23/7/07

Los falsos iconos y su único credo: “ubí bane, ubí patria”.

Cualquier negociación demanda la presencia de estadios, de escalonados tramos a veces muy complejos para caminar sobre ellos; lo cierto es que las conversaciones entre el Reino de España y Cuba siguen dando sus frutos, objetivamente comprobamos algunos pasos de pública buena fe en el gobierno cubano que tuvo como brújula de comprobación a la liberación de un grupo de prisioneros políticos tras la visita del canciller ibérico a la isla, señor Miguel Ángel Moratinos, además de la sensible disminución del hostigamiento a la oposición y a la ya probable adopción de un pliego de medidas orientadas a despenalizar y reformar el sistema de prisiones en el país, propuesto por Raúl Castro ante el último período de sesiones de la Asamblea Nacional.
Para intentar opacar esas acciones que se dirigen a despejar las tensiones y potenciar el diálogo, el Camaján primero, el ladino señor Elizardo Sánchez, acaba de publicar el informe de la Comisión de Derechos Humanos y Reconciliación (que en un alarde de acrobacia política singular aún preside), donde dibuja un sombrío y desastroso estado de involuciones del espectro nacional sólo apreciadas por quien, como él, desea mentir para intentar lucrar con las donaciones que tamaña distorsión de la verdad objetiva de la actualidad cubana, podría generar.
Los enemigos del diálogo (y el obeso Camaján es uno de ellos entre los más recalcitrantes) jamás aceptarían algo así, porque eso conspira contra la mismísima médula de sus procedimientos mezquinos y condena a la pena capital las prácticas de provocaciones y estímulo artificial a la confrontación, que son las piedras angulares de la industria anticastrista de la extrema derecha y el presupuesto político de los ultra izquierdistas para demonizar a la otra parte. Así lo peor y más reaccionario de ambos bandos han encontrado los insólitos puntos en común que garantizan una sólida y lucrativa colaboración interactiva a punto de cumplir medio siglo de clavada en el corazón de la patria.
La señora Martha Beatriz Roque Cabello cuestiona ahora mismo el elemento positivo contenido en esa propuesta de Raúl Castro* a la Asamblea Nacional y refleja una aparente, como significativa preocupación por el destino de los presos políticos y de conciencia cubanos, exigiendo su inmediata libertad. Nos vuelve a mostrar su curiosa manera de utilizar confusas elipsis en textos con silogismos viscerales y con la persistente contradicción, entre cuanto asegura enfáticamente desear como objetivo de lucha política y su raigal ambición por metas mucho más prosaicas y personales.
“Los presos no necesitan cultura, sino mejores condiciones de vida”… manifiesta furibunda la anciana dama calvinista olvidando la minucia de que no es posible obtener lo uno sin la activa presencia de lo otro; ¿o es que acaso para esa oscura mujer cultivar el espíritu y el cuerpo no nos hace bien, fecundando el lado luminoso del hombre?; ¿tiene una remota idea ella de cuánto significa la luz, la expansión y el movimiento libre que nos aportan los ejercicios físicos para quien vegeta y se consume agobiado por la horrible soledad que le deparan los muros y férreas rejas?; ¿o es que acaso la jaula de oro en que cumplió sus meses en prisión la pone al mismo nivel de los sufrimientos, la indefensión y el dolor, con que se subvive en el inframundo del presidio real en cualquier país del mundo y que estuvo tan lejos de ella?.
Aún para una parte mayoritaria de la oposición cubana que se acostumbró a aceptar el fardo de la indignidad, de la hipócrita justificación y de cómplices silencios ante los sucios inventarios que han acumulado los falsos iconos de la patria cometiendo una canallada y otra con la más desconcertante impunidad, la declaración provocadora de Martha Beatriz ha desatado reacciones que van desde socarronas sonrisas y escepticismo en los más generosos, hasta la sincera indignación de los que asumen su fárrago efectista como una irreverente burla hacia aquellos a quienes deparó una absoluta indolencia en materia de praxis objetiva.
A esa insensible señora no le interesa el martirio, las laceraciones internas, las privaciones ni el destino de los presos políticos, y mucho menos, cuanto se relaciona con el dolor de los comunes. Ella carece de la mínima compasión, sus metas personales no pasan por la filantropía y no tiene el interés necesario para pensar en el dolor humano como tampoco lo tiene ni siquiera a disposición de quienes se entregaron en cuerpo y alma a servirle desde todos los ángulos posibles; entonces, ¿dónde está su solidaridad y desvelo por esa mujer que fue su fidelísima colaboradora y que todos conocemos bien, quien languidece en una cama de su casa enferma sin siquiera poder levantarse para la evacuación de necesidades vitales desde hace meses y aún no ha recibido de esa ingrata misántropa el reconocimiento mínimo por servicios prestados, e incondicionales adhesiones a la sombra de ella misma, hasta el último día en que pudo mantenerse en pie?. Esa respuesta no podría asumirla quien cae tan bajo como para vivir de acuerdo a una teología: el dinero como única fuente de acceso a los principales valores de la vida; y a una filosofía: controlar el lado útil de los seres humanos y usarlos, convirtiéndose en su deidad en la tierra para luego apartarlos y subir sobre sus cabezas.
Luego de su confortable estancia en prisión con la consabida carga anecdótica de dudosas y torcidas incidencias (son sus acciones reales las que constantemente nos muestran lo que hay detrás de poses y apariencias, lo único que aclara cuanto se esconde a la opinión pública deliberadamente para vender la imagen irreal de otro falso icono), como los paseos por las áreas residenciales más hermosas de la ciudad acompañada por complacientes oficiales de la contrainteligencia cubana, con un insólito programa de “conduce” para una prisionera política destinado a visitar centros turísticos de Santa María y la casa de Elizardo Sánchez - nuestro conocido y referente de marras -, así como estancias en la exclusiva óptica de “Miramar” de elevados precios en moneda convertible para sus necesidades oftalmológicas y demás etcéteras, Martha Beatriz tuvo que enfrentar un trago amargo. Después de su ficción de confinamiento, la señora Martha se vio obligada a rendir cuentas sobre las finanzas enviadas a su traída y llevada Asamblea, con el objeto de hacerlas llegar a los presos políticos y de conciencia cubanos, además de facilitar estancia a sus familiares, gastos de alimentos, y por último destinar esos medios para promover las acciones de la propia Asamblea en sus otros propósitos de base.
