22/9/07

Bolivia, África del Sur y Palestina; problemática y solución

Marwan Tahbub*
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Desde hace años Bolivia vive un profundo proceso de cambio que ha suscitado y sigue suscitando una aguda polémica que abarca todo y cada uno de los aspectos de su vida. La nacionalización de los hidrocarburos, la minería, la propiedad de la tierra y la Reforma Agraria, tierra y territorio, la problemática de géneros, la problemática étnico-cultural, la constituyente, etc. etc. Al apuntar este hecho se está apuntado a un proceso habitual en parecidas circunstancias y la intensidad de la polémica señala la vitalidad del proceso y su importancia para todo boliviano.
Aquí no se pretende abarcar toda la dimensión y todos los campos de esta polémica, una finalidad de por si imposible de realizar. Lo que se pretende es señalar lo que se pudiera llamar el meollo de la problemática a partir del cual se deriva la compleja red de ramificaciones, contradicciones y problemáticas sectoriales y parciales que abarcan, cada una, un aspecto o más de la vida nacional Boliviana. Es menester señalar, también, que no existe la pretensión de señalar una solución mágica al nudo gordiano de la problemática nacional. Para el que escribe estas líneas está bien clara la inexistencia de la bíblica vara mágica de Moisés y menos, aún, en un complejo proceso como el que nos ocupa. La pretensión es mucho, pero mucho más modesta, se trata de señalar este nudo gordiano con el fin de plantear el problema y generar una discusión tan inevitable como necesaria con el fin constructivo que tal discusión pueda arrojar luz a la problemática como a las posibles soluciones de la misma.

La elección de Sudáfrica y Palestina, como dos ejemplo aunque distintos pero comparativos con Bolivia, no es una elección azarosa, sino basada en; si bien hay un cúmulo de aspectos diferenciadores entre los tres casos (Bolivia, Sur África y Palestina), pero hay semejanza en el nudo gordiano de la problemática en los tres casos mencionados. La razón de este paralelismo parte del hecho colonial y su herencia que los ha generado y que se mantiene hasta el momento en el caso boliviano y el palestino mientras que Sur África ha podido lograr una relativa ruptura con su herencia colonial al poner fin al sistema segregacionista del Apartheid. La explicación de esta conclusión es sencilla y complicada a la vez. Para evitar las complicaciones y las ramificaciones (que son muchas y reales) que pueden surgir en cada caso, se ha optado por centrar la atención en aspectos y conceptos principales de la problemática de cada caso.
Habrá que partir del hecho colonial y de que, como tal, parte de un concepto o visión racista del mundo, de los humanos y de sus relaciones. Se trata del concepto de la superioridad de una raza concreta, respecto a las demás y por tanto tiene el derecho de arrogarse la facultad de llevar la civilización, el conocimiento, “la luz”, a los pueblos incivilizados o “salvajes”. Este ha sido el discurso político con el que la vasta obra colonizadora de la Europa de los descubrimientos geográficos y la posterior ha justificado su acción destructiva en los tres continentes; Asia, África y América Latina. En el caso anglosajón, aparte del mensaje “civilizador”, se le añade una justificación divina; la de “la tierra prometida” que espera la llegado de su “pueblo elegido”. Con esta justificación se han colonizado, entre otros territorios, Canadá, EE.UU., Australia, la ex Rhodesia y actual Zimbabwe, África del Sur y Palestina.

En este contexto de la Europa colonial, estos conceptos fueron profundamente arraigados y han condicionado e influenciado su producción cultural, científica, artísticas, etc. llegando al grado de condicionar la concepción del propio Carlos Marx del fenómeno colonial, que lo concebía como un proceso civilizador, pero criticaba su violencia. De este modo Marx no veía con malos ojos la colonización francesa de Argelia, o la inglesa de la India, y, del mismo modo, veía con malos ojos la figura y obra del prócer latinoamericano Simón Bolívar. El logro de la independencia política o formal de muchas de las colonias en estos tres continentes ha significado que las elites que han crecido y desarrollado durante la colonia, tuvieron que cumplir con la función de bisagra entre la metrópoli colonial y sus países, tal como lo señala Sartre en las líneas que inician este ensayo. Como tales mediarios, heredaron gran parte del pensamiento y conceptos coloniales europeos. En muchos casos, como en el caso de África del Sur, Bolivia y Palestina, estas elites la conforman los descendientes de los colonizadores europeos.
De esta forma la independencia política y formal no implicó una ruptura con el colonialismo, sino su continuidad en otra forma nueva a través de su alianza con las elites locales. En muchos casos, y para los pueblos originarios de estas ya “ex colonias” el cambio venía a empeorar su situación que en si y durante la colonia era pésima. Esto se puede ver en los casos de África del Sur y Bolivia que alcanzaron esta fase de la formación de su “Republica”, como veremos a continuación, en cambio, Palestina, aun está lejos de alcanzar esta fase.

África del Sur
Sin entrar en los detalles exhaustivos de todo el proceso colonial en este país, se puede afirmar que la obra colonial en su primera fase fue realizada por Holanda, seguida por Inglaterra, mediando una guerra que termina con el triunfo ingles.

El interés colonial en el país se basaba, como casi siempre, en la abundancia de recursos natural, como el oro (África del Sur fue y sigue siendo el primer país productor de este mineral), los diamantes, el uranio y otros. Así que Inglaterra, logrado su triunfo militar inicia su reconstrucción del país empezando por las minas, su obra se culmina con la creación de la Unión Sudafricana (antecesora de la actual África del Sur), como parte de la Comunidad Británica de Naciones, unificando las provincias del Cabo, Natal, Transvaal y el Estado Libre de Orange.
A lo largo de este periodo colonial, el sistema social, económico y político se basa en la concepción racista de la sociedad con un orden jerárquico de sus componentes; en la cima de la pirámide se ubica a la minoría blanca formada principalmente por holandeses, ingleses y franceses y blancos de la misma procedencia nacidos en el país. En el siguiente escalafón se ubica a la menoría asiática de color conformada por trabajadores traídos por los colonizadores ingleses u holandeses de sus otras colonias; los ingleses trajeron principalmente trabajadores y funcionarios de la India (como el caso del Mahatma Gandhi) y los holandeses hicieron lo mismo con elementos humanos procedentes de Indonesia y Malasia. En el último escalafón se situaba a la mayoría de población originaria negra con su variada composición étnica.

El sistema racista se reflejaba en un cúmulo de leyes que, como ejemplo, prohibían los matrimonios mixtos entre las tres principales minorías del país, el derecho al voto exclusivo para lo blancos, etc. El hecho de depender de la metrópoli británica representaba un relativo atenuante a la agudización de la opresión y la discriminación, como lo fue el caso de las colonias españolas en América Latina. En el caso concreto que estamos tratando, se puede resumir que la opinión pública en el Reino Unido era el elemento principal de este freno como en el caso de la esclavitud que al ser abolida en Inglaterra tardó pocos años en reflejarse en la Unión Sudafricana.
El Partido Unificado, formado por la fusión del partido Sudafricano y los partidos nacionalista blancos, dominó la vida política de la Unión Sudafricana, pero el hecho llega a su fin debido a la 2ª Guerra Mundial, donde el ala mas conservadora del Partido Nacional, simpatizaba con la Alemania nazi y se oponía a la alianza con Inglaterra en esta guerra y reclamaba una mayor segregación de cara al interior del país, produciendo de esta modo la división del Parido Unificado.

El fin de la 2ª Guerra Mundial presencia la llegada al poder del Partido Nacionalista que reforzó el dominio de la minoría blanca mediante la profundización, perfeccionamiento y sistematización de las leyes de segregación racial entre los tres componentes de la población dando supremacía a los blancos frente a los asiáticos y los negros africanos. Este conjunto sistematizado de leyes segregacionistas se le dio el nombre de “Apartheid”.
Las múltiples reacciones internas como internacionales en contra del Apartheid, tuvieron su respuesta de parte de Pretoria con la realización de un referéndum en 1961 por el cual la Unión Sudafricana, renuncia a su membresía en la Comunidad Británica y se declara como República con el nombre de Sudáfrica.

