Los intelectuales del mundo y LA NACION
"La Argentina todavía no tiene muy claro qué país quiere ser"
Lo dice Günther Maihold, politicólogo alemán especializado en América latina
LA NACION.com/Cultura/13/06/2007
BERLIN.– “Aún no se percibe con claridad qué país quiere ser la Argentina, cuál es el perfil al que aspira”, dice el doctor Günther Maihold, subdirector y vocero del Instituto Alemán para Política Internacional y Seguridad de la Fundación Ciencia Política, un think tank (o “fábrica de ideas”) con base en Berlín que maneja un presupuesto anual de diez millones de euros. El organismo depende de la oficina del canciller federal (primer ministro) y su principal tarea es asesorar al gobierno y al Parlamento en materia de política exterior. “Está orientado a la investigación y a asesorar a los poderes Legislativo y Ejecutivo desde el punto de vista de los intereses de Alemania”, explica el politicólogo, especialista en relaciones con América latina, España y Portugal. Maihold ha investigado sobre los procesos de transición y consolidación democrática en América latina y el Caribe; las relaciones culturales entre Alemania, Europa y América latina, y la globalización y los regionalismos. Asimismo, ha sido director del reconocido Instituto Iberoamericano de Berlín y es directivo del Foro Ebenhausen para Política Internacional y Economía. –Comparada con otras regiones, América latina está lejos del foco de interés de los alemanes. Según su opinión, ¿qué significado tiene eso para la Argentina? -Si bien existe un fundamento histórico para esta relación, debido a las inversiones y las migraciones alemanas hacia América latina, los vínculos están perdiendo vigencia, porque no se les ha brindado una correspondiente atención. Es verdad: América latina se encuentra entre los puntos más atrasados de la agenda de la política exterior alemana. Con la Argentina se ha mantenido siempre una relación muy cercana, pero ya no puede ser destinataria de la cooperación tradicional. Actualmente se buscan nuevas vías de establecer un tipo de cooperación con mayor valor agregado, en el campo de la ciencia y la tecnología. -¿Por qué fueron desatendidas las relaciones históricas? -La causa fue la reunificación alemana, con la consiguiente necesidad de mirar al oriente de Europa. Allí nos encontramos con una frontera insegura y, además, con una gran presión migratoria. Esto implicó que se pensara en nuevos mercados y posibilidades de inversión en esos países vecinos, que había que integrar en el proceso europeo. -¿Cuál sería la clave para recuperar el protagonismo perdido? -Un trabajo de ambas partes. Con la Argentina deberíamos desarrollar un debate estratégico sobre la nueva arquitectura financiera internacional y sobre procesos de orden multilateral para fundar bases sobre las cuales reconstruir una relación más profunda. Además, esto implicaría, de parte de la Argentina, un planteamiento estratégico de su política exterior, que en estos momentos no logro identificar. -En la agenda alemana, ¿cuáles son las áreas fuertes de esa relación bilateral? -Alemania tiene campos políticos en los que cree poder cumplir un papel de intermediario en el orden mundial. Dentro de tal papel están el desarrollo científico y tecnológico, el tema del medio ambiente, el fortalecimiento de las estructuras multilaterales, etc. Es justamente en estos ámbitos en los que Alemania puede encontrar contrapartes muy interesantes y fuertes en América latina, sobre todo en la Argentina, Brasil, México y Chile, que son países que pueden hacer valer su peso a nivel mundial. -¿Qué percepción hay en el Instituto Alemán para Política Internacional y Seguridad de la Fundación Ciencia Política sobre los proyectos de integración latinoamericana? -Lo que vemos es una situación de parálisis en las negociaciones, en cuanto al tratado de libre comercio, entre el Mercosur y Europa. De cualquier modo, Europa debe revisar cómo relacionarse con el subcontinente, en especial en cuanto a posibilidades de desarrollar posturas comunes, porque una posición de carácter más proteccionista no es compatible con una postura orientada a mercados abiertos. América latina parece estar tomando un rumbo hacia desarrollos que implican niveles más altos de conflictividad, y para esta nueva situación tiene que prepararse la Unión Europea. El problema es que Europa tiene mayores dificultades, porque no puede