4/7/08

América Latina: perspectivas para disminuir el déficit energético en el Cono Sur

Algunas de las principales economías del mundo en América Latina , como Brasil y México, conviven junto a países situados en los últimos puestos de las clasificaciones mundiales, en lo que respecta al desarrollo socio-económico. Esta diversidad representa uno de los aspectos fundamentales que competen al proceso de cooperación-integración regional, debido a la gran interdependencia que existe entre varios de los países en el abastecimiento de hidrocarburos. Pero al mismo tiempo, existe la amenaza de que se genere una situación de conflicto en el área sudamericana, si se tienen en cuenta tanto la existencia de intereses estadounidenses y las implicaciones político-económicas de los acuerdos de Washington con varios gobiernos de la región, como Brasilia y Caracas in primis.
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Alberto Galvi
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Los países de América Latina son claros exportadores de gas, ya que producen 130.000 millones de metros cúbicos al año, correspondientes al 12% de la producción mundial, y consumen 120.000 millones. Las grandes reservas de gas en el continente se concentran en los Países Andinos, como Bolivia, Perú y Venezuela, mientras los mayores demandantes a nivel continental son Argentina, Brasil y Chile. Los Países Andinos tienen la capacidad de exportar gas natural a corto plazo, mientras que los del Cono Sur buscan fórmulas más elaboradas para interconectarse con el resto de países de la región y con el resto del mundo, con el fin de importar cantidades cada vez mayores de gas.
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Los acuerdos entre Brasilia y Buenos Aires en el sector energético
Las relaciones entre Argentina y Brasil prosiguen sobre acuerdos binarios de amistad y cooperación, con una atención especial al refuerzo a la colaboración en sectores claves como el energético. Desde 2007 continúa la hipótesis de una posible alianza entre Brasil, Argentina y Chile, orientada a la producción de biocombustibles; Argentina podría aumentar las producciones de caña de azúcar, maíz, sorgo. El pasado 18 de febrero, durante el viaje de Lula a Buenos Aires, se firmó un tratado para conectar los sistemas energéticos argentino y brasileño. En acuerdo concierne también a la Bolivia de Evo Morales, dado que Cristina Kirchner ha pedido a Lula un aumento de las inversiones de Petrobas en Bolivia, por un valor de 1.000 millones de dólares, permitiendo que la producción de gas pase de los 36 a los 55 millones e metros cúbicos al día. Otro proyecto de integración energética entre los dos países repecta a la construcción de una nueva central hidroeléctirca en Garabi, de 2,8 millones de megabites. Argentian ha prometido también un aumento de diez metros del nivel del agua del rio Paraná, cercano a la central Corpus. De esta manera se aumentará la producción en este punto, pero disminuirá la de la central paraguaya de Itaipú, que contribuye actualmente con el 23% de la demanda brasileña y el 14% de la Argentina. Por eso las autoridades de Asunción no ven con buen ojo este acuerdo entre los dos “gigantes” sudamericanos, que podrían así “desvancar” la aportación de energía por parte del pequeño Paraguay. El punto de desacuerdo se centra en el proyecto del “Gran Gaseoducto del Sur” deseado con ansia por Argentina, ya que supondría una unión directa con el petróleo de Venezuela, pero a través de Petrobas.
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Los otros países de Sudamerica
La situación energética del resto de países del Cono Sur es mucho más crítica que la de Argentina y Brasil: por ejemplo Chile produce sólo el 4% del petróleo y solo el 20% del gas natural que consume. Para suplir estas graves carencias de recursos, Santiago ha puesto en funcionamiento una fuerte política de diversificación energética, que prevé el desarrollo de centrales hidroeléctricas en el sur y la modernización de la de carbón, sobre todo en el Norte. A pesar de estas medidas su déficit energético continua siendo elevado. La política energética chilena gira en torno al Enap, compañía estatal con buena reputación internacional como refinadora e inversora en los mercados de Perú y Ecuador.A causa de la crisis energética que tiene lugar en el país, Uruguay debe redirigirse a tres centrales hidroeléctricas en el monte del Rio Negro para satisfacer sus necesidades, a fin de que Argentina interrumpa el suministro de electricidad de Brasil.En los últimos años se han estipulado acuerdos con Argentina, pero la escased de gas natural en el país, que reduce el suministro para Chile y probablemente lo hará también para Uruguay, llevó al ANCAP a establecer un acuerdo con Brasil, quien debería suministrar el combustible en caso de insuficiencia en el mercado interno.Bolivia envía a Brasil cerca de 30 millones de metros cúbicos de combustible al día, de dos a cuatro millones a Argentina y de seis a siete millones a su propio mercado interno. De hecho, según un contrato que se firmó hace ahora dos años, Bolivia debe enviar a Argentina cerca de 7,7 millones de metros cúbicos de gas al día.La producción de gas natural fluctúa actualmente entre los 40 y los 43 millones de metros cúbicos al día. Las estadísticas del Ministerio de Hidrocarburos estableció que en el segundo semestre del año pasado, en Argentina se creció sólo con 5,5 millones de metros cúbicos de gas al día.Petrobas, brasileña, disfruta del megacampo En San Alberto Total, francesa, opera en Itau; la española Repsol tiene campos en Margarita y Huacaya. Los cuatro campos se encuentran en el Chaco boliviano, cercano a la frontera de Argentina-Paraguay.Uruguay, Paraguay, y Bolivia han anunciado la construcción de un oleoducto de 6.000 kilómetros en Tarija, en Bolivia, en Montevideo, y en Uruguay a través del Puerto Casado en Paraguay. El proyecto ha pasado bastante desapercibido a pesar de sus dimensiones y de su impacto potencial: el coste previsto es de 450 millones de dólares, que parece haber sido subestimado a primera vista.
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Acuerdos sobre cuestiones energéticas entre Venezuela y el Cono Sur con las cuestiones del Gran Gaseoducto del Sur
