1/12/07

La verdadera memoria histórica

"El Clamor Público", diario en español publicado en Los Ángeles a mediados del siglo XIX.
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Cultura hispanounidense
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Iniciamos con este artículo una serie de textos del pensamiento político e intelectual de los que llamamos hispanounidenses, desde que se anexionaron las mayores porciones del territorio español y mexicano a los EEUU en la primera mitad del siglo XIX. Hay una creencia generalizada de que los mexicanos o hispanounidenses de los EEUU no tienen una tradición escrita importante o una tradición intelectual o democrática (Simmens, Hanson, Huntington). Estos textos que iremos publicando lo van a desmentir.
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No hay tema del que el hispanounidense no haya escrito desde un punto de vista racional y usando siempre un grado muy sofisticado de análisis y saber literario. Es así como el discurso intelectual hispanounidense (y lo vemos por estos tempranos textos) está fuertemente arraigado por toda la geografía de los Estados Unidos. Los temas del siglo XIX para el hispanounidense eran, entre otros: la defensa de la vida, la libertad (política, de prensa, de culto), la independencia nacional, el progreso, el estado de derecho, el patriotismo, el liberalismo, el discurso intelectual con argumentación lógica y racional partiendo de los principios del humanismo occidental, etc. Todos estos temas tienen su eco en los múltiples periódicos y publicaciones que pulularon por todos los nuevos territorios de los EEUU adquiridos en el XIX y que, con una valentía inusitada y con una lógica aplastante, los escritores hispanounidenses fueron descifrando e interpretando hasta incluso adelantarse a su tiempo.
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A continuación reproducimos uno de esos textos, un editorial del diario El Clamor Público (publicado en Los Ángeles, California, entre 1855 y 1859). En él, su editor (Francisco P. Ramírez, de 24 años de edad en ese momento) cuestiona los planteamientos de un artículo etnocéntrico del Times de Londres en el que éste comparaba la situación colonial de Inglaterra en la India con la de España en América. En la glosa al artículo, Francisco P. Ramírez rebate la argumentación del Times y pondera las diferencias de ambas conquistas haciendo hincapié en que, aunque ambas sean conquistas, no obstante, en la conquista española el mestizaje ha dado una impronta diferente al legado español en América, cosa que no estaba logrando ni lograría nunca la presencia de Inglaterra en la India por lo que el Times considera precisamente positivo el que "los ingleses han mantenido el vasto intervalo que los separaba de los hindúes". Francisco P. Ramírez, por el contrario, lo considera negativo, pues al irse Inglaterra de la India no dejarían ni "sus tradiciones o sus simpatías". Francisco P. Ramírez nos está bosquejando aquí precisamente los dos tipos de conquista que se dieron en Europa y que Octavio Paz llama: la conquista inclusiva (de España y Portugal, católica mayormente) y la exclusiva (de Inglaterra, protestante mayormente). El lector podrá juzgar por sí mismo.
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Editorial (de El Clamor Público, Los Ángeles, California,16-X-1858)
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El Times de Londres, que anteriormente defendía con tanta constancia a las repúblicas Hispanoamericanas, ha cambiado sus posiciones, y ahora dice que “los Estados Unidos deben consumar la obra que tienen comenzada, y anexar de una vez a la tierra de Cortez (sic) y Montezuma”. Hablando sobre esto, hace las siguientes comparaciones:
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“El mismo año (1858) que ha visto el restablecimiento, sobre una base más firme que nunca, del Imperio Anglo-Indio en el Oriente, presenciará la extinción de los últimos vestigios del Imperio de España en el Occidente. Hemos restaurado, esperamos, de una manera permanente y duradera, el grande edificio fundado por Clive, Hastings y Wellesley, mientras que el último fragmento de la conquista de Cortez está convirtiéndose en polvo. Estos dos casos no dejan de tener cierta analogía. Hay varios puntos de semejanza entre el carácter de los Aztecas y los naturales del Indostán. La diferencia consiste en que mientras los ingleses han mantenido y aumentado el vasto intervalo que los separaba de los hindúes, los españoles no han sido aun capaces para conservar la civilización que llevaban, sino que se han sumergido bajo el nivel del valiente guerrero del siglo XVI, hasta que por su ignorancia y la degradación de su carácter moral, presentan un contraste desventajoso a los indios, a quienes conquistaron, robaron, torturaron y esclavizaron. Si los franceses dicen con razón que África comienza en los Pirineos, podremos juzgar qué clase de país es México, cuando todos admiten que es inferior en desmoralización a la madre patria. Miserable debe ser la República, que por sí misma no posee bastante orden y moralidad suficiente para recibir aun aquella civilización que España puede ofrecer. En México, además de varias causas de degradación, vemos el hecho que la raza española está muy deteriorada por su unión con los indios, y entre esta raza mixta y los habitantes de sangre pura española, por muchos años ha existido un odio mortal, que sólo concluirá con la total exterminación de estos últimos. Entre ellos reina siempre la guerra de las razas, acompañada de todas las circunstancias de la crueldad y el horror. Los degüellos de la India, que hielan la sangre a los que los han leído, son nada en comparación los hechos sangrientos ejecutados diariamente a la faz del siglo, en toda la extensión de la República Mexicana!”
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Opinamos que el Imperio Anglo-Indio lejos de haber reestablecido en él su dominación, la Gran Bretaña ha perdido para siempre. Con 1857 comenzará a datar la extinción de su influjo en ese Imperio, que le ha durado menos tiempo que el de América a España, pues no hay poder para apagar la conflagración encendida por esa conducta torpe, testificada en una dilatada serie de actos inmorales atroces y crueles. La obra de los Clive, Hastings y Wellesley, minada hasta en sus cimientos, está ya por los suelos. El Times, como un castigo de sus ofensivas e inexactas comparaciones, encontrará a la Inglaterra más inhábil que España, para mantener sus posesiones coloniales. España perdió las suyas en América; -pero conservando en ellas sus tradiciones o sus simpatías; mas Inglaterra pierde su dominio, su conexión y simpatías, porque a tal extremo llega la conducta horrorosa que deja estampada.
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Ese edificio de Cortés, en medio de sus fluctuaciones, se ríe de la miserable idea de anexarse ¿a quién?...¡a los Estados Unidos! ¡Santo Dios! ¡cuando los Estados Unidos está entrando en mayor necesidad de curatelas!...¡Cuando sus espectáculos de sangre, de piratería y dilapidaciones los están precipitando en la última escala de la degradación!
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Las disensiones civiles de México no tienen el carácter de las de la India. Los mexicanos, si se despedazan es sosteniendo cada partido sus creencias políticas, las que tarde o temprano tocarán a su término; y en tanto que no sea por cuestiones que rocen directamente con las leyes internacionales, ninguna nación tiene derecho de mezclarse; pues si tal derecho existiera, ningunas (sic) potencias necesitarían más de él que los Estados Unidos e Inglaterra.
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Diario de América - USA/01/12/2007

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