ir hablando al mismo tiempo con 34 países de América latina y el Caribe, de modo que habrá que hacer una cierta selección de socios estratégicos para el diálogo. Esto generará, lógicamente, conflictos con aquellos que no hayan sido tomados en cuenta. Desde luego que será incómodo, pero es una necesidad absoluta. -¿Cómo ve a la Argentina para emprender ese diálogo? -En este momento, la Argentina no tiene una presencia fuerte en su política exterior. Eso se debe, en parte, a los procesos internos, pero también a la falta de una definición sobre qué lugar quiere asumir en su proyección exterior. Si desea considerarse un poder regional asumiendo un liderazgo para el subcontinente, si quiere ser un instigador de iniciativas en el nivel mundial... Creo que falta el desarrollo de un perfil más visible y activo que logra construir un proyecto coherente de acción externa. -¿Cómo es analizada esa falta de definición en la relación con el mundo? -La política exterior argentina ha oscilado entre una cierta competencia con el vecino brasileño, una relación a veces más cercana y otras veces más distante con Estados Unidos y un contacto más sutil con la opción europea. Creo que este juego ya no es viable. La Argentina tiene hoy un vecino, Brasil, que está apostando fuerte a un papel mundial de primer orden. El proyecto Mercosur es una condición sine qua non para cualquier presentación de la Argentina en el campo mundial y debe mostrarlo con verdadero énfasis. En otro sentido, creo que la Argentina debería definir qué papel quiere darle a su relación con Europa, porque sin socios estratégicos no va a poder desarrollar el sustento que necesita. -¿Qué piensa de la Argentina en relación con Brasil? -Que ninguno de los dos países tendrá éxito si compite con el otro. Tienen que salir al mundo con una postura común en cuanto a su compromiso con el proyecto regional y darle un tinte muy propio a lo que cada uno puede desarrollar sobre esa base. Así, el perfil de Brasil en su política exterior será diferente del que le convenga a la Argentina. -¿Qué conclusiones han sacado respecto del ALCA? -Ha quedado demostrado con total claridad el fracaso de la política exterior hemisférica de Estados Unidos frente a América latina. Sin embargo, el planteo tan ideologizado del gobierno venezolano va a traer complicaciones para todos los países sudamericanos, porque introduce un ingrediente muy confrontativo e ideológico, que no facilita las relaciones sanas. Si bien algunas cosas se pueden compartir, los exabruptos de Chávez malogran buenas y oportunas intenciones del proyecto Mercosur. En ese sentido, la Argentina debería definirse desde el distanciamiento de ciertas posiciones que vienen de Venezuela. -¿Qué representa América latina en el contexto de las investigaciones en seguridad internacional? -Se está produciendo una reorientación de las políticas de seguridad. Hay nuevas amenazas del terrorismo y la criminalidad organizada. Nuestros proyectos buscan identificar estos nuevos retos. En cuanto a América latina, estamos analizando algunas cuestiones como las "maras", esas bandas juveniles transnacionales que están azotando a México y a países de América Central. -¿Cómo observan el gobierno del presidente Kirchner? -Observamos el desarrollo de la política argentina con la satisfacción de ver el progreso, la estabilización financiera y una mayor tranquilidad en los mercados. Sin embargo, sigue presente la preocupación de hasta dónde la sociedad está digiriendo el shock de 2001. Hay una tendencia a echarles la culpa a los organismos internacionales. Tienen su responsabilidad en todo lo sucedido, pero tendría que ponerse la atención en la responsabilidad de la clase política argentina. En cuanto a la actualidad, no se ve cuál será el perfil productivo de la Argentina para el futuro. Esperamos que eso suceda después de esta fase de la estabilización. Es decir: si quiere ser un país productor de materias primas o quiere recuperar un perfil industrial más fuerte. Con la ida de ciertas empresas a Brasil, ha perdido presencia... -¿Se ha recuperado en Europa la confianza en la Argentina? -Recuperar la confianza que se pierde es un proceso muy lento para el cual es indispensable un cambio en la política y sociedad argentinas. Para eso tiene que existir, ante todo, un perfil de hacia dónde quiere ir el país. Ese perfil de país aún no se percibe con claridad.