Este proceso de radicalización racial de parte de la menoría blanca, se ha reflejado en la respuesta consecuente de las organizaciones anti-Apartheid, como el Consejo Nacional Africano liderado por Nelson Mandela. En este punto se hace necesaria la mención de Gandhi y su influencia de lucha no violenta que en primer lugar practicó durante los años de su vida en Sudáfrica y luego con su vuelta a la India, la practicó y la desarrolló aún más.
Gandhi y su influencia en la lucha en Sudáfrica

Aquí no se trata de hacer una biografía de Gandhi, sino de sintetizar su influencia en la lucha contra el Apartheid.
En 1893 Gandhi firma con una empresa india, que operaba en Natal, en Sudáfrica, un contrato de trabajo. Su residencia en este país empezó a cambiar su vida a causa de las humillaciones y la opresión a las que estaban sujetos los hindús por el sistema segregacionista y que el mismo Gandhi empezó a sufrir en carne propia. Algunos ejemplos pueden ilustrar la naturaleza y el grado de humillación referidas:

El haberle sacado a la fuerza de un tren, en la estación de Pietermaritzburg, cuando se negó a mudarse de la primera clase en la que viajaba a la tercera, debido a su raza. En otra ocasión fue golpeado por el conductor de una diligencia, cuando se negó a ceder su asiento a un pasajero blanco. En este mismo viaje en diligencia sufrió otras humillaciones al negarle alojamiento en varios hoteles por la misma razón; su raza. En enero de 1897, un grupo de hombres blancos lo atacó y trató de lincharlo. Obviamente la lista de humillaciones es bastante más larga que lo mencionado. Pero el hecho le situó (a Gandhi) en el contexto real de la situación de los hindús en Sudáfrica y le hizo cuestionar la situación de sus coterráneos y de él mismo.

Al finalizar su contrato de trabajo, y en la fiesta de despedida que se hizo en su honor, Gandhi tiene conocimiento de que la Asamblea Legislativa de Natal está elaborando una ley que negaría el voto a los hindús. Por este motivo, aplazó su partida y se dedicó a la tarea de elaborar diversas peticiones, tanto a la asamblea de Natal como al gobierno británico tratando de evitar que dicha ley fuese aprobada. Si bien no logró su objetivo, ya que la ley fue promulgada, logró, sin embargo, llamar la atención sobre los problemas de discriminación racial contra los hindús en Sudáfrica y la fundación del Partido Hindú del Congreso de Natal en 1894.

Esta organización política le permitió ejerce la lucha no violenta. Las denuncias de la discriminación y los crímenes consecuentes de la misma, le permitía concienciar a su base social y movilizarla como influenciar a la opinión publica, interna y externa. El proceso tuvo uno de sus puntos culminantes en 1906 cuando logra la adopción de la plataforma “satygraha”, es decir “apego o devoción por la verdad” que básicamente consistía en el ejercicio de la “protesta no violenta”, en el desafío abierto al régimen pero sin violencia.
Mandela y el Congreso Nacional Africano

En una primera etapa de la lucha Mandela y el Congreso Nacional Africano, influenciados por Gandhi, aplican una política de lucha no violenta y cobraron notoria importancia durante la Campaña de desobediencia civil de 1952, y la adopción, en 1955, de la “Carta de la Libertad” como programa principal en la lucha contra el Apartheid. Con todo, en 1956, Mandela y otros 150 de sus compañeros son arrestados y sentenciados a presión, sentencia que cumplieron entre 1956 y 1961.
En estos años de presión, la agudización de las medidas segregacionista como la cada vez más violentas medidas de represión ponen en entredicho no solo la validez, como programa, de la Carta de la Libertad, sino la propia credibilidad del Congreso Nacional Africano (CNA) como la instancia conductora de la lucha de la mayoría africana frente al Apartheid y de este modo van surgiendo del seno del mismo CNA como fuera del mismo grupos minoritarios más radicales que constantemente cuestionaban la validez de la lucha no violenta frente a los crímenes del régimen.

De este modo, entre 1952 y 1959 el Congreso Nacional Africano sufre una ruptura, y surge una nueva clase de activistas negros, los africanistas, en demanda de acciones más drásticas contra el régimen blanco del Partido Nacional. La primera escisión de importancia surge en 1959, con la escisión del Congreso Pan-Africano (PAC) que tarda poco tiempo en ejercer la lucha armada a raíz de la masacre de Sharpeville, cometida por el gobierno.
En 1959, aun estando en la cárcel, Mandela lanza en la Conferencia Pan-Africana un dramático llamado a las armas anunciando la formación del comando “Umkhonto we sizwe” (Lanza de la nación, conocido por la abreviatura MK). Ya en libertad en 1961 Mandela se dedica a dirigir el MK, para lanzar una campaña de sabotajes contre objetivos militares y gubernamentales y se prepara para una guerra de guerrilla. En el mismo año sale clandestinamente del país y se dirige a Argelia con el fin de entrevistarse con varios dirigentes africano y planificar las cuestiones de entrenamiento, fondos y logística del MK.

En agosto de1962 y después de varios meses de vida clandestina en el país, Mandela es arrestado y encarcelado en el fuerte de Johannesburgo. En su alegato de defensa ante la Suprema Corte en Pretoria, Mandela se esfuerza en demostrar la racionalidad en la elección del CNA de usar la táctica de la violencia. Su discurso revela la forma en que el partido utilizó medios pacíficos de resistencia hasta la masacre de Sharpeville. Aquel hecho coincidió con el referéndum que establecía la Republica Sudafricana, la declaración de un estado de emergencia y la exclusión del CNA de la vida política, lo que convertía al sabotaje en la única forma posible de resistencia. Hacer otra cosa hubiera resultado equivalente a una rendición incondicional. Mandela explica como desarrolló el manifiesto de Umkhonto, intentando producir la caída del Partido Nacional mediante la caída de la economía y el alejamiento de los inversores externos ante el crecimiento de riesgo en el país.
Mandela cierra su alegato con la siguiente expresión; “Durante toda mi vida me he dedicado a esta lucha del pueblo africano. He peleado contra la dominación blanca, y he peleado contra la dominación negra. He buscado el ideal de una sociedad libre y democrática, en la que todas las personas vivan juntas en armonía e igualdad de oportunidades. Es un ideal que espero poder vivir para verlo realizado. Pero si es necesario, es un ideal por el cual estoy preparado para morir”.

La cárcel de Mandela se prolongó por 27 años hasta el 11 de febrero de 1990. Su férrea voluntad y su clara visión respecto a la lucha de su pueblo fueron ejemplares. En la década de los setentas el gobierno de Pretoria la propuso liberarlo a cambio de su compromiso de dejar la actividad política, Mandela rehusó. La propuesta se repitió en 1985 condicionada al abandono de la lucha armada, teniendo la misma respuesta negativa. Pero cuando el primero ministro de Pretoria, Frederick D`clerc, anunció el fin de la exclusión del CNA y la liberación de Mandela, al día siguiente el mismo Mandela anunció el fin de la lucha armada y el inició las negociaciones para poner fin al régimen del Apartheid.
Se puede resumir las líneas básicas del desarrollo de la lucha del pueblo sudafricano, entre el establecimiento de la Republica de Sudáfrica en 1961 y el fin del Apartheid del siguiente modo; el desarrollo, la amplitud y la profundización de la lucha de la mayoría negra en el país, iba produciendo y motivando paralelamente un rechazo cada vez más amplio y más enérgico contra este sistema de segregación racial.

El proceso de repulsa tuvo un alcance internacional, pero se desarrolló de modo especial en la misma Inglaterra y EE.UU. Este carácter especial se debe a varios factores; la mayoría de las empresas transnacionales que sostenían a Pretoria, y mantenían su financiación del régimen como sus inversiones procedían precisamente de estos dos países anglosajones. Los dos gobiernos; el de Thatcher en Londres y el de Reagan en Washington eran, junto con Israel, los más acérrimos defensores del Apartheid. Pero al final, la lucha de los sudafricanos, la creciente repulsa de la opinión pública y las varias resoluciones de las NN.UU. exigiendo el boicot al régimen del Apartheid, terminaron por doblegar tanto a Reagan como a Thatcher que al final, un años antes de su caída, aceptaron la aplicación del boicot al régimen de Pretoria.
Esto fue al anuncio del inicio del fin. El primer ministro Frederick D`clerc, tuvo que anunciar el fin de la exclusión del CNA, y la puesta en libertad de Nelson Mandela. Mandela ya libre anuncio el fin de la lucha armada y el inicio de las negociaciones para el desmantelamiento del Apartheid y la realización posterior de elecciones generales que se realizaron en 1994 dónde el CNA y Mandela alcanzaron la mayoría absoluta.

Mandela obtuvo en 1993, junto con D`clerc el Nóbel de la Paz. Quizás la herencia que ha tenido Mandela de las enseñazas de Gandhi, se ha visto reflejada en su renuncia al poder político en 1999, pero no a mantener su actividad política al servicio de su pueblo.
El nuevo régimen fue y es el único que puso fin a su programa de armamento nuclear iniciado por los gobierno del Apartheid en colaboración con Israel y liquidado al poco tiempo de asumir el poder Nelson Mandela, este hecho nos conduce a;

La relación especial entre Pretoria y Tel-Aviv
Se trata de una relación muy peculiar que arranca desde los momentos fundacionales, las de Israel y las del Régimen segregacionista de la ex Rhodesia y de África del sur y que ha continuado hasta la caída del Apartheid.

