14/6/07

Latinoamérica necesita bancos de sangre de cordón umbilical, dicen expertos

CRITICA EN LINEA /14/06/2007/LONDRES EFE
El desarrollo de los bancos de sangre de cordón umbilical es una tarea "prioritaria" en Latinoamérica, según el investigador mexicano Alejandro Madrigal y su colega Sergio Querol, del centro regional de transfusiones de Barcelona.
En declaraciones a Efe con motivo de la concesión a Madrigal en la embajada mexicana en Londres del Reconocimiento Ohtili del Instituto de Mexicanos en el Exterior, ambos científicos destacaron la importante labor de ese tipo de bancos.
"Muchos países latinoamericanos tienen una población con variantes étnicas peculiares que hacen difícil encontrar donantes en los registros adultos existentes", explicaron los expertos, según los cuales "un programa de sangre de cordón tiene una relación costo-beneficio superior a la de donantes adultos en esas situaciones".
"En esos países, la apuesta pública por crear un inventario regional de unidades de cordón ligado a centros de trasplante de excelencia podría conseguir el acceso a la terapia de trasplante de muchos enfermos necesitados, en su mayor parte niños", agregaron.
Madrigal y su colaborador español pusieron como ejemplo el Banco de Sangre de Cordón del Centro Nacional de Transfusión Sanguínea en Ciudad de México, uno de los más jóvenes en la organización Netcord, que aglutina a los mayores bancos de cordón públicos del mundo.
"Con menos de mil unidades recolectadas, ese banco ha podido suministrar unidades para más de cuarenta trasplantes para pacientes mexicanos en una iniciativa que ha contado con estrecha colaboración del banco de sangre de cordón de Barcelona (España)" explicaron.
Según ambos científicos, la sangre de cordón ha demostrado su eficacia en las mismas indicaciones que la médula ósea -leucemias, otras enfermedades oncohematológicas e inmunodeficiencias-, hasta convertirse en muchos casos en "una alternativa real a la médula ósea de donante adulto".
En el futuro, agregaron, se espera mejorar los resultados utilizando estrategias innovadoras como el trasplante simultáneo de varias unidades a un mismo receptor o la utilización de "células accesorias de otras unidades para complementar un trasplante y disminuir eventuales complicaciones".
Otro camino de mucho interés es, según ellos, la utilización de la sangre de cordón en medicina regenerativa: la posibilidad de tener congeladas "células madre multipotentes" para uso inmediato abre la puerta a terapias celulares para diferentes enfermedades que necesiten regenerar tejidos (traumatismos, accidentes vasculares o enfermedades degenerativas).
"La capacidad de la sangre de cordón de mediar tolerancia por su contenido de células linfoides puede ser aprovechada en los trasplantes de órganos sólidos y en el tratamiento de enfermedades autoinmunes", aplicaciones que deben llevarse a la práctica después de una investigación apropiada, señalaron.
Preguntados por el futuro de ese tipo de bancos, del que es pionero el Instituto Anthony Nolan, de Londres, cuyo programa de investigaciones dirige Madrigal, los dos expertos señalaron que los programas de cordón requieren grandes inversiones, ya que utilizan complejos equipos biotecnológicos.
Es, pues, preciso analizar los programas públicos en función de su coste-beneficio, explicaron Madrigal y Querol, según los cuales lo ideal para un país es tener pocas unidades de proceso y múltiples programas de donación distribuidos "según su geografía y variedad étnica".
"Los centros de recogida dejan de ser fiables si no hay un control adecuado en la información, consentimiento, recolección, conservación y transporte de la sangre", precisaron.
Los dos expertos negaron, por otro lado, que la competencia entre bancos privados y públicos pueda acabar perjudicando a los segundos.
"Por dos motivos, por un lado no es posible la recogida universal de sangre de cordón y por otro, ambos responden a problemas diferentes".
"Los bancos públicos quieren garantizar que todo el mundo tenga acceso a una terapia mediante inventarios diversificados de cordones, basándose en la ventaja de utilizar células sanas de calidad controlada (donantes voluntarios) sobre las propias potencialmente enfermas (donantes autólogos)".
"Los bancos privados -explicaron Madrigal y Querol- venden la posibilidad de terapias futuras no desarrolladas y son, pues, una inversión ilusoria en salud. Negar esa posibilidad sería negar el futuro de la medicina regenerativa, por lo que es una opción válida para familias que le den mayor prioridad que a otras inversiones".
"Ahora bien", añadieron, "en esos bancos privados hay que garantizar que la información dada sea veraz y la calidad del proceso, suficiente para el fin que se propone".

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