15/6/07

CONVULSIÓN EN ORIENTE PRÓXIMO

Las claves del desastre
La ocupación, las sanciones y los fallidos procesos de paz han alimentado la frustración
elmundo.es/Portada > Internacional/15/06/2007
Un activista de Hamas pisotea un retrato de un alto dirigente de Al Fatah. (Foto: AFP)
MONICA G. PRIETO (Especial para EL MUNDO)
JERUSALÉN.- Durante años, los dirigentes de uno y otro bando respondían con la misma frase cuando eran interrogados sobre un posible conflicto civil: "El derramamiento de sangre palestina es un tabú". Las relaciones entre Hamas y Al Fatah eran tan malas que el enfrentamiento parecía inevitable, pero la causa palestina parecía dirimir las diferencias fraternales en pos del objetivo común.
La política internacional ha cambiado las cosas en los territorios ocupados. Caído por completo el tabú, la conquista de Gaza a manos de Hamas ha sorprendido fuera y dentro de Oriente Próximo, si bien se esperaba un desenlace inminente de la guerra civil larvada que vivían las dos facciones desde que los islamistas ganaran las elecciones, en 2006. Pero ¿cómo se ha llegado a esta situación y qué consecuencias puede traer el enfrentamiento civil? Estas son las claves para comprender la contienda.
¿Qué ha llevado a los bandos a la guerra civil?
"Si dejas a dos hermanos en una cueva y les quitas lo básico para sobrevivir se matarán entre ellos", explica el ministro palestino de Exteriores, Ziad abú Amar. Analistas y políticos independientes coinciden en que sólo el cerco internacional y la ocupación explican la degradación social palestina y el estallido de una guerra que hará retroceder décadas a los territorios y en la que nadie ganaría.
Tras la victoria de Hamas, la comunidad internacional impuso un bloqueo que azuzó el rencor de Al Fatah, que no admitía su derrota. El partido de Abú Mazen se negó a entregar el mando de las Fuerzas de Seguridad al Ministerio del Interior, en manos de Hamas, y eso llevó al Movimiento Islámico a crear su propio cuerpo de Seguridad, la Fuerza Ejecutiva, encargada de poner orden en Gaza. Los dos bandos ya estaban creados.
Con el boicot llegó la crisis, con la miseria la desesperación y ésta, mezclada con armas, derivó en una guerra civil consumada por periodos, que quedaba interrumpida cada vez que Israel bombardeaba. En el último intento de frenar el conflicto, el régimen saudí obligó a las partes a pactar un Gobierno de unidad donde el Ministerio del Interior, encargado de dirigir a todas las milicias, recayó en un independiente, Hani Kawasme, que dimitió ante su incapacidad de frenar los combates.
Aunque la guerra comenzó en 2006, hay que remontarse a los Acuerdos de Oslo para entender la frustración que padecen los palestinos. Pese a lo pactado en 1993, Israel no se retiró de Cisjordania -sí lo hizo de Gaza, aunque la controla por tierra, mar y aire - sino que ha creado más colonias, no ha transferido poder a la Autoridad Palestina (ANP) y castiga colectivamente a la población cisjordana. Al fracaso de la ANP y las escasas perspectivas de futuro se suma a la animadversión entre Al Fatah y Hamas desde la creación de ésta, en 1987. Durante mucho tiempo sus militantes fueron perseguidos y torturados por las fuerzas de Yasir Arafat.
¿De qué se acusan ambas partes?
La retórica -y por desgracia algunos de sus métodos- recuerda a la iraquí: los laicos de Al Fatah llaman chiíes a los islamistas por sus vínculos con Irán y Siria -los palestinos son suníes- mientras que Hamas tacha a sus enemigos de sionistas y colaboracionistas. La excusa oficial son sendas acusaciones de golpe de Estado: según los islamistas, Al Fatah -y en especial algunos de sus dirigentes, como el señor de la guerra Mohamed Dahlan- actúa a sueldo de Israel para boicotear al primer ministro Ismail Haniya y provocar un adelanto electoral que devuelva el poder a Al Fatah. Según el grupo de Abú Mazen, los islamistas quieren gobernar sin tener en cuenta al resto de facciones.
