PARA ESCARBAR...LQ somos.
El miedo a la recesión significa recesión, Yoryi
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Acabado el último Foro Económico Mundial de Davos, ya en febrero del 2008, recordamos una burlona apreciación que leímos cuando pibe: ‘la economía no es ningún ajedrez, es apenas un tatetí con pretensiones'. Es que sin exigirle a los economistas que sean verdaderos hombres de ciencia; muchos estudiosos consideran a esa disciplina un conjunto de tareas estadísticas con cambiantes incidencias sectoriales y emocionales, y por lo tanto sin el rigor científico que la equiparen a lo aceptado como Ciencia. Digamos, en opinión de muchos epistemólogos la economía carece de comprobaciones constantes que hacen de ella algo tan discutible como el psicoanálisis, pero no llevemos esto más allá.
Acabado el último Foro Económico Mundial de Davos, ya en febrero del 2008, recordamos una burlona apreciación que leímos cuando pibe: ‘la economía no es ningún ajedrez, es apenas un tatetí con pretensiones'. Es que sin exigirle a los economistas que sean verdaderos hombres de ciencia; muchos estudiosos consideran a esa disciplina un conjunto de tareas estadísticas con cambiantes incidencias sectoriales y emocionales, y por lo tanto sin el rigor científico que la equiparen a lo aceptado como Ciencia. Digamos, en opinión de muchos epistemólogos la economía carece de comprobaciones constantes que hacen de ella algo tan discutible como el psicoanálisis, pero no llevemos esto más allá.
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De todas maneras y como hablar de lo sustancial en ciertos ámbitos carece de relevancia y prestigio, la recesión viene apurando el paso en una marcha que muchos entienden dilatada más de la cuenta. Esa realidad no se calmará subiendo o bajando un cachito más las tasas de interés bancaria ni demorando los pagos impositivos entre los favoritos de las clases altas, paliativos transitorios sin duda, y aunque todo el desquicio tampoco significa la caída del sistema capitalista, pone blanco sobre negro al mundo entero las mentiras y trampas que se practican dentro del régimen neoliberal, ese que nos castigara con fiereza en esta parte del mundo durante las últimas décadas. Y como a las nuevas criaturas es bueno darles un nombre, en estos días iniciales de febrero del 2008 cobró prestigio ‘desacople' para entender la desintelingencia o gigantesco despelote que trajeron los conflictos entre la productiva actividad industrial y la malsana especulación financiera. Desacople, buen término para ese microbio de grandes infecciones del sistema que hoy se aceptan como esperables; tanto que el mismo Alan Greenspan, que presidiera la Reserva Federal durante quince años en USA, dijo hace unos días que él había advertido durante el año 2004 el peligro que significaba el otorgamiento de créditos a tomadores sin posibilidad de repago, y que la crisis no se desató por la caída de las Torres ni por acciones ajenas sino por el mal manejo financiero que acabó destruyendo el sistema. Aunque claro, luego al ser consultado sobre si el miedo a la recesión, ese eufemismo, se convertiría en verdadera recesión respondió, ‘existe un cincuenta por ciento para que eso ocurra y otro cincuenta por ciento para que no ocurra'. Una verdadera genialidad, porque eso sí, para definiciones científicas no hay como los economistas norteamericanos…
De todas maneras y como hablar de lo sustancial en ciertos ámbitos carece de relevancia y prestigio, la recesión viene apurando el paso en una marcha que muchos entienden dilatada más de la cuenta. Esa realidad no se calmará subiendo o bajando un cachito más las tasas de interés bancaria ni demorando los pagos impositivos entre los favoritos de las clases altas, paliativos transitorios sin duda, y aunque todo el desquicio tampoco significa la caída del sistema capitalista, pone blanco sobre negro al mundo entero las mentiras y trampas que se practican dentro del régimen neoliberal, ese que nos castigara con fiereza en esta parte del mundo durante las últimas décadas. Y como a las nuevas criaturas es bueno darles un nombre, en estos días iniciales de febrero del 2008 cobró prestigio ‘desacople' para entender la desintelingencia o gigantesco despelote que trajeron los conflictos entre la productiva actividad industrial y la malsana especulación financiera. Desacople, buen término para ese microbio de grandes infecciones del sistema que hoy se aceptan como esperables; tanto que el mismo Alan Greenspan, que presidiera la Reserva Federal durante quince años en USA, dijo hace unos días que él había advertido durante el año 2004 el peligro que significaba el otorgamiento de créditos a tomadores sin posibilidad de repago, y que la crisis no se desató por la caída de las Torres ni por acciones ajenas sino por el mal manejo financiero que acabó destruyendo el sistema. Aunque claro, luego al ser consultado sobre si el miedo a la recesión, ese eufemismo, se convertiría en verdadera recesión respondió, ‘existe un cincuenta por ciento para que eso ocurra y otro cincuenta por ciento para que no ocurra'. Una verdadera genialidad, porque eso sí, para definiciones científicas no hay como los economistas norteamericanos…
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LQSomos. Eduardo Pérsico. Febrero de 2008
LQSomos. Eduardo Pérsico. Febrero de 2008
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Viñeta de Adolfo Payés
Viñeta de Adolfo Payés
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LQsomos/09/02/2008
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