AGRICULTURA-ARGENTINA: La leche nuestra de cada día
Por Sebastián Lacunza
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BUENOS AIRES (IPS) - Los productores lácteos argentinos protagonizaron el último eslabón de la larga cadena de reclamos que emanan de la dirigencia gremial agropecuaria, en un contexto de precios récord en casi todo el sector agrícola-ganadero.
La sensibilidad del producto en cuestión y las características de la industria lechera potenciaron el primer conflicto económico que enfrentó la flamante presidenta argentina, la centroizquierdista Cristina Fernández, tras su investidura el 10 de diciembre. Tras una disputa que incluyó un principio de desabastecimiento de leche, cortes de rutas y tensiones dentro del gobierno, el sector lácteo quedó conforme con la fijación de un precio al productor cercano a 82 centavos de peso por litro (27 centavos de dólar), establecido a fin de diciembre. En los últimos meses de vigencia del régimen de convertibilidad (1991-2002) que sostuvo la paridad uno a uno del peso frente al dólar, el precio por litro llegó a rondar los 10 centavos, sumiendo en la desesperación a los "tamberos", como se llama aquí a los productores de granjas lecheras. Medido en pesos, el precio es hoy ocho veces superior, si bien el país vivió desde fines de 2001 una inflación de 100 por ciento y parte de los costos de producción se pagan en divisa, cotizada a 3,15 pesos la unidad. El precio de la leche al público, subsidiado por el Estado, cuesta en los supermercados al menos 100 por ciento más que siete años atrás. Pero, en términos generales, con costos fijados en parte en pesos devaluados y una demanda internacional de alimentos sin precedentes, la foto global del sector agropecuario muestra resultados favorables y contundentes. De casi 13.000 "tambos" o granjas lecheras, 10.600 están registrados ante la Oficina Nacional de Control Comercial Agropecuario (Oncca). En 2006, produjeron 10.612 millones de litros. Con ellos, la industria elaboró 1.700 millones de litros de leche fluida, por un valor bruto mayorista de 552 millones de dólares, y 1,55 millones de toneladas de otros productos lácteos, o sea 5.173 millones de dólares. Se exportaron 375.000 toneladas, con ingresos de 798 millones de dólares. Sin embargo, la lechería ha reducido su producción, en parte por las tensiones determinadas por la expansión de las plantaciones de soja que fue acorralando a otros cultivos y a la ganadería, impulsada por la enorme demanda de China. Según cálculos de organizaciones rurales, la superficie ganadera ha cedido al área sembrada 10 millones de hectáreas desde mediados de los años 90. El área sojera ocupaba 10,4 millones de hectáreas en la cosecha 2001-2002. La Secretaría de Agricultura y Ganadería estima que llegue a 16,6 millones en la actual temporada 2007-2008. "En 200 hectáreas de producción láctea trabajan cinco familias durante todo el año, mientras que en 200 hectáreas de soja se emplea una persona 10 días del año", dijo a IPS Ulises Forte, vicepresidente de la Federación Agraria Argentina, que agrupa a unos 60.000 pequeños productores rurales. Forte se refería a la mecanización del cultivo y a la concentración de la tierra que impone el método de siembra directa. "Somos enemigos de la 'sojización', los pooles (sic) de siembra desplazan al tambero y a otros productores", enfatizó el dirigente. La demanda de tierras para la soja elevó su precio, por lo que muchos tamberos que rentaban predios se vieron imposibilitados de seguir el ritmo que impone la oleaginosa. Además, "es un error tomar como iguales a los que no somos iguales. No es lo mismo producir mil litros diarios de leche que vender cincuenta mil", dijo Forte en alusión a la característica del sector lechero, con una producción diseminada en muchos pequeños granjeros y concentrada luego en unos pocos y grandes actores industriales. Dos jugadores, la cooperativa SanCor (en crisis) y La Serenísima, orientada sobre todo al mercado interno, acaparan 35 por ciento de la leche expedida por los tamberos. En el rubro de productos lácteos elaborados --yogures, leches en polvo, quesos y