6/11/08

ESCARBANDO...LQ somos.

De olvidos y recuerdos
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Se dice de África, que es el continente olvidado, pero ¿es cierto?

Si por “olvido” entendemos el abandono absoluto al que se condena a sus pobladores en todo lo que sea derechos humanos, desde el derecho a la vida, el más elemental de todos, al derecho a la salud, a la educación, a una vivienda digna, a la libertad, a la igualdad, a los derechos de la infancia, a los derechos de la mujer y a todos los demás, porque ninguno se garantiza ni se salvaguarda, podemos concluir que sí. África es un continente olvidado.

Si por olvido significamos que se les niega la posibilidad de un comercio justo y la oportunidad de poseer infraestructuras que permita a sus pobladores desarrollar la explotación y la gestión de sus propios recursos, también. África es un continente olvidado.

Si por olvido aludimos a que los cuatro jinetes del Apocalipsis –hambre, pestes, muertes y guerras- galopan a sus anchas por toda la faz de sus tierras, para consternación y desgracia de sus pobladores, ante la indiferencia del resto del mundo, por supuesto que sí. África es un continente olvidado.

Si por olvido nos referimos al hecho de que la pobreza y la miseria en la que están sumidos sus pobladores les hacen ser “invisibles” para el mercado y el consumo, porque su nivel adquisitivo y posibilidad de gasto no llega ni de lejos al euro diario por persona, pues claro que sí, África es un continente olvidado.

Y si por olvido queremos decir que no nos quita el sueño ni a la mayoría de nosotros occidentales, ni a nuestros Gobiernos, el que las condiciones de vida de sus pobladores sean ruinosas, deplorables, infrahumanas y desoladoras, pues también. África es un continente olvidado.

Pero en otros aspectos, para desgracia de sus pobladores, África es tenida muy en cuenta y no sólo cae nada en el olvido, si no que es muy recordada:

Se recuerda y mucho para la obtención, por los países ricos, de licencias de explotación de recursos, por cuatro céntimos, lo que se convierte en una de las causas mayores de que siendo el continente africano el más rico del planeta –petróleo, oro, diamantes, fosfatos, gas, madera, café, cacao, bancos de pesca y un largo etcétera- sus habitantes se mueran de hambre y sean los más empobrecidos de la tierra.

Es la primera en estar presente para las industrias multinacionales farmacéuticas, para que utilicen a sus pobladores como conejillos de indias en la experimentación de medicamentos; medicamentos que luego les niegan y dejan que mueran.

Es continuamente recordada por las multinacionales de la industria armamentista; para sus planes de enriquecimiento vendiendo armas sin cesar a ejércitos de gobiernos corruptos, a golpistas, a terroristas, a mafiosos terratenientes, a quienes tengan mucho dinero y pocos escrúpulos y a demás malas hierbas similares.

No cae en el olvido de fundamentalistas religiosos que venden niños y niñas en matrimonio, ni para que los señores de las guerras consideren a niños como carne barata de ejércitos y a niñas cómo carne de ocio y explotación.

Y tampoco es olvidada por terratenientes y multinacionales para la obtención de esclavos –carne barata de trabajo- , ni cae en el olvido de desalmados para el comercio de órganos y otras atrocidades.
Y entre todos estos despropósitos de olvidos y recuerdos, se erigen las ayudas falaces, los perversos “planes de desarrollo” y las pateras de muerte y hambrientos que llegan a nuestras costas y de quienes no queremos saber ninguna otra cosa que no sea repatriarlos al infierno de dónde vienen.

Pero también están esas pocos –siempre son pocos- seres humanos nobles que unen sus destinos al de los pobladores de África y trabajan por y para ellos, con la esperanza de sacarlos adelante, aunque en el empeño se les vaya la vida, o las piernas como a la religiosa de la semana pasada, y esos seres humanos que destinan una parte de su patrimonio –siempre partes que logran lamentablemente muy poco- a ONGs dedicadas a mitigar los males de los pobladores de África.

África es, pues, un continente muy olvidado y recordado, pero también saqueado, vilipendiado, esclavizado, derruido, explotado, reino de la injusticia y muchas cosas más pero ninguna buena, y la gran mayoría de las cosas las sufre –asumámoslo- para que nosotros, deshumanizados, insensibles y ambiciosos occidentales vivamos más cómodamente y mejor.

¿Hasta cuando lo permitiremos? Me temo que por estas causas no salimos a la calle, y me temo también, que gane quien gane en EEUU, estos temas sólo cambiarán para ir a peor. Es más, me temo que lo que le conviene al resto del mundo rico y civilizado es que esos pobladores del continente africano desaparezcan para poder hacerse sin remordimientos de todas sus riquezas… y perdonen que sea tan ¿pesimista?…

Yo diría realista.
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LQSomos. Hannah. Octubre de 2008
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LQSomos/06/11/2008

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