9/6/07

Economía

09/06/2007
Brasil-Bolivia: un paso adelante en la integración regional
Emir Sader
IPS

Un nuevo momento de crisis en las relaciones entre los gobiernos de Brasil y Bolivia ha sido superado gracias a un acuerdo que contempla las demandas de las dos partes. La derecha de los dos países y todos los que tratan de dividir la amplia alianza favorable a los procesos de integración regional se sienten una vez más defraudados.

La compra de las dos refinerías de Petrobras en Bolivia por parte del gobierno de La Paz el 10 de mayo concluyó ese conflicto, complementada por el decreto que impide que las empresas de gas exporten su producción, ya que los hidrocarburos pertenecen a Bolivia. Con eso, se supone que Brasil retome su plan de inversiones en el país vecino.
Las refinerías procesan cerca de 40.000 barriles diarios de petróleo y fueron adquiridas por 112 milones de dólares.

Las dificultades que periódicamente enfrentan los presidentes de Brasil, Lula Da Silva y de Bolivia, Evo Morales, tienen su antecedente en los intentos del gobierno de Fernando Henrique Cardoso para privatizar la empresa nacional de hidrocarburos Petrobras. En efecto, durante un breve lapso a la corporación brasilera se le cambió el nombre -de Petrobras a Petrobrax- como preparación para su transformación en una empresa globalizada, lista para ser vendida a grandes capitales internacionales. Como consecuencia, aunque Petrobras es una empresa de economía mixta con la mayoría del capital votante en manos del gobierno federal, una parte de sus acciones fueron vendidas en las bolsas de Nueva York y San Pablo. Esto obliga a la empresa a rendir cuentas de sus inversiones a accionistas privados, asi como a reconocer la jurisdicción de tribunales internacionales.

De este modo Petrobras, pese a ser una empresa estatal de prestigio y proyección internacional por haber logrado la autosuficiencia energética para Brasil mediante su método de extracción de hidrocarburos en aguas profundas, escara limitaciones en el desempeño de su política regional debido a las reformas impuestas por el precedente gobierno de Cardoso.

Desde la primera vez que Lula recibió a Evo Morales y le expresó su apoyo, la derecha brasileña procura instigar a la clase media del centro-sur de Brasil, abastecido por el gas boliviano, así como a las grandes empresas que utilizaban petróleo industrial y lo reemplazaron por gas en contra del gobierno Lula, inculpándolo por las alzas de precio del gas boliviano y la amenaza de interrupción del suministro.
Pero la buena relación entre los dos presidentes se ha mantenido y Lula obtuvo su segundo mandato sin que la oposición lograra infligirle algún desgaste político.

En Bolivia, tanto los opositores de derecha como los de una parte de la izquierda han atacado los acuerdos entre Lula y Evo Morales, como si la nacionalización de los hidrocarburos, consistente en la expropiación de las emrpesas extranjeras, haya sido sólo parcial o no haya sido un un buen negocio para Bolivia. Pero aquí tampoco se ha registrado un desgaste y es un hecho que los dos mandatarios gozan de un apoyo popular de alrededor del 64 por ciento.

Las perspectivas futuras de las relaciones entre los dos países en relación al tema del gas están condicionadas por tres factores, que pueden convergir o no. El primero es la política brasilera de buscar nuevos yacimientos gasíferos dentro del país y aminorar la dependencia del gas boliviano, mientras un sector de las empresas explora la posibilidad de reemplazar el gas por petróleo. Otro factor es la construcción del gasoducto continental y en particular el tramo desde Venezuela hasta Pernambuco, en el nordeste de Brasil y la definición de la Alianza Bolivariana para las Américas (ALBA) de que la integración energética latinoamericana tendrá el gas como eje.

El tercer factor, del que es difícil imaginar la proyección futura y como podrá incidir en la integración regional y, en especial, sobre las relaciones entre Brasil y Bolivia acerca de temas energeticos, es el del etanol. .

Lo que queda como garantía de superación de conflictos bilaterales es la buena relacion entre Lula y Evo, que han debido intervenir sucesivamente para que los intereses específicos de ambos países y de sus empresas sectoriales no representen escollos y por el contrario se armonicen para convertirse en instrumentos de consolidación de la integración regional.

Emir Sader, Secretario Ejecutivo del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) y coordinador del Laboratorio de Políticas Públicas de la Universidad del Estado de Rio de Janeiro.

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