Palestina en lucha
07/06/2007
Cuarenta años después de la Guerra de los Seis Días“Nuestra liberación también liberará a Israel de los desastres de la ocupación”
Marwan Barghouti
Cuarenta años después de la Guerra de los Seis Días“Nuestra liberación también liberará a Israel de los desastres de la ocupación”
Marwan Barghouti
Rebelión/l’Humanité
Traducido por Caty R.
Traducido por Caty R.
Desde el agujero de la prisión en la que sufre condena a varias cadenas perpetuas, el popular dirigente palestino envió a l’Humanité (a través del diputado comunista francés Jean-Claude Lefort) el texto siguiente:
El 4 de junio de 1967 es un día sombrío en la historia del pueblo palestino. Es una fecha que permanece grabada en nuestra memoria colectiva igual que la Nakba -la catástrofe-, el episodio que hace cincuenta y nueve años convirtió al pueblo palestino en un pueblo de refugiados, un pueblo sin patria. Hoy quiero recordar de nuevo que he vivido toda mi vida bajo la ocupación israelí, mi vida es un viaje de frustraciones y sufrimientos que empezaron hace cuarenta años. Durante estos cuatro decenios, como todos los palestinos, he tenido que soportar todas las penas, los dolores, el encarcelamiento, la tortura y la expulsión. Sufrí interrogatorios inhumanos en las prisiones del ocupante, he sido encarcelado arbitrariamente sin juicio, he padecido arresto domiciliario y me libré de varios intentos de encarcelamiento. No estuve presente cuando nacieron mis cuatro hijos, no los he visto crecer, no acudí a las entregas de premios en sus escuelas; me han privado de todos los momentos de alegría como a decenas de miles, a cientos de miles de palestinos.
Siempre soñé con un país libre y un estado democrático; un país donde pudiéramos vivir en paz y seguridad con nuestros vecinos, el estado de Israel, ese estado que ha infligido tantos sufrimientos a mi pueblo. Todavía sueño que un día mi gente será liberada de la esclavitud que le impone la ocupación israelí. Estoy orgulloso de que el pueblo palestino se niegue a ceder bajo la humillación y el desamparo de la ocupación y mantenga su legítima resistencia para conseguir la libertad, el derecho al retorno y la independencia… como hicieron otros pueblos en el pasado. Porque hoy los palestinos soportan grados de humillación, miseria y hambre peores que los que han padecido durante los cuarenta años de ocupación. La brutalidad y la discriminación han llegado al máximo.
Ya es hora de que todos los que desean que la paz, la seguridad y la estabilidad reinen en el mundo comprendan que para alcanzar este fin en Oriente Próximo es preciso acabar con la ocupación de todos los territorios palestinos invadidos por Israel desde 1967 y con la ocupación de todas las tierras árabes usurpadas. Hay que crear un estado palestino independiente y soberano con la capital en Jerusalén. Por último, la paz, la seguridad y la estabilidad sólo reinarán en nuestra región si se encuentra una solución justa al problema de los refugiados palestinos, una solución basada en la resolución 194 de la ONU.
Los amigos que están a nuestro lado en nuestra lucha legítima apoyan la justicia, la libertad, el humanismo y el respeto a los derechos humanos. Ya es hora de poner fin a la más larga y cruel ocupación de la historia del mundo moderno. La liberación de la tierra y el pueblo palestinos, más allá de la liberación de nuestro pueblo, también es una oportunidad de liberar al pueblo israelí de los males, los crímenes y las tensiones de la ocupación. Nuestro pueblo nunca olvidará a los que nos apoyan, los hombres, las mujeres, los individuos, las asociaciones y partidos políticos, las instituciones, los comités de solidaridad, los estados extranjeros y los pueblos. Nunca olvidaremos que se han puesto del lado del pueblo palestino en la lucha para superar estos tiempos difíciles, y la nobleza de su compromiso permanecerá en nuestra memoria. Tengo la esperanza de que nosotros, el pueblo palestino y todos nuestros amigos, podremos celebrar un día en las calles y plazas de Jerusalén el advenimiento de la paz y la libertad en nuestra tierra, Palestina, tierra de paz.
