2/10/08

ECUADOR: No hay motivo para bajar la guardia

Por: Guido Proaño A.
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Era un hecho advertido el triunfo del Sí, pero no por ello disminuyó el impacto de los resultados del referéndum. Una relación de casi tres a uno, a favor de la nueva Constitución, habla por sí sola de la magnitud de la victoria y, al mismo tiempo, de la dimensión de la derrota de la oligarquía. Con esta son cuatro las victorias político-electorales consecutivas cosechadas por el pueblo, pero esta última tiene connotaciones ideológicas y políticas particulares por lo que se dijo y se hizo durante la campaña, por el contenido de la Constitución aprobada y por las repercusiones económicas, políticas y sociales que de ella se desprenden para el futuro del país.En el referéndum se decidió mucho más que avalizar o no la gestión presidencial de Rafael Correa, se puso en juego la eventualidad de mantener el estatu quo, es decir el viejo país normado por una constitución neoliberal y dominado por una casta política representante de los grupos oligárquicos y el capital extranjero; o la posibilidad de avanzar hacia la construcción de la patria nueva. El pueblo se ratificó en la segunda opción.Tal comportamiento está en correspondencia con ese anhelo de cambio anidado en la conciencia de los ecuatorianos, evidenciado no solo en los procesos electorales, sino en muchas otras acciones como los levantamientos populares, los combates por defender nuestros recursos naturales, la soberanía y cuantos procesos en los que la presencia popular ha dejado inobjetables huellas. El día 28 de septiembre el pueblo ecuatoriano rubricó, una vez más, su compromiso con el cambio y su disposición de ser actor principal en el proceso.Los resultados muestran una victoria holgada, pero no fácil de alcanzarla. En general, desde que Rafael Correa asumió la presidencia de la República la lucha política va en ascenso, y este proceso electoral fue expresión de esa polarización y de la confrontación social que opera en la sociedad ecuatoriana; la forzada aceptación de la derecha a los resultados del domingo 28 no anuncia la disminución de las tensiones políticas, creerlo equivaldría a pensar en la mutación de la naturaleza reaccionaria de la burguesía.Asumen la derrota pero no se sienten aniquilados, y nosotros lo sabemos; la reacción vendrá, y aunque no es fácil prever todo lo que harán, tampoco es difícil advertir algunos elementos: Nebot, desde la alcaldía de Guayaquil, será uno de los ejes fundamentales de la oposición y trabajará por incorporar a la ciudad a su proyecto, levantando el chovinismo y el criminal regionalismo que busca crear las condiciones para materializar su proyecto secesionista; procurarán reeditar el papel jugado en Venezuela por los sectores de la juventud estudiantil universitaria provenientes de las clases medias y altas, lo que ya experimentaron en estas semanas e insistirán en el futuro, acudiendo a la acción callejera como forma de expresión política; los grandes medios de comunicación continuarán siendo su principal instrumento para la acción ideológica y política, como ha ocurrido ya en todos estos meses; y, por supuesto, no estarán ausentes los hermanos Gutiérrez, la Democracia Cristiana, Noboa y los integrantes de la Conferencia Episcopal con Antonio Arregui a la cabeza, para quienes existe incompatibilidad entre la nueva Constitución y la fe católica.Los golpes recibidos por la derecha en algo más de doce meses le han debilitado; sus principales instrumentos políticos se encuentran desprestigiados y ha sido incapaz, hasta el momento, de articular una acción concertada en la que actúen organizativamente todas sus fuerzas. Eso se expresó en esta campaña, lo que no niega la unidad política mostrada en el contenido del discurso, pero no más. Ahora salen más golpeados, pero no es correcto minimizar el efecto de su acción: el león herido se vuelve más agresivo. Aún en un tramo de esta campaña fueron capaces de imponer la agenda del debate ideológico-político, en una suerte de recuperación de la iniciativa, aunque los resultados evidencian que equivocaron en los temas planteados y en quienes aparecieron como principales portaestandartes: Nebot, repudiado en todo el país salvo en el puerto principal, y Lucio Gutiérrez que pierde espacio político a medida que el proyecto de cambio avanza.
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Una campaña con fuerte contenido ideológico
El proceso vivido en estas semanas fue inédito; amplios sectores de la población incorporados al análisis, a la discusión de temas políticos, jurídicos e ideológicos: el país se convirtió en una gran escuela de formación política.El pueblo resistió y sobrepasó una agresiva y sistemática campaña anticomunista en la que los grandes medios de comunicación y los jefes de las iglesias católica y evangélica se pusieron al frente, tratando de poner contra la pared a quienes profesan creencias religiosas, bajo la lógica de 'si eres creyente debes votar No'. La campaña del miedo a la "inminencia del socialismo", del peligro de expropiación de las pequeñas propiedades de campesinos, artesanos o profesionales medios no dio resultado. La explicación para que ello haya ocurrido así tiene varias aristas: el desarrollo de la conciencia de los trabajadores y los pueblos del Ecuador, el anhelo de cambio afirmado en el pueblo, el extendido repudio a la derecha y a los grupos oligárquicos, el trabajo de politización desplegado por organizaciones populares y de izquierda, entre otros. Indudablemente la imagen del presidente Correa y el alto grado de credibilidad que éste tiene en la población incidieron positivamente para los resultados, pero no debe subestimarse el alineamiento político del pueblo a favor de tesis y planteamientos progresistas. La aprobación de la nueva Constitución marca el inicio de una nueva etapa política, no menos intensa y agitada, sino todo lo contrario. Ahora inicia la acción popular para garantizar que los preceptos constitucionales se apliquen a plenitud, para que toda la estructura jurídica esté en correspondencia con aquellos. La derecha hará todo lo posible para revertir el triunfo del 28, para impedir que se materialicen las conquistas alcanzadas o al menos que se mediaticen, frente a lo cual el pueblo no tiene otro instrumento que la movilización para arrinconar a quienes se oponen a que el cambio avance. La lucha de clases toma nuevo vuelo.Los resultados del referéndum confirman el compromiso de los pueblos del Ecuador con el cambio, contribuyen al fortalecimiento y desarrollo de la tendencia democrática, progresista y de izquierda que constituye la principal fuerza política del país, apuntalan al gobierno de Rafael Correa y de manera particular a éste, crean condiciones para una mayor participación popular en la vida política del paísRafael Correa sale con un gran aval popular que debe ser adecuadamente manejado. La euforia por los resultados e inmadures política de algunos dirigentes de Acuerdo PAIS podría llevarles a profundizar el exclusivismo político evidenciado ya en el desarrollo de esta campaña y durante los meses precedentes, lo que actuaría en detrimento de una unidad popular tan necesaria para que el proceso avance y se consolide, y para enfrentar una conspiración reaccionaria que vendrá.La mejor manera de administrar esta victoria es cuidando y consolidando la base de apoyo al proyecto, lo que implica reconocer el espacio o influencia que cada organización comprometida con aquel tiene, de manera de potenciar sus capacidades y fuerzas para enfrentar la reacción de la burguesía y el imperialismo y profundizar los cambios. Hablar del reconocimiento del espacio e influencia de ninguna manera constituye una invocación a reconocerlas con las consabidas "cuotas de poder".Así de interesante se muestra el futuro del país, sabemos que muchas miradas siguen este proceso y quienes estamos comprometidos con el cambio haremos las cosas lo mejor posible.
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Periódico Opción - Ecuador/02/10/2008

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