En primer lugar cabe mencionar el discurso colonial ya mencionado de “La Tierra Prometida” que espera su “Pueblo elegido” que ha sido utilizado, por, entre otras colonizaciones, la de Rhodesia, África del Sur y Palestina. Consecuencia del unificado discurso colonial fue la relación intima entre el fundador de Rhodesia, Cecil Rhodes (que dio su nombre a la colonia) y el fundador del Movimiento Sionista, Theodor Hertzel, relación que ameritó las recomendaciones de Cecil Rhodes al gobierno de la metrópoli Londres para que recibiera y atendiera las peticiones de Hertzel.
Pero la relación no es solo bilateral entre colones de África y colonos de Palestina, sino va más allá y completa el triangulo implicando a los políticos de la metrópoli, Londres. Lloyed George y Arthur Balfour fueron los autores intelectuales y políticos de la Carta Constitucional de Rhodesia y África del Sur, pero también fueron los autores intelectuales y políticos de la Declaración Balfour en 1917, donde el gobierno de “Su Majestad” promete su apoyo a la colonización de Palestina y la creación de Israel en el territorio palestino.

Este fue el marco ideológico y político que selló la colaboración especial entre Pretoria y Tel-Aviv en el periodo mencionad 1961 a 1994. La colaboración militar abarcó tanto la industria militar tradicional como la nuclear. El triunfo de la aviación israelí en la guerra de 1967 fue gracias, en gran parte, a la afluencia masiva de pilotos de África del Sur.
Los servicios secretos israelíes como los militares dieron su apoyo a sus equivalentes de Pretoria en las intervenciones que realizó ésta última contra las luchas de liberación nacional desplegados por los pueblos de Mozambique y Angola entre otros.

La colaboración entre ambos regimenes abarcó de la aviación militar, la fabricación de tanques y cañones. Si bien y después de varios años de esfuerzo, Israel fracasó en la instalación de una fabrica suya del avión de combate Kfir en América Latina, en cambio logró el éxito en la Sudáfrica del Apartheid. Los primeros modelos del tanque israelí Merkavah, fue producto de esta colaboración.
En el campo del armamentismo nuclear, la colaboración fue múltiple pero principalmente consistía en el intercambio de tecnología israelí por uranio sudafricano y logró el ensayo de una explosión nuclear realizado por ambos gobiernos. La explosión fue detectada por los satélites de EE.UU. y la denuncia fue hecha por la Central de Inteligencia Americana (CIA) en 1987.

La Colonización de Palestina

Este es el conflicto por el que se gastó más tinta y papel no precisamente para informar sobre sus pormenores y su desarrollo, sino para crear la desinformación más gigantesca dada sobre un conflicto concreto. Pero no se dispone del espacio necesario para una desmitificación exhaustiva y tampoco este es el marco apropiado par tal finalidad. Además el conflicto ha generado tal cúmulo de acontecimientos (cinco guerras regionales y otras más localizadas) que hace inviable dar una cabida para esta pretensión. Por tanto se va a recurrir al uso de los conceptos básicos del conflicto igual que en el caso anterior.
La idea de colonizar Palestina mediante el elemento judío europeo no surge en el seno de las menorías judías europeas como es la creencia predominante hoy en día donde confusa y peligrosamente se confunde al judaísmo (una de las tres religiones monoteístas) con el concepto de nacionalidad. No hay discusión sobre la concepción del cristiano o del musulmán como creyentes en una de las otras dos religiones monoteístas. Todos somos concientes que el ser cristiano o musulmán no es sinónimo de nacionalidad, sino de la pertenencia a una fe religiosa. En cambio se acepta la falacia de que el Movimiento Sionista no es un movimiento colonial, como el alemán, el inglés, el francés, etc., sino un movimiento de liberación nacional. Si esto último fuera cierto entonces el sionismo habría liberado a Palestina de sus palestinos.

Una revisión de la historia colonial de Europa nos evidencia que la idea de crear un estado judío en Palestina, es producto del pensamiento y la acción de este colonialismo.


Napoleón Bonaparte no fue el primero en lanzar la idea sino el primero en iniciar el intento de realizarla. Su acción fue parte de la pugna entre Francia e Inglaterra por el dominio sobre la India y el camino del comercio colonial con la misma, y en este sentido Egipto (con la potencialidad de abrir el Canal de Suez que Napoleón llevaba en mente al iniciar la invasión) y Palestina adquieren una importancia estratégica. La primera era el espacio donde se pensaba abrir el Canal de Suez y al mismo tiempo formaría el flanco occidental del mismo canal y la segunda formaría su flanco oriental. Napoleón invade Egipto y continúa su marcha militar hacia Palestina y casi cumple con su objetivo, pero su primera derrota en 1799[3] frente a los muros de San Juan de Acre (Aka en árabe) en el norte de Palestina, pone fin a su aventura militar y como consecuencia se vio obligado a retirarse de ambos territorios. Napoleón en preparación de esta invasión dirige un llamado a los dirigentes judíos para que le apoyen financieramente a cambio de su promesa de crear un estado judío en Palestina.

El fracaso de Napoleón no significó el fin de esta idea colonial, simplemente motivó a sus competidores, los colonialistas británicos a tentar la suerte de realizarla. El premier inglés Palmerston tomó la batuta abogando por la colonización de la región y el eco de sus reclamos resonó en el seno de las iglesias reformadoras inglesas; la anglicana y la evangelista. Se formaron instituciones y a mediados de la segunda mitad del siglo XIX se formó una federación de instituciones eclesiásticas a favor de tal objetivo bajo el nombre de los “Amantes de Sión”[4].
Ya a finales del siglo XIX esta idea colonial empieza a tener eco entre reducidos grupos intelectuales y financieros judíos. En principio la idea no era colonizar Palestina en concreto, sino estudiar y barajar la posibilidad de colonizar alguna parte del tercer mundo, alguna parte de África, Asia o América Latina. De hecho antes y después del primer congreso sionista en 1897, en Basilea-Suiza se han barajado una amplia gama de espacios geográficos donde el proyecto colonial sionista pueda realizarse, a guisa de ejemplo se puede mencionar; Madagascar, Uganda, Chipre, La península del Sinaí, parte de la Patagonia argentina, etc.

En este marco de referencia cabe destacar que los proyectos de colonizar Uganda y la Patagonia Argentina, han tenido ciertos significados. En el caso de Uganda, el proyecto se adaptaba perfectamente, en su momento, al interés de Londres y era la potencia colonial que más le apoyaba de modo efectivo, que siempre ha tenido bastantes partidarios en el seno del sionismo por el cual competía con eficiencia con el proyecto colonizador de Palestina incluso después de que el Movimiento Sionista haya optado al final por este país del levante mediterráneo. La Patagonia Argentina, he tenido en el millonario Hirsh a un padrino eficiente y con poder financiero para dar inicio al proyecto. De hecho se compró más de medio millón de hectáreas de tierra y se dio inicio a la colonización de esta parte de tierra argentina, pero el proyecto es abandonado al poco tiempo de iniciarse y como huella, dejó la figura del gaucho judío en Argentina.
Obviamente no todo movimiento colonial es igual a otro. Todos tienen rasgos comunes; la concepción de la superioridad de su raza (el racismo) con el cual justificar su dominio sobre otros pueblos, el tener una metrópoli, una potencia colonial que sostenga el proyecto, lo fomente y le de protección frente a la competencia de otras potencias coloniales. Pero cada uno tiene rasgos propios y diferenciados.