Lo dice Günther Maihold, politicólogo alemán especializado en América latina
LA NACION.com/Cultura/13/06/2007
BERLIN.– “Aún no se percibe con claridad qué país quiere ser la Argentina, cuál es el perfil al que aspira”, dice el doctor Günther Maihold, subdirector y vocero del Instituto Alemán para Política Internacional y Seguridad de la Fundación Ciencia Política, un think tank (o “fábrica de ideas”) con base en Berlín que maneja un presupuesto anual de diez millones de euros. El organismo depende de la oficina del canciller federal (primer ministro) y su principal tarea es asesorar al gobierno y al Parlamento en materia de política exterior. “Está orientado a la investigación y a asesorar a los poderes Legislativo y Ejecutivo desde el punto de vista de los intereses de Alemania”, explica el politicólogo, especialista en relaciones con América latina, España y Portugal. Maihold ha investigado sobre los procesos de transición y consolidación democrática en América latina y el Caribe; las relaciones culturales entre Alemania, Europa y América latina, y la globalización y los regionalismos. Asimismo, ha sido director del reconocido Instituto Iberoamericano de Berlín y es directivo del Foro Ebenhausen para Política Internacional y Economía. –Comparada con otras regiones, América latina está lejos del foco de interés de los alemanes. Según su opinión, ¿qué significado tiene eso para la Argentina? -Si bien existe un fundamento histórico para esta relación, debido a las inversiones y las migraciones alemanas hacia América latina, los vínculos están perdiendo vigencia, porque no se les ha brindado una correspondiente atención. Es verdad: América latina se encuentra entre los puntos más atrasados de la agenda de la política exterior alemana. Con la Argentina se ha mantenido siempre una relación muy cercana, pero ya no puede ser destinataria de la cooperación tradicional. Actualmente se buscan nuevas vías de establecer un tipo de cooperación con mayor valor agregado, en el campo de la ciencia y la tecnología. -¿Por qué fueron desatendidas las relaciones históricas? -La causa fue la reunificación alemana, con la consiguiente necesidad de mirar al oriente de Europa. Allí nos encontramos con una frontera insegura y, además, con una gran presión migratoria. Esto implicó que se pensara en nuevos mercados y posibilidades de inversión en esos países vecinos, que había que integrar en el proceso europeo. -¿Cuál sería la clave para recuperar el protagonismo perdido? -Un trabajo de ambas partes. Con la Argentina deberíamos desarrollar un debate estratégico sobre la nueva arquitectura financiera internacional y sobre procesos de orden multilateral para fundar bases sobre las cuales reconstruir una relación más profunda. Además, esto implicaría, de parte de la Argentina, un planteamiento estratégico de su política exterior, que en estos momentos no logro identificar. -En la agenda alemana, ¿cuáles son las áreas fuertes de esa relación bilateral? -Alemania tiene campos políticos en los que cree poder cumplir un papel de intermediario en el orden mundial. Dentro de tal papel están el desarrollo científico y tecnológico, el tema del medio ambiente, el fortalecimiento de las estructuras multilaterales, etc. Es justamente en estos ámbitos en los que Alemania puede encontrar contrapartes muy interesantes y fuertes en América latina, sobre todo en la Argentina, Brasil, México y Chile, que son países que pueden hacer valer su peso a nivel mundial. -¿Qué percepción hay en el Instituto Alemán para Política Internacional y Seguridad de la Fundación Ciencia Política sobre los proyectos de integración latinoamericana? -Lo que vemos es una situación de parálisis en las negociaciones, en cuanto al tratado de libre comercio, entre el Mercosur y Europa. De cualquier modo, Europa debe revisar cómo relacionarse con el subcontinente, en especial en cuanto a posibilidades de desarrollar posturas comunes, porque una posición de carácter más proteccionista no es compatible con una postura orientada a mercados abiertos. América latina parece estar tomando un rumbo hacia desarrollos que implican niveles más altos de conflictividad, y para esta nueva situación tiene que prepararse la Unión Europea. El problema es que Europa tiene mayores dificultades, porque no puede ir hablando al mismo tiempo con 34 países de América latina y el Caribe, de modo que habrá