Para aclarar los malentendidos y los comentarios aviesos en la oposición de acá y de allende el canal, la señora Martha convocó a la augusta Asamblea y allí repitió el guión ya trillado antes por sus avispados lugartenientes René Gómez Manzano y Félix Bonne Carcasés, de que nada estuvo funcionando porque no se recibió ayuda en el período. Pero no todo puede quedarse guardado en el fondo de los esotéricos baúles de compartimentaciones cómplices y se filtró que Silvia Iriondo y las otras damas de “MAR por Cuba”, habían hecho llegar a la Asamblea desde Miami tres mil dólares USA convertidos en humo disperso en la atmósfera tras tocar las manos de sus ayudantes. De manera que sus colaboradores más cercanos estaban realmente en un aprieto respecto a la explicación capaz de resolver el acertijo, pero Martha Beatriz sacó del turbio asunto a sus socios menores ofreciendo a la crispada Asamblea, una tan original como poco creíble versión de los hechos: en efecto, las damas del “MAR por Cuba” sí enviaron el dinero, pero ¡ay!, cometieron la pifia de hacerlo a través del señor Elizardo Sánchez, y bueno – dijo al respetable – “ya ustedes conocen los antecedentes de ese individuo”.
Entre los presentes aquel día en que Martha intentaba sacar las castañas del fuego, se encontraba un reportero nombrado Jesús Leyva, quien ante tal desfachatez se levantó y sin poder contener el ex abrupto por el desatino justificador, le espetó sin ambages a la señora Roque Cabello, “que eso era absolutamente no creíble pues todos conocemos aquí la repelente aversión de las damas de “MAR por Cuba” hacia Elizardo, y Silvia Iriondo en especial, jamás habría utilizado tal vía”… pero a Martha le han inflado demasiado su ostensible sentimiento teomaniaco como para permitirle a nadie un criterio que contradiga el suyo, de modo que cortó por lo sano diciendo que lo dicho por ella eran los hechos, y dudarlo, sería considerado como una personal afrenta. El exordio conmínante tuvo la misma efectividad de siempre y aunque ninguno de los concurrentes creyó en la honestidad del trío, nadie se quejó más; ¿y los tres mil dólares?, bueno como la patria es de todos … los iconos, se utilizaron para destinos más elevados que ayudar a quienes están confinados en prisión y a sus pobres familiares; lo de la Asamblea es sólo el evento coyuntural donde se fabrican las provocaciones de ocasión contra el aparato represivo del gobierno cubano, y así generar posibles acciones hostiles de respuesta que armen el alboroto y produzcan grandes cantidades de dinero, controlado estrictamente por la supervisora principal y contadora vitalicia de esos esforzados paladines de la patria.
Siempre mostrando preocupación por los destinos de la nación, Martha Beatriz convocó con el apoyo de todos los medios de prensa y la fanfarria de lo más reaccionario y derechista del exilio, la “Asamblea para promover la sociedad civil en Cuba”; a mí juicio el más antimartiano, cavernario, antipatriota y provocador de todos los cónclaves organizados en Cuba bajo el amparo de una pretensión opositora que cubre intereses mucho más sórdidos. Todos supimos de la entusiasta colaboración de la extrema derecha con tal designio, todos vimos en la TV. la desembozada ostentación de grandes cantidades de dinero en los supermercados exclusivos donde compran los iconos, pues ni en sueños pudiera acceder a tal quimera un opositor de abajo, los mismos que inspiran en esa señora el más profundo desprecio como parias desheredados de la tierra.
Martha Beatriz deambuló por los mercados caros y se esmeró en facilitar excelentes tomas a las cámaras de televisión que la seguían en sus pomposas compras, le entregó a la contrainteligencia cubana un material inestimable para la desacreditación donde amenaza telefónicamente conque la Oficina de Intereses Norteamericana no otorgaría nunca una visa a quienes no colaborasen a la fuerza en su parafernalia del evento citado. Ella habló de la participación de más de 300 organizaciones en la Asamblea que jamás existieron, recibió cantidades altas de dinero sin subordinarse al molesto detalle de rendirle cuentas a nadie fuera de sí misma (entre otras sumas elevadas llegaron 35 000 USD donados por el Partido Republicano de la Florida que se volatizaron con el mismo arte de prestidigitación fraudulenta que los otros 3 000 de “Mar por Cuba” y otros enviados de manera más discreta), provocó un desagradable conflicto público con Oswaldo Payá que le hizo un daño irreparable a la oposición y hasta abrió una página Web con el objeto de desatar una implacable campaña contra los líderes de la Concertación, Manuel Cuesta Morúa y Fernando Sánchez López, por el pecado mortal de tomar distancia de su proyecto de Asamblea para promover la provocación y legitimar una planificada represión contra la sociedad civil.
El diario quehacer de la señora Roque Cabello inventando congresos y proyectos sobre temas cuya competencia institucional la convierte en un recurrente gestor del tráfico de la moralidad del cubano, y en la más clara extorsión sobre las necesidades migratorias de muchos que se envilecen ante el miedo a sus amenazas y la efectividad de sus bravatas frente a quienes cuentan con los factores de anuencias para viabilizarlas y el poder para vetarlas, por una simple sugerencia suya.
