22/4/10

Haitianos y dominicanos más cerca tras el terremoto

Por Garry Pierre-Pierre*

 / Crédito:Sophia Paris/UN Photo

Crédito: Sophia Paris/UN Photo

SANTIAGO, República Dominicana, abr (IPS) - Cuatro meses después del terremoto que dejó más de 200.000 muertos en Puerto Príncipe, hay señales de que las históricas tensiones entre República Dominicana y Haití se pueden estar aflojando.

Ángela Solís de Pena recuerda la historia que sus padres le contaron sobre un hombre haitiano que intentó violar a una mujer dominicana. Luego que la mujer escapó, el hombre la persiguió y la mató a machetazos.

"Yo estaba petrificada (de miedo) ante los haitianos. Eso me hizo pensar en ellos de un modo diferente durante mucho tiempo", dijo Solís de Pena.

Ella, que actualmente tiene 34 años y es administradora de un centro de educación preescolar en la norteña ciudad dominicana de Santiago, no sabe si la historia era verdad o no. Lo que sí sabe es que le hizo temer y aborrecer a los haitianos.

Recién cuando ingresó a la universidad y comenzó a leer la Biblia y a interactuar con estudiantes haitianos se dio cuenta de que no podía incurrir en generalizaciones a partir del relato oído en su infancia.

Cuando el 12 de enero se desató el terremoto de siete grados en la escala de Richter, República Dominicana --con la que Haití comparte la isla caribeña de Hispaniola-- se apresuró a entregar toneladas de suministros de emergencia, entre ellos alimentos y agua, para ayudar a los haitianos.

También abrió sus fronteras a los socorristas internacionales que viajaban a Haití y extendió a los estudiantes universitarios de ese país conductos para que pudieran ir a ayudar a sus familias y volver. Además, el pueblo dominicano y los funcionarios organizaron recolecciones de fondos y donaron el dinero a los esfuerzos de alivio en Haití.

Esa reacción sorprendió a muchos que estaban demasiado familiarizados con toda una historia de encono entre ambas partes.

"Pienso que los dominicanos se dieron cuenta de que somos personas como ellos y que esto podría haberles ocurrido a ellos. Sé que serán recompensados por ayudar a Haití", dijo Chilet Regis, un químico que vive en Santiago desde hace más de 10 años.

Según funcionarios dominicanos, el país ya se ha beneficiado. En los últimos tres meses su producto interno bruto (PIB) aumentó seis por ciento, en comparación con el mismo periodo de 2009.

Ahora más que nunca, República Dominicana sirve como lugar de paso donde la gente puede comprar mercaderías para llevar asistencia a Haití.

Más allá del reciente "deshielo" de las relaciones, en los últimos 15 años han ocurrido otros cambios más sutiles. Los graduados de las escuelas secundarias haitianas que no tienen conexiones sociales para ingresar a la prestigiosa State University de su país comienzan a fijarse en universidades dominicanas como alternativa.

Los estudiantes haitianos se destacan, pese a sus limitados conocimientos de español en el primer año de la universidad. Los dominicanos, a quienes les habían enseñado que sus vecinos eran obreros analfabetos, empiezan a verlos con otros ojos.

"Realmente nos desafían a destacarnos en materia educativa. Aquí todos estaban sorprendidos de que los haitianos pudieran venir y en algunos casos sobresalir, y que nosotros tuviéramos que trabajar duramente para estar a su altura", dijo Solís de Pena.

Solís de Pena cree que la mayoría de los dominicanos tienen una imagen positiva de los haitianos. Muchos estudiantes universitarios haitianos coincidieron con ella, reportando pocas experiencias humillantes por parte de sus vecinos.

Pero la mayoría de los haitianos que viven en República Dominicana son principalmente obreros manuales, y su situación dista de ser buena.

Muchos dominicanos se quejan de que los obreros de la construcción procedentes de Haití han deprimido los salarios locales, al aceptar trabajar por sueldos mucho más bajos que los lugareños.

Los haitianos que trabajan en las plantaciones de caña de azúcar también viven en condiciones infrahumanas, según observadores internacionales.

La animosidad entre ambos países se remonta a comienzos del siglo XIX, cuando el presidente haitiano Jean Pierre Boyer (que gobernó entre 1818 y 1843) invadió República Dominicana y gobernó la parte oriental de Hispaniola durante más de 25 años. El régimen fue brutal y hasta ahora los dominicanos no han podido olvidarlo. Algunos dominicanos creen que las historias de atrocidades cometidas por haitianos se enseñan en la escuela porque los funcionarios no quieren que se pierda de vista esa parte de su historia.

Aunque República Dominicana ha dado pasos enormes para envidia de América Latina, sus habitantes sienten cierta vergüenza por haber sido gobernados por Haití, actualmente considerado el país más pobre de América.

Por su parte, bajo la presidencia de Rafael Trujillo (1930-1938 y 1942-1952), República Dominicana ordenó la masacre de miles de haitianos y, unas tres generaciones más tarde, todavía niega la ciudadanía a hijos de padres haitianos.

Las tensiones que plagan esta historia no se enmendarán fácilmente, pero los haitianos y los dominicanos entrevistados sostuvieron que el cambio está por llegar.

* Especial para IPS de The Haitian Times.

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IPS/22/04/2010

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