17/12/07

Francia: cooperación y nuevas medidas contra la inmigración “clandestina”

Seis meses después de su elección, el presidente francés Sarkozy parece determinado a mantener cuanto había prometido durante su campaña electoral. En la actualidad, los temas ligados a la inmigración son prioritarios en la política francesa. El punto focal parece ser el mismo que se está extendiendo por el resto de países europeos: la fuerte distinción entre la migración legal y migración clandestina.
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Valeria Galletti
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Sarkozy: política migratoria “selectiva”
Repasando los seis meses de mandato de Sarkozy, no se puede obviar, en lo que respecta a los temas de inmigración, que está aplicando los programas y políticas ya presentados en la campaña electoral.Es necesario recordar que Sarkozy, ex ministro del Interior, ya en años anteriores se había ocupado de las cuestiones migratorias, favoreciendo la aprobación de dos leyes sobre la inmigración y la ciudadanía en 2003, caracterizadas por la voluntad de obstaculizar fuertemente el flujo de sin papeles y hacer más difícil la obtención de la ciudadanía francesa.Los proyectos políticos franceses se desarrollan hoy sobre varios niveles: interno y nacional, bilateral y regional, desde un punto de vista de política internacional basada en la cooperación con socios europeos y con terceros países, particularmente de la zona mediterránea.La voluntad, compartida en Europa, en torno a la cual se centran las decisiones políticas tanto internas como internacionales, es una y bien clara: facilitar la inmigración económica, cualificada y legal, combatiendo la inmigración ilegal; en la línea de lo que el propio Sarkozy ha definido como una política migratoria “selectiva”.Esto significa que a través del campo de la migración económica, se quiere favorecer el movimiento de mano de obra cualificada en sectores específicos de la economía francesa, agilizando los procedimientos necesarios para obtener las autorizaciones y privilegiando a los inmigrantes provenientes de terceros países que gocen de relaciones preferenciales con Francia. Paralelamente, la integración y la promoción de lo que viene definido como “identidad” francesa asume un rol prioritario.Hablando de inmigración clandestina, el panorama cambia. La lucha contra la inmigración clandestina se presenta decidida y absolutamente centralizada, hasta el punto de uno de los objetivos declarados por Sarkozy era el de alcanzar, a finales de 2007, 25.000 expulsiones del territorio francés.Finalmente, la idea de “co-desarrollo”, presentada en consonancia con el proyecto Euromed, se sitúa también en el centro de las cuestiones migratorias. Ésta es presentada y utilizada como un mecanismo de cooperación, que vincula a Francia con los países en los que se originan los flujos migratorios, previendo una gestión compartida del problema.Para gestionar esta multiplicidad de materias y programas políticos, se creó un Ministerio ad hoc en mayo de 2007: el Ministerio de Inmigración, Integración, Identidad Nacional y Co-desarrollo, encargado de poner en práctica la política del Gobierno en materia de inmigración.
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Una visión conjunta: política interna e internacional
Desde el punto de vista interno, además de la creación de un Ministerio específico, se promulgó en el mes de noviembre, tras una larga polémica y un debate complicado, la nueva ley de inmigración, integración y asilo , a pesar de la fuerte oposición por parte del Partido Socialista, de los Verdes, del Partido Comunista y de amplias franjas de la sociedad civil, entre ellas personalidades académicas y numerosas ONG.Las disposiciones de la ley afectan principalmente a las reagrupaciones familiares. El extranjero que presenta la solicitud para obtener un permiso de residencia debe someterse a un examen para valorar su conocimiento de la lengua francesa y de los “valores de la República” (LOI n° 2007-1631 du 20 novembre 2007 relative à la maîtrise de l'immigration, à l'intégration et à l'asile). En caso de que éstos se consideren insuficientes, está previsto obligarle a frecuentar un curso de formación específico. Se ha diseñado un contrato de acogida e integración para la familia, con el objetivo de controlar y favorecer la integración y otro para obtener un trabajo regular. El inmigrante debe demostrar que gana más del Smic, el salario mínimo en Francia, demostrando así su capacidad para mantener a su familia sin la ayuda del Estado. Por otro lado, la gestión del Ofpra (Oficina Francesa para la Protección de Refugiados y Apátridas) ha sido transferida al nuevo Ministerio de Inmigración.El punto más controvertido ha sido, por otra parte, el tan discutido tema del ADN. La nueva ley prevé la utilización de test de ADN (de manera facultativa y experimental hasta el 31 de diciembre de 2009) para los inmigrantes que provengan