manteca-- dos o tres empresas concentran 70 por ciento de la producción. Las firmas extranjeras Nestlé y Saputo y la nacional Williner son las principales beneficiadas del auge internacional, porque destinan gran parte de su producción a ventas al exterior. El aumento de lo que recibe el productor por litro de leche fue paulatino pero se aceleró en el último año, a causa de la cotización internacional del fluido. En octubre de 2006 cada productor recibía 0,49 pesos por litro. "Hay mayor poder adquisitivo en la población y menor producción, eso es un cóctel que empuja los precios", resumió Forte. De hecho, las ventas de lácteos al exterior cayeron este año más de 30 por ciento, mientras el precio internacional de la tonelada de leche en polvo trepó hasta más de 4.500 dólares, tres veces más que hace seis años. Como parte de sus políticas para morigerar el aumento del precio de la leche, el gobierno acordó con las empresas exportadoras un "precio de corte" de 2.770 dólares por tonelada de leche en polvo exportada. La diferencia entre ese valor y los 4.500 dólares de cotización internacional se destina a subsidiar a productores e industrias para evitar alzas en el mercado interno. Los tamberos reciben además de la Oncca otro subsidio para compensar las subas del maíz con el que se alimentan las vacas. La herramienta principal del gobierno de Néstor Kirchner (2003-2007) para recaudar y a la vez regular los precios internos de los alimentos fue la implementación de una drástica política de retenciones a las exportaciones, lo que le valió una guerra frontal con parte de la dirigencia rural, pese a los grandes márgenes de rentabilidad. En el caso de los lácteos, ese impuesto varía entre cinco y 10 por ciento. Además, Kirchner y su sucesora han apostado a acuerdos de precios, pactos de autorregulación de las exportaciones y, en el último año, subsidios a la producción de alimentos para el consumo local, que se financian con lo recaudado por las retenciones. En 2007 esa asistencia sumó 250 millones de dólares. "Entendemos el interés del gobierno en alcanzar precios de la canasta básica que no afecten a los sectores más marginales, por eso buscamos un equilibrio que nos permita tener previsibilidad. La actividad tambera es redistributiva y ayuda a ocupar la tierra", dijo a IPS el granjero Roberto Socín, presidente de la Mesa de Productores Lecheros de la nororiental provincia de Santa Fe. Socín admitió que los precios dejan márgenes de ganancia, pero "nuestra lucha es para que el tambero tenga parámetros para desarrollar su actividad". "Ante la combinación de intereses industriales con gran poder y los del gobierno nacional, quedamos debilitados", añadió. El nudo del conflicto del campo "sigue siendo un problema de rentabilidades relativas (de unos y otros productos) obviamente en un contexto de importantes cambios en los precios internacionales", dijo a IPS Javier Rodríguez, investigador de la Universidad de Buenos Aires y miembro del Centro de Estudios para el Desarrollo Argentino (Cenda). "Cuando se mira la rentabilidad ya no relativa sino con respecto a años anteriores, es claro que está bastante mejor la relación entre el ingreso y los costos, incluido el sector lácteo, y no sólo tomando el período más problemático del fin de la convertibilidad", explicó el experto. Pero "cuando hay reducción de la producción, como ocurre con los lácteos, el aumento de las retenciones no es una medida de largo plazo, va en contra de la producción por la disputa de tierras entre la ganadería y la actividad agrícola". No obstante, el economista defendió el uso económico de ese impuesto, "contemplando siempre las diferentes producciones". "Para los cultivos más rentables sigue habiendo un margen importante para imponer retenciones", aunque la solución definitiva requiere "profundizar medidas que ya tomó el gobierno, como la creación de un fondo compensador para otras producciones". "En el caso de los lácteos (ese recurso) no está alcanzando", advirtió. En un mercado concentrado en lo industrial y desconcentrado en la producción, "es una carrera muy difícil de correr", finalizó Rodríguez.