El “Gran Gaseoducto del Sur” (GGS) se presentó oficialmente en la cumbre de Mercosur en Montivideo, el 9 de diciembre de 2005, es un gaseoducto ideado para transportar gas natural de Venezuela a Argentina, pasando por Brasil, Bolivia y Uruguay. La intención de los promotores (los gobiernos de ArgentinA, Brasil y Venezuela), es que el GGS constituya un paso definitivo para la integración de los países del Mercosur, a debido a la importancia de la energía para el desarrollo socioeconómico de la región. Basándose en las proyecciones relacionadas con las reservas de Venezuela y su excedente económico derivado de la venta de petróleo, el gobierno de Hugo Chávez Frias ha estudiad la posibilidad de promover la integración regional a varios niveles, a través de la interconexión energética.La integración de los sistemas de abastecimiento energético ha llegado con la “Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Sudamericana” (IIRSA), un fórum de diálogo para los 12 países de la región. Entre los proyectos contemplados por el IIRSA, se encuentra el as energético Mercosur-Chile que implica a Uruguay, el sur de Brasil, el centro de Chile, el noroeste de Argentina y el sudeste de Paraguay. El as contienen una amplia serie de operaciones financiadas por el Banco Mundial Interamericano de Desarrollo, de las empresas energéticas como Petrobas y de bancas nacionales para el desarrollo.
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Alternativa para el déficit energético en el Cono Sur: energía nuclear y proyectos de Desarrollo
Alrededor de Argentina y Brasil nacen proyectos para el desarrollo de la energía atómica, a través de la modernización de las centrales existentes: la finalidad es suplir el déficil energético que se pueda producir en algunos años.A principio de 2006 la política nuclear brasileña fue objeto de atención internacional. Primero la puesta en marcha de la central de enriquecimiento de uranio en Resende coincide con el conflicto diplomático que existe sobre el enriquecimiento de uranio en Irán, y que permite preguntarse qué ventajas espera sacar Brasil de la colaboración nuclear con sus vecinos sudamericanos. Venezuela no tiene un programa nuclear ni experiencia en la producción de energía nuclear. El programa de Argentina está muy por debajo del brasileño, pero espera compensarlo con otros combustibles fósiles. Venezuela ha sido el último en unirse al Mercosur, siendo el país con mayores reservas de gas en América Latina y el quinto mayor exportador de petróleo del mundo, gracias también al empuje de la colaboración de la política energética regional. Su principal instrumento es Petrosur, que tiene el objetivo de apoyar la colaboración de las empresas petrolíferas estatales del Sur de América y de formar alianzas estratégicas. También Chile está estudiando la posibilidad de iniciar su programa nuclear, de hecho este año ha nacido la Comisión Chilena de Energía Nuclear ( Cchen) para intentar alcanzar una mayor independencia energética. El déficil energético de los países más pobres de América Latina puede solucionarse a través de los proyectos de intervención del Banco Interamericano de Desarrollo. Por ejemplo, el proyecto “Facilidades para las industrias de azúcar y bioenergía”. Es un programa regional que tiene la finalidad de emitir préstamos a las industrias de azúcar y de productos bioenergéticos de América Lantina y el Caribe, para aumentar la disponibilidad de financiación a los productores y a los trabajadores de la caña de azúcar, como también a los productores de otras materias primas ( aceite de palma), de producir bioenergía en los países establecidos, para aumentar su capacidad de producción y eficiencia. El programa prevé una financiación estructural basada en el mercado de la exportación para toda la cadena de producción, así como una financiación para inversiones de capital a medio término.
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Conclusiones
En los últimos años ninguna zona del mundo ha permanecido inmune al cambio en el sector del abastecimiento energético. En América Latina se complicó con el nuevo milenio, además de por las crisis energéticas en Argentina y Brasil. Como consecuencia, los grandes consumidores del Cono Sur ha explorado diversas opciones para asegurarse un abastecimiento continuo de gas y los posibles planos de integración energética a nivel regional. Desde este punto de vista, la cuestión energética representa uno de los factores más críticos a nivel regional. Por un lado, la realización de una planificación real y la gestión del conjunto de la explotación y del uso de los recursos energéticos, podría representar el elemento clave en el proceso de integración entre los países sudamericanos. Por otro lado, existe la necesidad de garantiza a todos, los recursos fundamentales para su desarrollo interno. Y ésto podría crear (que en parte ya se está creando) más de un conflicto entre gobiernos, prefigurando escenarios de posibles conflictos. No debemos olvidar que a todas esto se le debe añadir la importancia de las relaciones con Estados Unidos.En los últimos años, los acuerdos entre Estados Unidos y Sudamérica se han caracterizado por importantes conflictos político-ideolótico, con el desplazamiento hacia la izquierda ideológica de muchos gobiernos y el nacimiento de una fuerte retórica “anti- yankee”, sobre todo por parte de Chávez y de sus más estrechos aliados.El gigante norteamericano está entre los principales compañeros comerciales de muchos de los países del área, y está muy interesado en no perder de vista la manera en la que el continente sudamericano quiere gestionar sus recursos energéticos. In primis Washington, quiere garantizarse el abastecimiento energético, diversificando siempre en otro que no sean sus fondos, depende de varios proveedores del área (Venezuela y Ecuador en concreto). En segundo lugar, las autoridades estadounidenses están trabajando en el desarrollo de las fuentes energéticas alternativas (como el biofuel), y ven en Brasilia a su aliado principal, provocando repercusiones tanto en los acuerdos entre los líderes de Caracas y Brasilia, como con los gobiernos aliados.
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Equilibri.net - Italy/04/07/2008

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