11/11/08

Siria: los intereses de los países del Golfo Pérsico e Irán

Las inversiones extranjeras en Siria alcanzaron los 800 millones de dólares en 2007, una cifra que aumentó un 30% respecto al año anterior -una suma reducida pero ejemplar, si se tiene en cuenta la reciente apertura económica del país. Aunque todavía no están disponibles los datos oficiales, gran parte de estos fondos parecen llegar de la zona medioriental: los petrodólares del Golfo Pérsico y los de Irán han encontrado en Siria un ambiente favorable para las inversiones, gracias a las medias legislativas y a un política económica favorable del país. Además, la inestabilidad de los mercados occidentales, las relaciones complejas con Estados Unidos y la saturación de los mercados internos en la región del Golfo han obligado a los inversores a buscar soluciones alternativas - en este caso también en países vecinos. Sin embargo, el delicado equilibrio de Damaso, las importantes inversiones de los pequeños países del Golfo y las complejas relaciones con Riyadh podrían desestabilizar las recientes iniciativas diplomáticas de Assad, que podrían permitir al país acercase al resto del mundo.
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Alice Panepinto
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Petrodólares en la marcha de Damasco

No se han alcanzado las expectativas de autosuficiencia energética de Siria; en 2007 las importaciones de petróleo eran superiores a las exportaciones, cuatro años antes de la fecha prevista. Por este motivo, la necesidad de atraer capital extranjero se convierte en una de las mayores preocupaciones económicas del país, que siente la necesidad de relanzar su propia economía -abrirse al resto del mundo– sirviéndose de planes bien definidos y ambiciosos. El décimo plan quinquenal del país tiene como objetivo, de forma optimista, para 2010, un volumen de inversión extranjera de 16 millones de dólares, una cifra reducida si se compara con los movimientos de otros estados, pero para Siria es un progreso notable.

Para alcanzar estas cifras, se prevén dos alternativas, no necesariamente contrapuestas: la mediación de inversores occidentales o bien de inversores regionales, en concreto los procedentes del área del Golfo. Tras los atentados terroristas de 2001, las relaciones entre Damasco y Washington se han congelado prácticamente, a causa de una serie de sanciones estadounidenses, que tenían como objetivo castigar y limitar los intercambios comerciales entre los dos países; lo que provocó un parcial aislamiento de Siria en Occidente, a pesar de que, en los últimos meses, se hayan producido acercamientos importantes a los países de la Unión Europea, principalmente desde Francia. Por el contrario, las relaciones con sus vecinos meridionales, sobre todo con los ricos países del Golfo, han sido constantes en general, considerando a Siria uno de los socios comerciales más fiables a largo plazo. Según Abdullah Dardari, del Ministerio de Economía de Damasco, en 2007 el flujo de petrodólares desde el Golfo hacia Siria alcanzó los 750 millones de dólares, contribuyendo de manera decisiva al crecimiento económico del 4'6% el año pasado.

Desde hace algunos años, Siria ha intentado atraer los petrodólares procedentes del Golfo Pérsico, a través de incentivos legislativos y fiscales que ofrece el gobierno de Assad, combinándolos con políticas activas en la búsqueda de potenciales inversores. La tendencia de la Syriam Investment Agency, agencia de estado que se ocupa de las inversiones extranjeras en el país, se aleja parcialmente del lado legislativo que trata a todos los capitales extranjeros del mismo modo; informalmente, los inversores árabes, procedentes de los países del Golfo, con quienes Damasco mantiene acuerdos político-diplomáticos particularmente amigables, gozan de un canal de acceso preferencial a las oportunidades del país. Los propios países del Golfo no ven a Siria como centro de actividad terrorista. De hecho, la posibilidad ofrecida por la política económica de Assad, unida a la búsqueda de recursos humanos del país, el alto nivel de seguridad y estabilidad, y las infraestructuras aceptables, ofrece grandes garantías. Por estos motivos, comienzan a destinarse grandes flujos de capitales procedentes de Arabia Saudí, Kuwait, Qatar, Bahrain y los Emiratos a la inversión en Siria, ya que sus propios mercados se encuentran ya saturados y los occidentales presentan grandes obstáculos.
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Inversiones procedentes de los países árabes del Golfo Pérsico
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El principal socio de Siria es Qatar: en noviembre de 2007, los dos gobiernos firmaron una joint holding con un valor de unos 5.000 millones de dólares para invertir en los sectores inmobiliario, turístico, industrial, financiero y agrícola. Las declaraciones de la Syrian Investment Agency, a principios de 2008, reflejan la tendencia al interés de Qatar, en el momento en el que se estima que las inversiones rozaban los 224 millones de dólares -superior a los 95 millones procedentes de Arabia Saudita. Las razones que se esconden tras estos datos las encontramos en consideraciones políticas; en un primer momento, Damasco se orientó hacia las inversiones saudíes, estipulando acuerdos con la Kingdom Holding, gestionada directamente por el príncipe Al-Waleed Bin Talal Bin Abdul-Aziz. Entre los mayores resultados de la sociedad con los entes públicos sirios, destaca el Four Season Hotel, que le costó al grupo saudí cerca de 35 millones de dólares. Sin embargo, tras los eventos políticos en el Líbano, en junio de 2007, y los contactos con Irán, las relaciones diplomáticas entre Damasco y Riyadh se han enfriado notablemente; no obstante, por ahora las inversiones saudíes han permanecido constantes en Siria, pero no sin el riesgo de que se interrumpan en caso de que se produjesen nuevos eventos regionales. Estos factores han obligado al presidente Bashar al Assad a establecer amistades alternativas con los países del Golfo -en concreto con el príncipe de Qatar, Hamad Bin Khalifa II. A esta realidad se le podría sumar una rivalidad existente entre los dos estados del Golfo, por motivos principalmente económicos (los dos son grandes exportadores de fuentes energéticas alternativas entre ellos, gas natural y petróleo) que obliga a ambos a diferenciarse, teniendo que luchar entre ellos por las inversiones en Siria.