¿Con qué fuerzas cuenta cada bando?
Hamas se apoya en dos milicias: su brazo armado, las Brigadas de Izedin al Qasam, unos 15.000 hombres bien armados, y los 6.000 de la Fuerza Ejecutiva. Una facción de los Comités de Resistencia Popular está apoyando a los islamistas, que según Tel Aviv son ayudados por Irán y Siria.
Por su parte, Abú Mazen cuenta con todas las Fuerzas de Seguridad (Policía, Seguridad Preventiva, Fuerza 17 e Inteligencia, 30.000 hombres en total, aunque la mayoría en Cisjordania) y con la inestimable ayuda de EEUU, que desde que perdió las elecciones ha invertido 45 millones de euros en armar a su hombre en los territorios. Gracias a Washington la Guardia Presidencial ha pasado de 2.500 a 5.000 hombres en Gaza y ha recibido armas después de que la Administración Bush conminara a Israel a permitir el paso de equipamiento para Al Fatah por su territorio. Además, Al Fatah cuenta con las Brigadas al Aqsa. Dicho esto, Gaza es el feudo absoluto de Hamas, donde sus seguidores son mayoría, y Cisjordania el de Al Fatah.
¿Resolvería algo una fuerza internacional?
No, pero implicaría una alianza aún más clara entre la comunidad internacional e Israel que convertiría a los miembros de dicha fuerza en objetivo. En 40 años de ocupación, los llamamientos palestinos para desplegar un contingente en Gaza y Cisjordania, donde hay incursiones israelíes a diario, se levantan asentamientos ilegales y no existen derechos básicos como el libre tránsito, han sido ignorados. Sin embargo, la idea del primer ministro israelí, Ehud Olmert, para que una fuerza proteja la frontera con Egipto -única puerta de Gaza al mundo- sí ha sido acogida con agrado por Bruselas. Israel pretende así que sea la comunidad internacional la que se enfrente con Hamas, su principal enemigo.
¿Era realista mantener el Ejecutivo de unidad?
"El Gobierno es ineficaz e irrelevante. No es capaz de resolver ningún problema, sino que es la manifestación de los problemas". La definición del analista Basem Izbeidi explica por qué el camino natural a la actual farsa política es la disolución de un Ejecutivo que nunca ha funcionado. Al Fatah amenazó primero con retirarse, aunque su marcha no supondría el fin del Ejecutivo dado que, según la Ley Básica, sólo puede ser disuelto si abandonan un tercio de sus ministros. Como Al Fatah no dispone del tercio de las carteras, su ausencia no implicaba la disolución salvo que Abú Mazen convenciera a los independientes de que le secunden.
Abú Mazen terminó haciendo uso de su prerrogativa presidencial para declarar el estado de emergencia, que le permitirá gobernar por decreto durante 30 días. Conquistada Gaza, estos decretos funcionarían sólo en Cisjordania, de por sí dividida en batustanes por el muro y los asentamientos y controlada de facto por Tel Aviv. La Ley Básica no contempla en realidad la posibilidad de que el presidente adelante las elecciones, por lo que debería cambiar la ley -o saltársela- para hacerlo. EEUU ha destinado 750.000 euros en preparar una próxima votación.
¿Cuáles son las consecuencias de la guerra civil?
La más inmediata es la extensión de la violencia a Cisjordania y la conversión de ambos territorios en entidades autónomas, aunque esto ya ocurre dado que Israel no permite a los palestinos circular entre los 45 kilómetros que las separan. Hamas gobernará una Franja aislada del mundo exterior, dado que las fronteras están controladas por Tel Aviv, y de Tel Aviv depende la electricidad, el combustible e incluso la pesca. Se prevé un agravamiento de la crisis humanitaria y una explosión social. En cuanto a Cisjordania, transformada en cantones inconexos, quedará bajo control teórico de un Abú Mazen convertido en el interlocutor irrelevante del que tanto habló Israel y sin capacidad para negociar.

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