¿Se configura un nuevo poder ciudadano en Colombia y Venezuela?
Por Carlos Villota Santacruz
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Bogotá - El concierto “Paz sin fronteras” liderado por el cantautor “Juanes” en la frontera colombo-venezolana evidenció la presencia de los ciudadanos y ciudadanas como actores de los procesos de integración en la región andina.La masiva presencia de más de cien mil personas con el eco de los medios de comunicación en los cinco continentes no sólo demostró que la integración va más allá de cualquier precepto diplomático, sino que además evidenció que el déficit democrático entre países hermanos (Colombia. Venezuela y Ecuador) tiene que saldarse con la apertura de espacios para la participación de la sociedad civil organizada.
Este es un proceso que comienza a gestarse con fuerza y que servirá de referente a la hora de dirimir un litigio entre dos o más países en la región. De entrada, dicha participación ciudadana a la luz de la figura de la integración necesitará de actores consolidados en la perspectiva de sus derechos y formados para el ejercicio de la participación política en el ciclo integral del poder.
En otras palabras, en futuras elecciones presidenciales, su presencia no podrá ser ignorada. Lo cierto es que tanto Caracas, Bogotá y Quito, tras lo ocurrido en el puente “Simón Bolívar” , se encuentran comprometidos en la promoción de la participación ciudadana y garantizar su protagonismo en las instancias de poder.
Otro hecho que se abre paso como consecuencia de histórico concierto, gira en torno, a que la distancia entre lo público y lo privado perdió su sentido. Al término de la presentación de “Juanes” y sus amigos, los límites entre estas dos esferas se desvanecieron.
Es decir, quedaron sentadas las bases de una participación política, donde ciudadanos y ciudadanas se apropiaron de un asunto público- en este caso el manejo de la política exterior de Colombia y Venezuela- para tomar parte como actor de primera línea.
Las personas que vivieron, sintieron y aplaudieron el concierto “Paz sin fronteras”, son parte de una sociedad civil que se expreso desde el ejercicio colectivo de sus derechos.
Así las cosas, quedó demostrado además, que los habitantes tanto de Norte de Santander como del Estado Táchira no solo rechazan la guerra categóricamente, sino que dio vida una sociedad civil que tiene una nueva concepción política en la región, que no se puede desconocer y que debe ser tomada en cuenta a la hora de la toma de decisiones
¿Qué viene en adelante? Simple. La acción de una sociedad colombo-venezolana que se hará sentir en espacios públicos o privados, donde se manejen intereses de la comunidad. Bajo ese escenario aparecerá la frontera entre lo público y lo privado de manera sutil.
Sin embargo, lo que se impondrá será la acción política de una sociedad con capacidad para estimular o proteger sus derechos. (sean internos o externos).
Será una sociedad con mayor capacidad de movilización, al punto que intervendrá en los espacios tradicionalmente reservados para los poderes públicos cuando las políticas públicas no respondan a sus últimos fines.
En esencia, es y será una sociedad civil organizada con pleno derecho de llegar a los foros decisorios nacionales e internacionales a través de los mecanismos democráticos consagrados en la Constitución Política (venezolana y colombiana) y haciendo uso de los instrumentos constitucionales.
Si bien, antes del concierto “Paz sin fronteras” se consideraba legitima la acción de la sociedad civil a través de los partidos políticos, a partir de ese momento lo hará de manera directa en defensa de intereses específcos.
Atrás quedará aquél concepto, según el cuál, las organizaciones sociales actuaban en foros internacionales y en instancias reservadas a los Estados, cuando eran llamadas. No eso no sucederá más.
El encuentro en las organizaciones sociales en el puente “Simón Bolívar”, donde se reunieron como actores y testigos para dar un no rotundo a una amenaza de confrontación militar entre colombianos y venezolanos, son un ejemplo de expresión de la conciencia política de ciudadanos y ciudadanas.
Su papel, alcanzará un rotulo de importancia en la firma de tratados de comercio internacionales, que necesariamente deberá contemplar y tener un capítulo específico en torno a las necesidades sociales de una población, que se cansó que las decisiones de envergadura sean tomadas a sus “espaldas”.