BUENOS AIRES (IPS) - Los productores lácteos argentinos protagonizaron el último eslabón de la larga cadena de reclamos que emanan de la dirigencia gremial agropecuaria, en un contexto de precios récord en casi todo el sector agrícola-ganadero.
La sensibilidad del producto en cuestión y las características de la industria lechera potenciaron el primer conflicto económico que enfrentó la flamante presidenta argentina, la centroizquierdista Cristina Fernández, tras su investidura el 10 de diciembre. Tras una disputa que incluyó un principio de desabastecimiento de leche, cortes de rutas y tensiones dentro del gobierno, el sector lácteo quedó conforme con la fijación de un precio al productor cercano a 82 centavos de peso por litro (27 centavos de dólar), establecido a fin de diciembre. En los últimos meses de vigencia del régimen de convertibilidad (1991-2002) que sostuvo la paridad uno a uno del peso frente al dólar, el precio por litro llegó a rondar los 10 centavos, sumiendo en la desesperación a los "tamberos", como se llama aquí a los productores de granjas lecheras. Medido en pesos, el precio es hoy ocho veces superior, si bien el país vivió desde fines de 2001 una inflación de 100 por ciento y parte de los costos de producción se pagan en divisa, cotizada a 3,15 pesos la unidad. El precio de la leche al público, subsidiado por el Estado, cuesta en los supermercados al menos 100 por ciento más que siete años atrás. Pero, en términos generales, con costos fijados en parte en pesos devaluados y una demanda internacional de alimentos sin precedentes, la foto global del sector agropecuario muestra resultados favorables y contundentes. De casi 13.000 "tambos" o granjas lecheras, 10.600 están registrados ante la Oficina Nacional de Control Comercial Agropecuario (Oncca). En 2006, produjeron 10.612 millones de litros. Con ellos, la industria elaboró 1.700 millones de litros de leche fluida, por un valor bruto mayorista de 552 millones de dólares, y 1,55 millones de toneladas de otros productos lácteos, o sea 5.173 millones de dólares. Se exportaron 375.000 toneladas, con ingresos de 798 millones de dólares. Sin embargo, la lechería ha reducido su producción, en parte por las tensiones determinadas por la expansión de las plantaciones de soja que fue acorralando a otros cultivos y a la ganadería, impulsada por la enorme demanda de China. Según cálculos de organizaciones rurales, la superficie ganadera ha cedido al área sembrada 10 millones de hectáreas desde mediados de los años 90. El área sojera ocupaba 10,4 millones de hectáreas en la cosecha 2001-2002. La Secretaría de Agricultura y Ganadería estima que llegue a 16,6 millones en la actual temporada 2007-2008. "En 200 hectáreas de producción láctea trabajan cinco familias durante todo el año, mientras que en 200 hectáreas de soja se emplea una persona 10 días del año", dijo a IPS Ulises Forte, vicepresidente de la Federación Agraria Argentina, que agrupa a unos 60.000 pequeños productores rurales. Forte se refería a la mecanización del cultivo y a la concentración de la tierra que impone el método de siembra directa. "Somos enemigos de la 'sojización', los pooles (sic) de siembra desplazan al tambero y a otros productores", enfatizó el dirigente. La demanda de tierras para la soja elevó su precio, por lo que muchos tamberos que rentaban predios se vieron imposibilitados de seguir el ritmo que impone la oleaginosa. Además, "es un error tomar como iguales a los que no somos iguales. No es lo mismo producir mil litros diarios de leche que vender cincuenta mil", dijo Forte en alusión a la característica del sector lechero, con una producción diseminada en muchos pequeños granjeros y concentrada luego en unos pocos y grandes actores industriales. Dos jugadores, la cooperativa SanCor (en crisis) y La Serenísima, orientada sobre todo al mercado interno, acaparan 35 por ciento de la leche expedida por los tamberos. En el rubro de productos lácteos elaborados --yogures, leches en polvo, quesos y manteca-- dos o tres empresas concentran 70 por ciento de la producción. Las firmas extranjeras Nestlé y Saputo y la nacional Williner