El primer rasgo diferenciador del sionismo como movimiento colonial es el hecho de no tener una metrópoli propia, dado que aunque la totalidad de su dirigencia en su primera etapa era laica, pero pertenecían a una fe monoteísta y no a una nacionalidad, como el caso de los colonos, franceses, ingleses, holandeses o alemanes. Así que su proyecto colonial tenía que obtener primero el beneplácito de alguna potencia colonial europea. Es decir el proyecto sionista tenía que encajarse dentro de la política de una éstas potencias, y como consecuencia obtener su apoyo como su protección. Una lectura de las memorias de Theodor Hertzel como de los documentos referentes al movimiento sionista y sus dirigentes pone lo dicho en evidencia. Las negociaciones abarcaron a todas las potencias coloniales europeas; Francia, Italia, incluida la Italia fascista de Mussolini, la Rusia antisemita del Zar, la igual antisemita Alemania del Káiser como la de Hitler, etc. Al final fue Inglaterra y su proyecto colonial en Oriente Medio el factor que dirimó las controversias y decidió sobre la elección del territorio a colonizar. Inglaterra pudo lograr para si lo que intentó realizar Napoleón y se apropió de Egipto como colonia suya y junto a Francia pudo abrir el canal de Suez[5], para desalojar, posteriormente, a Francia y quedarse como la única propietaria de este canal. El reparto colonial que acordó con Francia a través del Acuerdo Sykes-Picot (1917), por el cual Francia al situarse en el Líbano como la potencia colonizadora del mismo, estaría a una distancia de aproximadamente 300 kilómetros del flanco oriental del Canal de Suez y lo dejaría vulnerable y Palestina es el espacio geográfica situado entre el Líbano y el Canal de Suez. De este modo el gobierno de Londres negocia con el Movimiento Sionista la colonización de Palestina bajo la bandera inglesa y emite la ya mencionada Declaración Balfour (1917) dando formalidad al compromiso adquirido por ambas partes y de este modo garantizar el flanco oriental del canal, entre otros objetivos.
El segundo rasgo diferenciador del Sionismo es que el propio movimiento colonial es quien tuvo que generar su ideología. Cada movimiento colonial, era el producto del desarrollo capitalista de la Nación-Estado del país que genera este movimiento. Han sido las instituciones de la sociedad británico las que generaron la ideología y la cultura coloniales y no los colonos ingleses en la India o en cualquier otra colonia de la corona británica, en todo caso habría participado en el proceso pero no lo generaron. Este no es el caso del sionismo ya que carecía de metrópoli propia. Dado que la mayoría aplastante de las menorías judías europeas rechazaron energéticamente la idea sionista, negándose a aceptar que una fe pueda fundamentar un nación y menos un estado, la laica dirección sionista optó por la mitología judaica como base de su ideología. De este modo el Sionismo recurrió a los mitos coloniales anglosajones de la “tierra prometida” que espera la llegada de su “pueblo elegido” y le añadió otro mito ya contenido en el anterior; “la herencia de Abraham”.

El tercer rasgo diferenciador del Sionismo es haber llevado el modelo colonial hasta sus últimas consecuencias. Los modelos coloniales siempre han implicado una relación colonial especifica entre la metrópoli y una colonia dada, que obviamente incluye la explotación de la tierra (recursos naturales) y la población nativa (mano de obra a explotar y consumidores de la producción de la metrópoli). Hasta el caso extremo del Apartheid está dentro de este modelo.

Solo hay dos casos destacados que rompen con este modelo clásico llevando al colonialismo a sus últimas consecuencias; EE.UU. e Israel, donde la población nativa está llamada a desaparecer, a estar fuera de la historia y la geografía. No hay lugar a la explotación de la población nativa, este campo se sacrifica en aras de la pureza étnica de la población. De hecho en EE.UU. solo han quedado residuos nativos y no población nativa.

En el caso concreto del Movimiento Sionista, en la guerra de 1948 ocupó el 80% del territorio palestino creando en este espacio el estado de Israel, el conocido plan de limpieza étnica llamado Dalet, implicó que de algo más de millón de habitantes de este territorio solo quedaran en el mismo unos 120 mil. Hoy en día estos palestinos crecieron hasta aproximadamente un millón y medio y, conforman al grupo de ciudadanos israelíes de tercera categoría, en la medida en que los judíos sefardím (orientales) conforman la segunda categoría, mientras la primera es exclusiva de los judíos ashkenazim (europeos).

Esta finalidad de lograr una población puramente judía, ya estaba clara y anunciada desde los momentos fundacionales del Sionismo. El propio fundador Theodor Hertzel lo expresó con claridad; “Queremos crear un estado judío en Palestina, tan judío como Inglaterra es inglesa y Francia es francesa”. Conviene anotar que en la época en que Hertzel expresa su intención, la inmigración en estos dos países era casi inexistente y no como ahora.

Las circunstancias regionales como las internacionales no permitieron al Sionismo completar la limpieza étnica de los palestinos de su país. Pero si logró su objetivo parcialmente. Hoy en día de los nueve millones de palestinos algo más que la tercera parte vive en el territorio histórico de Palestina (esto incluye el propio Israel, la Franja de Gaza y la Orilla Occidental del Jordán) quedando un porcentaje algo superior al 60% viviendo en un exilio que abarca los cinco continentes.

Antisemitismo y Sionismo

Los datos anteriores como el examen de los hechos, arroja interrogantes sobre hechos que parecen a primera vista como paradójicos y/o contradictorios. El primero de ellos es la actitud antisemita y colonial de los políticos europeo que apoyaron fervientemente al Movimiento Sionista y el otro hecho, que es la otra cara de la moneda, se refiere a la cerrada oposición de las comunidades judías europeas al sionismo (esta oposición se rompe a partir de las atrocidades nazis contra estas comunidades).

Como ejemplo del primer tipo de estos hechos podemos tomar a los mencionados políticos colonialistas ingleses; Lloyed George y Arthur Balfour ya mencionados. Cuando arrecian los pogromos[6] en el centro y oriente de Europa, la corriente migratoria consecuente hacia Inglaterra es frenada (1909) por un conjunto de leyes discriminatorias y antisemitas por el entonces ministro del interior británico Arthur Balfour que en defensa de sus medidas alegó “la protección del consenso de la sociedad británica frente a un elemento extraño y perturbador”.
La otra cara de la moneda lo ha representado Montagut, el único ministro judío del gabinete británico que emitió la Declaración Balfour y el único opositor a la mencionada declaración. El alegato de Montagut era el común dentro de las comunidades judías europeas en contra del sionismo. Él planteaba que su familia es inglesa desde hace siglos, que lleva dos dedicada al servicio publico ingles, como ejemplo de este hecho está tanto él como alto funcionario público y su hermano como alto oficial en el ejercito ingles destinado en la India y que la declaración emitida les está diciendo que Inglaterra ya no es su país, que ellos pertenecen a otro (Palestina) que no conocen y que les es extraños y se les invita a abandonar su propio país; Inglaterra.

Se puede dar una larga serie de estos ejemplos que al final terminarán señalando la coincidencia conceptual e ideológica entre el antisemitismo y el sionismo. El antisemitismo es un fenómeno propiamente europeo y de una larga duración de siglos y por tanto ha tenido una variada gama de formas para manifestarse desde la Iglesia Católica con su Inquisición persiguiendo marranos y conversos (árabes y judíos), como el de la Alemania del Káiser y la nacionalsocialista de Hitler, la Rusia Zarista, etc., pero un examen de los conceptos antisemitas de estas manifestaciones arroja luz sobre un concepto concreto; concebir a los judíos en su conjunto como un pueblo, una nación y no verlos como pertenecientes a varios pueblos y/o naciones pero con una fe monoteísta común que es el judaísmo tal como los judíos se conciben a si mismos. Expresado de otra forma; si los alemanes en tiempos de Káiser o de Hitler concibieran a los judíos como alemanes, que los diferencia de los demás solo su fe religiosa, difícilmente (aunque no sería un hecho imposible) hubieran podido justificar su antisemitismo y sus crímenes. Pero tal como lo han hecho, los han concebido como “pueblo”, como “nación”, y por tanto es más fácil incitar los odios contra un extranjero que contra un con-nacional de distinta fe. El sionismo tiene la misma ideología que los antisemitas en cuanto, también, y en aras de justificar su proyecto colonial, concibe a los judíos como pueblo, como nación (de esto modo tiene derecho a colonizar una parte del tercer mundo, como el pueblo inglés, el alemán, etc.) y por lo tanto, y aquí se está señalando otra coincidencia con el antisemitismo, no es viable la integración de los judíos en las sociedades nacionales a las que pertenecen, esta integración sólo es posible mediante la colonización de Palestina para que formen una sociedad puramente judía[7].
De hecho el sionismo fue apoyado por los antisemitas europeos en la medida en que les permitía deshacerse de sus propios judíos. Quizá ello explica no solo la actitud de Lloyed George y Arthur Balfour, sino también la del régimen fascista de Mussolini que apoyó la colonización de Palestina por el sionismo y rubricó la Declaración Balfour, y también la del Tercer Reich hitleriano que tuvo la misma actitud pero fue más lejos al firmar dos acuerdos con el Movimiento Sionista tendientes a apoyar esta colonización.

Alterativas de solución

La larga lucha del pueblo palestina excede el marco de este ensayo, pero el examen de las alternativas de solución refleja de algún modo esta lucha y pone en evidencia que es la única parte que ha presentado posibles soluciones al conflicto colonial que se está examinando.
1. La primera etapa de la lucha cuando Palestina estaba bajo el Mandato inglés encargado de ejecutar la Declaración Balfour; la dirección palestina plantea en la primer mitad de los años treintas del siglo pasado la primera alternativa de solución consistente en los siguientes puntos principales; a) El fin del Mandato y la independencia de Palestina, b) El establecimiento de un régimen parlamentario democrático para el país, c) Fin de la inmigración sionista al país sostenida por el régimen mandatario, d) El carácter democrático y parlamentario de Palestina dará solución a los problemas de las diferentes minorías del país incluida la judía que tendrá su representación en el mismo. Esta alternativa de solución incluyente ni siquiera mereció ningún examen o estudio de parte de Londres y menos de parte del Sionismo.