Otro hecho que es contundente y que será evidente a lo largo de la primera década del siglo XXI, es que la sociedad civil acudirá de manera permanente a los mecanismos constitucionales que posee para asegurar su participación en los diferentes espacios del ejercicio del poder ciudadano.
Para no ir más lejos, existen los mecanismos políticos como los plebiscitos y los referendos (este último donde Uribe y Chávez ya salieron derrotados), los cabildos abiertos, la iniciativa legislativa y la revocatoria del mandato con los cuales la sociedad civil puede hacer efectiva su participación política más allá del ejercicio del voto con el cual elige a sus gobernantes.
Lo que se configuró, tras el concierto “Paz sin fronteras” en el continente fue un nuevo poder ciudadano. Se hará notar y con fuerza. Será una presencia continua de la sociedad civil en las instancias decisorias a nivel nacional e internacional en defensa de los intereses colectivos.
La razón. Si bien, el poder ciudadano es un proceso que se inicia con el voto para elegir y ser elegido a los cargos de elección popular, también se expresa en la intervención de la sociedad civil organizada en el diseño de las políticas, la ejecución y seguimiento de los programas públicos y la toma de decisiones que giran en torno a sus derechos individuales y colectivos en el orden nacional e internacional.
Otro interrogante que surge es: ¿si el poder ciudadano debe contar luego del concierto de “Paz sin fronteras” con espacios de expresión diferentes a la calle? ¿A caso, será una voz que será tenida en cuenta al interior de los Gobiernos de Venezuela y Colombia.?
La historia reseña que la sociedad civil ha contado con foros de gran convocatoria de orden orbital en Porto Alegre y la India. Fue capaz a través de grandes manifestaciones que partieron de la calle, alcanzar instancias internacionales impensables. Su capacidad de convocatoria convirtió a la sociedad civil organizada en un mecanismo de presión.
Lo cierto, es que el poder ciudadano en adelante tanto del lado colombiano como venezolano necesitará de escenarios más determinantes. Será una evolución paulatina, que necesariamente deberá llegar a las salas de decisión donde se maneje el destino de comunidades y pueblos.
Bogotá - El concierto “Paz sin fronteras” liderado por el cantautor “Juanes” en la frontera colombo-venezolana evidenció la presencia de los ciudadanos y ciudadanas como actores de los procesos de integración en la región andina.La masiva presencia de más de cien mil personas con el eco de los medios de comunicación en los cinco continentes no sólo demostró que la integración va más allá de cualquier precepto diplomático, sino que además evidenció que el déficit democrático entre países hermanos (Colombia. Venezuela y Ecuador) tiene que saldarse con la apertura de espacios para la participación de la sociedad civil organizada.
Este es un proceso que comienza a gestarse con fuerza y que servirá de referente a la hora de dirimir un litigio entre dos o más países en la región. De entrada, dicha participación ciudadana a la luz de la figura de la integración necesitará de actores consolidados en la perspectiva de sus derechos y formados para el ejercicio de la participación política en el ciclo integral del poder.
En otras palabras, en futuras elecciones presidenciales, su presencia no podrá ser ignorada. Lo cierto es que tanto Caracas, Bogotá y Quito, tras lo ocurrido en el puente “Simón Bolívar” , se encuentran comprometidos en la promoción de la participación ciudadana y garantizar su protagonismo en las instancias de poder.
Otro hecho que se abre paso como consecuencia de histórico concierto, gira en torno, a que la distancia entre lo público y lo privado perdió su sentido. Al término de la presentación de “Juanes” y sus amigos, los límites entre estas dos esferas se desvanecieron.
Es decir, quedaron sentadas las bases de una participación política, donde ciudadanos y ciudadanas se apropiaron de un asunto público- en este caso el manejo de la política exterior de Colombia y Venezuela- para tomar parte como actor de primera línea.
Las personas que vivieron, sintieron y aplaudieron el concierto “Paz sin fronteras”, son parte de una sociedad civil que se expreso desde el ejercicio colectivo de sus derechos.
