España: El sofisma infame
OPINION: Jaime Richart (especial para ARGENPRESS.info)
Ayer hablaba de un sintagma. Hoy me voy a referir a un aforismo que circula por España y buena parte del mundo, y que asumen todos los que de alguna manera forman parte del poder institucional o de hecho, explícita o implícitamente, y buena parte de los ciudadanos del montón aunque no les preocupe la política. Me refiero al sofisma, que en España funciona tan bien: 'No todos los musulmanes ni todos los vascos son terroristas, pero todos los terroristas son musulmanes o vascos'.
Sobre ese irrisorio detalle se levanta diríase que hasta toda una cultura. Sí, una cultura, porque así como en la segunda guerra mundial el Horror a batir era el nazismo pero también 'todos' los alemanes a los que se atribuía la ideología de la que no se excluía a nadie, hoy día en Inglaterra, en Estados Unidos y en España entre los políticos de los dos partidos mayoritarios, en los medios, en las escuelas, en las iglesias, en los cuartelillos, en las comisarías, en los juzgados... un musulmán o un vasco fuera de su país, son gravemente sospechosos. Guantánamo es la apoteosis de este estado mental resquebrajado que sufre el globo.
Desastrosamente ha surtido efecto demoledor la trama del 11S probablemente ordenada ejecutar por ellos mismos, y no se diga las consignas propagadas en el mundo por los aberrantes think tanks yanquis, los medios, los rumsfeld, los bush, los blair, los aznar y las cias de todo tipo.
Barajamos hasta la saciedad para defendernos de imposturas y patrañas, aquella frase de Goebbels de que una mentira se convierte en verdad si se repite miles de veces. Ahora no sólo estamos ante la plasmación de la perversa pero atinada idea estratégica goebeliana en este asunto del terrorismo y de los terroristas, estamos ante lo que digo: una cultura de la falsía en toda regla. Una cultura completa, pues la globalización de la idea y la interiorización primero del recelo y luego, enseguida, del miedo, no permite a las poblaciones occidentales, sin un esfuerzo de inteligencia por cuya labor no están ni el atolondramiento ni el atontamiento general, un desarrollo equilibrado del pensamiento, de la cultura personal y de la sensibilidad que resultan sesgados, viciados y mutilados.
Mientras miles de millones vivan sobrecogidos por una mentira a escala planetaria, que ha suplido al fabular milenario de la religión católica que a su vez se ha metido en las conciencias de miles y miles de generaciones, no se puede hablar ni de libertad, ni de ecuanimidad, ni de ponderación, y menos de grandeza. Ni siquiera de cordura. Es una paranoia a la carta que se ha apoderado de las mentes y que se fomenta desde todas las instancias conocidas. De poco importa que nos desgañitemos en Internet (el único lugar donde se puede extender la verdad sin amaños), para recordar que el terrorismo de Estado, el terrorismo policiaco, el terrorismo ideológico que prepondera por vía de la manipulación sin límites ni escrúpulos son el promotor del terrorismo, el auténtico terrorismo, el peor terrorismo, foco de cualquier otro que exista por reacción y para expulsar al extranjero de su tierra (no otra cosa es la yihad); no siendo por consiguiente gratuito, como quieren hacernos ver.
Millones y millones de humanos en el mundo, si estuvieran organizados, se movilizarían para liberar a Irak, a Afganistán, a Palestina... y repelerían todas esas injerencias de británicos y yanquis en Asia y Africa principalmente y donde pueden. Y también hasta para liberar a Euskadi de los perros de presa que, de tejas abajo, lo acogotan sin piedad a largo de su historia.
No sé qué dirán los ortodoxos de la cuestión. Pero eso de llamar etarra y terrorista a cualquiera por el hecho de pertenecer a un partido político o por haber sido detenido o incluso por haber sido condenado cuando sabemos que la mayoría de las veces son condenados por confesión bajo tortura o por testimonios falsos, es el caldo de cultivo. Caldo de cultivo en el que flota la vida pública, tanto de este país en el asunto crónico vasco que nos ocupa, como en el asunto del terrorismo islamista que penetra hasta los últimos intersticios del imperio yanqui, que también preponderan por aquí.
ARGENPRESS.info/25/04/2007
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