El Bundestag limitó la entrada de parejas menores de 18 años de países a cuyos ciudadanos se les exige visa. En entrevista con DW-WORLD, la socialdemócrata germano-turca Lale Akgün acusa la medida de “discriminatoria”.
Lale Akgün, parlamentaria socialdemócrata y Delegada para Asuntos del Islam y la Inmigración del SPD.
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DW-WORLD: El parlamento alemán busca detener por ley la llamada “importación” de novias menores de edad por parte de hombres musulmanes que viven en Alemania. ¿Qué tiene Vd. en contra de esa medida?
Lale Akgün: Yo estoy de acuerdo con que la gente contraiga matrimonio libremente y por su propia voluntad. Pero contra lo que sí me opongo es que se mida con otra vara a las personas de los países a los que Alemania les exige visa para ingresar. Mientras los unos pueden reunirse en Alemania con sus esposos o esposas alemanes sin necesitar hablar alemán, a quienes, además de necesitar visa, se les exige una prueba de idioma. La Constitución alemana que protege especialmente el estado del matrimonio prevé igual trato para todos. Por eso es importante ponerla aquí en práctica.
En protesta por las limitaciones anteriormente citadas, cuatro asociaciones de la gran minoría turca en Alemania se rehusaron a asistir a una reunión de trabajo sobre inmigración e integración dirigida por la canciller alemana Angela Merkel. ¿Cuál es su opinión sobre esa conducta?
Alejarse del diálogo no es nada positivo. Una cosa es el diálogo con la cancillería y otra las decisiones del legislativo. La ley de extranjería en cuestión cumplió su proceso legal a través de las instancias parlamentarias hasta ser aprobada sin fallas legales. Negarse al diálogo porque al uno o al otro no le gustan las leyes expedidas por el parlamento va en contra de las reglas democráticas de juego.
Reconociendo precisamente las vías democráticas de apelación, algunos contradictores de la nueva ley de inmigración han anunciado ir hasta la última instancia de la Corte Constitucional alemana para hacer corregir la “discriminación” de los extranjeros que quieren reunirse en Alemania con sus parejas y no pueden hacerlo. ¿Qué perspectivas de éxito cree que tengan los litigantes?
Estoy a la expectativa de cuál sea el fallo emitido por la máxima corte federal ante un caso de discriminación como este. La Asociación Nacional de Ciudadanos Turcos ha declarado asistir financiera y jurídicamente a quien emprenda el proceso que proporcionaría la claridad que necesitamos.
¿Podría entonces un/una inmigrante de América Latina, Turquía o Tailandia entablar una demanda por discriminación en Alemania y tendría opciones de ganar?
Naturalmente. Para mí es importante la máxima del trato igual para todos. O les exigimos hablar alemán a todos los/as esposos/as de los/as alemanes/as que quieran entrar a Alemania o a nadie. Pero es que no sólo se trata de la exigencia de visa, esencial es que el matrimonio de un/ latinoamericano/a, un/a tailandés/a o un/a turca con un alemán/a no puede tener menor valor que uno con un/ español/a, francés/a o estadounidense.
El actual debate sobre migración se ha centrado en la ley que busca impedir los matrimonios forzados con mujeres menores de edad que son traídas de países como Turquía u otros países musulmanes, pero ¿cuáles son los problemas de fondo de la migración e integración de extranjeros en Alemania?
Importante es que se haya elevado la edad de permiso del matrimonio a los 18 años, aunque en Turquía también esta medida fue recientemente introducida. Pero lo que se busca con dicha ley es más bien frenar la entrada de personas de bajo perfil social a favor de una inmigración de elites. Alemania debería entonces ser sincera y decir lo que quiere: personas altamente cualificadas. Así que a cambio de barreras para los pobres, lo que debería es ser más atractiva para las elites científicas y técnicas.
Alemania abrió hace unos años las puertas para inmigrantes altamente cualificados con la llamada “Green Card” pero sólo unos pocos quisieron venir…
Correcto. Porque las condiciones que Alemania ofrecía era deplorables: contratos muy cortos, las parejas no podían acompañarlos o no conseguían ocupación, por lo que muchos prefirieron sobrevolar Alemania y seguir, de una vez, para los Estados Unidos, Canadá o Gran Bretaña.
Pero volvamos a Alemania, a la cuestión social de la inmigración y la integración en Alemania. ¿Cuáles perspectivas tiene hoy un inmigrante en Alemania?
¡Ya ve! En Alemania el “inmigrante” no existe para el Estado. El inmigrante es, a lo sumo, sinónimo de problema social. Pero por fortuna, no todos los 15 millones de personas en Alemania que poseen vínculos familiares con extranjeros tienen problemas sociales de integración. El Estado alemán, por lo demás, tiene que preocuparse de todos los desvalidos y discriminados del país, sean extranjeros o no.
¿Qué hacer entonces?
Alemania tiene que poner la educación a todos los niveles como la base de toda mejora de perspectivas. Además de ofrecer una educación efectiva hay que brindarle perspectivas de trabajo a toda una juventud que sale de las escuelas y no encuentra empleo.