Así las cosas, quedó demostrado además, que los habitantes tanto de Norte de Santander como del Estado Táchira no solo rechazan la guerra categóricamente, sino que dio vida una sociedad civil que tiene una nueva concepción política en la región, que no se puede desconocer y que debe ser tomada en cuenta a la hora de la toma de decisiones
¿Qué viene en adelante? Simple. La acción de una sociedad colombo-venezolana que se hará sentir en espacios públicos o privados, donde se manejen intereses de la comunidad. Bajo ese escenario aparecerá la frontera entre lo público y lo privado de manera sutil.
Sin embargo, lo que se impondrá será la acción política de una sociedad con capacidad para estimular o proteger sus derechos. (sean internos o externos).
Será una sociedad con mayor capacidad de movilización, al punto que intervendrá en los espacios tradicionalmente reservados para los poderes públicos cuando las políticas públicas no respondan a sus últimos fines.
En esencia, es y será una sociedad civil organizada con pleno derecho de llegar a los foros decisorios nacionales e internacionales a través de los mecanismos democráticos consagrados en la Constitución Política (venezolana y colombiana) y haciendo uso de los instrumentos constitucionales.
Si bien, antes del concierto “Paz sin fronteras” se consideraba legitima la acción de la sociedad civil a través de los partidos políticos, a partir de ese momento lo hará de manera directa en defensa de intereses específcos.
Atrás quedará aquél concepto, según el cuál, las organizaciones sociales actuaban en foros internacionales y en instancias reservadas a los Estados, cuando eran llamadas. No eso no sucederá más.
El encuentro en las organizaciones sociales en el puente “Simón Bolívar”, donde se reunieron como actores y testigos para dar un no rotundo a una amenaza de confrontación militar entre colombianos y venezolanos, son un ejemplo de expresión de la conciencia política de ciudadanos y ciudadanas.
Su papel, alcanzará un rotulo de importancia en la firma de tratados de comercio internacionales, que necesariamente deberá contemplar y tener un capítulo específico en torno a las necesidades sociales de una población, que se cansó que las decisiones de envergadura sean tomadas a sus “espaldas”.
Otro hecho que es contundente y que será evidente a lo largo de la primera década del siglo XXI, es que la sociedad civil acudirá de manera permanente a los mecanismos constitucionales que posee para asegurar su participación en los diferentes espacios del ejercicio del poder ciudadano.
Para no ir más lejos, existen los mecanismos políticos como los plebiscitos y los referendos (este último donde Uribe y Chávez ya salieron derrotados), los cabildos abiertos, la iniciativa legislativa y la revocatoria del mandato con los cuales la sociedad civil puede hacer efectiva su participación política más allá del ejercicio del voto con el cual elige a sus gobernantes.
Lo que se configuró, tras el concierto “Paz sin fronteras” en el continente fue un nuevo poder ciudadano. Se hará notar y con fuerza. Será una presencia continua de la sociedad civil en las instancias decisorias a nivel nacional e internacional en defensa de los intereses colectivos.
La razón. Si bien, el poder ciudadano es un proceso que se inicia con el voto para elegir y ser elegido a los cargos de elección popular, también se expresa en la intervención de la sociedad civil organizada en el diseño de las políticas, la ejecución y seguimiento de los programas públicos y la toma de decisiones que giran en torno a sus derechos individuales y colectivos en el orden nacional e internacional.
Otro interrogante que surge es: ¿si el poder ciudadano debe contar luego del concierto de “Paz sin fronteras” con espacios de expresión diferentes a la calle? ¿A caso, será una voz que será tenida en cuenta al interior de los Gobiernos de Venezuela y Colombia.?
La historia reseña que la sociedad civil ha contado con foros de gran convocatoria de orden orbital en Porto Alegre y la India. Fue capaz a través de grandes manifestaciones que partieron de la calle, alcanzar instancias internacionales impensables. Su capacidad de convocatoria convirtió a la sociedad civil organizada en un mecanismo de presión.
Lo cierto, es que el poder ciudadano en adelante tanto del lado colombiano como venezolano necesitará de escenarios más determinantes. Será una evolución paulatina, que necesariamente deberá llegar a las salas de decisión donde se maneje el destino de comunidades y pueblos.
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Nova Colombia - Colombia/21/03/2008
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