2. La segunda etapa de lucha palestina arranca a partir de la creación de Israel en el 80% del territorio palestino y de este modo Al-Fatah inicia el movimiento de resistencia palestina el 1º de enero de 1965 y a la distancia de un par de años plantea su solución al problema con el fin de abrir un dialogo y una discusión con las fuerzas política y sociales israelíes. Al-Fatah planteó la creación en la totalidad del territorio palestino de un régimen laico y democrático que de cabida a todos en pie de igualdad. Esta segunda alternativa recibió la ignorancia total y absoluta de parte israelí, solo un grupo minoritario, el Matzpen, de tendencia trotskista (ya dejó de existir), aceptó este planteamiento como base de una negociación al conflicto. Es notable el carácter incluyente y la semejanza de estas dos alternativas de solución con la que el CNA de Nelson Mandela dio al problema del Apartheid.

En esta segunda etapa, El Frente Democrático de Liberación de Palestina (FDLP) planteó otra base para la negociación y la solución al problema; la de dos estados, el Israelí que ya existe y el palestino que se tendría que crear en el restante 20% del territorio palestino; Orilla Occidental del Jordán y la Franja de Gaza ocupados por Israel en 1967.

La negativa de gran parte de la sociedad israelí a aceptar la perspectiva del estado laico para todos y otros factores hicieron que Al-Fatah, se inclinará, al final, a favor del enfoque dado por el FDLP de dos estados en el entendido de que no es excluyente del un solo estado laico para todos teniendo en cuenta que la posibilidad de dos estados pueda terminar al final con una federación, confederación o unión entre ambos que debería de ser el resultado de la decisión conjunta de ambas partes, e incluso esta posible unión pueda abarcar otros estados de la región como Jordania y/o el Líbano. Pero la actitud de Al-Fatah no se quedó con hacer este segundo planteamiento sino realizó el trabajo político necesario para su socialización en el seno palestino y que sea adoptado por la máxima instancia de decisión que es el Consejo Nacional Palestino (el plan de diez puntos adoptado en 1974), una especia de parlamento en el exilio de la propia Organización de Liberación de Palestina (OLP) que agrupa a todas las formaciones de la resistencia, las organizaciones sindicales, populares y al conjunto del exilio palestino y como tal, la OLP goza del reconocimiento internacional como único legítimo representante del Pueblo palestino y con esta calidad es miembro observador en las Naciones Unidas.

En base a este logro y la adopción de parte del CNP (Consejo Nacional Palestino) de este programa, la OLP inicia una ofensiva de paz, que arranca con el famoso discurso de Arafat en la Asamblea General de Las Naciones Unidas (1974) pidiendo a las mismas que no hagan caer el ramo de olivo que llevaba en su mano.

Conviene señalar que a lo largo de estas décadas de lucha y conflicto, la parte israelí nunca planteó alguna perspectiva o principios de solución sino a lo largo de estos años reclamaba la ausencia de una contraparte, sea árabe o palestina para negociar la paz mientras ampliaba su expansión territorial. Pero la acogida interna palestina como la internacional hacia las iniciativas de paz palestinas hacía imposible que Israel ignorara este hecho y su respuesta fue por un lado lanzar varios intentos de crear una dirección palestina en los territorios ocupados que sea alternativa a la dirección de la OLP y por el otro intentar, militarmente, acabar con la existencia de la OLP, de allí sus invasiones del sur del Líbano en 1978 y 1981 y finalmente la invasión del mismo país en 1982 que como resultado condujo al desalojo de la sede central de la OLP de Beirut y su traslado a Túnez.

Solo de parte de EE.UU. hubo ciertas iniciativas como el Plan Rogers, la Iniciativa Reagan o La Ruta del Camino del presidente Bush que formalmente tienen la pretensión de lograr alguna solución negociada pero en realidad su objetivo era y sigue siendo diluir las perspectivas de solución negociada lanzadas por la parte palestina.

La lucha palestina no violenta

La primera Intifada[8] en 1987 ha representado varios hechos importantes. En primer lugar hay que señalar que si la invasión del Líbano en 1982 alejó a la OLP (a Túnez) a una distancia del territorio palestino de aproximadamente 2000 kilómetros, la Intifada volvió a situarla ya no en las fronteras de este territorio sino dentro del mismo. En segundo lugar habrá que apuntar que esta primera Intifada tuvo su existo debido al carácter de lucha popular y no lucha armada, en la medida en que la mayoría de sus actividades se basaba en la movilización de las masas palestinas bajo ocupación, frente a la atroz represión del ejercito de ocupación militar israelí. De hecho este enfoque estaba en la mente de los dirigencia palestina de la Intifada, pero una persona en concreto jugó un papel diferenciado en desarrollar esta lucha popular, se trata de Dr. Awad Mubarak, un palestino que la guerra de 1948 (la creación de Israel) le obligó a emigrar a EE.UU. siendo adolescente. Allí cursó sus estudios universitarios, se nacionalizó como estadounidense y se casó con una ciudadana del mismo país. Pero al final decidió volver a su patria y allí fundó el Centro Palestino de Investigaciones de la Lucha no violenta.
El estallido de la 1ª Intifada no solo abrió el espacio para ampliar las actividades de este centro, sino la misma Intifada fue influenciada por estas mismas actividades. Era una relación dialéctica e iba en constante desarrollo. Pero igual que en el caso de la lucha no violenta del CNA contra el Apartheid, este método de lucha llega a su fin debido a varios factores que solo mencionaremos los más importantes; la criminal y violenta respuesta militar de la ocupación, recurriendo al uso de su aviación, blindados, rompiendo brazos y piernas delante de las cámaras de televisión iba cerrando constantemente este espacio de lucha. La serie de atentados suicidas de parte de Hamas (la rama palestina de la Hermandad Musulmana, creada por la inteligencia militar británica en el Cairo y la inteligencia de la fenecida monarquía egipcia, en la década de los veinte del siglo pasado, con la finalidad de frenar el auge de la lucha nacionalista, antiimperialista y laica) servían de argumentos para justificar la atroz represión militar israelí y por el otro lado Hamas ejercía un constante boicot a las actividades y movilizaciones de masas de parte de la Intifada[9]. Al final y pocos meses antes del inició de la Conferencia de Paz en Madrid (1991) y por ordenes del primer ministro derechista Isaac Shamir, el Dr. Awad Mubarak es sacado de madrugada de su cama y en pijama puesto en el primer avión con salida hacia EE.UU con el alegato de que el Dr. Mubarak representaba un peligro para la seguridad del Israel. Aunque los familiares del Dr. Awad y siendo él mismo ciudadano estadounidense, hayan recurrido a la Embajada y el gobierno de EE.UU., ambas partes no hicieron ni dijeron nada al respecto. Hoy en día este centro sigue existiendo pero su espacio de acción es mínimo.

