1/8/08

ESCARBANDO...LQ somos.

Afrontar la crisis, en el corto y en el largo plazo
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El verano pasado, el Gobierno español subestimó la gravedad de la
crisis hipotecaria que se estaba viviendo en los EE.UU. En aquellos momentos no dio demasiada importancia a las consecuencias que esta crisis podía generar en la economía internacional. Un año después, ya admite que lo que antes consideraba “un ajetreo bancario”, ha acabado siendo una crisis internacional que nos afecta de lleno. El crecimiento económico afloja, como también lo hace la creación neta de empleo. Por el contrario, el consumo privado se deteriora a causa de una inflación provocada sobre todo por unos incrementos inusuales en los precios de la energía y en los productos alimentarios.
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A pesar de tener un alcance internacional, la crisis actual no repercute en todos los lugares del mismo modo. Así, en numerosos países del Tercero Mundo, el incremento del precio de los alimentos ha significado un aumento importante del número de víctimas de la desnutrición. Esta ha sido la factura por las políticas agrícolas neoliberales que dan prioridad a las exportaciones promovidas por los grandes grupos multinacionales y destruyen la agricultura tradicional.
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En Europa, la situación no es tan dramática; pero la política monetaria restrictiva del Banco central puede acabar deteriorando una vez más el poder adquisitivo de las clases trabajadoras.
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Aquí en el Estado español, además, nos encontramos en un punto delicado. Durante más de una década hemos asistido a un crecimiento económico espectacular que ha permitido crear un volumen impresionante de empleos. Pero este crecimiento se ha sustentado de manera prioritaria sobre tres pilares:
1) la construcción (de viviendas, sobre todo),
2) los servicios de bajo valor añadido y
3) el consumo privado interno.
Y estos son, precisamente, pilares muy sacudidos por la crisis actual.
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No podemos quedarnos paralizados y se deben adoptar medidas de choque.
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Tomemos como ejemplo el inevitable retroceso en la construcción de viviendas privadas. Se pueden contrarrestar sus efectos perversos a través de la construcción de viviendas de protección oficial por una parte, con la rehabilitación de edificios públicos y privados por la otra y también con la obra pública. Esto, por cierto, pone de manifiesto la necesidad de promocionar a fondo la actuación económica de los poderes públicos.
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Ahora bien, también debemos empezar a pensar en el medio y en el largo plazo. La transición hacia un modelo de crecimiento menos caótico requeriría una distribución más igualitaria de las rentas, reordenar el comercio internacional (y también, sea dicho de paso, las emisiones de CO2) y responder mucho mejor a las necesidades sociales.
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Este no será un camino de rosas. Lo sabemos. Las políticas neoliberales todavía son mayoritarias y llevan a la conclusión que los éxitos económicos son directamente proporcionales a la regresión social. Los proyectos que apuntan a regular, reordenar o humanizar el sistema económico y financiero son catalogados como utópicos. Pero no podemos asustarnos por las grandes palabras y por las descalificaciones de cariz neoliberal. Una verdadera salida a la crisis exige subordinar las decisiones guiadas ahora por la rentabilidad y el beneficio privado, a las decisiones sociales coordinadas con el fin de lograr el bienestar de la población. Y esto último es precisamente lo que debería caracterizar a un verdadero proyecto écosocialista.
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LQSomos. Antoni Puig Solé. Julio de 2008
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El siguiente enlace permito acceder a un video que ofrece una versión sencilla pero interesante y divertida de la crisis económica actual:
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LQSomos/01/08/2008

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