Hugo Chávez es un autoproclamado demócrata social que ha trazado su propio camino independiente hacia un «socialismo del siglo XXI»...
Dice el Wall Street Journal que la política petrolera de Chávez «persigue debilitar a Estados Unidos»Posted:Mathaba/15/05/2007
Stephen Lendman
La principal antagonista de Hugo Chavez en el Wall Street Journal es la auto-proclamada «experta» en asuntos latinoamericanos Mary Anastasia O’Grady, que posee en imaginación y virulencia lo que le falta en conocimientos e integridad periodística. Sin embargo, no fue a ella a quien se le encargó el ataque lanzado en un artículo del Journal el día Primero de Mayo, que los reporteros David Luhnow, en Ciudad de México y Peter Millard, en Caracas, titularon “How Chávez Aims to Weaken US” (Como Chávez persigue debilitar a los EE.UU.). Por supuesto, cuando se trata de Venezuela la cuestión es el petróleo y la «audacia» de Chávez de querer que sea su pueblo quien se beneficie de sus propios recursos naturales, y no las depredadoras compañías extranjeras como solía suceder cuando el gobierno de ese país sólo respondía a los intereses del capital e ignoraba las necesidades sociales básicas. Eso ya no sucede. De hecho, Chávez anunció hace meses que su gobierno concluiría la nacionalización de las reservas petroleras del país una vez que la empresa estatal PDVSA se convirtiera en la mayor accionista, el Primero de Mayo, de cuatro proyectos petroleros en la cuenca del Río Orinoco, con un 60% del todo en empresas mixtas con socios extranjeros. El plan fue ampliamente denunciado en los grandes medios estadounidenses en un artículo publicado el 16 de abril por O´Grady, columnista del Journal, en el que escribía «Chávez lanzaba sus bravuconadas mientras destrozaba (los) contratos petroleros y le decía a los extranjeros que se apartaran porque él es quien manda ahora, pero la iniciativa parece que va a terminar haciéndole un hueco al ‘comandante de la revolución’ en el bolsillo debido a la corrupción, la incompetencia y la mala administración», lo que significa que Venezuela ahora controlará todas sus operaciones petroleras y forjará su propio futuro, no serán los Grandes del Petroleros a los únicos que O’Grady le concede el derecho de hacerlo. Simplemente, ya no lo hacen más y eso no agrada a O´Grady. Se equivoca gravemente también con su visión de un futuro del petróleo venezolano decidido por PDVSA en asociación con empresas extranjeras, pero jamás esperemos que ella lo admita.También el New York Times se unió a O´Grady el 10 de abril como a otros medios corporativos que aplauden las grandes transnacionales petroleras. El Times utilizó un lenguaje fuerte para condenar «el florecimiento revolucionario de Chávez y su ambicioso plan de arrebatarle el control de grandes proyectos petroleros a compañías norteamericanas y europeas mediante un enfrentamiento por el codiciado recurso energético…» El Times llegó a decir que tal acto socavaría el desarrollo de Venezuela dejando entrever que si tales compañías amenazaban con irse del país, ello haría que Chávez se retractara lo suficiente como para lograr que no se fueran. Eso nunca sucedió, tal como este escritor indicó el día 12 de abril en un articulo titulado «Wall Street Journal and New York Times Attack Journalism» (El Wall Street Journal y el New York Times atacan al periodismo). El articulo deja bien claro que la exploración y producción de petróleo en Venezuela es tan rentable que incluso con la más pequeña participación en los beneficios de dicho proceso ni las compañías estadounidenses, ni las europeas, ni ningún otro inversionista petrolero pensaría jamás en irse de allí. Mucha bulla, pero irse, eso no es probable, y ahora ya sabemos que no lo harán. El 26 de abril, Natalie Obiko Pearson, de Associated Press reportó que «cuatro grandes compañías petroleras abandonaron las quejas el 25 de abril y acordaron ceder el control de los últimos proyectos petroleros privados que quedaba en Venezuela al gobierno del Presidente Hugo Chávez» y que ConocoPhillips se unió al acuerdo el 1 de mayo, lo cual mostraba que perro que ladra no muerde. Los que llegaron a tal acuerdo, mediante memorando de entendimiento, fueron la Chevron, BP (Amoco) PLC, France´s Total SA, Norway´s Statoil ASA, ConocoPhillips, y la ExxonMobil, que fue la que más se opuso a la idea, y finalmente lo hizo de manera privada, como se esperaba y resultó.AP reportó que ConocoPhillips llevaba a cabo la explotación de la mayor parte expuesta de la cuenca del Orinoco con dos de cuatro proyectos, el Ameriven y el Petrozuata; este último con un 50,1 % de intereses. Era inconcebible que la compañía los abandonara y el día 1 de mayo anunció que se quedaría. La compensación es la cuestión que queda por resolver con los inversionistas extranjeros que tienen hasta el 26 de junio para negociar los términos sobre sus reducidos intereses. Se espera más quejas de las grandes compañías tras la capitulación una vez más ante la esperada oferta que habrá de hacer el Ministerio de Energía de Venezuela, con