuya salida del puerto francés de Paullicac, el 4 de agosto de 1939, gestionó con grandes dificultades el gran poeta comunista Pablo Neruda, salvando así la vida de más de 1.800 republicanos.

No pudo Antonio Machado embarcar en el Winnipeg, la muerte siempre desatenta les sorprendió a él y a su madre, a poco de cruzar la frontera, en la tierra catalana de Cotlliure. No pudo soportar el peso de la derrota, conocedor como era de la barbarie fascista.

Machado, un hombre esencialmente bueno, se alineó inequívocamente con la causa republicana, a la cual saludó con entusiasmo: “Con las primeras hojas de los chopos y las últimas flores de los almendros, la primavera traía a nuestra República de la mano. La naturaleza y la historia parecen fundirse en una clara leyenda anticipada o en un romance infantil...”

De formación filosófica krausista, fue alumno en la Institución Libre de Enseñanza, de la cual Francisco Giner de los Rios fue mentor y guía, junto con Bartolomé Cossio (no confundir con el taurómaco José Mª de Cossio). Entre los puntos de referencia de la Institución, la libertad en la educación, la educación moral, la educación social, la formación intelectual... Recordemos que fue la primera institución educativa que implantó la coeducación en España. Todos estos puntos de educación cívica los asoció Machado a la tarea educativa y renovadora de la República, que de esta manera se configuró en el régimen político que encarnaba la ética de Machado. A la muerte de Francisco Giner de los Rios, en 1915, le dedicó este poema del que reproducimos un fragmento:

[...]

¿ Murió?...sólo sabemos

que se nos fue por una senda clara,

diciéndonos: Hacedme

un duelo de labores y esperanzas....

...Vivid, la vida sigue,

los muertos mueren y las sombras pasan;

lleva quien deja y vive el que ha vivido.

¡Yunques, sonad; enmudeced campanas!

[...]

( Revista España.20 de febrero de 1915)

La juventud de Antonio corrió paralela a la de su hermano Manuel (vida bohemia, viajes a París). En 1907 se trasladó a Soria, como catedrático de francés. Allí se casó con la jovencísima Leonor, que enfermó y murió cinco años después. Su personalidad ha sido identificada con el austero espíritu castellano por su humildad, ensimismamiento, sobria y honda sensibilidad. Como él mismo dijo, fue, “en el buen sentido de la palabra, bueno”

FIDELIDAD A SÍ MISMO

Machado significa la hondura en el enfoque de graves problemas humanos, una identificación inigualada de un poeta con una tierra, un ejemplo eminente de fidelidad a sí mismo y a sus ideas. Se alza como uno de los más grandes poetas españoles contemporáneos, siempre atento a la renovación de una sociedad enclaustrada en el cultivo de la tradición más reaccionaria, “Devota de Frascuelo y de María, cerrado y sacristía”. Frente a esa España que ora y bosteza reivindica con valor a la otra España la de los trabajadores, “la del cincel y la maza”, la de los intelectuales, “ la de la rabia y la idea”. La España redentora “que alborea con un hacha en la mano vengadora”

Ya hay un español que quiere

vivir, y a vivir empieza

entre una España que muere

y otra España que bosteza.

Españolito que vienes

al mundo, te guarde Dios.

Una de las dos Españas

ha de helarte el corazón”.

En conjunto, es válida para su obra la definición de la poesía que dio en 1931: “palabra esencial en el tiempo”. Más adelante habría de precisar: “La poesía es diálogo del hombre con su tiempo”

Y precisamente en este diálogo de Machado con los tiempos turbulentos de la guerra, sus palabras y su poesía se fundieron en la trinchera de los desposeídos. Y este hombre radicalmente bueno no tuvo problema moral alguno en dedicarle un poema a la pistola del general Líster.

Tu carta-Oh noble corazón en vela,

español indomable, puño fuerte!-,

tu carta, heróico Líster, me consuela

de esta que pesa en mi carne de muerte.

Fragores en tu carta me han llegado

de lucha santa sobre el campo íbero;

también mi corazón ha despertado

entre olores de pólvora romero.

Donde anuncia marina caracola

que llega el Ebro, y en la peña fría

donde brota esa rúbrica española:

de monte a mar, esta palabra mía:

“ Si mi pluma valiera tu pistola

de capitán, contento moriría”.

En una de sus postreras cartas, escrita ya en Cotlliure, escribió a su amigo José Bergamín: “Mi problema inmediato es el de poder resistir en Francia, hasta encontrar recursos para vivir de mi trabajo literario o trasladarme a la URSS, donde encontraría una acogida amplia y favorable”. El desenlace fatal resolvió, casi inmediatamente, todas las dudas. Nos recuerda el escritor Cerdán Tato que Machado jamás militó en ningún partido, era demasiado romántico, por el influjo, quizás, de una educación demasiado idealista... Pero saludó con alegría la Revolución de Octubre, colaboró con las fuerzas del socialismo científico y su lealtad a la República la llevo inquebrantable hasta la muerte.

EL OTRO PAÍS - España/06/09/2009

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