La visita del presidente americano Barack Obama en Ásia, ha sido un evento prácticamente inevitable. La permanente necesidad de renovar y rediseñar las viejas alienzas no ha podido esperar. La reciente crisis ha permitido a China, un país en vías de desarrollo, demostrar su potencial económico y jugar un papel de creciente importancia en el mundo, pero sobre todo en la región asiática. La potencia china atrae sobre todo a los países vecinos e influye en ellos, como ocurre con la República de Corea. La frase de Henry Kissinger: “el centro gravitacional del mundo se está desplanzando del Atlántico al Pacífico”, con el paso del tiempo parece más actual.
Ksenia Belykh
Equilibri.net (20 noviembre 2009)
Relaciones económicas e intercambios comerciales
Han pasado diecisiete años desde el día en que las relaciones diplomáticas formales se establecieron entre la República Popular de China y la República de Corea. La intensidad de las relaciones entre los dos vecinos ha dado lugar a periodos alternos pero después del derrumbamiento del sistema bipolar de la Guerra Fría, el acercamiento no se hizo esperar. Hoy Seúl y Pekín representan dos economías con una elevada tasa de interdependencia. China se mantiene como el mayor socio comercial de Seúl, sin embargo la exportaciones coreanas destinadas a China han sufrido pérdidas del 24% en el periodo de enero a mayo. Las exportaciones coreanas enviadas a China, con un porcentaje del 23% en la primera mitad de este año, han superado e incluso duplicado a las dirigidas a Estados Unidos. A partir de finales de 2008, el índice de exportaciones surcoreano comenzó un drástico descenso jamás registrado en los últimos diez años, mientras que los análisis demostraban en mayo, una expansión moderada en el sector manufacturero chino acompañado por mejoras en las exportaciones. Una respuesta gobernativa adecuada ha devuelto al sistema económico de la República Popular una de las más altas liquidaciones de la región asiática durante el difícil periodo de la recesión global. El “stimulus package” de casi 590.000 millones de dólares ha juegado un papel muy positivo y favorable al asegurar la estabilidad económica del país. El presidente de la Federación de las Industrias Coreanas Cho Suck-Rai ha reconocido a China como el pilar clave y de mayor importancia en la reanudación global económica. Esta afirmación, totalmente cierta, pone en evidencia la actitud de adulación recíproca que existe entre las dos naciones. Últimamente Seúl tiene como objetivo extender con diligencia la cuota coreana al mercado chino para facilitar los intercambios comerciales entre los dos países. Para conseguirlo, el gobierno está intensificando sus esfuerzos para animar a las empresas coreanas dirigidas al mercado de alta calidad. Recientemente han anunciado el nuevo plan de soporte de estas empresas. Dicho programa consiste en financiar los proyectos de exportación, ampliar la cobertura asegurativa y organizar eventos en la mayor ciudad de China para promocionar los productos surcoreanos. El riesgo más temido por Corea, debido a su debilidad económica, es el posible giro proteccionista de China ante su programa comercial. Hace tiempo que el gobierno de Pekín siente la necesidad de revitalizar los consumos internos y la situación de inestabilidad creada a nivel mundial podría constituir una buena oportunidad económica si se decantan por consumir mayoritariamente productos locales. Siguiendo estos criterios se resolverían algunos problemas internos relacionados con la alta desocupación, al mismo tiempo que los intereses económicos de Corea del Sur. A Seúl, sin embargo, no le ha garantizado esta premisa bajo ningún acuerdo bilateral formal, al igual que tampoco lo ha hecho con los Estados Unidos y la industria de producción de acero. Tanto es así que en el mes de septiembre las exportaciones surcoreanas padecieron signos de mejora, puesto que en el periodo estival el sistema económico había reducido sus planes de reactivación, poco después de que las medidas gobernativas, para consolidar la economía, se hubieran suspendido. El talón de Aquiles del actual sistema productivo de Corea del Sur se corresponde con su debilitado sector privado. Esto representa un débil crecimiento y un riesgo a arrastrar a la economía, los progresos a nivel global. El gobierno de Seúl no ha parado de introducir medidas “antiguas” de rescate económico como la creación de puestos de trabajo, ayudas financieras a las familias, sustento de los consumos y las inversiones además de mantener una monitorización del sistema para localizar cualquier tipo de inestabilidad. El próximo avance según el gobierno de Corea, sería la revalorización del yuan, ya que una moneda china fuerte, garantizaría a la compañía surcoreana un mayor competitividad en los precios. De hecho los líderes económicos mundiales, sobre todo Estados Unidos, piden la fuerte valorización en la divisa china (hasta ahora fijada al dólar) para incrementar el poder de adquisición de las familias, estimular las inversiones y aumentar los sueldos. En consecuencia, la demanda de productos surcoreanos registraría seguramente un crecimiento en los mercados chinos.
