Sin solución a corto plazo problema migratorio México-EE.UU
Félix Albisu
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México, 27 dic (PL) Los problemas migratorios existentes hoy entre México y Estados Unidos carecen de una solución a corto plazo y el panorama inmediato se inclina hacia mayores complicaciones, estiman estudiosos de ese conflicto binacional.
En una comparecencia pública, el Director de Estudios de Población del Colegio de la Frontera Norte, Rodolfo Cruz Piñeiro, afirmó que después de que la reforma migratoria fue rechazada este año en Washington, el presidente George Bush no moverá más el tema hasta su salida.
Sostiene que de acuerdo con los perfiles presentados por los candidatos demócratas, favoritos para ganar las elecciones del próximo año en Estados Unidos, estos no se involucrarán en el problema migratorio por ser un tópico muy escabroso para la sociedad norteamericana.
Cruz Piñeiro sostuvo que el asunto es posible que vuelva a resurgir para el 2009, cuando cesen los jaleos electorales, pues con la doctrina de seguridad surgida tras el 11 de septiembre del 2001, el interés real de la Casa Blanca es una mayor vigilancia en la frontera.
La opinión del experto mexicano fue precisamente corroborada este fin de año, con la aprobación del presupuesto de Estados Unidos, que introdujo otra partida de mil 200 millones de dólares para avanzar en la construcción de un muro de mil 123 kilómetros en el limite con México.
El experto mexicano considera que el tema migratorio se encuentra en estos momentos en su fase más complicada de la historia, pues junto con el desinterés de Washington, el éxodo de mexicanos sigue creciendo y en el 2007 supera ya las 550 mil personas.
Otro especialista en el tópico, el diputado federal del Partido Institucional Revolucionario (PRI) por el estado de Hidalgo Edmundo Ramírez Martínez, afirmó que las medidas de seguridad de Estados Unidos le han llevado a una marcada política antiemigrantes.
El legislador del PRI puntualizó que además de los pasos para asegurar la frontera, los controles internos al otro lado del Río Bravo se han disparado en cuanto a la persecución de los indocumentados, un tópico que hasta ahora fue competencia sólo del nivel federal estadounidense.
Ramírez Martínez pone de ejemplo al estado de Oklahoma, donde la llamada Ley 1804 sobre Ciudadanos y Contribuyentes, sanciona el más mínimo auxilio a los indocumentados, en tanto faculta a los sheriff estaduales para perseguir a los migrantes mexicanos.
Con un saldo este año de 550 muertos al cruzar la frontera hacia el norte, los propios expertos sostienen que la situación en Estados Unidos de la diáspora mexicana se seguirá agravando, debido a que los crímenes por móviles de odio al extranjero continúan aumentando.
El parlamentario priista explicó que de cada 10 asesinatos de extranjeros en Estados Unidos en el 2003, cuatro fueron contra hispanos. Hoy esa proporción alcanza a siete de cada 10, la mayoría mexicanos, acotó.
La situación migratoria, tanto para Estados Unidos como para México, seguirá siendo una problemática de primer orden, debido a que de los 12 millones de emigrantes mexicanos, la mitad radica allá indocumentada.
Estas cifras ofrecidas por el Consejo Nacional de Población indican que, unido a los connacionales nacidos en ese país, la comunidad mexicana en la vecina nación se aproxima ya a los 30 millones de habitantes y todos, sin distingos, sufren el mayor nivel de acoso en aquel país.
Para México, el dilema se percibe de otra manera aún más grave, sostienen los propios estudiosos, pues más del medio millón que abandona su tierra anualmente, provoca el desangre de hogares, comunidades, municipios y regiones.
Ramírez Martínez expresó que ver a una familia desintegrada cada minuto en México es un conflicto muy duro.
Para estos expertos la solución está en negociaciones serias a las que pudieran llegar los gobiernos de las dos naciones, aunque consideran que la actitud del presidente Felipe Calderón, ante la apatía norteamericana, es demasiado tibia.
Es además el criterio del Relator Especial de la ONU para los Derechos de los Migrantes, Jorge Bustamante, quien dijo que se impone una mayor energía de Los Pinos y de organizaciones no gubernamentales para acabar con el sufrimiento y la vejación de los mexicanos en Estados Unidos./rl fa
México, 27 dic (PL) Los problemas migratorios existentes hoy entre México y Estados Unidos carecen de una solución a corto plazo y el panorama inmediato se inclina hacia mayores complicaciones, estiman estudiosos de ese conflicto binacional.
