11/3/07

UNA DE CAL OTRA DE ARENA

Brasil, enojado por un informe crítico de EE.UU.Duro dossier del Departamento de Estado por los derechos humanos en Brasil.
Eleonora Gosman SAN PABLO CORRESPONSAL
egosman@clarin.com

George W. Bush, o George "Doblevé", como pidió que lo llamen en América latina, desembarca esta noche en San Pablo como primer destino de su gira por cinco países. Lanza su visita sin posibilidades (o tal vez, sin deseos) de ofrecer algo más que discursos, saludos y eventuales palmadas. Pero encima con un notable "traspié" diplomático. Un informe sobre derechos humanos publicado el martes por el Departamento de Estado provocó las iras de Itamaraty, la Cancillería brasileña, y del propio Palacio del Planalto (la Casa de Gobierno en Brasilia).

Ese dossier critica la situación brasileña y señala entre otras cosas que en el país está "diseminada la práctica de asesinatos "fuera de la ley" por las policías militares y civiles. Insiste que Brasil muestra falta de habilidad para proteger testigos de crímenes y no castiga a los policías acusados de acciones delictivas.

Las sospechas existen y son públicas, pero el momento de la difusión de ese documento, a solo dos días del desembarco de Bush en la capital paulista, peca de falta de sentido de oportunidad, o inclusive de respeto por el país que va a visitar. Hasta podría entenderse como un hostigamiento, dijeron fuentes diplomáticas de Brasilia consultadas por Clarín.

En ese contexto, la reacción del canciller brasileño Celso Amorim no se hizo esperar y ordenó a Itamaraty sacar un comunicado oficial en la que clasifica al informe norteamericano de "inaceptable". Según el Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil "documentos elaborados unilateralmente por países según criterios domésticos" sigue en muchas ocasiones una "inspiración política". No debe extrañar entonces que una editorial de ayer del diario The New York Times haya afirmado que en este viaje a los cinco países de América latina Bush debería apuntar también contra los malos desempeños en derechos humanos de aliados como Colombia y Guatemala. Si no lo hace, sostuvo el prestigioso medio, Washington puede ser acusada de utilizar dos pesos desiguales para criticar las políticas regionales en este delicado tema.

Ante el enojo brasileño de ayer, el Departamento de Estado redobló la apuesta. En conferencia de prensa en Washington el subsecretario para el Hemisferio Occidental, Thomas Shannon, dijo que "la situación de los derechos humanos en Brasil va a ser discutida durante la visita del presidente Bush" a ese país. Shannon integra la comitiva del presidente norteamericano y estará presente junto a su jefa, la secretaria de Estado Condoleezza Rice, en las entrevistas bilaterales. Según Shannon, "los derechos humanos son un componente importante de la democracia y siempre integran nuestra agenda".

Esta "torpeza" podría entenderse como una necesidad de Estados Unidos de retomar la delantera frente al presidente Lula, quien vació una parte sustantiva del temario al negarse a tratar con Bush la cuestión de Venezuela. Ese rechazo del mandatario brasileño respecto a la agenda de discusiones sepultó las intenciones norteamericanas de tratar la "estabilidad regional", al menos como una cuestión restringida al presidente Hugo Chávez.

Como marcaban ayer los diarios brasileños, EE.UU. no tiene qué ofrecer para conseguir una demostración de simpatía latinoamericana; ya sea en Brasil como en el resto de los países que va a visitar. En una entrevista a diarios del continente al señalar que su país es "muy proteccionista" y que la región debe comprender que él no tiene margen para negociar acuerdos de libre comercio, porque el Capitolio no le da el permiso. Por la misma razón, aclaró, no puede avanzar en un diálogo sobre el fin de los subsidios agrícolas, que perjudican a los eficientes productores de Argentina y Brasil.

La visita de Bush no cosecha las simpatías de los castigados paulistas. A los dramas normales de una ciudad de 11 millones de habitantes, se le sumará ahora la prohibición de circular por avenidas centrales y un fuertísimo operativo de seguridad, que incluirá a 1.000 efectivos.

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