Ningún colaborador de la policía política cubana está en condiciones pues, de asegurar un servicio más eficiente a la propaganda oficialista sobre lo que se presenta ante la opinión pública como la oposición en el país, que el rosario de acciones promovidas por esa señora y dirigidas a mostrarnos como una caricatura de disidencia histérica, marginal, anodina, y capaz de aceptar en silencio el chantaje de quienes son aupados siempre por aquellos que pueden decidir el destino final de los que aspiran a emigrar, o lo que es igual, a más del 90% de esa masa de activistas. Para colmo, hasta el momento en que salió a la luz la primera de las presentes “Cartas Abiertas” con el título de los “Iconos del cambio en Cuba”, existía tácitamente la prohibición de criticar la galería de esos funestos personajes para la historia del último medio siglo en Cuba, so pena de seguros ostracismos. Por todo eso, puede entenderse que alguien así utilice frases de menoscabo e irrespeto a la cultura y olvide la gratitud, la compasión y demás valores que exaltan la condición humana, pues a la de ésta señora de inspiración calvinista y con simpatías con los Torquemada y otros momentos tenebrosos de la historia, todo ello le es ajeno.
Martha Beatriz tiene todo el derecho del mundo a sus filípicas contra quienes representan la tolerancia, la racionalidad y la apuesta por el cambio a través del diálogo; lo tiene también a utilizar silogismos provocadores para atacar los resultados de las negociaciones entre los gobiernos de Cuba y España, pero debe de prepararse para quienes no vamos a renunciar al nuestro de criticar en público las fuentes de su error, la hipocresía de un discurso civilista que jamás adoptó como principios de lucha y su invencible apego a los que aquí y en el exilio, hacen lo posible por regresar a tiempos de confrontación que empiezan a superarse por el sensible aumento de prosélitos con sinceras simpatías de reformas diseñadas por cubanos y para todos los cubanos.
Tras los actos públicos de esa viril dama siempre subyace un omnipresente elemento culposo. Así, se improvisó el show reciente del intento de resurrección de aquella deyección llamada “La patria es de Todos”, que pudo expulsar la nación de sus órganos vitales extrapolada con urgencia al diligente concurso de los vectores mediáticos de la prensa internacional en la casa del señor Michael Parmly, jefe de la SINA en Cuba, y por tanto, el menos indicado de todos los lugares posibles para hablar de intenciones políticas autóctonas y de sentimientos patrióticos genuinos y apegados a la tradición de ese sagrado concepto. Todo lo apócrifo es fingido y falso, pero cuando se dirige a ultrajar el altar sagrado de siglos que simbolizan el concepto de patria, hasta para esos inescrupulosos sujetos capaces de no vacilar ante nada por tal de lograr dinero, influencias y relumbrón, resultó algo demasiado cobarde, cínico y afrentoso, ante la sangre, las lágrimas y el supremo sacrificio de miles de sus héroes y mártires, que se inmolaron para evitar infamias de corte cipayo como ésta a lo largo de siglos enteros.
Hace apenas unos días hablaba con un opositor que aprecio mucho y poseedor de una mente política muy aguda y me comentaba el dolor que le causa comprobar una y otra vez que el oficialismo no dice una sola mentira sobre la conducta de tales próceres; le respondí que no es dolor lo que debe sentirse, sino desprecio por quienes fueron prefabricados para servir a los dos extremos, el de la derecha cavernaria y los ultra estalinistas. Esa gente es el pasado y representa la escoria que sirvió para el fomento de la industria anticastrista como avanzada de los fundamentalistas del exilio, los mismos a quienes el actual presidente norteamericano les debe la poltrona presidencial por la manipulación de los votos de la Florida, tanto en las elecciones del 2000, como en su reelección del 2004. A ellos se les dotó con prerrogativas anárquicas, con dinero y privilegios, capaces de resaltar ante todos que siempre contarían con el irrestricto apoyo de la embajada de los Estados Unidos en Cuba, con categoría de Oficina de Intereses; son los mismos que influyen sobre la actual administración norteamericana para ignorar la propuesta de Raúl Castro sobre conversaciones desbloqueadoras entre los dos gobiernos y ponen en boca de la Sra. Condolezza Rice, la Secretaria de Estado, que “nosotros no tenemos nada que discutir con los cubanos. El gobierno cubano debe sentarse primero con su pueblo”.
La Secretaria de Estado ignora que aquella tampoco es una sociedad perfecta y ahora mismo el ultra conservadurismo de la administración que representa ha privado de un numeroso grupo de derechos civiles a los estadounidenses y hunde a su juventud en el sangriento pantano de una inacabable guerra en Irak, cada vez más alejada de la victoria militar. Sería contraproducente que el gobierno cubano exigiese al de Bush sentarse en la mesa de negociaciones luego de retirar sus bases militares por el mundo (incluida la de Guantánamo en territorio isleño), o prohibir la venta de armas de fuego que puedan usarse en masacres escolares, o resuelva los incidentes migratorios con los indocumentados, capítulos todos que forman parte de asuntos internos de aquel país; pero aún más irrespetuoso, exigir al gobierno estadounidense que debe primero reunirse con su pueblo a explicarle las causas por las que 40 millones de norteamericanos ahora mismo carecen de cobertura médica y se endurecen los recortes sociales para el financiamiento de guerras interminables.
Esa tozudez imperial es la que sólo mira por los ojos de los falsos iconos. Al amparo de la extrema derecha se invalida la seria perspectiva de una distensión que pueda resolver para siempre la normalización de relaciones entre los dos países, a pesar de que otros gobiernos norteamericanos se sentaron a conversar con los chinos, los vietnamitas y hasta ahora mismo, con los letales sunnitas en Irak. Los chinos le causaron a Estados Unidos más de 30 000 bajas mortales en la guerra de Corea y facilitaron cuanto fue necesario en el terreno militar, logístico y político para la derrota norteña y la división artificial en esa estratégica península del extremo oriente; Nixon pasó por encima de los detalles luctuosos y geopolíticos arreglando los más espinosos asuntos con los chinos para asegurarse aquel mercado fabuloso y contar con una perspectiva de limar futuras confrontaciones evitables con un país donde habita el 20 por ciento de toda la humanidad.
