Empresa ferroviaria binacional: Argentina y Venezuela sobre rieles
por Margarita Torres/APM
-
APM dialogó con Juan Cristóbal Rautenstrauch titular de la compañía argentina Ferromat, una de las partes que contempla la construcción del “Tren del Sur”.
-
Argentina y Venezuela avanzan en las tratativas para encarar un emprendimiento industrial ferroviario binacional. Se pretende crear una firma –Inferlasa-, integrada por el Instituto de Ferrocarriles del Estado (IFE) y por Ferromat, una compañía conformada por ingenieros vinculados al grupo Fiat Materfer SA Material Ferroviario, adquirida en 1983.
Esta firma, dedicada a la fabricación de coches, tanto remolcados como eléctricos en diferentes tensiones y tecnologías; rehabilitación de coches ferroviarios de pasajeros; metros; locomotoras diesel eléctricas y coches motor diesel hidráulicos; fue líder en Latinoamérica desde 1960 y hasta principios de los `90; y tendría -aunque no se conocen porcentajes- la parte minoritaria de las acciones.
Según precisó -mediante un comunicado- el subsecretario de Integración Americana y del Mercosur de la Cancillería argentina, Eduardo Sigal, esta iniciativa surgió de las conversaciones que se dieron en agosto último, en el marco de las Jornadas de Integración Productiva en el Ámbito Ferroviario Argentina-Venezuela, y que lo que se busca “es unir las demandas de material ferroviario de Venezuela y la Argentina ara crear una industria binacional sustentable, competitiva, complementaria y con reciprocidad”.
De ese encuentro participó -junto a otros ejecutivos y autoridades de la Cancillería argentina-, el presidente de Ferromat, Juan Cristóbal Rautenstrauch, quien, en declaraciones exclusivas a APM, explicó: “En el proyecto le propusimos a Venezuela constituir una industria ferroviaria Latinoamericana S.A”.
Según el experto, Venezuela, a pesar de tener actualmente un desarrollo muy agresivo en materia de ferrocarriles y metros, “no tiene una industria de material rodante”. En ese país, sólo “se han fabricado algunos vagones de carga pero con tecnología brasileña, y los boguis provienen de Brasil”.
Además, Rautenstrauch reveló que el “Expreso Sur”, anunciado por el presidente venezolano Hugo Chávez ya está construido en un 40 por ciento, en Argentina y Bolivia, hasta Santa Cruz de la Sierra. Según precisó, este emprendimiento podría derivar de un acuerdo entre los países que conforman la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) y estimó que su costo total rondaría los 9.000 millones de dólares. En este sentido, la empresa binacional aspira a convertirse en proveedor del servicio que unirá Caracas y Buenos Aires.
“Venezuela es un país donde la posibilidad de instalar una industria ferroviaria es una posibilidad muy importante, tiene una fuerte industria siderometalúrgica, es el tercer productor del rubro en Latinoamérica, después de Brasil y México; y está tratando de agregar valor a su producción primaria, a través de la producción de todo tipo de material metalmecánico, y la producción de las cajas y los boguis de un vehículo ferroviario tiene un alto contenido de ese tipo de material”, consignó el titular de Ferromat.
El empresario aseguró que los mercados locales, por sí solos, no son sustentables para llevar adelante un emprendimiento de esta envergadura y anticipó que dentro de los primero proyectos se encuentra la rehabilitación de unos 350 vagones para Cuba. Otros proyectos que ya estaría contemplados para la actividad de la futura empresa, es la provisión de entre 800 y 1.000 vagones para un concesionario argentino en los próximos cuatro años y de otras 500 unidades para el Estado venezolano.
La idea es que la nueva empresa mixta, conformada por una firma privada argentina y el Instituto de Ferrocarriles del Estado de Venezuela, abastezcan también a otros mercados de América Latina, a excepción de Brasil, que ha mostrado poco interés en el asunto, entre otras cosas quizá porque es el único país del Cono Sur que cuenta con una industria consolidada en la materia.
“Venezuela, con su posición privilegiada como productor petrolero, tiene fuentes de financiamiento muy importantes de los que carece, por ejemplo, Argentina; por lo tanto puede encarar este proyecto y financiar la venta de vehículos ferroviarios a terceros países”, apuntó Rautenstrauch a APM.