Vd. compara la situación de los jóvenes musulmanes que caen en manos de radicales islamistas con la de los jóvenes alemanes – sobre todo en el Este del país – que caen en las redes de ideólogos neonazis…
En efecto hago esa comparación. Cuando los jóvenes no tienen perspectivas caen fácilmente en las manos de “cazadores de ingenuos”, sean fundamentalistas religiosos o ultranacionalistas que les ofrecen soluciones demasiado fáciles pudiendo así instrumentalizarlos. Este es uno de los efectos más negativos de la falta de atención de la juventud por parte del Estado y la sociedad alemanes. La otra visión / José Ospina Valencia
Lale Akgün: Yo estoy de acuerdo con que la gente contraiga matrimonio libremente y por su propia voluntad. Pero contra lo que sí me opongo es que se mida con otra vara a las personas de los países a los que Alemania les exige visa para ingresar. Mientras los unos pueden reunirse en Alemania con sus esposos o esposas alemanes sin necesitar hablar alemán, a quienes, además de necesitar visa, se les exige una prueba de idioma. La Constitución alemana que protege especialmente el estado del matrimonio prevé igual trato para todos. Por eso es importante ponerla aquí en práctica.
En protesta por las limitaciones anteriormente citadas, cuatro asociaciones de la gran minoría turca en Alemania se rehusaron a asistir a una reunión de trabajo sobre inmigración e integración dirigida por la canciller alemana Angela Merkel. ¿Cuál es su opinión sobre esa conducta?
Alejarse del diálogo no es nada positivo. Una cosa es el diálogo con la cancillería y otra las decisiones del legislativo. La ley de extranjería en cuestión cumplió su proceso legal a través de las instancias parlamentarias hasta ser aprobada sin fallas legales. Negarse al diálogo porque al uno o al otro no le gustan las leyes expedidas por el parlamento va en contra de las reglas democráticas de juego.
Reconociendo precisamente las vías democráticas de apelación, algunos contradictores de la nueva ley de inmigración han anunciado ir hasta la última instancia de la Corte Constitucional alemana para hacer corregir la “discriminación” de los extranjeros que quieren reunirse en Alemania con sus parejas y no pueden hacerlo. ¿Qué perspectivas de éxito cree que tengan los litigantes?
Estoy a la expectativa de cuál sea el fallo emitido por la máxima corte federal ante un caso de discriminación como este. La Asociación Nacional de Ciudadanos Turcos ha declarado asistir financiera y jurídicamente a quien emprenda el proceso que proporcionaría la claridad que necesitamos.
¿Podría entonces un/una inmigrante de América Latina, Turquía o Tailandia entablar una demanda por discriminación en Alemania y tendría opciones de ganar?
Naturalmente. Para mí es importante la máxima del trato igual para todos. O les exigimos hablar alemán a todos los/as esposos/as de los/as alemanes/as que quieran entrar a Alemania o a nadie. Pero es que no sólo se trata de la exigencia de visa, esencial es que el matrimonio de un/ latinoamericano/a, un/a tailandés/a o un/a turca con un alemán/a no puede tener menor valor que uno con un/ español/a, francés/a o estadounidense.
El actual debate sobre migración se ha centrado en la ley que busca impedir los matrimonios forzados con mujeres menores de edad que son traídas de países como Turquía u otros países musulmanes, pero ¿cuáles son los problemas de fondo de la migración e integración de extranjeros en Alemania?
Importante es que se haya elevado la edad de permiso del matrimonio a los 18 años, aunque en Turquía también esta medida fue recientemente introducida. Pero lo que se busca con dicha ley es más bien frenar la entrada de personas de bajo perfil social a favor de una inmigración de elites. Alemania debería entonces ser sincera y decir lo que quiere: personas altamente cualificadas. Así que a cambio de barreras para los pobres, lo que debería es ser más atractiva para las elites científicas y técnicas.
Alemania abrió hace unos años las puertas para inmigrantes altamente cualificados con la llamada “Green Card” pero sólo unos pocos quisieron venir…
Correcto. Porque las condiciones que Alemania ofrecía era deplorables: contratos muy cortos, las parejas no podían acompañarlos o no conseguían ocupación, por lo que muchos prefirieron sobrevolar Alemania y seguir, de una vez, para los Estados Unidos, Canadá o Gran Bretaña.
Pero volvamos a Alemania, a la cuestión social de la inmigración y la integración en Alemania. ¿Cuáles perspectivas tiene hoy un inmigrante en Alemania?
¡Ya ve! En Alemania el “inmigrante” no existe para el Estado. El inmigrante es, a lo sumo, sinónimo de problema social. Pero por fortuna, no todos los 15 millones de personas en Alemania que poseen vínculos familiares con extranjeros tienen problemas sociales de integración. El Estado alemán, por lo demás, tiene que preocuparse de todos los desvalidos y discriminados del país, sean extranjeros o no.
¿Qué hacer entonces?
Alemania tiene que poner la educación a todos los niveles como la base de toda mejora de perspectivas. Además de ofrecer una educación efectiva hay que brindarle perspectivas de trabajo a toda una juventud que sale de las escuelas y no encuentra empleo.
Vd. compara la situación de los jóvenes musulmanes que caen en manos de radicales islamistas con la de los jóvenes alemanes – sobre todo en el Este del país – que caen en las redes de ideólogos neonazis…
En efecto hago esa comparación. Cuando los jóvenes no tienen perspectivas caen fácilmente en las manos de “cazadores de ingenuos”, sean fundamentalistas religiosos o ultranacionalistas que les ofrecen soluciones demasiado fáciles pudiendo así instrumentalizarlos. Este es uno de los efectos más negativos de la falta de atención de la juventud por parte del Estado y la sociedad alemanes. La otra visión / José Ospina Valencia
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DW-WORLD-Alemania/15/07/2007
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