que hacer una cierta selección de socios estratégicos para el diálogo. Esto generará, lógicamente, conflictos con aquellos que no hayan sido tomados en cuenta. Desde luego que será incómodo, pero es una necesidad absoluta. -¿Cómo ve a la Argentina para emprender ese diálogo? -En este momento, la Argentina no tiene una presencia fuerte en su política exterior. Eso se debe, en parte, a los procesos internos, pero también a la falta de una definición sobre qué lugar quiere asumir en su proyección exterior. Si desea considerarse un poder regional asumiendo un liderazgo para el subcontinente, si quiere ser un instigador de iniciativas en el nivel mundial... Creo que falta el desarrollo de un perfil más visible y activo que logra construir un proyecto coherente de acción externa. -¿Cómo es analizada esa falta de definición en la relación con el mundo? -La política exterior argentina ha oscilado entre una cierta competencia con el vecino brasileño, una relación a veces más cercana y otras veces más distante con Estados Unidos y un contacto más sutil con la opción europea. Creo que este juego ya no es viable. La Argentina tiene hoy un vecino, Brasil, que está apostando fuerte a un papel mundial de primer orden. El proyecto Mercosur es una condición sine qua non para cualquier presentación de la Argentina en el campo mundial y debe mostrarlo con verdadero énfasis. En otro sentido, creo que la Argentina debería definir qué papel quiere darle a su relación con Europa, porque sin socios estratégicos no va a poder desarrollar el sustento que necesita. -¿Qué piensa de la Argentina en relación con Brasil? -Que ninguno de los dos países tendrá éxito si compite con el otro. Tienen que salir al mundo con una postura común en cuanto a su compromiso con el proyecto regional y darle un tinte muy propio a lo que cada uno puede desarrollar sobre esa base. Así, el perfil de Brasil en su política exterior será diferente del que le convenga a la Argentina. -¿Qué conclusiones han sacado respecto del ALCA? -Ha quedado demostrado con total claridad el fracaso de la política exterior hemisférica de Estados Unidos frente a América latina. Sin embargo, el planteo tan ideologizado del gobierno venezolano va a traer complicaciones para todos los países sudamericanos, porque introduce un ingrediente muy confrontativo e ideológico, que no facilita las relaciones sanas. Si bien algunas cosas se pueden compartir, los exabruptos de Chávez malogran buenas y oportunas intenciones del proyecto Mercosur. En ese sentido, la Argentina debería definirse desde el distanciamiento de ciertas posiciones que vienen de Venezuela. -¿Qué representa América latina en el contexto de las investigaciones en seguridad internacional? -Se está produciendo una reorientación de las políticas de seguridad. Hay nuevas amenazas del terrorismo y la criminalidad organizada. Nuestros proyectos buscan identificar estos nuevos retos. En cuanto a América latina, estamos analizando algunas cuestiones como las "maras", esas bandas juveniles transnacionales que están azotando a México y a países de América Central. -¿Cómo observan el gobierno del presidente Kirchner? -Observamos el desarrollo de la política argentina con la satisfacción de ver el progreso, la estabilización financiera y una mayor tranquilidad en los mercados. Sin embargo, sigue presente la preocupación de hasta dónde la sociedad está digiriendo el shock de 2001. Hay una tendencia a echarles la culpa a los organismos internacionales. Tienen su responsabilidad en todo lo sucedido, pero tendría que ponerse la atención en la responsabilidad de la clase política argentina. En cuanto a la actualidad, no se ve cuál será el perfil productivo de la Argentina para el futuro. Esperamos que eso suceda después de esta fase de la estabilización. Es decir: si quiere ser un país productor de materias primas o quiere recuperar un perfil industrial más fuerte. Con la ida de ciertas empresas a Brasil, ha perdido presencia... -¿Se ha recuperado en Europa la confianza en la Argentina? -Recuperar la confianza que se pierde es un proceso muy lento para el cual es indispensable un cambio en la política y sociedad argentinas. Para eso tiene que existir, ante todo, un perfil de hacia dónde quiere ir el país. Ese perfil de país aún no se percibe con claridad.
Por Cecilia Scalisi
Para LA NACION
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