9/5/07

República Democrática del Congo

09/05/2007
La oposición política y la sociedad civil después de las elecciones
Rigobert Minani Bihuzo
Umoya

Después de las elecciones en RDC, los observadores de la escena política del país esperaban que la configuración política salida del escrutinio iba a reanimarse y que la democracia en la RDC se iniciaría basada en el equilibrio del poder, con el 60% de los puestos controlados por la mayoría presidencial (AMP) y el 40% por la oposición política representada por la Unión para la Nación (UN).

Esta proporción se ha volcado de repente, beneficiando a la AMP, hasta alarmar a la opinión que, en adelante, teme que la oposición esté amordazada, sobre todo después de la marcha de Jean Pierre Bemba hacia el exilio. ¿Cómo comprender estas perturbaciones?

I. UNA SUPERABUNDANCIA DE PARTIDOS POLÍTICOS.

En vísperas de las elecciones en RDC, asistimos a una inflación de partidos políticos (más o menos 200), expresión de la voluntad de los líderes políticos aspirantes a izarse a la cumbre del poder del Estado o, por lo menos a convertirse en actores políticos importantes.

Esta situación haría que la carrera electoral se iniciara con un número demasiado grande de “políticos”: 33 candidatos a las elecciones presidenciales 9.709 candidatos a diputados nacionales 13.474 candidatos a diputados provinciales 1.086 candidatos al Senado.

II. LAS ELECCIONES

2.1. Primera vuelta a las elecciones.

La Primera vuelta a las elecciones presidenciales y legislativas se convertirá en un momento de verdad para la mayor parte de los políticos. El número de frustrados fue proporcional a la superabundancia de candidaturas. En total, se desestimará a 9.209 candidatos a las Presidenciales y se les enviará a “freír espárragos”. Para la Segunda vuelta, 12.842 candidatos a diputados provinciales fueron obligados a medir mejor sus ambiciones, así como 978 candidatos a senadores.

Se comprende el por qué, en vísperas de estas elecciones, la mayoría de los candidatos, acostumbrados a alzarse con el poder por el sencillo juego de negociación política, reclamaban “acuerdos políticos”

Se comprende también la tensión que siguió a la proclamación de los resultados de la primera vuelta cuyo paroxismo fue el enfrentamiento entre las tropas fieles a Bemba y los guardias republicanos.

A pesar del envenenamiento de la atmósfera política en la primera vuelta de las Elecciones, debido a discursos irresponsables en la campaña electoral y estrategias de fuerza por parte de los dos actores, numerosos candidatos derrotados se colocaron en un campo o en otro, con frecuencia, sin tener en cuenta, la ideología de los grupos políticos, su proyecto de sociedad y, menos aún, su programa de gobierno.

Las negociaciones privadas que se mantuvieron, hicieron que la Alianza para la Mayoría Presidencial (AMP), que había conquistado el 44% de los votos en la primera vuelta, permitió que se le unieran grupos políticos que podrían venderse caros y esperar los dividendos de la victoria final. Se trata principalmente del PALU que había obtenido el 13 % de los votos en la primera vuelta y el UDEMO, que había alcanzado el 4,8% de los votos en primera vuelta, así como otros candidatos perdedores.

En UN tendría el apoyo del Dr. Kashala (URD), 3,46% y una multitud de otros candidatos perdedores que no habían logrado reunir el 1% de votos en primera vuelta.

Una vez realizados estos convenios políticos, las cartas estaban echadas. Todos los análisis preveían que la AMP reforzada con las alianzas hechas con el PALU y UDEMO, tendría una ventaja bastante confortable sobre el UN.

2.2. Segunda vuelta de las elecciones.

A pesar de su importancia para el futuro de la democracia en RDC (las entidades descentralizadas), las elecciones provinciales pasaron casi desapercibidas debido a la fuerte tensión que movilizó la opinión en el duelo “Kabila-Bemba”. La campaña electoral durante la primera vuelta de la presidencial, pero también y sobre todo en la segunda, hizo que saltara en pedazos la cohesión en el seno de la opinión pública, creando fuertes divisiones dentro de la sociedad. En muchos lugares hemos asistido a la violencia física y verbal, precedida, con frecuencia, por discusiones casi histéricas en las que los argumentos de unos y otros se colocaban, sin la necesaria crítica, tras los puntos de vista favorables a uno u otro candidato.

Los medios de comunicación partidarios y posicionados según estos dos polos participaron al aumento de la tensión. Y, en algún lugar, cada opinión tenía su TV y su radio.1

Al mismo tiempo y, en secreto, lejos de ese ruido, mientras que los ciudadanos se erguían unos contra otros, se iba desarrollando otra dinámica. Las razones para algunos actores que habían militado en alianza con el UN estaban hipotecadas por el fracaso de Jean-Pierre Bemba en la segunda vuelta, por lo que algunos de ellos que se habían alineado en su campo por cálculo político empezaron a calcular de nuevo sus posibilidades de participar efectivamente en el poder. Muchos decían que uno no se compromete en política para hacer oposición, sino para ejercer el poder.

III. EL MAGNETISMO DEL PODER GANADOR.

Es bien conocido que en más de un país sin tradición democrática sólida y, particularmente en África, hay una cultura en que la oposición se deja absorber por los que están en el poder.

Después del fracaso de las elecciones, muchos actores políticos escogieron reunirse con el campo de los ganadores. Las razones de este “vagabundeo” político se conocen también: 1.La ausencia de una ideología común en el interior de los partidos y de las alianzas entre ellas. 2.La pobreza de la oposición y de los opositores. 3.Los obstáculos aplicados por el poder ganador hacia la oposición. 4.La falta de convicción política por parte de los opositores. 5.La existencia de “falsos opositores” (oposición alimenticia).