Con Vietnam, Estados Unidos sostuvo una de las guerras más devastadoras de la historia, al terrible precio de cerca de 60 000 soldados muertos en combate, así como más de 153 000 entre heridos o mutilados en aquella pavorosa contienda en la que la parte vietnamita aportó más de tres millones de víctimas y un país destruido cuyos paisajes evocaban zonas lunares; y sin embargo, ello no evitó la normalización de sus relaciones y la concesión excepcional del estatus de nación mas favorecida en el comercio al país Indochino, cuyo presidente recién inauguró las operaciones bursátiles en la bolsa de New York en visita oficial a Norteamérica.
Las fuerzas armadas cubanas no han causado una sola baja a las norteamericanas, ni se ha ultrajado ningún símbolo de esa nación en la isla, como es de usual práctica en todas las regiones del planeta donde se queman banderas, imágenes y se atacan sus misiones diplomáticas a pedradas injuriando a sus diplomáticos. ¿Por qué entonces no sentarse a conversar, si ahora mismo se está haciendo con la insurgencia fundamentalista en Irak?; y es que la respuesta se repite una y otra vez, se trata de influencias que llegan a la misma Casa Blanca por parte de una extendida y poderosa red de enemigos del diálogo bilateral, pues necesitan de la confrontación y las tensiones que generan dinero e influencias. Esos individuos de la extrema derecha del exilio controlan las intenciones de voto en el estado de La Florida, e insisto en que los actuales inquilinos de la Casa Blanca les deben demasiado.
Solo con esa ceguera política lamentable pueden explicarse los errores estratégicos que costaron la anulación política, el aislamiento y el boicot total, a opositores que se consagraron con todas sus fuerzas a un activismo valiente en el enfrentamiento al régimen y pagaron por culpas de los propios iconos y sus padrinos, que se cansaron de ofrecer oportunidades de causarnos daño a aquellos 12 agentes de la contrainteligencia cubana “quemados” tras la ola de arrestos de marzo del 2003. Martha Beatriz Roque Cabello fue uno de los siniestros personajes que condenó a la expulsión de la comunidad opositora a tantos activistas honrados, servidos en bandeja como cabezas de turco a través de cartas-estigmas a aquel controversial y desatildado jefe de la SINA entonces. Lo curioso de hasta donde puede llegar la ceguera de quienes premian la actitud inmovilista, es que la entrañable amistad de la señora Martha Beatriz Roque con uno de los principales agentes de la Seguridad del Estado cuya identidad fue revelada en aquella ocasión, llamada Aleida Godinez, que mantuvo muy bien informada a la policía política cubana de temas de gran interés operativo obtenidos a través de Martha como fuente, no influyó para restar méritos a la dama que le acogió en su seno y la usaba como el brazo derecho de todos sus proyectos.
La grosera deformación de la realidad es tan absurda en el desempeño de estos falsos iconos, que para no admitir en público sus crasos y costosísimos errores, cuando suceden, se les carga a la cuenta de eventuales chivos expiatorios, que son acusados de colaboración con el adversario, San Benito socorridísimo en la práctica cotidiana de canallas que como Roberto de Miranda hace unos días (en el denominado Comité de Relatoría de Derechos Humanos integrado por viejos y nuevos detritus políticos), intentó colgármelo por la redacción de mis “Cartas Abiertas”, desde donde le recordé que en su caso en particular fue su propio hijo Maiquel quien lo acusó de agente del G-2 y escasez de gónadas antes de abandonar el país. Miranda se esmeró ese día en el Comité citado en puntualizar la importancia que a su juicio merece acabar con la presencia de mis “Cartas Abiertas” y dijo además que ello era parte de una gran ofensiva de la Seguridad del Estado contra la oposición y se hacía ya un imperativo terminar con el capítulo en cuestión.
Roberto de Miranda es lo suficientemente miserable como para cualquier apostasía y del mismo modo que me brindó sonriente, obsequioso y familiar, una cena en su casa al siguiente día de la reunión con el desvergonzado lunático que inventó todas las patrañas contra mi persona (oportunamente puestas en mi conocimiento por alguien que participó en la urdimbre de la intriga y todo le pareció un asqueroso vomitivo) sería capaz de cualquier bajeza para tranquilizar su inmensa cobardía si ella se sintiera amenazada por un factor exterior potencial, como entonces ocurrió con su archienemigo Palacios que amenazó con llevar el caso ante el supremo inquisidor si no se plegaba a la componenda contra el que suscribe, tan enojado estaba el anciano mastodonte de sesenta y seis años, por mi honesta defensa a todo cuanto él desea destruir. Por más que me lo pregunto, no puedo encontrar la respuesta de cómo se las ingeniará ese despreciable espíritu gelatinoso, tan cobarde como irresoluto, para utilizar el concurso de todas las excretas reunidas en tal Comité y suprimir la perspectiva, ejecutoria y sistematicidad del epistolario que sostengo desde el pasado marzo, sin yo haber pensado nunca en renunciar a tal empeño.
Compatriotas:
Ninguno de los falsos iconos está conforme con el diálogo, todos quieren la reproducción incesante de episodios capaces de provocar acciones hostiles de las autoridades cubanas, y en especial, de su policía política; eso aporta dinero y protagonismo que es todo cuanto les importa. La mayor parte de esos inflados beneméritos sabe que no volverían a prisión, salvo que asuman un episodio demasiado grave y conocen bien sus límites y los de un gobierno actual que se empeña en disminuir la represión y el número de prisioneros políticos en las cárceles; es por eso que insisten en sus poses de halcones, aún siendo de evanescente estopa política.