Los Acuerdos de Oslo La mencionada Conferencia de Paz de Madrid auspiciada por EE.UU. terminó en un estancamiento que se prolongó por casi dos años y lo peor es que no se vislumbraba ninguna luz al final del túnel. Este hecho junto con otros factores, de ellos el más importante, es la atomización y la extrema debilidad del campo árabe antiimperialista, nacionalista y laico, frente a la hegemonía cada vez más marcada del campo monárquico, derechista y aliado de EE.UU., encabezado por Arabia Saudita y los países del Golfo, acompañado por un boicot financiero a la OLP[10], mientras esta financiación iba en aumento a las fuerzas religiosas como Hamas, hizo posible que las negociaciones secretas efectuadas en Oslo desemboquen en 1993, en el acuerdo que lleva el nombre de la capital noruega. Con lo dicho anteriormente, se puede sintetizar que estos acuerdos representaban una escapatoria a la que recurrió la dirección de la OLP. Por otro lado, estos acuerdos si se conciben tal y como son, un acuerdo marco y transitorio hasta la definición de la situación final, y que solo representan el marco de esta etapa de transición (que debía concluir en 1996) como de la negociación, serán como todo hecho humano, nada perfectos sino perfectibles. El hecho es que esta etapa de transición nunca llegó a su fin y por tanto lo que servía como transición, al prolongarse se hace asfixiante para la parte débil, para la parte ocupada, es decir la parte palestina. En resumen Los Acuerdos de Oslo tienen varias fallas, pero su falla principal es esta, el haberse convertido en perennes y en una trampa para la parte palestina.
La pregunta es ¿por qué de esta evolución negativa? De hecho es un solo factor aunque tenga múltiples ramificaciones. Desde los años setentas del siglo pasado, la sociedad israelí está efectuando un giro constante a la derecha[11], giro que se reflejó en el triunfo electoral del Likud de Menahim Beguin en aquella década y los triunfos electorales de otras formaciones aun más a la derecha del mencionado Likud. La izquierda israelí ha padecido y sigue padeciendo una debilidad crónica, de hecho como ya se mencionó, el Matzpen ha desaparecido lo mismo que las “Panteras Negras” de los judíos orientales, y se menciona a estas dos formaciones que aunque fueron siempre minoritarias pero fueron de lo más desgranado que la izquierda israelí pudo generar. Desde ésta desaparición, la izquierda israelí se redujo a la existencia de personalidades y de grupos dispersos pero sin ningún rumbo concreto. Su presencia se reduje a un par de manifestaciones importantes, a ciertas publicaciones académicas y/o de grupos de izquierda europeos y/o estadounidense. En los momentos más cruciales optó en el mejor de los casos por el silencio y la inactividad, y en uno, el de la invasión israelí de El Líbano, en 2006, su actitud fue peor; el grueso de esta izquierda minoritaria se lanzó a una competencia frenética para apoyar esta invasión. Dicho de otro modo, la izquierda israelí que es el campo propicio para la acción política de la OLP en el seno de la sociedad israelí para entablar alianzas con el objetivo de lograr el fin de la ocupación brilla por su incapacidad y ausencia. Al fin y al cabo la liberación del ocupado, como señaló Franz Fanon[12], es la liberación de su ocupante. La suma de esto es que el grueso de la sociedad israelí aunque en las encuestas se muestra partidario de la creación de un estado palestino pero a la hora de votar, lo hace a favor de las fuerzas políticas derechistas partidarias de la continuación de la ocupación y la colonización.


En resumen y dado que falta espacio para una exposición algo detallado de los avatares de este supuesto proceso de paz, se puede decir que este factor es la negativa, en los hechos pero no en los dichos, del establishment israelí a la creación de un estado palestino independiente y soberano en este 20% del territorio original palestino, su empeño en mantener la ocupación de Jerusalém Oriental, su negativa a aceptar las resoluciones de la Naciones Unidas referentes al derecho de los refugiados palestinos al retorno a sus hogares y/o a la indemnización, como su insistencia en continuar la colonización de las tierras palestinas que transformarían al futuro estado palestina en una especie de un conjunto de bantustanes [13] al estilo del Apartheid. Y, lo que está claro es que mientras Israel no se ve obligado, como lo fue la menoría blanca de Sudáfrica, a aceptar al otro y aceptarlo en pie de igualdad el conflicto seguirá lacerante[14]. Romper este nudo del conflicto, es dudoso que se pueda lograr solo mediante la negociación si estas no vayan acompañadas de una amplia lucha de parte de los ocupados como de la presión de la opinión pública internacional. Ésta es la cuestión que suscita el enfrentamiento interno palestino; definir si esta lucha ha de ser armada o de movilizaciones populares o ambas a la vez. Es el dilema que enfrentó el CNA a los africanistas en la década de los sesentas del siglo pasado.

Bolivia

No se trata aquí de hacer un recuento de la historia colonial y republicana de Bolivia, sino se parte de que el lector de este trabajo ya tiene una idea formada al respecto. De lo que se trata es de señalar ciertas premisas relacionadas con el tema que nos ocupa, de examinar ciertos paralelismos en el hecho colonial y sus consecuencias en los tres casos señalados sin que ello implique una comparación, propiamente dicha entre Bolivia, Sudáfrica y Palestina.

El primer rasgo a señalar es que la Bolivia colonial, como el resto de América Latina, dependía de un centro administrativo y político establecido por la corona española, que era el Virreinato de Perú en este caso concreto. Las decisiones eran tomadas por la corona con cierta participación de los funcionarios enviados desde España y una relativa marginalidad de los criollos aunque el sistema establecido les beneficiaba enormemente.
El grueso de la población, la originaria, estaba destinada a cumplir con el deber de contribuir al erario publico, a través de sus unidades comunarias (Ayllus), o trabajar para el dueño de la tierra en las encomiendas, etc. Fuera de estas funciones económicas, esta mayoría originaria no tenía existencia, ni en la vida política y menos en la social, cultural, etc.

Un poco para refrescar la memoria cabe señalar el estéril debate entre Sepúlveda y su grupo frente al de Bartolomé de Las Casas y sus partidarios sobre si la población originaria del continente recién descubierto tenía la naturaleza y la categoría de humanos. Del desenlace de este debate dependía el derecho del colono de despojarles de sus posesiones y propiedades libremente si no fueran humanos y de hacer lo mismo pero de modo relativamente controlado si se les otorga la categoría de humanos. Este debate estéril teóricamente fue definido por una bula papal de Paulo III, en 1537, que sentenciaba: “Los aborígenes del nuevo mundo son seres humanos, por tanto se les puede bautizar...”. Dicho de otro modo, su naturaleza de humanos posibilita aplicarles la segunda espada ya que la primera espada era la de los conquistadores y ahora se le une la de los misioneros.

El crecimiento de las elites criollas, las ponían en contradicción con la corona y sus representantes, y les motivaba a hacer sus reclamos, pero, al menos en el caso de Bolivia, no rompían con la ligazón de lealtad hacia Madrid. Lo miembros de estas elites formaban el grueso de las filas realistas. El peso principal de la lucha por la independencia recaía en los hombros de la población originaria (las Republiquetas), pero la inclinación de la balanza a favor de la lucha de la población mayoritaria hizo que estás elites cambiaran de bando, con el fin de seguir manteniéndose en el poder.

La pugna entre estas elites representada por el Licenciado = abogado Olañeta y el prócer Sucre que terminó con la salida (herido y maltratado) de parte de Sucre es representativa de este cambio. La independencia y la Republica eran para las elites, no para la mayoría originaria y estas elites son las que deberán marcar las pautas del nuevo régimen. Un examen de la producción ideológica de estas elites, ya durante la Republica, nos indica que la categoría de humanos dada por la corona española a los originarios aún no estaba aceptada. Personalidades e intelectuales partidarios de la democracia republicana seguían negando esta condición a los originarios. El escritor, intelectual e investigador Gabriel René Moreno sostiene que: “El indio es una variedad arcaica, sombrío, asqueroso, huraño, postergado y sórdido. Por su cerebro incásico es incapaz de asimilar el cristianismo”. El Presidente Mariano Baptista afirmaba que: “La clase letrada y cristiana siente por los aimaras un grande horror… yo los he contemplado desde mi niñez con espanto por la humanidad”. El Presidente José Manuel Pando afirmaba que: “Los indios son seres inferiores y su eliminación no es un delito sino una selección natural”[15].
Paradójicamente Pando había logrado, no ya su federación, que al final no hubo tal, sino el traslado de la sede del gobierno desde Sucre a La Paz (tema de polémica y diversión ideológica en la actual Constituyente) aliado con Zárate Willka y en base al sacrificio y la vida de miles de originarios aymaras. De hecho y acorde con sus palabras Pando eliminó a Zárate Willka.

De hecho la producción ideológica de estas mismas elites al respecto es abundante, pero con las muestras mencionadas es suficiente para señalar esta realidad. En lo económico, desde la independencia y hasta el posterior auge de la minería en la segunda mitad del siglo XIX, los impuestos pagados por los originarios representaba la parte sustancial de los ingresos del erario publico, pero este hecho no tenía ninguna traducción en el campo político, y menos un reconocimiento de parte de las elites en el poder.

El auge de la minería implicaba la necesidad de avituallas e insumos para alimentar a las minas y los mineros, proceso que condujo a la revalorización de la tierra y el inicio de los ataques de estas elites para apropiarse de las tierras comunarias de los originarios, ataque iniciado por Melgarejo y continuado por los siguientes gobiernos especialmente los liberales. En la parte final del siglo XIX y las primeras décadas del XX, los gobiernos liberales en tres décadas aproximadamente, se apoderaron de una proporción de las tierras comunarias de los originarios igual a la que la corona logró durante los siglos de colonia.

En este marco y por encima de los fugaces intentos de hacer avanzar al país y por lo tanto mejorar las condiciones de vida de sus mayorías (Germán Bush, Villarroel, el MNR de 1952, Torres, etc.) no se ha logrado cambios sustanciales de estas mismas condiciones. Sin entrar en los detalles de estos fugaces intentos, habrá que señalar que todos partieron de nuevas elites progresistas, que surgieron del seno y/o a la sombra de las elites tradicionales, y si este nuevo fenómeno no condujo a cambios reales en la vida de la mayoría originaria no por ello pierden su valor y significado.

