9/9/08

ESCARBANDO...LQ somos.

Frente a la crisis económica y la recesión imperialista: movilización popular
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La crisis económica y la probable recesión en los Estados Unidos y en Europa -las economías imperialistas más importantes- están empezando a preocupar a los especialistas de sus instituciones financieras y a sus dirigentes políticos. Ya se ven obligados a reconocer que esta vez no se trata de una de las frecuentes e inevitables crisis cíclicas o coyunturales inherentes a los sistemas capitalistas, de las que, en muchas ocasiones, han podido salir con el expeditivo método de hacer pagar las consecuencias a los trabajadores y a las clases populares, por medio de la "moderación salarial" -o sea, la congelación de salarios- y la reducción de las prestaciones sociales, junto a los contratos basura, el desempleo masivo y la inflación.
Por el contrario, la crisis actual tiene su origen en la propia esencia política del imperialismo, fase en la que el sistema capitalista entra en decadencia no sólo económica sino, también y sobretodo, moral. Esta degradación del imperialismo, al que Lenin calificó de "capitalismo parasitario o en estado de descomposición", se manifiesta especialmente en la progresiva transformación de la economía productiva en economía especulativa, exportando las inversiones productivas por medio de la "deslocalización" industrial, y haciendo circular ingentes cantidades de capital (equivalentes a 10-12 veces el Producto Bruto Mundial) en inversiones no productivas, buscando la rentabilidad mayor y más inmediata en la manipulación de los precios internacionales y la especulación financiera.
Por eso esta crisis no va a desaparecer por sí misma. Y ningún "paquete de medidas" para enfrentarla dará resultado. Porque estamos ante una crisis general y estructural del sistema imperialista, formado fundamentalmente por los EEUU y la UE, dominante hasta ahora en el mundo. Y nos encontramos en el inicio de un periodo de transformaciones profundas y radicales cambios históricos, que representan la antesala de una nueva organización económica mundial, con una forma diferente de la división internacional del trabajo y la aparición de nuevos centros y nuevos mercados, que dependen cada vez menos de los tradicionales centros productivos y consumidores euronorteamericanos.
Hasta ahora, engañándose a sí mismos y a remolque de los acontecimientos, han intentando frenar la cadena inexorable de quiebras de bancos y grandes empresas crediticias e inmobiliarias "inyectando liquidez en los mercados", lo que traducido a un lenguaje comprensible quiere decir, lisa y llanamente, hacernos pagar a todos los ciudadanos las consecuencias de las aventuras financieras de los especuladores y los bancos, siguiendo la secular receta de los gobiernos de los capitalistas de privatizar los beneficios y socializar las pérdidas. Tanto la Reserva Federal norteamericana como el Banco Central Europeo, han puesto a disposición de los grandes bancos y monopolios, principales responsables de la crisis, cantidades astronómicas de dinero para evitar una avalancha incontrolable de quiebras y suspensiones de pagos.
Pero ni siquiera esto podrá salvar al imperialismo de la bancarrota. Mientras la economía de China creció en 2007 un 11'9 por ciento en relación al año anterior, la India un 8'7%, Rusia un 8'1%, Irán en un 7'6 %, Argentina en un 8'7%, Egipto un 7'1%, Nigeria en un 6'1%, Kenya un 6'3%, Pakistán un 6'4%, o Indonesia con un 6'3%; los países de "ingresos altos miembros de la OCDE" (por utilizar el lenguaje, entre críptico y acientífico, del Banco Mundial para referirse a los Estados imperialistas) sólo alcanzan, en su conjunto, el 2'6% de crecimiento en el 2007, frente al 7'9 de promedio en los "países en desarrollo". [*]
Las previsiones que el propio Banco Mundial establece para 2008, señalan que el conjunto de los "países de altos ingresos" no pasarán del 1'5 % de crecimiento, frente al 6'5 para los países en desarrollo. Lo peor, sin embargo, reside en los pronósticos que adelantan la mayoría de los más prestigiosos economistas, pues casi todos coinciden en que las posibilidades de recesión de las economías imperialistas, sobretodo en Estados Unidos, Inglaterra, España e Italia, son muy altas debido a los estallidos de las burbujas especulativas inmobiliarias y financieras.
Algunos bancos y empresas inmobiliarias han sido "intervenidos por el Estado", es decir nacionalizados (una vez más socializar las pérdidas). Por otro lado, los buitres financieros bancarios, aprovechándose de la situación desesperada de muchas familias, atrapadas entre las subidas de los tipos de interés, la inflación y el paro, embargan sin contemplaciones miles de viviendas cada día.