El pasado 21 de junio, en la conferencia de prensa del cuarteto “La Patria es de Todos”, celebrada en la residencia del señor Parmly, jefe de la SINA, la señora Martha Beatriz Roque Cabello arremetió contra la intención de la Concertación de iniciar un Foro Debate nacional que incluiría a todos los proyectos que se han concebido tanto en la oposición como por el oficialismo, en el último medio siglo en Cuba, y hasta más para allá en el tiempo. El arrebato de furia fue tan exacerbado en la frenética dama que hasta atacó a la prensa internacional por haber dado publicidad al foro citado, así como a sus creadores Manuel Cuesta Morúa y Fernando Sánchez López. La catilinaria contra la prensa fue tan brutal que uno de los periodistas allí reunidos confesó que no se marchó, porque no estaba representándose a sí mismo, sino al órgano de prensa que le paga.
Cinco días después, el 26, en la celebración del denominado PENCLUB (animado por el espíritu de la huella cultural negra en los Estados Unidos y su ascendiente actual en aquel país), Martha Beatriz asistió acompañada por Vladimiro Roca, un antiguo edecán con quien se le reconoce distanciada y ahora le asistía con el propósito de boicotear la presencia de Morúa en esa reunión. Cada uno de los dos se sentó a un lado diferente de un área donde se instaló una pequeña tribuna y cuando Morúa se disponía a leer uno de los poemas que seleccionó para la ocasión, escritos por poetas de Harleem, Martha y Vladimiro se levantaron simultáneamente para animar el numerito de desprecio deparado para la ocasión al abandonar el local. Pero allí estaba el Camaján 2, se encontraba vigilante el icono Palacios, que salió de inmediato tras la pareja de maleducados politicastros y les indujo a regresar a sus asientos para evitar un inoportuno escándalo, pues se encontraba en fase final un golpe maestro del conjunto de los Camajanes del “Todos Unidos” dirigido a torpedear la “Concertación”.
Palacio tenía razones fundadas para su optimismo y se las recordó a Vladimiro; ambos hicieron de la guerra del “Todos Unidos” contra la “Concertación” algo politiquero y sucio, pero lo matizaron con viejas cuentas personales a saldar. Lo del Camaján 2 y su obsesión por destronar del PSD a Fernando Sánchez no es noticia para nadie, pero Vladimiro fue mucho más discreto en lo de su diferendo irreconciliable con Morúa, pues supo guardar desde 1996, año en que perdió las elecciones con él en la Corriente Socialdemócrata, su más profundo rencor por cuanto creyó merecer y ni supo, ni pudo alcanzar. Difícilmente pueda excusarse a sí mismo aquel grotesco incidente de la pérdida de las boletas (las elecciones fueron en casa del propio Vladimiro) y cuando ya el problema se hizo insostenible, el señor Roca dijo haberlas encontrado detrás del archivo, pues al parecer se habían caído. “tampoco Vladimiro se perdona a sí mismo, ni a quienes fueron testigos de aquel inmenso desparpajo (Morúa en primerísimo lugar), de inventar una ruin mentira para apropiarse al menos del cargo de secretario general, cuando dijo ante el plenario elector… “que aún sintiendo pudor debía decirles que en el exilio deseaban ese cargo para él mismo”.
Luego el señor Roca y Morúa tomaron por caminos diferentes, pero quedó la vendetta pendiente y (raras coincidencias del destino), Vladimiro no se cansó de insultar a Morúa cada vez que podía en todos los medios imaginados posibles. Ahora lo vemos en una enmarañada red de asuntos turbios que incluso se extienden hasta una conexión Sueca.
El problema se imbrica una y otra vez en la génesis del “Todos Unidos”, con el renovado concurso del avispado guajirito de Santiago de Las Vegas, Edgar López Moreno, el mismo que fue la pantalla del frustrado golpe de estado de febrero pasado contra el presidente elegido democráticamente en el Partido Solidaridad Democrática (PSD) de corte Liberal, y con el que Palacios también perdió las elecciones en el año 98. Edgar el amiguito inefable del falso icono Roberto de Miranda, fue en aquella ocasión el peón del “Todos Unidos” impulsando el Putch (entiéndase el peón de Palacios que era el instigador principal de la acción), pero la maniobra resultó fallida porque los militantes de fila del PSD respondieron masivamente con 700 firmas de respaldo a su presidente legítimo.
Pero ahora los Camajanes del “Todos Unidos” subieron la parada y demostraron que esa organización no es por gusto considerada como un seminario permanente para adiestrar canallas con profesores eméritos. No, Martha Beatriz no debe protagonizar uno de sus histéricos berrinches públicos, no hace falta eso ahora, pues ya Edgar se puso de acuerdo con Mae Liz Orrego, líder de la juventud liberal sueca de origen cubano y gran amiguita de Edgar. Mae, además es una estrecha colaboradora de Gunilla Davidsson, secretaria general del SILC (siglas en Inglés del departamento de los Liberales Suecos que se ocupa de la ayuda exterior), quien ¿por el conducto? de la criolla naturalizada sueca le hizo llegar una nota a Fernando Sánchez donde le informaba el corte provisional de la ayuda al PSD hasta tanto “no se aclare la actual confusión” de la prótesis engendro de los doce golpistas (y desde luego que el subrayado es mío).