El signo de un cambio innovador que pudiera ser real (como todo proceso que se inicia, es prematuro hacer pronósticos en sus inicios) fueron las marchas por la vida iniciadas en la última década del siglo pasado por los originarios de las llanuras orientales del país, a la que se adhieron rápidamente los demás originarios del país, reclamando una nueva constituyente y una refundación del país que de su lugar a su mayoría originaria.

En este contexto hay que apuntar a lo novedoso del proceso, a la inteligencia de estos originarios de recurrir a métodos democráticos y de movilizaciones populares y no al enfrentamiento violento. Y, si se habla de métodos democráticos, cabe señalar que el hecho no procede de la tradicional democracia representativa, sino de la democracia participativa que es parte integrante de su cultura originaria.

Sin perderse en la complejidad de este multifacético proceso cabe señalar ciertos hechos y rasgos. Si en Sudáfrica hubo negociaciones entre el CNA y el último gobierno de Apartheid que culminaron con el fin de este régimen segregacionista, y en el caso palestino se iniciaron las negociaciones que hasta el momento no llegaron a ninguna parte, en el caso de Bolivia no hubo tal negociación, sino unas elecciones generales dónde una mayoría de la población (más del 50%) dio su voto a una formación política, el MAS y a un dirigente de la misma, Evo Morales Ayma, conocidos por su cosmovisión originaria.

Del proceso merece señalar parte de sus aspectos fundamentales; en dos décadas de democracia que siguieron a los gobiernos de facto, casi todos los gobiernos de los partidos sistémicos, gobernaron en base a alianzas que el lenguaje popular calificó de “cuoteos” de poder, debido a que el partido ganador, en el mejor de los caso, apenas alcanzaba un tercio de los votos emitidos. El hecho de que el MAS alcanzara una mayoría absoluta marca un hito en la vida de la democracia representativa boliviana además de señalar el grado de conciencia de si alcanzado por la mayoría originaria.

Dando lectura al discurso político e ideológico de esta mayoría originaria queda claro que al igual que en el caso sudafricano y el palestino, en una gran parte es un discurso incluyente y con una visión integral del país. En cambio una lectura del discurso político e ideológico de las elites tradicionales del país, a lo largo de casi dos siglos de republica, no da cabida a esta visión integral e incluyente del mismo modo que los discursos de de la menoría blanca y los de los israelíes. Y, al igual que estos homólogos, la acusación de exclusión, es un grito que levantan estas elites contra el otro. En psicología este fenómeno se llama “proyectar” en el otro lo que uno lleva dentro, pero al final es difícil que pueda frenar el proceso.

Aquí no se pretende analizar el actual proceso de cambio, solo insistir en el nudo modular de la herencia colonial que lo ha generado, la misma herencia colonial que generó el hecho racista en Sudáfrica y en Palestina. En mis conversaciones con mis amigos bolivianos, casi todos, pero no todos, pertenecen al campo progresista y favorable al proceso de cambio, he notado cierta molestia sobre el mal entendido de que se está comparando la realidad boliviano con el Apartheid y que, alegan, en Bolivia nunca hubo tal sistema. De hecho algunos me mencionaron un reducido grupo de leyes discriminatorias que ya fueron abolidas a partir de abril de 1952.

Cabe reiterar por última vez, que no se trata de esta comparación, sino de apuntar que el hecho colonial y su herencia, es lo que generó el racismo y su opresión en los tres casos y que el racismo generado no tiene un solo modelo de expresión y de imposición sino que se expresa dentro de las circunstancias y condiciones de su propia realidad. Pero que el entendimiento de este fenómeno colonial y el racismo consiguiente que produce conforman esto que llamo “el nudo gordiano” de las problemáticas nacionales y es necesario entenderlo para visualizar las posibles soluciones.

Y, hablando de soluciones y como se dijo al principio de este trabajo, aquí no se trata de pretender poseer la vara mágica de Moisés en la convicción de que cada pueblo es el que le corresponde dar esta solución. Pero si cabe señalar el hecho colonial y su herencia como el nudo gordiano de las problemáticas a las que se enfrentan esto pueblos en el entendido que las menorías herederas del poder no pueden continuar con sus privilegios, mantener a las mayorías en la marginación y la opresión, y que este es el nudo del cual parten casi todas las demás problemáticas y conflictos.

Conclusiones

Lo que es obvio es que toda situación de opresión termina con su fin natural; el fin de la opresión. No hubo ni hay un imperio perenne. Pero el fin de una opresión ejercida por un grupo humano contra otro no suele tener la sencillez de este razonamiento, sino que es uno de los procesos más complejos en la medida en que el hombre tiene que luchar contra instituciones opresoras creadas, también, por el hombre. El coste que suele ser elevado lo terminan pagando ambas partes; opresor y oprimido.
El Mahatma (Alma Grande) Gandhi, supo y pudo junto con su pueblo, poner fin al régimen colonial británico, por medios no violentos. Pero este hecho hay que matizarlo y aclarar la falacia del mito de concebir aquél proceso como un método pacifista. El método no violento ejercitado por Gandhi, implicaba solo que los hindús no practicaran ninguna violencia contra el sistema colonial ni contra los colonizadores como individuos, sino recurrir a la desobediencia civil como arma no violenta, pero nunca implicó que el régimen colonial haya dejado de practicar una violencia criminal contra los hindús. Dicho de otro modo, el método no violento contra un opresor de ningún modo significa la ausencia de violencia, sino un método de poner en evidencia la violencia del opresor. Es decir, como toda opresión en si es violenta, el poner fin a la opresión no puede dejar de ser violento independientemente del método que se adopte.

En el caso de Sudáfrica, el empecinamiento y la cerrazón sin razón de la menoría blanca, implicó la agudización de la lucha de los africanos como de la violencia que llegó a cerrar el espacio a los métodos no violentos practicados por el CNA. La violencia llega a su fin cuando la menoría blanca se convence de que su cerrazón no tiene ninguna alternativa de futuro. Su aceptación de una convivencia en base a la igualdad jurídica para todos y el desfrute de una ciudadanía democrática, también, para todos, es el que puso fin a la violencia.

Paradójicamente, los problemas de Sudáfrica bajo el Apartheid, son, casi, los mismos problemas a los que se tiene que afrontar la actual Sudáfrica después del Apartheid. Entonces surge la pregunta de ¿Cuál es la diferencia? La respuesta es sencilla e importante. Bajo el Apartheid, el examen de los problemas como su solución se hacía por parte de la menoría blanca, en su provecho y con exclusión de la mayoría negra. En el actual régimen esto se hace por parte de todos, dentro de las reglas democráticas emanadas de una constitución definida por todos.

En el caso palestino, la ciega violencia se mantiene en la medida en que la sociedad israelí persiste en su empecinamiento y en su cerrazón sin razón, ignorando la existencia del otro y su derecho a vivir gozando de iguales oportunidades sea por medio de la solución de dos estados o de uno solo para todos.

Quizás sea ilustrativo traducir las concepciones y percepciones de un dirigente palestino respecto al proceso del fin de Apartheid[16], Àzmi Bisharah, ciudadano de Israel (perteneciente a la menoría palestina de 120 mil habitantes que quedó después de la limpieza étnica realizada, como ya se mencionó en la guerra de 1948) que ha vivido en carne propia la condición de ciudadano de tercera categoría en lo que fue su propio país;

“El mundo se ve destinto desde el extremo sur del continente africano. Estamos presenciando un intento atrevido de construir una nación que se liberó del sistema colonial y segregacionista hace una década. Estamos frente a una constitución avanzada y democrática que reconoce a once idiomas como oficiales en el marco de la construcción de una nación, de múltiples étnias, tribus y religiones (el término nacional casi no se pronuncia en este país) en base a una democracia ciudadana. En este país la agenda de actividades y prioridades son destintas. Se trata de una revolución que se hizo estado no solo por la lucha y la persistencia hasta la victoria sino, también, por el arte de las soluciones medias y el arte de la negociación que hicieron posible el cambio. Esta mediación en las soluciones hizo que algunos generalizaran en el sentido de el CNA solo pudo apropiarse del gobierno pero no del estado que en términos políticos y económicos sigue dominado por la menoría blanca que sigue dominando la economía y gran parte de los medios de información y las empresas corporativas que siguen controlando el país. Ahí están los problemas de la tierra, de la vivienda y la pobreza crónica de los no blancos. El actual gobierno se ha obligado a cumplir con la deuda externa y los acuerdos firmados por los anteriores gobiernos racistas incluidos los firmados con Israel. Pero por otro lado la clase media de africanos negros sigue creciendo y el país vive un proceso histórico gradual.

