27/11/09

ESCARBANDO en LQ Somos

África y hambre: ¿ayuda o justicia?


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portada_073_2009Siempre me ha resultado muy chocante la palabra ayuda en su utilización falaz para encubrir situaciones de injusticia social y humana. Esa utilización sibilina de “ayudar” para aplacar la conciencia y conseguir que todo siga igual es sencillamente nauseabunda.

Y eso precisamente es lo que ocurre con África, y con los llamados países desfavorecidos en general. Veamos:

Cada año el G8 se reúne y acuerda aumentar “la ayuda” en dinero para el continente africano. El año pasado, sin ir más lejos, se han prometieron 60.000 millones de euros. Y cada año ocurre lo mismo: lo que realmente se da no pasa de un tercio, y se da para que:

- Gobiernos africanos corruptos a los que les interesa bien poco lo que les pueda ocurrir a los países que representan y a sus ciudadanos sigan posibilitando que sus países sean las despensas "gratis" de occidente, y sus cuentas en paraísos fiscales sigan engordando.
- Para que sigan haciendo la vista gorda a la deslealtad de occidente con sus productos agropecuarios que imposibilitan un comercio justo. Para que esos gobernantes sigan extendiendo licencias de explotación de recursos, a los países ricos, mientras sus cada vez más depauperados habitantes son considerados delincuentes cuando llegan a los países ricos en busca de oportunidades que sus gobiernos les niegan.

- Para que esos señores de la oscuridad, sigan permitiendo la importación de excedentes desde el mundo rico, y penalizando el comercio autóctono.

- Para que sigan posibilitando la continuidad de cultivos extensivos, según los intereses de los países ricos, monocultivos extensivos que empobrecen cada día más la tierra del continente africano.

- Para que esos gobernantes ejemplo del desgobierno y de la ambición desmedida, sigan permitiendo que las multinacionales farmacéuticas sigan tomando por cobayas a los africanos y permitiendo que mueran de SIDA a montones, con tal de no abaratar los medicamentos.

- Para que sigan permitiendo la acción de las mafias a lo largo y a lo ancho del continente con todos los tráficos inherentes a las mismas, y sigan permitiendo las ventas/compras de armas indiscriminadas.

- Para que sigan manteniendo a sus países en una carencia absoluta de infraestructuras de todo tipo: energética, de comunicaciones y transportes, sanitaria educativa y escolar -en la mayoría de países africanos, el analfabetismo supera el 90%-, etcétera.

- Para que sea imposible revertir la situación de subdesarrollo total en la que viven y la neocolonización neoliberal y neocapitalista prosiga por los siglos de los siglos amén.

Porque, no nos engañemos, para eso y no para otras cosas son esas “ayudas maquilladoras”, y en el supuesto de que surgiera algún día alguna democracia real con dirigentes honestos en alguno de esos países, ya se encarga y/o se encargará –como ya se ha encargado en el pasado- la CIA y sus homónimos, o esos “dirigentes democráticos” de los países ricos, en desestabilizar el país "ayudándolo más” para que se perpetué el sistema.

Total, que las ayudas a los países "pobres" son para que los países "ricos" sigan siéndolo. Para que sus economías brillen, y se expandan. Para que nunca se hallen carentes de materias primas a costes irrisorios. Para que nunca se les acabe la mano de obra barata y esclava, así sean esas manos de niños y niñas de siete años a catorce o de adolescentes o de ¡qué más da!. Y para todas esas “minucias” más, para las que bien pueden prescindir de unos cuantos millares de millares de millones de euros, que para ellos, esto es, para los países ricos, no son más que pecata minuta, si lo comparamos con, por ejemplo, el gasto militar de esos países ricos. Para ellos, la “ayuda” no es más que una limosnita a modo de “premio” para que todo siga igual y su ley del consumo pueda seguir brillando.