Ese fue el primer paso, pero hubo otros mucho menos notorios como el inusual y reiterado rechazo del Consejero Político Sueco en La Habana Peter Svvenson a recibir al señor Carlos Atchinson, Secretario de Relaciones Internacionales del PSD, así como una furtiva visita reciente de un grupo de suecos del que no se sabe la razón inductora pero visitaron al señor Vladimiro Roca, de activismo político con origen socialdemócrata ¿…?, pero mandamás del “Todos Unidos”, se entrevistaron además por separado con el guajirito intrigante, el icono Palacios y con el jefe de los facciosos defenestrados, el pequeño diablillo que asumió el trabajo sucio al poner su rostro y responsabilizarse públicamente con la canallada, Pablo Silva. Nada de contactos con el dúo de Julia Cecilia Delgado y Fernando Sánchez, los líderes liberales que emergieron desde los más ortodoxos orígenes institucionales y que no por casualidad dirigen las dos agrupaciones cubanas de esa tendencia política de mayor peso e importancia, el Partido Liberal Cubano (PLC) y el Partido Solidaridad Democrática real. Al parecer, el delicioso eufemismo cubano que designa a quien se finge estúpido teniendo un papel activo en algo, le sienta perfecto a estos suecos del SILC que “se hicieron los suecos”, aunque en la presente oportunidad no ocurrió como hace unos meses cuando la delegación nórdica de entonces fue devuelta a sus lares europeos por las autoridades cubanas, pues en la ocasión venían con intenciones diferentes.
Ahora, hasta se dieron chapuzones en la playa y disfrutaron de la soberbia contemplación de las beldades cubanas con torsos semidesnudos y cimbreantes caderas. No importa que sus acciones garanticen todo cuanto se conjura contra el presente y futuro demócrata de la oposición en Cuba, los intereses subyacentes tras esas escandalosas intromisiones suecas en nuestros asuntos internos cuentan con la bendición de poderosísimos factores retardatarios de aquí y de allá, de modo que la seguridad del estado local puede prescindir de calificadas agenturas para sus labores habituales, ya que ahora de los suecos llegó una ayuda inestimable para liquidar la democracia en nombre de la democracia misma. Claro que los suecos y quienes se ocultan tras ellos y son los verdaderos arquitectos de la obra, no cuentan con la minuta elemental de que nada escapa aquí de una profesional y aguda policía intelectual y con multiplicadas eficiencias; de manera que no descuiden los suecos que lo son y los que están lejos de serlo, que si el limitado alcance del análisis de un neófito como yo le aproxima a la verdad, y se la revela con todo y su crudo verismo desmitificador, al argos de miles de ojos calificados y con todos los recursos humanos, financieros y científicos, en manos de quienes tienen oficio, le quedará la más nítida y utilizable de todas las imágenes probadas de la verdad comprometedora. Como pueden apreciar mis lectores, para que un sueco se haga el sueco, debe elegir mejor el momento y las víctimas de esa cobarde pérdida de identidad y de honradez política. Solo unos días después de haberle mandado a decir el señor Elizardo a Fernando Sánchez que nunca el “Todos Unidos” incluiría como miembro pleno a una agrupación con igual nombre que otra establecida en el espectro de la oposición, y que el propio Vladimiro le ofreciera garantías en una entrevista personal de que ni siquiera se consideraría la iniciativa de proponer tal violación de ética ante el Comité de Relatoría, se produjo uno de los crímenes políticos más abominables en nuestro siglo republicano, la acción más provocadora y atentatoria contra todo principio de ética de que se tengan noticias, pues al fin, Héctor Palacios, el Camaján # 2 entre los falsos iconos tiene en el “Todos Unidos” el grupillo de peones necesarios para un intento de legitimación a su apócrifa estancia allí, donde estuvo hasta ahora sin representar a nada ni a nadie.
Hasta donde se extiende la memoria, ni siquiera en el tingo talango grotesco y corrompido de liberales, conservadores y auténticos de pacotilla, nadie se atrevió nunca a semejante desvergüenza, a tal mutilación de la institucionalidad política. Esa atrocidad de los iconos del “Todos Unidos”, tuvo consecuencias inmediatas con la defección y renuncia de uno de los miembros del Comité de Relatoría, e imagino que cuando los suecos cobren conciencia del paso dado en dirección a posturas antidemocráticas lo lamenten, sí es que no lo han lamentado ya.
Hay otro detalle degradante para nuestra oposición que también se vincula a equivocaciones suecas. Se trata de Osvaldo Alfonso, un exprisionero de los 75 arrestados en la ola represiva de marzo del 2003 y que reside allá desde su liberación en el 2005. Todo el mundo vio y escuchó la cobarde declaración de ese señor en la televisión cubana, la forma en que abjuró de su condición de opositor y el modo en que acusó al resto de sus compañeros de mercenarios y colaboración con los enemigos del gobierno cubano.
Osvaldo Alfonso protagonizó ese acto de traición con la oposición y su pueblo, para después, en su breve paso por el presidio antes de ser excarcelado incurrir en el poco viril episodio de cortarse las venas para intentar suicidarse, ofreciendo una doble imagen desastrosa como político y como hombre ante la nación por legarnos la deshonra que no esperábamos de él. Creo enfáticamente que los suecos están protagonizando un capítulo político de aupamiento a las peores causas y han ido demasiado lejos, en lo de su directa intervención en la controversia entre el PSD real y legal, la prótesis impuesta y el oscuro papel del “Todos Unidos” y su condenable acción contra la democracia, así como al non plus ultra con el invento de resucitar a Osvaldo Alfonso, un cadáver político con el insoportable hedor del que ya lo excedió todo en materia de descalificaciones y cobardías.
Considero que la inmensa mayoría de los demócratas suecos no aprueban esa intromisión de sus coterráneos en asuntos que solo tienen que ver con los cubanos, como tampoco aceptarían la llegada allá a Estocolmo de un grupo de políticos isleños que se dediquen a favorecer con intrigas a elementos consagrados a la antidemocracia y menos, el lanzamiento como figura política emblemática de alguien que constituye una afrenta para el honor y el prestigio de quienes, después de su pública traición, aún permanecen confinados. Ignoro cual será la motivación para hacerse cargo de algo tan sórdido y desacostumbrado en la tradición de prudencia y respeto cívico de los nórdicos, pero de lo que si estoy seguro es de que el conjunto de los iconos y Camajanes del “Todos Unidos” y el ascendiente del guajirito intrigante de Santiago de Las Vegas sobre la criolla Mae Liz, no tienen el brazo tan largo.