son las principales beneficiadas del auge internacional, porque destinan gran parte de su producción a ventas al exterior. El aumento de lo que recibe el productor por litro de leche fue paulatino pero se aceleró en el último año, a causa de la cotización internacional del fluido. En octubre de 2006 cada productor recibía 0,49 pesos por litro. "Hay mayor poder adquisitivo en la población y menor producción, eso es un cóctel que empuja los precios", resumió Forte. De hecho, las ventas de lácteos al exterior cayeron este año más de 30 por ciento, mientras el precio internacional de la tonelada de leche en polvo trepó hasta más de 4.500 dólares, tres veces más que hace seis años. Como parte de sus políticas para morigerar el aumento del precio de la leche, el gobierno acordó con las empresas exportadoras un "precio de corte" de 2.770 dólares por tonelada de leche en polvo exportada. La diferencia entre ese valor y los 4.500 dólares de cotización internacional se destina a subsidiar a productores e industrias para evitar alzas en el mercado interno. Los tamberos reciben además de la Oncca otro subsidio para compensar las subas del maíz con el que se alimentan las vacas. La herramienta principal del gobierno de Néstor Kirchner (2003-2007) para recaudar y a la vez regular los precios internos de los alimentos fue la implementación de una drástica política de retenciones a las exportaciones, lo que le valió una guerra frontal con parte de la dirigencia rural, pese a los grandes márgenes de rentabilidad. En el caso de los lácteos, ese impuesto varía entre cinco y 10 por ciento. Además, Kirchner y su sucesora han apostado a acuerdos de precios, pactos de autorregulación de las exportaciones y, en el último año, subsidios a la producción de alimentos para el consumo local, que se financian con lo recaudado por las retenciones. En 2007 esa asistencia sumó 250 millones de dólares. "Entendemos el interés del gobierno en alcanzar precios de la canasta básica que no afecten a los sectores más marginales, por eso buscamos un equilibrio que nos permita tener previsibilidad. La actividad tambera es redistributiva y ayuda a ocupar la tierra", dijo a IPS el granjero Roberto Socín, presidente de la Mesa de Productores Lecheros de la nororiental provincia de Santa Fe. Socín admitió que los precios dejan márgenes de ganancia, pero "nuestra lucha es para que el tambero tenga parámetros para desarrollar su actividad". "Ante la combinación de intereses industriales con gran poder y los del gobierno nacional, quedamos debilitados", añadió. El nudo del conflicto del campo "sigue siendo un problema de rentabilidades relativas (de unos y otros productos) obviamente en un contexto de importantes cambios en los precios internacionales", dijo a IPS Javier Rodríguez, investigador de la Universidad de Buenos Aires y miembro del Centro de Estudios para el Desarrollo Argentino (Cenda). "Cuando se mira la rentabilidad ya no relativa sino con respecto a años anteriores, es claro que está bastante mejor la relación entre el ingreso y los costos, incluido el sector lácteo, y no sólo tomando el período más problemático del fin de la convertibilidad", explicó el experto. Pero "cuando hay reducción de la producción, como ocurre con los lácteos, el aumento de las retenciones no es una medida de largo plazo, va en contra de la producción por la disputa de tierras entre la ganadería y la actividad agrícola". No obstante, el economista defendió el uso económico de ese impuesto, "contemplando siempre las diferentes producciones". "Para los cultivos más rentables sigue habiendo un margen importante para imponer retenciones", aunque la solución definitiva requiere "profundizar medidas que ya tomó el gobierno, como la creación de un fondo compensador para otras producciones". "En el caso de los lácteos (ese recurso) no está alcanzando", advirtió. En un mercado concentrado en lo industrial y desconcentrado en la producción, "es una carrera muy difícil de correr", finalizó Rodríguez.
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IPS Noticias - Uruguay/10/01/2008
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