En ese contexto, el entrevistado afirmó que la unión de dos estados para encarar obras de esta magnitud le da tranquilidad a los involucrados, por cuánto, la historia demuestra que, encarados sólo a nivel local, han fracasado. “Siempre se producen momentos en los cuales, por razones de crisis económica, se interrumpen las compras y las industrias quedan sin trabajo o desaparecen”.
El presidente de Ferromat recordó que “la principal industria ferroviaria semejante que existió en América Latina se llamó Fiat- Materfer, que yo presidí durante varios años desde 1983, y que desapareció en los ´90 por falta de continuidad”.
La concreción de la firma mixta no sólo contribuiría a brindar un servicio inexistente y necesario para la región, sino que –y Rautenstrauch lo destacó especialmente- incidiría muy positivamente en la generación de nuevos puestos de trabajo para los países participantes: “los clientes siempre son los Estados, son éstos los que tienen el poder de decisión de la compra. Si, a su vez, esos estados tienen la política de crear fuentes de trabajo, al alentar una industria de material rodante, están creando empleo y pueden generarle la demanda para que esas industrias tengan la posibilidad de producir”.
Las negociaciones continúan y es muy probable que durante este mes, se concreten nuevos encuentros en la ciudad de Buenos Aires. La idea -según adelantó el presidente de Ferromat a APM- es “avanzar en establecer con precisión cómo va a ser la participación del IFE y nuestra empresa”.
Desde la etapa independentista se sueña, en América Latina, con concretar obras y acciones que contribuyan a la integración y desarrollo equitativo de los pueblos, permitiendo que la región -hija de una misma historia y emergente de las mismas batallas- fortalezca sus lazos para pararse frente al mundo con su propia identidad. Ello requiere, en gran medida, de las decisiones de sus gobernantes. La posibilidad de contar con una empresa ferroviaria entre Argentina y Venezuela, que sirva para colaborar con el desarrollo tecnológico de otros países de América del Sur, suena promisorio, siempre y cuando los intereses corporativos no sometan, una vez más, la posibilidad de aprovechar un proyecto común para la emancipación económica y social del conjunto de los pueblos.
-
Argentina y Venezuela avanzan en las tratativas para encarar un emprendimiento industrial ferroviario binacional. Se pretende crear una firma –Inferlasa-, integrada por el Instituto de Ferrocarriles del Estado (IFE) y por Ferromat, una compañía conformada por ingenieros vinculados al grupo Fiat Materfer SA Material Ferroviario, adquirida en 1983.
Esta firma, dedicada a la fabricación de coches, tanto remolcados como eléctricos en diferentes tensiones y tecnologías; rehabilitación de coches ferroviarios de pasajeros; metros; locomotoras diesel eléctricas y coches motor diesel hidráulicos; fue líder en Latinoamérica desde 1960 y hasta principios de los `90; y tendría -aunque no se conocen porcentajes- la parte minoritaria de las acciones.
Según precisó -mediante un comunicado- el subsecretario de Integración Americana y del Mercosur de la Cancillería argentina, Eduardo Sigal, esta iniciativa surgió de las conversaciones que se dieron en agosto último, en el marco de las Jornadas de Integración Productiva en el Ámbito Ferroviario Argentina-Venezuela, y que lo que se busca “es unir las demandas de material ferroviario de Venezuela y la Argentina ara crear una industria binacional sustentable, competitiva, complementaria y con reciprocidad”.
De ese encuentro participó -junto a otros ejecutivos y autoridades de la Cancillería argentina-, el presidente de Ferromat, Juan Cristóbal Rautenstrauch, quien, en declaraciones exclusivas a APM, explicó: “En el proyecto le propusimos a Venezuela constituir una industria ferroviaria Latinoamericana S.A”.
Según el experto, Venezuela, a pesar de tener actualmente un desarrollo muy agresivo en materia de ferrocarriles y metros, “no tiene una industria de material rodante”. En ese país, sólo “se han fabricado algunos vagones de carga pero con tecnología brasileña, y los boguis provienen de Brasil”.