términos de explotación justos y equitativos.El 26 de abril, el sitio de Internet de PDVSA informaba que un total de diez compañías petroleras extranjeras habían acordado transferir la mayor parte del control de sus operaciones en la «Franja Petrolera» a la compañía estatal. Además, la empresa espera lograr una capacidad diaria de 5,85 millones de barriles para el 2012 y añadió que al controlar 32 campos petroleros desde el 1 de enero contribuirá a que el país avance «hacia la completa soberanía nacional sobre sus reservas energéticas». En respuesta a estas acciones, y el día que se llevaron a cabo, el Journal continuó con sus ataques con más detalles de por sí falsos y engañosos. Sus periodistas llamaron a Chávez un «maoísta autoproclamado que quiere reformar el negocio mundial del petróleo aislando a los EE.UU. y haciendo de China el socio más estratégico para su país en el sector de la energía», tanto en las exportaciones como en las importaciones. El Journal además acusó a Chávez de usar el petróleo como «un arma política» desde que tomó el poder en 1999 al ofrecer petróleo con precios preferenciales a «docenas de países latinoamericanos», como su arma preferida, además de establecer alianzas con «rivales económicos de los EEUU, como China y con rivales políticos como Irán».En realidad, Hugo Chávez es un autoproclamado demócrata social que ha trazado su propio camino independiente hacia un «socialismo del siglo XXI», progresista, de acuerdo con lo que el experto en América Latina James Petras llama «la izquierda pragmática» a diferencia de la «derecha más radical» representada por la guerrilla colombiana FARC; por los miembros de los «movimientos de maestros y campesinos indígenas de Oaxaca, Guerrero y Chiapas, en México»; los tantos y «pequeños grupos marxistas de Argentina, Bolivia, Chile y otros lugares»; y los «movimientos de campesinos y de barrios» de Venezuela, entre otros. Otros lideres latinoamericanos son «pragmáticos» de izquierda, según Petras, como Evo Morales, de Bolivia; Fidel Castro, de Cuba y muchos «partidos electorales de gran membresía, y organizaciones campesinas y sindicatos de Centro y Sur América», incluyendo el PRD de México, el FMLN del Salvador, el Partido Comunista de Chile, «la mayoría del partido peruano Ollanta, el partido de Humala en el parlamento»; así como «la gran mayoría de los intelectuales de izquierda de América Latina».A diferencia de lo que reportan o dan a entender el Wall Street Journal y el resto de los medios corporativos, Chávez y los demás que son parte de la «izquierda pragmática» no persiguen la destrucción del capitalismo, sólo lo domestican. Tampoco están planeando una renuncia a gran escala de la deuda acumulada con el FMI, el Banco Mundial y otras agencias crediticias, sólo piden términos más equitativos, una reestructuración para hacerla más justa para sus naciones, y la liberación de su yugo represivo, tal como ya lo hizo Venezuela al pagarla completamente cuando Chávez anunció el Primero de Mayo que su país se retiraba del FMI y del Banco Mundial, rompiendo formalmente con la deuda esclavista que estas instituciones imponen a los países que les ofrecen créditos para garantizar el continuo empobrecimiento de sus pueblos. Es un paso significativo que puede alentar a otros países a hacerlo, como ya lo hizo el Presidente ecuatoriano Rafael Correa al echar del país al representante del Banco Mundial diciendo «no permitiremos la extorsión por parte de esta burocracia internacional». Esperemos ver más resentimientos por parte del FMI y del Banco Mundial cuando el coraje de Chávez y de Correa impulse a otros dirigentes en la misma dirección o al menos comiencen a hacer público su descontento como primer paso a un ulterior cambio de política.Hugo Chávez les ofreció una nueva oportunidad al anunciar el pasado marzo que intentaba crear el Banco del Sur, una alternativa social democrática al modelo represivo y neoliberal del consenso de Washington, el FMI y el Banco Mundial. Hasta ahora, Bolivia y Argentina han acordado ser parte de la iniciativa, mientras Chávez espera que otros países latinoamericanos se unan y contribuyan con el 10 % de sus reservas de capital para esta empresa que deberá comenzar operaciones este verano.El plan de Chávez incluye como elementos adicionales forjar relaciones más estrechas con otras naciones importadoras de petróleo, como China, para reducir la dependencia que tiene Venezuela de un país hostil como los Estados Unidos. El 29 de abril, Chávez también anunció que su país espera vender, gradualmente, sus refinerías Citgo en los EE.UU. y reemplazarlas con una nueva red latinoamericana que incluiría a Bolivia, Ecuador, Nicaragua, Haití, y República Dominicana. La iniciativa también prevé suplir a la región con un suministro estable de petróleo y satisfacer 100 % de las necesidades energéticas de los países miembros de la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA) y Haití. Ofrece también petróleo con precios preferenciales para los países latinoamericanos