Original en francés: http://www.humanite.fr/journal/2007-06-05/2007-06-05-852446
Caty R. pertenece a los colectivos de Rebelión, Tlaxcala y Cubadebate. Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, la traductora y la fuente.
El 4 de junio de 1967 es un día sombrío en la historia del pueblo palestino. Es una fecha que permanece grabada en nuestra memoria colectiva igual que la Nakba -la catástrofe-, el episodio que hace cincuenta y nueve años convirtió al pueblo palestino en un pueblo de refugiados, un pueblo sin patria. Hoy quiero recordar de nuevo que he vivido toda mi vida bajo la ocupación israelí, mi vida es un viaje de frustraciones y sufrimientos que empezaron hace cuarenta años. Durante estos cuatro decenios, como todos los palestinos, he tenido que soportar todas las penas, los dolores, el encarcelamiento, la tortura y la expulsión. Sufrí interrogatorios inhumanos en las prisiones del ocupante, he sido encarcelado arbitrariamente sin juicio, he padecido arresto domiciliario y me libré de varios intentos de encarcelamiento. No estuve presente cuando nacieron mis cuatro hijos, no los he visto crecer, no acudí a las entregas de premios en sus escuelas; me han privado de todos los momentos de alegría como a decenas de miles, a cientos de miles de palestinos.
Siempre soñé con un país libre y un estado democrático; un país donde pudiéramos vivir en paz y seguridad con nuestros vecinos, el estado de Israel, ese estado que ha infligido tantos sufrimientos a mi pueblo. Todavía sueño que un día mi gente será liberada de la esclavitud que le impone la ocupación israelí. Estoy orgulloso de que el pueblo palestino se niegue a ceder bajo la humillación y el desamparo de la ocupación y mantenga su legítima resistencia para conseguir la libertad, el derecho al retorno y la independencia… como hicieron otros pueblos en el pasado. Porque hoy los palestinos soportan grados de humillación, miseria y hambre peores que los que han padecido durante los cuarenta años de ocupación. La brutalidad y la discriminación han llegado al máximo.
Ya es hora de que todos los que desean que la paz, la seguridad y la estabilidad reinen en el mundo comprendan que para alcanzar este fin en Oriente Próximo es preciso acabar con la ocupación de todos los territorios palestinos invadidos por Israel desde 1967 y con la ocupación de todas las tierras árabes usurpadas. Hay que crear un estado palestino independiente y soberano con la capital en Jerusalén. Por último, la paz, la seguridad y la estabilidad sólo reinarán en nuestra región si se encuentra una solución justa al problema de los refugiados palestinos, una solución basada en la resolución 194 de la ONU.
Los amigos que están a nuestro lado en nuestra lucha legítima apoyan la justicia, la libertad, el humanismo y el respeto a los derechos humanos. Ya es hora de poner fin a la más larga y cruel ocupación de la historia del mundo moderno. La liberación de la tierra y el pueblo palestinos, más allá de la liberación de nuestro pueblo, también es una oportunidad de liberar al pueblo israelí de los males, los crímenes y las tensiones de la ocupación. Nuestro pueblo nunca olvidará a los que nos apoyan, los hombres, las mujeres, los individuos, las asociaciones y partidos políticos, las instituciones, los comités de solidaridad, los estados extranjeros y los pueblos. Nunca olvidaremos que se han puesto del lado del pueblo palestino en la lucha para superar estos tiempos difíciles, y la nobleza de su compromiso permanecerá en nuestra memoria. Tengo la esperanza de que nosotros, el pueblo palestino y todos nuestros amigos, podremos celebrar un día en las calles y plazas de Jerusalén el advenimiento de la paz y la libertad en nuestra tierra, Palestina, tierra de paz.
Original en francés: http://www.humanite.fr/journal/2007-06-05/2007-06-05-852446
Caty R. pertenece a los colectivos de Rebelión, Tlaxcala y Cubadebate. Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, la traductora y la fuente.
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