16/7/07

Los atentados de Al Qaida sorprenden a la UE sin dirección y sin iniciativa antiterrorista

Momento en que la Policía británica detiene a uno de los autores del atentado fallido en el aeropuerto de Glasgow
WpN
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ENRIQUE SERBETO CORRESPONSAL BRUSELAS.
Al Qaida ha vuelto a golpear en Europa -Londres y Glasgow-, pero en el seno de la UE la descoordinación y la falta de iniciativa antiterroristas son patentes. La prolongada ausencia de un coordinador europeo y la disparidad de criterios sobre medidas preventivas, que ha llevado a Alemania y a la propia Comisión a discrepar sobre la idoneidad de «atentados selectivos» fuera del territorio europeo, imponen una sensación de que no hay una política antiterrorista clara y definida.
En el edificio del Consejo Europeo de Bruselas hace cinco meses que está vacío uno de los despachos más importantes. Desde que el holandés Gijs de Vries anunció que no pensaba optar a un segundo mandato, el puesto de coordinador antiterrorista de la UE permanece vacante. Los ministros de Interior y los presidentes y primeros ministros se han ocupado poco de buscar una figura para sustituirlo, y hasta se ha llegado a hablar de que el cargo debería ser anulado. Unas veces se ha dicho que había candidato, pero que no era bastante bueno en idiomas, otras veces da la impresión de que la UE ha perdido el pulso en materia de lucha contra el terrorismo.
Portugal quiere impulsarlo
La creación de este puesto, bajo la estructura que domina Javier Solana en el Consejo Europeo, tuvo lugar en un ambiente posterior a los atentados de Nueva York en 2001, y pasó menos de un mes entre el momento de decidirlo y la designación de un responsable. Ahora, el pulso político en el seno de la Unión es muy diferente. La presidencia portuguesa insiste en la necesidad de designar un sustituto, pero han reaparecido las dudas y vacilaciones, donde hace dos años todo estaba claro. Hay gobiernos, como el alemán, cuyo ministro del Interior, Wolfgang Schaeuble, ha disparado la polémica el proponer que la Unión se plantee «asesinatos selectivos» en casos de autodefensa, y otros como el español, que a pesar de ser históricamente uno de los más afectados por el fenómeno criminal, se ha ocupado más en transmitir su preocupación por el llamado «proceso de paz» a las instituciones europeas.
A diferencia de anteriores ejecutivos, el de Zapatero ha puesto el énfasis en Europa en la lucha contra la inmigración ilegal, y mucho menos en la cooperación antiterrorista, y ello ha influido. Desde la aprobación de la orden europea de detención, que fue uno de los caballos de batalla del Gobierno de Aznar, la UE prácticamente no se ha movido si no es para acordar reglas comunes para que los operadores de comunicaciones tengan a disposición de la policía los datos de las llamadas telefónicas y los mensajes de correo electrónico. Para los ciudadanos, lo único que se ha visto es el reforzamiento de ciertas reglas de seguridad en el acceso a los aviones, y con polémica, aprovechando el procedimiento de «comitología».
La solución de consenso para retomar el texto de la desaparecida constitución europea se ha quedado a mitad de camino de las pretensiones iniciales. Por un lado, se ha logrado que las decisiones estratégicas se tomen por mayoría y no necesiten la unanimidad, pero, por otro, un país del grupo de los cinco grandes en materia de Interior, como es el Reino Unido, se reserva la potestad de ignorarlas.
Como era de esperar, el vicepresidente de la Comisión Europea y encargado de Interior, Franco Fratini, ha contestado al ministro alemán que la UE no tiene ninguna intención de aprobar la táctica de los asesinatos selectivos, ni siquiera en el caso que citaba Schaeuble de que hubieran descubierto donde se encuentra el mismísimo Bin Laden. La UE ha proscrito la pena de muerte.
El grado de discordancia en esta cuestión salpica a otras en las que los países miembros tampoco se ponen de acuerdo. Por ejemplo, en el caso de Oriente Próximo, la aplicación de la máxima que impide mantener contactos con organizaciones terroristas no es algo que todo el mundo entienda de la misma forma cuando se trata de Hamás. Hay cada vez un mayor número de países que verían con buenos ojos que se rompiese el aislamiento en el que se mantiene a esta organización que sigue proclamando que la violencia contra Israel es un medio de acción política. La carta que enviaron la semana pasada diez ministros de Asuntos Exteriores proponiendo que se haga tabla rasa con el plan de paz basado en la hoja de ruta daba a entender que Hamás debería ser incluida como interlocutor en una eventual conferencia internacional.
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ABC-Madrid-España/PORTADA /16/07/2007

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