Estimado lector:
A veces se insiste en la adjetivación que uso en mis trabajos. La respuesta a otros transitando por análogos caminos servirá también para todos los que de buena fe insisten en que no debo tomar partido por nadie, para evitar malos entendidos. La antiética que se fabricó para los falsos iconos de la oposición les aseguró impunidad en todos estos años, creó las bases para el tipo de canalladas que se narran arriba en síntesis, y para otras que sería imposible reproducirla en un espacio inferior a las decenas de cuartillas.
No siento ninguna preferencia por figuras gramaticales y etimológicas más cercanas a la adjunción, porque eso es solo retórica del sobreentendido y así seguiría cimentando lo viciado de las taradas prácticas que protegen a esos falsos iconos y convierten a sus miasmas en olorosos narcóticos políticos a la fuerza de extorsiones que siempre excluyen la verdad, o la distorsionan, al no permitir acceso a la objetividad conque cuenta el calificativo indicado. De eso se trata, de quitar el velo de la impunidad de quienes cuentan con todo el apoyo necesario para decir y hacer cuanto les plazca, sin ser juzgados por nadie.
Esa gente ha cometido delitos de lesa patria, están asociados a hechos graves de gran connotación para nuestra contemporaneidad y son congratulados una y otra vez por sus padrinos políticos; tal actitud de doblez es el retablo desde donde se rinde culto a las posiciones antipatrióticas y sentinosas de esos falsos iconos.
La adjetivación me permite designar una o varias de las numerosas cualidades negativas de estos personajes de nuestra actualidad opositora, según el caso, y es que el adjetivo resulta insustituible en esa vertiente definidora. Nada puede establecer un rasero mejor que el enunciado del atributo, como parece que ninguna otra cosa se acepta menos por parte de quienes han sido intocables hasta ahora, que la disección pública de indecencias que una y otra vez fueron canonizadas por esa extraña teología política foránea, concebida para eclosión y sostén de ese lodazal desde donde se impuso al santoral de falsos apóstoles. No hago periodismo ni me atengo a reglas rígidas y es por eso que elegí los contactos epistolares con todos aquellos capaces de pensar, fuera de camisas de fuerzas y de colectivos idiotismos que aceptan lo inaceptable por miedo o por corrompidas connivencias, y de elementos alejados de lo vernáculo, cuyas aplicaciones erráticas han sentado una peligrosa tradición precambio democrático que nos enseña la clase de independencia mutilada a arrostrar, en situación semejante.
Los ataques públicos de la señora Martha Beatriz Roque, por ejemplo, a todo cuanto huele a mejorar el tinglado interno y siente sólidos precedentes capaces de preparar el terreno a la negociación mediante el diálogo se da la mano con la antiética conducta del “Todos Unidos”. Esos sarcomas corrompen el cuerpo de la oposición y despreciándose inconmensurablemente como se desprecian entre sí los propios iconos, ahora liman sus diferencias para el ataque a la Concertación, y especialmente, a la convocatoria de un foro, que penetra con fuerza irresistible en el espectro ético y político de una oposición asqueada de tantos lodos.
La conexión sueca contra la institucionalidad del PSD y el apoyo al artero Putch alentado y dirigido por los iconos del “Todos Unidos” para cobrar viejas cuentas y ofrecer una mascarada de silla legitimadora al lagarto Palacios, la caricatura intemporal de Martha Beatriz criticando propuestas del actual mandatario cubano que consolidan los acuerdos obtenidos con el Reino de España, así como las pérdidas constantes de terreno político en los falsos iconos, son eslabones de una misma cadena de errores que nos muestra el mapa entero y la extendida disposición hasta donde estarían dispuestos a llegar semejantes próceres en su frustración y rabia, por reconocer cómo los suyos de hoy son tan solo actos de desesperación por no poder superar la invalidez de sus proyectos, ni la insolvencia de sus procedimientos oscuros que ya no engañan a nadie.
Todos sabemos que tras ese maratón de hechos forzados se encuentra el tremendo temor que les inspira el foro alentado por la Concertación, que cuenta con un excelente organizador en un político maduro y serio como Fernando Sánchez y en un intelecto de primera clase, como el de Cuesta Morúa, pieza de caza mayor que no pueden acorralar porque no pueden acorralarse la combinación de vergüenza e inteligencia, integradas en un hombre que supo llegar hasta aquí, a pesar del disimulado ostracismo y la cómplice actitud de apartheid aplicados durante años por la cofradía de los iconos y la élite de poderosos padrinos foráneos.
La supracanallada de esa fosa de desperdicios que se autodesigna como “Todos Unidos” acaba de cometer una afrenta más allá de todos los límites, concretó un acto inédito de apuñalamiento a la democracia, y uno más, el mayor de ellos, de lesa patria. La histeria, la incapacidad y la compulsión ante un piso que se les abre al vacío llevaron a los improvisados paladines al estrato más misérrimo del concepto de crimen político dirigido al corazón mismo de la Nación. Con ese paso temerario e irracional acaban de firmar su propia sentencia de muerte ética, pues aunque la tolerancia impuesta ante sus lodos pasados y presentes ha ido más allá de lo imaginable, esta vez la afrenta resulta demasiado notoria y purulenta como para garantizar la habitual impunidad conque han destrozado la fuerza virtual del país.