La mayoría presidencial aprovechará el segundo grado de las elecciones (gobernadores y senadores) para absorber hacia su campo a los peones que estaban en el campo del UN, que no pedían otra cosa que se les “comprara” o “sobornara”.

Esta operación provocará un cambio profundo en el entorno político de la RDC. La AMP tendrá mayoría en el Senado y en la dirección de las Provincias (10 sobre 11), así como en las Asambleas provinciales. Esta situación de mayoría absoluta en el Parlamento, el Gobierno y en las Entidades provinciales hizo temer el aumento del pensamiento único y la vuelta al autoritarismo.

VI. MÁS ALLÁ DE LAS ELECCIONES.

La gran tensión entre Jean-Pierre Bemba y las Instituciones de la República dio un vuelco decisivo el 27 de julio de 2006 durante su entrada triunfal en Kinshasa en vísperas de la primera vuelta de las elecciones presidenciales. Aquel día, sus partidarios declararon: “ha caído Kinshasa”. La consecuencia fue el linchamiento y asesinato de media docena de policías, a alguno de los cuales quemaron vivo. Esa tensión degeneró después en los enfrentamientos del 20, 21 y 22 de agosto durante los cuales, a los policías y otros militares se les sometió a la misma suerte que a sus colegas del 27 de julio. Ese género de incidentes se produciría otras veces, llegando al paroxismo los del 22 y 23 de marzo.

Los analistas creen que la desbandada de las milicias de Bemba y su exilio en Portugal constituyeron una oportunidad para que el MLC se reformara como partido político y tratara de capitalizar el apoyo popular expresado en los últimos escrutinios. Pero eso no sería posible sin que emergiera un verdadero líder político, aprovechándose del aislamiento nacional e internacional del Presidente del MLC y creara mecanismos para una oposición verdaderamente republicana.

La utilización de la violencia sin sentido contra las instituciones del Estado terminó haciendo políticamente no recomendable codearse con el líder del MLC, sobre todo después de las elecciones.

La expatriación de J-P Bemba no significa, como así lo dice una cierta opinión, que haya terminado la oposición en la RDC. Pues, por una parte, en la RDC la oposición ha estado siempre simbolizada por Etienne Tshisekedi y no por Jean Pierre Bemba. Y además, porque Bemba no había conseguido cambiar su gorra de “jefe de guerra” por la de “opositor no armado”. La verdadera oposición republicana está, pues, forjándose.

V. ¿QUÉ SOCIEDAD CIVIL PARA QUÉ DESAFIOS?

Evidentemente, las elecciones no instalan automáticamente la democracia. El reto, ahora, es el de dar pasos hacia la democratización. La debilidad de la oposición y el espacio tan excesivo que ocupan el Ejército, la Policía y los Servicios de Seguridad podría consolidarse y tratar de cerrar el paréntesis abierto después de una larga transición (final del recreo). En efecto, hay una tradición en más de un país en África, que desea controlar a la oposición a través de intimidaciones, opresión y cooptación.

Muchos actores políticos escogen también ponerse del lado de los ganadores por miedo a fosilizarse en la oposición (Para éstos, la oposición no merece la pena). Con la nueva composición de alianzas durante las elecciones de senadores y gobernadores, se comprueba el magnetismo de los que tienen la efectividad del poder. Así pues, existe el peligro de unirse a la tradición de muchos países africanos donde la oposición es solo simbólica.

Si es así, la sociedad civil y las confesiones religiosas estarán llamadas a hacer el papel de suplencia, como ocurrió en el pasado.

Para hacer frente al reto de la democratización del país, la sociedad civil de la III República tendrá que ser también una sociedad civil reformada. Tendrá que ser la:

Que se hace eco de las preocupaciones del pueblo no de la que reclama la nueva burguesía, cortada de la realidad de nuestra gente. En condiciones de negociar y trabajar en sinergia (simbiosis) Una sociedad civil adulta, más allá de las querellas de liderazgo. Una sociedad civil digna de crédito, no a caballo entre la política y la Sociedad civil, capaz de continuar y terminar el debate de algunos de sus animadores sobre su entrada en política. Una Sociedad civil no partidista, que no se coloca detrás de ideologías políticas. Una Sociedad civil profesional, que no trata a la ligera las cuestiones técnicas. Una Sociedad civil Íntegra, que practique el buen gobierno en su funcionamiento. Una Sociedad civil transparente, que se someta con regularidad a auditorias y evaluaciones. Una Sociedad civil financieramente sólida, que sepa aprovecharse de las nuevas oportunidades. Una Sociedad civil resueltamente comprometida en la promoción, reconciliación, cohesión, la cultura de la paz, la no violencia y la tolerancia. Una Sociedad civil que acompañe a la joven democracia de base, insistiendo en acciones de buen gobierno.

Nuestro pueblo espera mucho de este período. Corre el riesgo de desmovilizarse o rebelarse si no hay acciones de impacto rápido y visibles en su vida diaria.

CONCLUSIÓN.

La mayoría absoluta de la AMP podría crear, efectivamente, un sistema de poder sin contrapeso suficiente. Si es así, la democracia saldrá debilitada.

La fragilidad de la oposición podría facilitar las intimidaciones, la agresión e incluso las eventuales cooptaciones futuras.

La Sociedad civil corre el riesgo de que se la incite a cumplir un papel que no le corresponde.

Pero, el sistema actual tiene una ventaja: tener al frente del país a un poder más o menos homogéneo al que no pueda distraer la oposición. El programa del gobierno podría negociarse más fácilmente con un Parlamento mayoritariamente en el mismo campo que el Ejecutivo. Así pues, hay espacio para la realización rápida de los proyectos y servicios a favor del pueblo.

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