23/4/09

LA CANCION ES LA MISMA

EL ORGANISMO ESTIMO QUE LA ARGENTINA TERMINARA EL AñO EN RECESION Y EL GOBIERNO LE ATRIBUYO INTENCIONALIDAD POLITICA
NUEVO CRUCE ENTRE EL GOBIERNO Y EL FMI
Si el Fondo cambió en algo, todavía no se nota. Economía salió al cruce de un nuevo informe que “subestima, como lo hizo en los últimos cinco años” el crecimiento argentino y sigue defendiendo las recetas que condujeron a la crisis. No fue el único crítico, el propio Banco Mundial calificó los pronósticos de “demasiado pesimistas”
El Fondo Monetario proyectó una caída del PIB argentino de 1,5 por ciento este año, en uno de los peores resultados de la región. El Ministerio de Economía contestó con un duro comunicado. Recuerda los “errores sistemáticos” en los cálculos del organismo.
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Por David Cufré

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Olivier Blanchard, economista jefe del FMI, se encargó de divulgar el Panorama Económico Mundial, con malos augurios para Argentina.
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El Fondo Monetario Internacional no cambió, y la relación con el gobierno argentino tampoco. El organismo presentó ayer un informe con sus nuevas proyecciones sobre la economía mundial. Allí advierte que este año habrá una contracción internacional del 1,3 por ciento, la mayor desde la Segunda Guerra Mundial. En el capítulo referido a América latina, a la Argentina le augura una caída del PIB de 1,5 por ciento, sólo superada por México (-3,7), Venezuela (-2,2) y Ecuador (-2,0). Para 2010, anticipa una tibia recuperación de 0,7 punto para la economía nacional. El documento, por lo demás, refleja la resistencia de la burocracia del Fondo a abandonar la defensa de las concepciones neoliberales que condujeron a la crisis actual, insistiendo con las mismas ideas. El gobierno de Cristina Kirchner no demoró en su respuesta. Un comunicado del Ministerio de Economía arremete ya desde el título: “Los errores del FMI”, sentencia, y a lo largo de tres carillas detalla las equivocaciones “sistemáticas” en las estimaciones del Fondo en relación al país. A los pronósticos para este año, en tanto, les atribuye intencionalidad “política”.

“Desde que Argentina abandonó el Plan de Convertibilidad, el FMI subestima sistemáticamente la tasa de crecimiento de la economía y el superávit de cuenta corriente”, advierte el comunicado, y recuerda que las pifias entre lo proyectado y lo que efectivamente ocurrió entre 2003 y 2008 fue de “2,5 puntos porcentuales en promedio por año” en las cifras de crecimiento económico y de 2,4 puntos en promedio por año en el superávit de cuenta corriente. “Si se hubiesen cumplido los cálculos del FMI para cada uno de los años del período 2003-2008, la Argentina tendría actualmente un PIB que sería 15 por ciento inferior al verdaderamente existente”, completa.

La postura del gobierno argentino no sólo está respaldada por la simple comparación entre las estimaciones del FMI y la realidad de los últimos seis años, sino por una voz inesperada: la del Banco Mundial. El organismo afirmó ayer que las previsiones del Fondo para América latina son “demasiado pesimistas” y en lugar de prever una recesión de 1,5 por ciento para este año, el BM arriesga que la caída será de 0,6 por ciento. Para 2010, el Fondo estima que la región crecerá 1,6 por ciento, mientras que el BM estira la cifra a 2,2. Augusto de la Torre, economista jefe del Banco Mundial para América latina, marcó distancias con el FMI. Explicó que hay “una bifurcación de las percepciones” entre analistas que están en Wall Street y los de la región. “Los de Wall Street son más negativos”, evaluó, y agregó que los economistas del FMI parecen estar viendo la situación con “los ojos del centro” en lugar de con los de la periferia.

En la reciente cumbre del G-20 en Londres, el primer ministro inglés, Gordon Brown, sostuvo que la crisis financiera puso en evidencia el agotamiento del Consenso de Washington, al que consideró terminado. Sin embargo, a sólo veinte días de esas definiciones, el FMI mostró que no está dispuesto a asumir tan rápido la derrota. A España, por ejemplo, le reclama una reforma integral de su mercado de trabajo para “bajar costos salariales” y darle “mayor flexibilidad”. Al resto de los países les advierte que deben “infundir tranquilidad” a los mercados respecto de su solvencia fiscal, aunque admite la necesidad de políticas fiscales y monetarias expansivas.