y otras naciones, no para comprar su apoyo como dice el Journal, sino para desarrollar progresivamente el comercio en el marco del ALBA y otras alianzas amistosas con naciones de la región, a diferencia de los tratados de una sola vía y explotadores del Norte y al estilo de la OMC.La V Cumbre del ALBA, celebrada en Barquisimeto, Venezuela, concluyó justo el 29 de abril. En la misma, los jefes de estado de Venezuela, Bolivia, Cuba, Nicaragua y Haití firmaron acuerdos estratégicos con delegaciones de Ecuador, Uruguay, Dominica y San Vicente y las Granadinas, que también asistieron junto a movimientos de otros países. Chávez persigue lograr acuerdos algo más que justos y equitativos en el campo del intercambio comercial, industrial y energético, y los líderes que asistieron a la Cumbre lograron progresar en ese sentido. Acordaron crear alianzas, en el contexto del ALBA, en las áreas de la educación, la salud, la cultura, los alimentos y las telecomunicaciones que, en lo adelante pueden extender los programas sociales de Venezuela y de Cuba a otros miembros del ALBA y Haití.El artículo que publicó el Wall Street Journal el Primero de Mayo dice «Chávez quiere sustituir a los EE.UU. como su principal socio y cliente en el negocio del petróleo y el gran ganador podría ser China (el grande y peligroso rival de los EEUU), «ello es mala noticia para Washington y las grandes compañías petroleras. Venezuela tiene las mayores reservas probadas fuera del Medio Oriente-- continúa el artículo del Journal—y si Chávez lo logra, forzará a los EE.UU. a ser más dependiente de aquella volátil región de lo que ya es. Además, quienes escriben para el Journal hablan de PDVSA socavando su carácter de empresa estatal ya que dicen que tiene «poco alcance» debido a que Chávez la convirtió en un «ministerio para paliar la pobreza». Como resultado, dice el Journal que se ha convertido en una empresa ineficiente y que su producción cayó de 3,1 millones de barriles diarios el día en que Chávez tomó el poder por primera vez en 1999 a 2,4 millones de barriles en la actualidad, de acuerdo con cifras de la Energy Information Administration (EIA) del gobierno de los EE.UU., que parecen haber sido bien cocinadas antes de ser publicadas.Tales cifras son cuestionables al considera otras de fuentes como el CIA World Fact Book de 2006 que ubica la producción de Venezuela ligeramente por debajo de los 3,1 millones de barriles diarios; una cifra muy parecida reportó entonces PDVSA, incluyendo la producción del crudo extra pesado de la franja del Orinoco. En mayo de 2006, el Ministro Venezolano de Petróleo y Energía, Rafael Ramírez, indicó que la Agencia Internacional de Energía (IEA) reconocía que la producción del país era superior a los 3 millones de barriles diarios, mientras que los informes del gobierno la ubican ahora en 3,3 millones, comparados con los 2,6 millones o menos que indicaron los analistas internacionales y la EIA, al aplicar deliberadamente los métodos que Washington y el Occidente utilizan para distorsionar cualquier cosa positiva de la Venezuela de Hugo Chávez.El gobierno de George Bush y la prensa corporativa de los EE.UU. que hacen publicidad a las grandes transnacionales petroleras, siguen de cerca a Hugo Chávez, mientras el artículo del Journal, del Primero de Mayo, se mantiene fiel a su forma. Termina diciendo que Venezuela «históricamente fue uno de los aliados energéticos más confiables del los Estados Unidos», cuando enviaba todo su petróleo para garantizarle a aquel país un suministro estable, justo cuando más lo necesitó, como en la Segunda Guerra Mundial, cuando el embargo árabe petrolero de 1973 y la Guerra del Golfo de 1991. Entonces culpa a Chávez por cambiar aquella realidad, en lugar de decir que fue Washington el culpable del deterioro de unas relaciones que tocaron fondo con el fallido golpe de estado de dos días, en abril del 2002, contra el Presidente venezolano, cuyo apoyo e instigación por parte de los EE.UU. el Journal no es capaz de admitir. Todo lo que pueden decir, con rabia y torpeza, es que «la mezcla del petróleo con la política puede no ayudar al Señor Chávez a largo plazo» porque necesitará «la experiencia de compañías privadas para procesar el crudo pesado de la región del Orinoco» sin jamás admitir que ya él tiene esa experiencia de su lado y una larga fila de interesados listos para entrar en acción si alguien toma la tonta decisión de irse. No se irán, pero no esperen ver esa opinión reflejada en ninguna página del Wall Street Journal porque entonces tendrían que admitir que todo lo que han escrito es falso y engañoso. No tienen que hacerlo tampoco, Usted justo acaba de leerlo aquí. --Stephen Lendman, escritor de Mathaba, vive en Chicago y para hacer contacto con él, vea la información que aparece más abajo. Escuche cada sábado el noticiero de Steve Lendman en The Micro Effect.com, a las 12 m, hora del centro de los EE.UU. También puede visitar su blog:
http://sjlendman.blogspot.com/
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