12/4/07

Las verdades del 11-M se hacen inevitables


CARLOS CARNICERO

El Plural / Artículos de opinión / 12/04/2007

El Zumbido

Conforme avanza el juicio sobre el atentado del 11-M, la verdad se abre paso con toda claridad tras ir desmenuzando y desarbolando todas las trabas de una parte de los abogados presentes, que junto a algunos periodistas conocidos, llevan tres años manipulando a la opinión pública y a las víctimas del terrorismo para tratar de establecer un vínculo entre el 11-M y ETA.
Poco queda por decir de Agustín Díaz de Mera. Su patética posición es el daguerrotipo de la estrategia montada por el Gobierno de José María Aznar para tratar de llegar al 14-M de 2004 cabalgando sobre la mentira de que ETA fuera autora de la masacre de Atocha. Luego, las mismas pretensiones han servido para tratar de deslegitimar al gobierno socialista. Desde esas bases también, toda la estrategia de oposición del PP se ha realizado desde la más abierta deslealtad de quien, estando dispuesto a manipular la información del brutal atentado de Atocha, ya no tiene límites en su proceder.

El que fuera director general de la Policía con Ángel Acebes quedará totalmente sepultado por sus propias mentiras en la medida en que comparezcan en el juicio los funcionarios policiales que ya han denunciado la manipulación de la que han sido objeto por este eurodiputado sin escrúpulos. No se entendería que una vez verificada, en sede judicial, la patraña de Díaz de Mera, las víctimas del atentado de Atocha, al menos algunas de ellas, dejaran de interponer una querella contra este miembro del Partido Popular por todas las tropelías que ha cometido en este dramático asunto, vulnerando sus responsabilidades derivadas de su condición de director de la Policía en el momento del atentado.

En todo caso, la perplejidad se instala en los observadores internacionales al comprobar como en España, gracias a la cobertura sensacionalista de algunos medios de comunicación y a la irresponsabilidad del PP, ni siquiera la verdad cuando se hace camino de forma inexcusable, sirve para ninguna rectificación ni para que la vergüenza propia anide en estas almas sin escrúpulos.
Se está estableciendo la creencia de que en España valen todos los procedimientos ilegítimos para la acción política pero es una vana pretensión, porque en la medida que la democracia se va haciendo más sólida, las conductas que se manifiestan sin lealtad y sin respeto a las reglas de la vida política, tal y como se entienden en los países de nuestro entorno, las citas electorales se encargan de ejercer la máxima responsabilidad política.

Las turbias maniobras del gobierno de José María Aznar en los días posteriores al atentado de Atocha tuvieron mucho que ver con la movilización ciudadana que arrojó al PP del poder. Esa fuerza latente, que se pronuncia cuando haya elecciones generales, se encargará de poner a cada uno en su sitio. Es cuestión de esperar y de ir tomando nota de tanta ignominia.

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