BENEDICTO XVI EN BRASIL : MENSAJE DEL PAPA AL INAUGURAR LA ASAMBLEA DEL CONSEJO EPISCOPAL LATINOAMERICANO
Dura condena de Benedicto XVI a los "gobiernos autoritarios"
Fue al concluir su visita a Brasil. Sin identificarlos, el Papa apuntó a países de América latina sujetos "a ciertas ideologías que se creían superadas". También hubo quejas contra la "economía liberal".
Sergio Rubin /srubin@clarin.com /San Pablo/Enviado Especial/Clarin.com
El Papa Benedicto XVI concluyó ayer su visita a Brasil con una severa advertencia ante lo que considera el auge en la región de gobiernos autoritarios de corte marxista. El señalamiento papal se interpretó, ante todo, como una alusión a la administración venezolana que encabeza Hugo Chávez, con quien la Iglesia tiene una pésima relación. Pero también podría extenderse a otras. De hecho, el arzobispo de Mérida, Venezuela, Baltasar Porras Cardozo, dijo luego en la rueda de prensa que ofreció la organización del viaje que el Pontífice se refería "no sólo a Venezuela, sino en general a Sudamérica y parte de Centroamérica"."En América latina y el Caribe, igual que en otras regiones, se evolucionó hacia la democracia, aunque haya motivos de preocupación ante formas de gobierno autoritarias o sujetas a ciertas ideologías que se creían superadas, y que no corresponden con la visión cristiana del hombre y de la sociedad", disparó Benedicto XVI en el discurso de apertura de la V Conferencia de Obispos de América Latina, que organiza el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM). El encuentro tiene como tema clave detener la sangría de fieles hacia los cultos evangélicos y una creciente indiferencia religiosa.El Papa —acaso para compensar y mostrar que la Iglesia no solo cuestiona aspectos de la izquierda, sino también de la derecha— también le hizo un señalamiento a la "economía liberal de algunos países latinoamericanos". Dijo que ésta ""debe tener presente la equidad, pues siguen aumentando los sectores sociales que se ven probados cada vez más por una enorme pobreza e, incluso, expoliados de los propios bienes naturales". Pero también dijo que el "error destructivo" del capitalismo y el marxismo "como lo demuestran sus resultados" es haber querido "excluir a Dios de la realidad".El discurso del Papa —que fue interrumpido con aplausos en varias ocasiones— era esperado con gran expectativa, ya que se considera que marcará el curso de las deliberaciones, como ocurrió con los que pronunció Juan Pablo II en las conferencias anteriores de Puebla (1979) y Santo Domingo (1992). Previsiblemente, Benedicto XVI remarcó la misión esencialmente religiosa de la Iglesia por sobre cualquier accionar político o social. Sostuvo que anunciar el Evangelio "no es una fuga de la realidad hacia un mundo espiritual". Llamó la atención que toda la apertura estuvo marcada por varios momentos de oración.La aclaración del Papa pareció una respuesta a los sectores afines a la Teología de la Liberación que acusan al Pontífice de no fomentar un mayor compromiso con los pobres, sino de privilegiar la ortodoxia doctrinaria. El principal referente de la Teología de la Liberación, el brasileño Leonardo Boff, dijo ayer que el modelo de Iglesia que tiene el Papa "es de unos pocos supuestamente muy puros".Lo cierto es que el Papa reconoció ayer "un cierto debilitamiento de la vida cristiana en el conjunto de la sociedad y de la propia pertenencia a la Iglesia Católica (en América latina) por el secularismo, el hedonismo, el indiferentismo y el proselitismo de numerosas sectas, de religiones animistas y de nuevas expresiones seudoreligiosas".El Pontífice incluyó en su discurso una referencia para la polémica con los movimientos indigenistas. Sostuvo que para los indígenas haber conocido durante la colonización a Cristo significó "conocer y acoger al Dios desconocido que sus antepasados, sin saberlo, buscaban en sus ricas tradiciones religiosas". Consideró, además, que el anuncio del Evangelio "no supuso, en ningún momento, una alienación de las culturas precolombinas, ni fue una imposición de una cultura extraña".Luego, en otro tramo de su discurso, afirmó: "La utopía de volver a dar vida a las religiones precolombinas, separándolas de Cristo y de la Iglesia universal, no sería un progreso, sino un retroceso. En realidad —señaló— sería una involución hacia un momento histórico anclado en el pasado".La V Conferencia —de la que participan más de 200 obispos— comenzará a sesionar hoy y lo hará hasta fin de mes, cuando difunda un mensaje final.