En una comparecencia pública, el Director de Estudios de Población del Colegio de la Frontera Norte, Rodolfo Cruz Piñeiro, afirmó que después de que la reforma migratoria fue rechazada este año en Washington, el presidente George Bush no moverá más el tema hasta su salida.
Sostiene que de acuerdo con los perfiles presentados por los candidatos demócratas, favoritos para ganar las elecciones del próximo año en Estados Unidos, estos no se involucrarán en el problema migratorio por ser un tópico muy escabroso para la sociedad norteamericana.
Cruz Piñeiro sostuvo que el asunto es posible que vuelva a resurgir para el 2009, cuando cesen los jaleos electorales, pues con la doctrina de seguridad surgida tras el 11 de septiembre del 2001, el interés real de la Casa Blanca es una mayor vigilancia en la frontera.
La opinión del experto mexicano fue precisamente corroborada este fin de año, con la aprobación del presupuesto de Estados Unidos, que introdujo otra partida de mil 200 millones de dólares para avanzar en la construcción de un muro de mil 123 kilómetros en el limite con México.
El experto mexicano considera que el tema migratorio se encuentra en estos momentos en su fase más complicada de la historia, pues junto con el desinterés de Washington, el éxodo de mexicanos sigue creciendo y en el 2007 supera ya las 550 mil personas.
Otro especialista en el tópico, el diputado federal del Partido Institucional Revolucionario (PRI) por el estado de Hidalgo Edmundo Ramírez Martínez, afirmó que las medidas de seguridad de Estados Unidos le han llevado a una marcada política antiemigrantes.
El legislador del PRI puntualizó que además de los pasos para asegurar la frontera, los controles internos al otro lado del Río Bravo se han disparado en cuanto a la persecución de los indocumentados, un tópico que hasta ahora fue competencia sólo del nivel federal estadounidense.
Ramírez Martínez pone de ejemplo al estado de Oklahoma, donde la llamada Ley 1804 sobre Ciudadanos y Contribuyentes, sanciona el más mínimo auxilio a los indocumentados, en tanto faculta a los sheriff estaduales para perseguir a los migrantes mexicanos.
Con un saldo este año de 550 muertos al cruzar la frontera hacia el norte, los propios expertos sostienen que la situación en Estados Unidos de la diáspora mexicana se seguirá agravando, debido a que los crímenes por móviles de odio al extranjero continúan aumentando.
El parlamentario priista explicó que de cada 10 asesinatos de extranjeros en Estados Unidos en el 2003, cuatro fueron contra hispanos. Hoy esa proporción alcanza a siete de cada 10, la mayoría mexicanos, acotó.
La situación migratoria, tanto para Estados Unidos como para México, seguirá siendo una problemática de primer orden, debido a que de los 12 millones de emigrantes mexicanos, la mitad radica allá indocumentada.
Estas cifras ofrecidas por el Consejo Nacional de Población indican que, unido a los connacionales nacidos en ese país, la comunidad mexicana en la vecina nación se aproxima ya a los 30 millones de habitantes y todos, sin distingos, sufren el mayor nivel de acoso en aquel país.
Para México, el dilema se percibe de otra manera aún más grave, sostienen los propios estudiosos, pues más del medio millón que abandona su tierra anualmente, provoca el desangre de hogares, comunidades, municipios y regiones.
Ramírez Martínez expresó que ver a una familia desintegrada cada minuto en México es un conflicto muy duro.
Para estos expertos la solución está en negociaciones serias a las que pudieran llegar los gobiernos de las dos naciones, aunque consideran que la actitud del presidente Felipe Calderón, ante la apatía norteamericana, es demasiado tibia.
Es además el criterio del Relator Especial de la ONU para los Derechos de los Migrantes, Jorge Bustamante, quien dijo que se impone una mayor energía de Los Pinos y de organizaciones no gubernamentales para acabar con el sufrimiento y la vejación de los mexicanos en Estados Unidos./rl fa
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Prensa Latina - Cuba/27/12/2007
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