Competición y cooperación estratégica
La dependencia económica de Corea del Sur con China parece ser cada vez más dura. Además, no se debe olvidar el posible incremento de la competición entre los dos protagonistas asiáticos en los sectores energéticos y de exportación. El crecimiento y el desarrollo económico de ambos países a menudo, han confiado en las exportaciones de los mismos sectores, así como del mecánico naval, los electrodomésticos, el sector del acero y las construcciones. Mientras que Corea del Sur es el mercado más grande para las exportaciones de acero en China, ésta, por sí misma, busca renovar y expandir su capacidad productiva en este sector. La República Popular es el más grande productor y consumidor de acero en el mundo, y aspira a poder competir con las compañías surcoreanas de POSCO y Hyundai INI Steel.Tanto los líderes chinos como los surcoreanos se han realizado algunas visitas a los estados ricos en recursos naturales, mientras las empresas estatales de ambos países compiten por la adquisición de las compañías energéticas en el extranjero. Esta competición, en apariencia silenciosa e inofensiva, comienza a preocupar a Seúl, ya que la hipercompetitividad china es vista como una probable amenaza para la seguridad de los asuntos extranjeros. En junio concluyó la batalla entre la Korea National Oil Corporation y la Sinopec para la adquisición de Addax Petroleum, la sociedad suiza de exportación de gas y de petróleo que tiene proyectos de desarrollo de recursos en África y Oriente Medio. Esta ha recaído, finalmente, en manos del giganto petrolífero chino por 8,27 mil millones de dólares. La competición económico-estratégica no cierra todavía, la cooperación entre las dos naciones. En efecto, las relaciones entre Corea del Sur y China no se limitan a la economía, sino que revelan ser mucho más profundas y en grado de competir por la alianza con los Estados Unidos. Las relaciones a largo plazo, entre Seúl y Washington en los últimos años presentan inevitables transformaciones. El final de la Guerra Fría ha proporcionado una cierta normalidad a las relaciones diplomáticos con China y Rusia. Esto ha resentido inexorablemente a la estrategia americana relacionada con la cuestión asiática. Las relaciones bilaterales chino-coreanas, siempre en aumento, se están convirtiendo en un punto preocupante para la agenda de la política extranjera estadounidense y el acercamiento entre los dos países asiáticos presenta un dilema para la alianza.China se declara fiel aliada tanto de Corea del Sur como de Corea del Norte e intenta conseguir una mejor relación entre ellas. Sin embargo, esta intención no es bien vista por Washington ya que el problema de Corea del Norte se presenta cada vez más como un obstáculo en las relaciones entre Estados Unidos y Corea del Sur, esta última, por su parte, se presenta más comprensible. La iniciativa que resolvería el problema de la amenaza nuclear de Pyongyang oscila en manos del “trío asiático”: China, Corea del Sur y Japón. El primer ministro japonés, Yukio Hatoyama ha subrayado el deseo de establecer una relación discontinua con los países vecinos y de conducir una política extranjera, independiente de Washington. Además, la reciente decisión de proporcionar un mayor espacio al G-20 muestra una posición que tiende hacia un nivel multilateral y de cooperación mayor, donde los Estados Unidos que siempre se muestra como un protagonista de gran peso, cede el puesto a los líderes regionales, como China. Durante su reciente visita a Asia, el presidente Obama ha remarcado el interés estadounidense de conceder los diversos países, una implicación más amplia y exclusiva en la colaboración internacional. Es importante reseñar que la República de Corea siempre ha mantenido la atención, no solo económica sino también estratégica y diplomática tanto con China como con los Estados Unidos. Según algunas afirmaciones internacionales, Corea del Sur entra en la esfera de influencia diseñada por Pekín. Las relaciones chino-coreanas, de casi ya dos milenios, han avantajado las afinidades culturales, como consecuencia, ambos países se han visto, recíprocamente como dos aliados indispensables en materia de comercio, tecnología, turismo, intercambios culturales e instrucción. El pasado año, la cooperación también ha afectado al sector estratégico-militar donde la llamada “asociación conjunta y completa” ha sido puesto al día según la categoría “estratégica y completa”. El nuevo status de las relaciones entre Pekín y Seúl permite expander las decisiones diplomáticas comunes a los problemas globales presentes y futuros.
Conclusiones
En la cumbre de Pekín, el presidente americano ha afirmado la necesidad de crear relaciones más maduras y equitativas con Seúl. Un mayor equilibrio consolidará y aportará más estabilidad a la alianza con los Estados Unidos, y como consecuencia, Corea podrá sentirse por una parte, más independiente y con mayores garantias y, por otra, podrá encontrar un papel internacional relevante, tanto en sus relaciones con China como con Japón. Pekín permanece como un importante aliado comercial, con una cooperación que supera los límites puramente económicos. Posibles tensiones diplomáticas podrían, aún, verificarse en el caso en el que China no consiguiera moderar su propia actividad emprendedora fuera de los confines nacionales.
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Traducido por Paula Pérez Martín y Azahara Morales Durán.
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Equilibri/20/11/2009
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