Cuando el señor Michael Parmly, jefe de la Oficina de Intereses de los Estados Unidos en Cuba se tome la pequeña molestia de escuchar el disco grabado que le envié con el testimonio espontáneo de uno de los participantes en aquella felonía inventada contra mí, precisamente por defender las mismas personas que hoy son atacadas vírulentamente al intentar despojarlas de todo cuanto han ganado por méritos y ante procedimientos democráticos limpios, podrá comprender el alcance del verdadero desastre que su predecesor le legó en la oposición prefabricada para falsos iconos. Luego prometo que enviaré a cada una de las misiones diplomáticas de la Unión Europea y Canadá, así como a algunos de mis compatriotas en la oposición, entre los que no excluyo a los propios iconos, una copia de ese disco que nos muestra (narrada por un protagonista directo) una repelente como didáctica visión de la anatomía indecente y desvergonzada de esa escoria que deshonra la Patria y engaña a los civilizados suecos (quiera Dios que utilizando su ingenuidad y buena fe y no un avieso espaldarazo a los elementos antidiálogo), para legitimar una infamia antidemocrática.
Nada hubo ni habrá que supere los aportes al trabajo de los órganos de la Seguridad del Estado Cubano que todas esas actitudes antipatrióticas dirigidas a implosionar, y sin costo político alguno para el régimen. No existe ningún aparato más efectivo destinado a causar daño superior que el diseñado para dividirnos, automacerarnos y frustrar con máximo desencanto la predisposición a la disidencia y a oponernos ante cuanto no aceptemos y se nos imponga a la fuerza.
Ningún activo de inteligencia usado por el adversario supera los extremos de la señora Martha Beatriz Roque Cabello, sus provocaciones reiteradas, las prácticas defraudantes con las que se apropió de una fortuna que debió utilizarse en fines más loables y altruistas. Ella, al desacreditar cuanto dice representar, deja una huella de inmoralidad cuyos efectos políticos resultan catastróficos tanto nacional, como internacionalmente, y al destruir figuras rivales de gran valía descabeza nuestro contexto y produce irreparables pérdidas que garantizan vulnerabilidades muy apreciadas por el adversario.
Cada vez que los fogueados diplomáticos cubanos tienen la oportunidad apuntan hacia lo realizado por la señora Martha Beatriz, o señalan a un despreciable judas como el Camaján # 1, a quien en el colmo de la prepotencia de los políticos de la actual administración de Bush y a pesar de todo lo que ya habíamos fehacientemente comprobado sobre sus abominaciones, Colin Powell aseguró que “al gobierno norteamericano no le constaba que Elizardo Sánchez Sta. Cruz hubiese afectado a su seguridad nacional”, declaración que hizo rechinar los dientes de los jerarcas de la CIA y del resto de la comunidad en los Servicios Especiales Norteamericanos a quienes no les hizo ninguna gracia que al final del camino, el miserable camaleón conoció la identidad de varios de sus agentes encubiertos y le pasó la primicia a la eficiente contrainteligencia cubana, con todas las consecuencias negativas que ello supone. Claro, el Camaján sabe muy bien que los Servicios Especiales acatan una política coyuntural impuesta, pero archivan muy minuciosamente lo que debe premiarse o cuanto debe castigarse; de manera que le envío mi solidaria comprensión por el desvelo de sus miedos pasados y presentes.
Difícilmente se preste un mejor servicio a los bonzos retardatarios de la historia, que el implacable ataque contra quienes representan el apoyo al diálogo y a la concordia nacional. La Embajada Norteamericana y quienes trazan las pautas de sus procedimientos, que alientan a los inmovilismos notorios del sistema cuando la Secretaria de Estado invita al gobierno cubano a que se siente a conversar primero con su pueblo. Pero la memoria histórica recuerda como fueron anteriores administraciones norteamericanas las que apoyaban la creación de dictaduras de extrema derecha en Sur y Centroamérica, sin pedirle a sus militares tan extraña como grosera intromisión, y sin sentir el menor asomo de pudor y sin tener en cuenta lo que pensaba el propio pueblo norteamericano y el resto de la comunidad de naciones, apuntalaron hasta el final a quienes masacraron a esos mismos pueblos.
La credibilidad del actual sistema cubano ha sido asegurada por esas y otras prácticas similares, y la seguridad de su estado, insisto en que no tuvo ni tendrá mejores aliados que el pensamiento cavernario de la influyente extrema derecha de Miami y el desempeño desacreditador de sus iconos en Cuba, que tuvieron y tienen de munificentes mecenas políticos a los mismos que sirvieron de garantía a la existencia creíble del gobierno cubano ante el resto del mundo, tras la comisión de un disparate político sobre otro en 48 años.
Gracias a Dios, el próximo será un año de elecciones en los Estados Unidos y muy pocos dudan de un triunfo demócrata con las ventajas que ello supone en el rescate de muchos de los derechos individuales perdidos por los ciudadanos norteamericanos desde la ascensión de Bush y sus colaboradores al poder. Tanto en el Congreso como en el Senado de Washington crece la intención de arreglar definitivamente el problema de las relaciones con Cuba, y eso es también una dulce esperanza para el partido de la paz a través del diálogo en nuestro país. Cuando ello ocurra no podrá acusarse a otros del estigma de ser miembros de la Policía Política por intentar decir la verdad, ni se condenará el desempeño de patriotas decentes por trabajar para la liquidación de todo anacronismo que mutila el ansia de libertad legítima para nuestro pueblo.
Para entonces no tendremos a falsos iconos con divisas en latín como la que da título a la presente “Carta Abierta”, haciendo alusión a su credo filosófico que en español se traduce: “Donde se está bien, allí está la Patria”.
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Roberto R. Acevedo:mmg@infomed.sld.cu
Exprisionero político cubano.
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* La Propuesta la hizo el diputado Silvio Rodríguez. no Ral Castro (nota de la redacción)
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Cuba Nuestra-Sweden/Editoriales/23/07/2007

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