Desde la asunción de Obama en Estados Unidos, sectores del establishment argentino buscaron instalar la idea de que el Gobierno debería “volver al Fondo”, aprovechando que el organismo mostraría una nueva cara con la gestión demócrata en la Casa Blanca. Esa era la excusa para alentar el reingreso de la burocracia del FMI a la discusión de la agenda económica local. Los supuestos cambios del FMI no se están produciendo y la grieta con el gobierno argentino parece agrandarse. Al menos, así lo sugiere el comunicado que difundió ayer el Palacio de Hacienda. “La proyección del FMI para el PIB argentino (en 2009) constituye una respuesta política al hecho de que desde 2003 nuestro país ha dejado de lado las recetas que impulsa el organismo, pasando así de un modelo de acumulación financiera –que beneficiaba a un pequeño grupo de la sociedad ligado a los negocios financieros y de servicios públicos privatizados que ha fracasado– a otro de acumulación productiva”, interpreta.

El comunicado no hace referencia a la observación del FMI sobre los datos del Indec en materia de inflación. El Panorama Económico Mundial del Fondo incluye una llamada al lado de “Argentina” en el cuadro donde presenta sus proyecciones para los países de América latina. Debajo del cuadro, el asterisco deja sentada la observación: “Analistas privados estiman que la inflación ha sido considerablemente más alta”. Es la única mención de este tipo en los 185 países que integran el FMI.

En cambio, la respuesta del Ministerio de Economía se extiende en las explicaciones de por qué el FMI falla “sistemáticamente en las proyecciones para el caso argentino”. “Se sustentan en datos poco fiables de consultoras privadas, en un modelo de predicción inexacto que minimiza el impacto de las variables domésticas –en especial la política fiscal expansiva– sobre el PIB y focaliza su análisis en las repercusiones de variable externas –como el riesgo país y la tasa de interés internacional que tienen muy pocos efectos sobre nuestra economía real– y en una sobrevaloración de la dinámica de corto plazo de ciertos sectores industriales sujetos a las variaciones más profundas de producción por los efectos del ciclo de inventarios, subestimando la importancia de los sectores más relevantes para la obtención del PIB global: comercio y servicios, que explican un 65 por ciento del producto.”

La cartera de Carlos Fernández afirma que la evolución de los salarios, de los precios internacionales de productos de exportación, la demanda de servicios, las ventas de supermercados y la recaudación impositiva “confirman que la economía continúa en crecimiento”. En el Gobierno están convencidos de que el FMI tiene una actitud prejuiciosa hacia el país. El ministro Fernández lo dejará planteado este fin de semana en Washington, durante la asamblea del organismo y el Banco Mundial. Allí también reclamará, como anticipó este diario, una rápida asignación de unos 2500 millones de dólares para las reservas del Banco Central por la emisión de Derechos Especiales de Giro aprobada por el G-20 en Londres.
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Amortiguador de turbulencias

El Banco Central sostuvo que las cuentas públicas “continúan en territorio claramente positivo”, aunque por el contexto internacional “se deberá realizar cierto esfuerzo para alcanzar la meta de superávit primario prevista en el Presupuesto 2009, elaborado antes de que la crisis se espiralizara, en el último trimestre de 2008”. Ese diagnóstico forma parte de su Informe de Inflación correspondiente al segundo trimestre del año. El BC señaló que “los fundamentos de nuestra economía se encuentran robustecidos en el frente monetario y financiero, gracias a la solidez conceptual del esquema de administración de riesgos, construido de forma paciente pero persistente durante los años de bonanza”. La autoridad monetaria destacó que, de esta manera, “el sistema hoy está en condiciones de amortiguar las turbulencias, en lugar de propagarlas como en el pasado”. Con respecto a la situación internacional, el BCRA consideró “posible” una recuperación de la actividad económica a partir del año próximo, “aunque persisten serios riesgos a la baja aun para un escenario tan poco alentador como ése”.
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Página/12 Web - Argentina/23/04/2009

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