El Papa Benedicto XVI concluyó ayer su visita a Brasil con una severa advertencia ante lo que considera el auge en la región de gobiernos autoritarios de corte marxista. El señalamiento papal se interpretó, ante todo, como una alusión a la administración venezolana que encabeza Hugo Chávez, con quien la Iglesia tiene una pésima relación. Pero también podría extenderse a otras. De hecho, el arzobispo de Mérida, Venezuela, Baltasar Porras Cardozo, dijo luego en la rueda de prensa que ofreció la organización del viaje que el Pontífice se refería "no sólo a Venezuela, sino en general a Sudamérica y parte de Centroamérica"."En América latina y el Caribe, igual que en otras regiones, se evolucionó hacia la democracia, aunque haya motivos de preocupación ante formas de gobierno autoritarias o sujetas a ciertas ideologías que se creían superadas, y que no corresponden con la visión cristiana del hombre y de la sociedad", disparó Benedicto XVI en el discurso de apertura de la V Conferencia de Obispos de América Latina, que organiza el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM). El encuentro tiene como tema clave detener la sangría de fieles hacia los cultos evangélicos y una creciente indiferencia religiosa.El Papa —acaso para compensar y mostrar que la Iglesia no solo cuestiona aspectos de la izquierda, sino también de la derecha— también le hizo un señalamiento a la "economía liberal de algunos países latinoamericanos". Dijo que ésta ""debe tener presente la equidad, pues siguen aumentando los sectores sociales que se ven probados cada vez más por una enorme pobreza e, incluso, expoliados de los propios bienes naturales". Pero también dijo que el "error destructivo" del capitalismo y el marxismo "como lo demuestran sus resultados" es haber querido "excluir a Dios de la realidad".El discurso del Papa —que fue interrumpido con aplausos en varias ocasiones— era esperado con gran expectativa, ya que se considera que marcará el curso de las deliberaciones, como ocurrió con los que pronunció Juan Pablo II en las conferencias anteriores de Puebla (1979) y Santo Domingo (1992). Previsiblemente, Benedicto XVI remarcó la misión esencialmente religiosa de la Iglesia por sobre cualquier accionar político o social. Sostuvo que anunciar el Evangelio "no es una fuga de la realidad hacia un mundo espiritual". Llamó la atención que toda la apertura estuvo marcada por varios momentos de oración.La aclaración del Papa pareció una respuesta a los sectores afines a la Teología de la Liberación que acusan al Pontífice de no fomentar un mayor compromiso con los pobres, sino de privilegiar la ortodoxia doctrinaria. El principal referente de la Teología de la Liberación, el brasileño Leonardo Boff, dijo ayer que el modelo de Iglesia que tiene el Papa "es de unos pocos supuestamente muy puros".Lo cierto es que el Papa reconoció ayer "un cierto debilitamiento de la vida cristiana en el conjunto de la sociedad y de la propia pertenencia a la Iglesia Católica (en América latina) por el secularismo, el hedonismo, el indiferentismo y el proselitismo de numerosas sectas, de religiones animistas y de nuevas expresiones seudoreligiosas".El Pontífice incluyó en su discurso una referencia para la polémica con los movimientos indigenistas. Sostuvo que para los indígenas haber conocido durante la colonización a Cristo significó "conocer y acoger al Dios desconocido que sus antepasados, sin saberlo, buscaban en sus ricas tradiciones religiosas". Consideró, además, que el anuncio del Evangelio "no supuso, en ningún momento, una alienación de las culturas precolombinas, ni fue una imposición de una cultura extraña".Luego, en otro tramo de su discurso, afirmó: "La utopía de volver a dar vida a las religiones precolombinas, separándolas de Cristo y de la Iglesia universal, no sería un progreso, sino un retroceso. En realidad —señaló— sería una involución hacia un momento histórico anclado en el pasado".La V Conferencia —de la que participan más de 200 obispos— comenzará a sesionar hoy y lo hará hasta fin de mes, cuando difunda un mensaje final.
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