Ahora, la cosa gira en torno a la escasez de alimentos y a la hambruna que ya se cierne sobre África desde hace siglos, pero ahora aún más trágicamente si cabe, y que puede hacer perecer a 1.000 millones de seres humanos. De modo que, como de costumbre, patética costumbre, la ayuda gira otra vez en torno a falacias y a dineros. Pero nada de suprimir aranceles, nada de dejar de hacer el criminal dumping que está acabando con las agriculturas autóctonas africanas, nada de suprimir los planes de protección a las agriculturas de los países ricos que permiten que cereales, frutas y verduras sean más baratas en los mercados africanos que los propios productos; nada de bajar los impuestos que oprimen a los pequeños agricultores africanos para permitir que las agriculturas de los países desfavorecidos puedan competir libremente y en igualdad de condiciones; nada de frenar las especulaciones sobre alimentos; nada de frenar las injustas leyes de mercado y de consumo; nada de crear infraestructuras agropecuarias en esos países para posibilitar que sus cosechas aumenten y puedan autoabastecerse; les darán alimentos como la harina de pescado y la leche en polvo que se distribuirán poco y mal o se pudrirán por el camino; una vez más se habla de "ayudas" y no de justicia.

Y mientras que esos 1.000 millones de ciudadanos del continente africano, se las apañen con sus vidas y con sus muertes; con sus suelos ricos y pobres; con sus poblados míseros, con sus campos yertos y sus bancos de pescado prohibidos e inútiles para ellos. Total, si se mueren todos, mejor, porque entonces las materias primas les saldrán gratis del todo a los neocolonizadores, aunque al FMI ya le sale no sólo gratis sino muy rentable. Y que no se les ocurra escapar al destino que los países ricos les han asignado, ni en pateras ni en nada; porque, claro, eso es un grave problema para sus hipócritas y asesinos planes, de manera que serán devueltos a sus miserias y tratados de delincuentes y de molestos granos en el culo de los países industrializados, además de obcecados rebeldes.

Que nadie se lleve a engaño, esas reuniones más que de "ayuda" son de falaces cuervos que instauran el hambre y la pobreza para luego criminizar a quienes huyen de ella.

Y si tienen alguna duda de lo que digo, lean lo que nos cuenta Jean Ziegler en su artículo de Marzo de este año en el diario "Le Monde Diplomatique":

"(…)… Los Estados industrializados de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) pagaron a sus agricultores y ganaderos, en 2006, más de 350.000 millones de dólares, con cargo a subvenciones, para la producción y la exportación. La Unión Europea, en particular, practica el dumping agrícola con un cinismo descarado. Resultado: la destrucción sistemática de la agricultura de supervivencia africana. Tomemos el ejemplo del Sandaga, el mayor mercado de bienes de consumo corriente del África occidental. El Sandaga es un universo ruidoso, colorido, oloroso, maravilloso, situado en el corazón de Dakar. Se pueden compran, según las estaciones, verduras y frutas portuguesas, francesas, españolas, italianas, griegas, etc., a un tercio o la mitad del precio de los productos autóctonos similares. Algunos kilómetros más allá, bajo un sol de justicia, un campesino wolof (grupo étnico que se localiza en Senegal, Gambia y Mauritania, N. de T.), con sus hijos y su mujer, trabaja hasta quince horas al día… y no tiene la menor oportunidad de conseguir un mínimo vital decente. De los 52 países africanos, 37 son casi exclusivamente agrícolas. Pocos seres humanos de la tierra trabajan tanto y en condiciones tan duras como los campesinos wolof de Senegal, los bambarg de Malí, los mossi de Burkina o los bashi de Kivu. La política del dumping agrícola europeo destruye su vida y la de sus hijos…(..)” (Lean el artículo entero aquí)

Y lo que Jean Ziegler cuenta es la absoluta verdad. Verdad que no es de ahora porque ya la viví yo en los años setenta durante los cinco años que pasé allí, de modo que menos alarma, menos falacias, menos "ayudas" y más justicia y solidaridad reales.
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LQSomos/27/11/2009

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