Las victimas del anterior régimen del Apartheid tuvieron que contentarse con las confesiones de sus verdugos y su petición publica de perdón en una catarsis dentro del marco de actividades de la Comisión de la Verdad. Con esto se está haciendo referencia a los casos en que el crimen fue en ejecución de ordenes y en las que el funcionario no excedió estas ordenes. Tampoco se incluyen los casos de quién ha dado las ordenes para cometer crímenes. Pero hay excesos de la parte hegemónica que aun lo sigue siendo la menoría blanca, como por ejemplo, intentar dar trato de igualdad entre la violencia de la opresión racista con la violencia de la resistencia a esta opresión y pedir castigo también a los responsables de la resistencia ejercitada por el CNA, dónde hubo victimas civiles, etc.… Dicho de otro modo, los residuos del anterior régimen intentan aprovechar el acuerdo histórica de intentar re-escribir la historia igualando al opresor con el oprimido. Me parece que quién intenta esto, está intentando hurgar las heridas y abre batallas de las cuales saldrá como perdedor.

Los acuerdos firmados entre el CNA y la menoría blanca y racista eran acuerdos integrales y de largo alcance. Acuerdos basados en el reconocimiento de la igualdad entre ambas partes y el rechazo a la segregación racista. Estos acuerdos no se basaban en la igualdad entre la opresión y la resistencia a la opresión, y las soluciones medias no daban igual derecho al verdugo como a su victima. Estos acuerdos se basaban en la derrota del sistema del Apartheid, en el reconocimiento de su racismo, su injusticia y su opresión y en crear las condiciones apropiadas para su fin. Los acuerdos incluyeron los temas de su desarticulación, el periodo necesario para tal fin como los costes de esta desarticulación así como el proceso de pedir cuentas por los crímenes del régimen. En estos acuerdos no había condescendencia con el Apartheid sino con los individuos que fueron sus instrumentos y con algunos ciudadanos que lo administraron si no tuvieran responsabilidad directa en sus crímenes de lesa la humanidad. El cambio logrado a través de estos acuerdos históricos era el fin del Apartheid. Y para que este cambio sea pacifico sin matanzas y para ahorrar más años de boicot internacional al mismo, los acuerdos históricos facilitaron a la menoría blanca la rendición sin temor a represalias en su contra. Esta condescendencia no significa la igualdad entre el derecho del verdugo y el de su victima y tampoco entre el sistema racista y los resistentes al mismo”.

Finalmente quisiera plantear una vivencia que he tenido durante los años que viví en Santa Cruz y que puede arrojar luz sobre la mentalidad de las elites dominantes como sobre la posible solución. En aquel tiempo tenía un amigo que era cuadro del MNR y durante los acontecimientos del octubre negro que terminaron con la salida de Gonzalo Sánchez de Lozada, este amigo residía en La Paz ya que fungía como jefe de departamento en uno de los ministerios. Pocos días después de la caída de Goni, le busqué con el fin de conocer sus vivencias y sus opiniones respecto a los acontecimientos. No esperaba comentarios favorables a la parte popular y originaria que fue protagonista de estas jornadas, pero me sorprendió la posición dura y despectiva que exteriorizó este amigo. Le comenté que “estos que desprecias son la mayoría de la población del país”. Su respuesta me congeló; “no son mayoría, están divididos y por tanto la mayoría somos nosotros”.

Me quedé con las ganas de replicarle; “y si dejan de estar divididos, ¿que vais a hacer?”. No lo hice viendo que con actitud cerrada así es difícil que haya lugar para el dialogo aunque sea desde posiciones opuestas. Pero los hechos le dieron no solo la respuesta sino le condujeron a que, en la actualidad, sea un constituyente de la bancada de Podemos.

Es esta cerrazón sin razón que el coloniaje dejó como herencia la que hay que vencer.

* Especialista en Relaciones Internacionales e Investigador del CEDIB.

[1] Este Ensayo fue presentado y discutido en el espacio de debate y reflexión Foro del Sur, el 6 de septiembre de 2007.
[2] Ver http://www.rebelion.org/docs/54020.pdf
[3] Paradójicamente al leer los textos de historia europeos, ésta primera derrota de Napoleón es ignorada y figura la derrota posterior que sufrió, ya siendo emperador, en las cercanías de Moscú como su primera derrota. También es conveniente señalar que el 1º congreso fundacional sionista se realizó en 1897, un siglo después de la invasión napoleónica de Palestina.
[4] Esta raíz histórica explica, en parte, la posición actual de los fundamentalistas puritanos en EE.UU. de apoyo total a las formaciones políticas más extremistas de la derecha israelí.
[5] Ferdinand De Lesseps fue el ingeniero que dirigió tanto la abertura del Canal de Suez como el de Panamá, ambas obras coloniales beneficiaron enormemente al comercio colonial, pero implicaron la servidumbre para los pueblos de Egipto y Panamá y los pueblos de ambas regiones.
[6] Pogromo; de acuerdo con el Diccionario de la Real Academia Española es; (Del ruso pogrom, devastación, destrucción). m. Matanza y robo de gente indefensa por una multitud enfurecida. 2. por antonomasia. Asalto a las juderías con matanza de sus habitantes.
[7] Consecuencia de esta colonización hoy en día y de acuerdo con el Libro Anual de Estadística del Gobierno de Israel, su población procede de 94 países y habla 100 idiomas. Este hecho rompe con el mito del antisemitismo como del sionismo de concebir al judaísmo como nacionalidad. Esto no niega el hecho de que han formado una sociedad, pero su base ya no es la religión, sino una base colonial, como fue la que fundamentó la sociedad de varios colonias; EE.UU., Canadá, Sudáfrica, etc.
[8] Intifada es término árabe que significa una reacción fuerte y espontánea. En este caso se trata de una reacción masiva y generalizada.
[9] Un repaso de la prensa palestina de esta época deja en claro que toda actividad convocada por la dirección de la Intifada, de la cual Hamas formaba parte, era contrarestada por otra convocatoria de Hamas para la misma actividad pero un día antes o después y en algunos caso si la convocatoria era para horas de la mañana, Hamas lo hacía para las horas de la tarde.
[10] Cabe señalar que las responsabilidades de la OLP como único legitimo representante del pueblo palestino no abarca a los varios grupos de resistencia, éstas se hacen cargo, cada uno por su parte de su propia financiación en gran parte, las responsabilidades de la OLP es fundamentalmente, la enorme masa de palestinos que por décadas residen en los campos de refugiados tanto en los territorios palestinos ocupados como en Jordania, El Líbano, Siria, Irak, etc. y se calculan en 4 a 5 millones. Estas responsabilidades incluyen los campos de alimentación, trabajo, salud, educación, etc.
[11] Este giro, aunque con diferentes matices, es paralelo al efectuado por la menoría blanca en la Unión Sudafricano al finalizar la Segunda Guerra Mundial con los cambios realizados hasta declararse republica con el nombre de Sudáfrica ya apuntados anteriormente.
[12] Franz Fanon fue un siquiatra francés procedente de la caribeña isla Martinica y antillano-africano, que su trabajo en Argelia durante la guerra de liberación le llevó a afiliarse al Frente Nacional de Liberación argelino y escribir su famoso libro “Los Miserables de la Tierra” de donde se saca esta cita.
[13] Según el Diccionario de la Real Academia Española; bantustán. (Del ingl. Bantustán, formado a imit. de Indostán, Pakistán, etc.). m. En Sudáfrica, durante la época de la segregación racial, zona destinada a reserva de la etnia bantú.
[14] Se optó por abreviar bastantes acontecimientos como el asedio durante casi tres años a Arafat, su misteriosa muerta nada aclarada, y otros en la medida en que solo vendrían a confirmar la conclusión apuntada.
[15] No he tenido vivencias personales respecto a la actitud de la minoría blanca en relación con la mayoría negra africano en Sudáfrica, éstas las he conocida a través de documentos y documentales, y no se diferencian en lo sustancial de esta actitud de las elites respecto a los originarios de Bolivia. Siendo palestino, vivencialmente he conocido el parecido horror y rechazo de la sociedad israelí al palestino, y sin haber realizado ningún estudio o análisis sistemático del tema, me da la impresión que esta actitud refleja el horror y el miedo enfermizo respecto a la propia victima. En mis múltiples conversaciones con lideres de la izquierda israelí, su actitud se expresaba con sutileza, aunque en lo sustancial no era diferente, se limitaban a puntualizar que están convencidos de que ambas partes, la israelí y la palestina, puedan convivir uno al lado del otro pero sin mezclarse, ya que ellos quieren vivir dentro de su propia sociedad, de su propia cultura. Es decir que son partidarios de la solución de dos estados y no del estado laico para ambas partes. Dicho de otro modo que para ellos en su sociedad y su cultura no hay cabida para el otro, para el palestino. Así uno puede imaginar el concepto que tienen del otro.
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BolPress - Bolivia/22/09/2007

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