Otros países también han elegido Siria como destino de sus inversiones gracias a la oleada de reformas propuestas por el gobierno de Assad. El sector bancario se presenta cercano a los intereses del Golfo; por ejemplo, la Syria Gulf Bank, controla el 25% de los sirios, el 24% la gestiona la United Gulf Bank del Bahrain -donde el principal accionista es la KIPCO de Kuwait- y el 18% la sociedad de Kuwait. Por lo tanto, los intereses de Kuwait superan con gran diferencia a aquellos de Damasco. También, la construcción permanece ligada a las inversiones procedentes del Golfo: el grupo Majid al Futtaim, con sede en los Emiratos, anunció en octubre una inversión de un millón de dólares para llevar a cabo un proyecto construcción de locales comerciales y viviendas en el nuevo centro de la capital. Precisamente, el interés en el mercado inmobiliario sirio ha encontrado publicidad en el evento Syria Skape, feria internacional que tuvo lugar entre el 14-18 de octubre de 2008, orientado sobre todo a los potenciales inversores del Golfo.
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Relaciones privilegiadas con Irán
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La política externa estadounidense -corroborada por sanciones de carácter económico- ha contribuido de manera decisiva al acercamiento de Damasco y Teherán, que juntos intentan encontrar soluciones a la relativa marginalización económica. Concretamente, para Siria esta alianza tiene beneficios importantes. En primer lugar, estar protegida en el delicado equilibrio medio oriental, que se refleje en un clima estable y favorable para recibir inversiones extranjeras. En este sentido, el aumento de las inversiones iraníes en siria confirma la tendencia en la que se ve un acercamiento entre ambos: Teherán crea estabilidad en Siria para poder invertir en este país -ya que el superávit no puede dirigirse cómodamente ni a occidente (sanciones económicas) ni al mundo árabe (problemas y rivalidad de carácter religioso entre sunitas y chiitas).

En octubre, el Commercial Bank of Syria y el Bank Sderat iraní, ambos sometidos a las sanciones estadounidenses, han anunciado el objetivo de la joint venture para incrementar las relaciones comerciales entre Damasco y Teherán. Además, Dardari, del Ministerio de Economía sirio, ha auspiciado un tratado de libre comercio (Free Trade Agreement), ya aprobado por ambos gobiernos. Un movimiento de este nivel podría proteger a Damasco de los efectos provocados por las sanciones estadounidenses, pero también puede desfavorecer posteriormente a las relaciones con Arabia Saudita, que históricamente se opone a la doctrina religiosa y política de Teherán.
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Conclusiones
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El superávit de liquidez presente en los países del Golfo se dirigen gradualmente hacia Siria, gracias a la relativa estabilidad del gobierno de Assad, las reformas favorables para las inversiones extranjeras y a una clase de nuevos consumidores locales y turistas. La creciente demanda de bienes y servicios, también de alta gama, empuja a los estados cercanos a invertir con petrodólares en Damasco, en una variedad de sectores que contribuyen a acercar la oferta siria a aquella imaginable sólo algunos años en Beirut y Amman. La política externa de Assad contribuye a atraer la atención mundial hacia Damasco: en los últimos meses, el presidente ha participado en la cumbre de los países del Mediterráneo (árabes y europeos) organizada por el primer ministro francés Sarkozy. Además, ha iniciado las negociaciones con Israel a través de Turquía, así como ha retomado, el pasado 15 de octubre, las relaciones diplomáticas con el Líbano y el ministro de Asuntos Exteriores, Walid al Muallem, ha mantenido varios encuentros con Condoleeza Rice en el seno de las Naciones Unidas. Parece claro que Damasco -después de los buenos resultados de París- tiene en mente acercarse a Washington, con los beneficios que esta actitud conllevaría (se piensa en las buenas relaciones entre EE.UU. y los pequeños estados del Golfo).A pesar del asesinato de ocho civiles sirios el pasado 26 de octubre por fuego estadounidense, las relaciones entre Damasco y Washington se han fortalecido. La ofensiva americana -que aún está desplegada por las autoridades- podría estar ligada al control de la frontera con Irak; en cualquier caso, el gobierno ha apelado a las Naciones Unidas y a la comunidad internacional para encontrar a los agresores, en base a los principios del derecho internacional. La respuesta de Washington será crucial para determinar las relaciones: si llegasen excusas formales, se podría vivir un acercamiento de los dos países; pero sin embargo, si éstas no se dan, Damasco podría continuar beneficiándose de sus relaciones con los países del Golfo y con Irán, dirigiendo todos los esfuerzos diplomáticos a la optimización de las relaciones con Bruselas.
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Traducción de Mónica R. Montesdeoca y José Carlos González
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Equilibri.net -Italia/11/11/2008

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