de países en los que no existe un registro del estado civil (que normalmente suelen coincidir con los países del África Subsahariana, que interesan a Francia desde un punto de vista migratorio). Se prevé, por tanto, la posibilidad de someterse a un test para certificar la filiación, con vistas a la reunificación familiar.Desde un punto de vista internacional, Sarkozy se está moviendo en dirección análoga, favoreciendo la cooperación con países extra comunitarios, y promoviendo acuerdos bilaterales basados en la idea del co-desarrollo, en un intento de facilitar la movilidad de inmigrantes cualificados y obstaculizar el flujo de ilegales.Baste mencionar los acuerdos firmados con Libia, entre los que figura un acuerdo de asociación global y un acuerdo de cooperación en el campo de defensa. En ambos, un espacio prioritario viene señalado por la cooperación en la lucha contra la inmigración clandestina, y en la necesidad de dispositivos de vigilancia y readmisión. Paralelamente, se ha reafirmado la intención de facilitar la libre circulación para la migración económica y la simplificación de los procedimientos para la concesión de visados.En el mes de noviembre, Brice Hortefeux, ministro de Inmigración, Integración, Identidad Nacional y Co-desarrollo, visitó oficialmente Benin, para promover la política migratoria francesa en África Occidental, con el objetivo de crear relaciones privilegiadas de cooperación en materia migratoria. Al mismo tiempo, en diciembre de 2007, durante el transcurso de una visita a Argelia, el presidente Sarkozy firmó un acuerdo de asociación entre ambos países.Por otro lado, cabe recordar el, recientemente lanzado, proyecto Euromed, que también se encuadra perfectamente en esta dirección y encarna de modo ejemplar la idea francesa de gestión selectiva de la inmigración, en donde la cooperación viene utilizada como forma de intercambio para garantizar el control de la inmigración ilegal. No se trata de una novedad en Europa, ya que la asociación Euromediterránea se ha ido centrando progresivamente sobre los input y las propuestas análogas (acuerdos de readmisión, control de fronteras co-gestionado, etcétera).En lo que respecta estrictamente a los socios europeos, el pasado junio tuvo lugar el encuentro ítalo-francés sobre políticas migratorias. En octubre, Sarkozy estuvo presente en Madrid para asistir al encuentro que mantuvieron ocho líderes de países del sur de Europa para discutir la cuestión de la inmigración. La propuesta es la de una política común en materia de migración, la aplicación de políticas migratorias a nivel europeo, incluyendo políticas referentes al asilo político. Por último, el mes pasado el Presidente visitó Berlín con motivo del Octavo Consejo de Ministros Franco-Germanos, en el que los temas de migración tuvieron un espacio prioritario, y donde la voluntad de definir una política de inmigración común se situó en el centro de las conversaciones.
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Conclusiones
El nuevo cariz de la política francesa preocupa a algunos sectores de la comunidad internacional, en particular a las ONG, que denuncian los riesgos vinculados a un reforzamiento de la idea de identidad nacional, que según muchos podría convertirse en “exasperante”. El énfasis sobre temas ligados a criminalidad y expulsiones podría, según estos sujetos, favorecer una ola de “xenofobia de Estado”. Respecto a los test de ADN, la Liga Francesa por los Derechos Humanos ha expresado su preocupación, denunciando además la inconstitucionalidad de tal medida, ya que el Código Civil francés prohíbe el test de ADN por otras razones que no sean médicas o científicas.El camino parece haber sido ya trazado. No sólo en Francia, sino también en todo el continente, el concepto de cooperación está adquiriendo cada vez más importancia, casi siempre acompañado con el concepto de inmigración selectiva. Se puede decir que la cooperación en materia de inmigración no es tanto un proyecto político como una necesidad objetiva que afecta a los países firmantes del acuerdo de Schengen. Lo que está claro, tanto para Sarkozy como para Europa, es que la cuestión migratoria no se puede tratar desde una aproximación únicamente nacional, sobre todo a causa de la integración europea, de Schengen y de los nuevos regímenes que se basan en la libre circulación. La idea de inmigración selectiva parece contar con cierto apoyo en los países de la UE (baste pensar en la carta azul), y el tema de las expulsiones es recurrente en la política de los países europeos. La impresión es que el sistema de control de la inmigración que Sarkozy quiere poner en práctica pueda servir de modelo, en los próximos años, a otros países miembros de la Unión Europea.
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Traducción de Jose Daniel García Bermejo
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Equilibri.net - Italy/17/12/2007

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