En pleno mes de Agosto, interrumpiendo sus merecidas vacaciones, se reunió con carácter extraordinario el Consejo de Ministros en Madrid para "evaluar el alcance de la crisis" y "elaborar un paquete de medidas económicas para paliar el desempleo". Poco después, representantes del Gobierno "autónomo" anunciaron, nada menos, que andaban planeando la completa reestructuración del Servicio Canario de Empleo. Pero sus recetas son las mismas de siempre: cursos de formación, créditos para autoempleo, medidas de empleo "activas" y medidas de empleo "pasivas". En definitiva, la misma inútil palabrería de siempre.
Lo cierto es que los representantes y defensores de la "economía de libre mercado" (eufemismo vulgar y vergonzante que utilizan para referirse al capitalismo), digan lo que digan, no tienen ninguna solución para la crisis actual, y son completamente impotentes para reconducir el proceso imparable de degradación social y económica del sistema imperialista mundial.
Sólo la movilización de los trabajadores para exigir cambios estructurales orientados a la justicia social, podrá obligar a los testaferros del capital a superar los estrechos y mezquinos límites de la conveniencia de los banqueros y monopolistas.
Sólo si las clases populares ganan la calle para reclamar inversión pública en la construcción de viviendas dignas para los trabajadores, y en la mejora y ampliación de las infraestructuras energéticas renovables, la sanidad y la educación, así como en políticas eficaces para la diversificación de la economía, la protección medioambiental y la defensa y el estímulo de la producción nacional canaria (con la abolición del REA, que permite la importación de mercancías a precios de dumping); podremos ver reducidas las escandalosas cifras del paro en las Islas que ya alcanzan los 176.000 desempleados oficialmente contabilizados en las estadísticas manipuladas del gobierno, (a los hay que sumar al menos otros 60.000 no contabilizados), y eliminar los contratos basura y los salarios miserables que soportan más de 300.000 compatriotas.
Sólo la movilización popular podrá frenar la defraudación fiscal y la fuga de capitales que los grandes empresarios realizan masivamente con la bendición de los parlamentarios y consejeros autonómicos (que para eso, precisamente, ellos mismos procuran colocar en las instituciones públicas), a través del saqueo descarado de la economía canaria, conocido como Reserva de Inversiones (RIC). Y empujará al gobierno a controlar de manera efectiva los precios de los productos de primera necesidad, recortando los beneficios abusivos y eliminando intermediarios entre los productores y los consumidores, e imponiendo medidas severas y disuasorias contra los defraudadores, los monopolistas, los especuladores, y el blanqueo de dinero.
Sin la presión de las movilizaciones de los trabajadores, ni Soria, ni Aguilar, ni Rivero se atreverán a contrariar a sus amos. Los representantes del imperialismo borbónico (PP y PSOE) y los lacayos de la burguesía canaria dependiente y antinacional (CC y NC) prefieren que los trabajadores canarios pasen necesidades (560.000 pobres -el 28'5 % de la población- según cifras oficiales), antes que tomar ninguna medida eficaz que favorezca los intereses del pueblo, reduciendo los beneficios y poniendo freno a los abusos de los bancos y las grandes empresas colonialistas españolas, y sus hermanos de clase de la burguesía canaria.
Los trabajadores no tenemos otra opción, en estas condiciones, que unirnos y organizarnos, y ganar la calle con nuestras movilizaciones contra el paro, los contratos basura, la carestía de los alimentos, de la vivienda, la electricidad y los combustibles; contra la pobreza y la marginación social y contra el robo descarado de los recursos de las Islas, acumulados a costa de nuestro trabajo, para cortar de raíz la defraudación fiscal masiva y la fuga de capitales, legalizadas a través de la RIC.
Pero, para conseguirlo, es necesario abandonar definitivamente las actitudes victimistas y la mentalidad defensiva, y lanzarnos decididamente a la ofensiva contra el imperialismo borbónico, integrado en el imperialismo mundial euronorteamericano de la OTAN, y contra la burguesía canaria traidora y cómplice de la opresión colonial.
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LQSomos. Pedro Brenes. Septiembre de 2008
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[*] Datos publicados el 10 de Julio de 2008 en Perpectivas para la Economía Mundial, del grupo del Banco Mundial.
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LQSomos/09/09/2008

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