Además, Rautenstrauch reveló que el “Expreso Sur”, anunciado por el presidente venezolano Hugo Chávez ya está construido en un 40 por ciento, en Argentina y Bolivia, hasta Santa Cruz de la Sierra. Según precisó, este emprendimiento podría derivar de un acuerdo entre los países que conforman la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) y estimó que su costo total rondaría los 9.000 millones de dólares. En este sentido, la empresa binacional aspira a convertirse en proveedor del servicio que unirá Caracas y Buenos Aires.
“Venezuela es un país donde la posibilidad de instalar una industria ferroviaria es una posibilidad muy importante, tiene una fuerte industria siderometalúrgica, es el tercer productor del rubro en Latinoamérica, después de Brasil y México; y está tratando de agregar valor a su producción primaria, a través de la producción de todo tipo de material metalmecánico, y la producción de las cajas y los boguis de un vehículo ferroviario tiene un alto contenido de ese tipo de material”, consignó el titular de Ferromat.
El empresario aseguró que los mercados locales, por sí solos, no son sustentables para llevar adelante un emprendimiento de esta envergadura y anticipó que dentro de los primero proyectos se encuentra la rehabilitación de unos 350 vagones para Cuba. Otros proyectos que ya estaría contemplados para la actividad de la futura empresa, es la provisión de entre 800 y 1.000 vagones para un concesionario argentino en los próximos cuatro años y de otras 500 unidades para el Estado venezolano.
La idea es que la nueva empresa mixta, conformada por una firma privada argentina y el Instituto de Ferrocarriles del Estado de Venezuela, abastezcan también a otros mercados de América Latina, a excepción de Brasil, que ha mostrado poco interés en el asunto, entre otras cosas quizá porque es el único país del Cono Sur que cuenta con una industria consolidada en la materia.
“Venezuela, con su posición privilegiada como productor petrolero, tiene fuentes de financiamiento muy importantes de los que carece, por ejemplo, Argentina; por lo tanto puede encarar este proyecto y financiar la venta de vehículos ferroviarios a terceros países”, apuntó Rautenstrauch a APM.
En ese contexto, el entrevistado afirmó que la unión de dos estados para encarar obras de esta magnitud le da tranquilidad a los involucrados, por cuánto, la historia demuestra que, encarados sólo a nivel local, han fracasado. “Siempre se producen momentos en los cuales, por razones de crisis económica, se interrumpen las compras y las industrias quedan sin trabajo o desaparecen”.
El presidente de Ferromat recordó que “la principal industria ferroviaria semejante que existió en América Latina se llamó Fiat- Materfer, que yo presidí durante varios años desde 1983, y que desapareció en los ´90 por falta de continuidad”.
La concreción de la firma mixta no sólo contribuiría a brindar un servicio inexistente y necesario para la región, sino que –y Rautenstrauch lo destacó especialmente- incidiría muy positivamente en la generación de nuevos puestos de trabajo para los países participantes: “los clientes siempre son los Estados, son éstos los que tienen el poder de decisión de la compra. Si, a su vez, esos estados tienen la política de crear fuentes de trabajo, al alentar una industria de material rodante, están creando empleo y pueden generarle la demanda para que esas industrias tengan la posibilidad de producir”.
Las negociaciones continúan y es muy probable que durante este mes, se concreten nuevos encuentros en la ciudad de Buenos Aires. La idea -según adelantó el presidente de Ferromat a APM- es “avanzar en establecer con precisión cómo va a ser la participación del IFE y nuestra empresa”.
Desde la etapa independentista se sueña, en América Latina, con concretar obras y acciones que contribuyan a la integración y desarrollo equitativo de los pueblos, permitiendo que la región -hija de una misma historia y emergente de las mismas batallas- fortalezca sus lazos para pararse frente al mundo con su propia identidad. Ello requiere, en gran medida, de las decisiones de sus gobernantes. La posibilidad de contar con una empresa ferroviaria entre Argentina y Venezuela, que sirva para colaborar con el desarrollo tecnológico de otros países de América del Sur, suena promisorio, siempre y cuando los intereses corporativos no sometan, una vez más, la posibilidad de aprovechar un proyecto común para la emancipación económica y social del conjunto de los pueblos.
-
El Mercurio Digital - España/09/09/2008
No hay comentarios:
Publicar un comentario