Las constructoras ultiman sus ofertas por la privatización de las autopistas aztecas
Es el mayor plan de infraestructuras de Latinoamérica, valorado como mínimo en 1.900 millones
Alfonso Pérez.
Alfonso Pérez.
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Madrid-Las grandes constructoras españolas se frotan las manos ante la privatización de las autopistas de Farac, el fideicomiso creado por el Gobierno mexicano en 1997 para rescatar la veintena de peajes que quebraron a raíz del estallido de la crisis mexicana de 1995, también conocida como Efecto Tequila. En juego están, para abrir boca, cuatro autopistas que suman un total de 558 kilómetros de peaje, tienen un tráfico de 51.000 vehículos diarios y unos ingresos de 150 millones de euros anuales. Su precio de adquisición ronda, como mínimo, los 2.500-2.800 millones de dólares (1.900-2.200 millones de euros), aunque según fuentes del sector consultadas por este periódico, se superará con creces. Esta cifra le convierte en la primera gran privatización de infraestructuras promovida en México y uno de los mayores proyectos licitados en Latinoamérica en los últimos años.Ante la envergadura de la privatización, no es de extrañar que empresas como FCC, Abertis, OHL, Isolux, así como de grandes fondos de inversión extranjeros como Goldman Sachs o la australiana Macquarie vayan a pujar por ellas. Según las citadas fuentes, estos grupos ultiman sus ofertas para hacerse con el contrato de explotación durante 30 años de las primeras cuatro concesiones: la Maratavío–Zapotlanejo (de 309 km); Zapotlanejo – Guadalajara (26 km); Zapotlanejo–Lagos de Moreno (118,5 km) y León– Aguascalientes (103,85 km). Está previsto que, en principio, presenten el próximo miércoles 18 de julio sus ofertas a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), el organismo encargado de la venta de las cuatro vías. Es el caso de Global Vía, la filial de concesiones creada por FCC y Caja Madrid a principios de año. Esta filial ya sabe lo que es ganar un concurso en México. Hace menos de 15 días se adjudicó la autopista Nuevo Necaxa-Tihuatlán, de 85 kilómetros de longitud, con una inversión de más de 400 millones de euros. Esta vía se une a un túnel en el Estado de Veracruz, por 290 millones de dólares, que ganó hace más de un año la constructora controlada por Esther Koplowitz.Presencia española OHL es otro de los grupos que va a pujar con fuerza por estas autopistas. La constructora que preside Juan Miguel Villar Mir es la constructora española con mayor presencia en el país, donde es propietario de la vía de circunvalación de la capital, de la concesión ferroviaria Cuatitlan-Buenavista, así como de dos aeropuertos y un resort turístico de lujo. Isolux Corsán, que a finales del año pasado selló su entrada en el mercado mexicano con una autopista de peaje, ha cerrado un consorcio junto al fondo canadiense Brookfield, la portuguesa Motta Engil y la sociedad de concesiones del Banco Spirito Santo. La armada española se completa con Abertis. La concesionaria de ACS y La Caixa ha sellado una alianza con el fondo de infraestructuras del Santander y con Invex.Los grandes bancos y fondos de inversión, así como grandes concesionarias europeas también se han interesado por la privatización. Es el caso de la estadounidense Goldman Sachs, que ha unido sus fuerzas a ICA, la mayor constructora mexicana. También prepara una oferta la australiana Macquarie, el mayor gestor de infraestructuras del mundo, que se ha unido con Ideal, la constructora del magnate mexicano Carlos Slim, el hombre más rico de Latinoamérica. La lusa Brisa, junto a Grupo Interacciones y CCR, es otro de los grupos en liza. Quienes parece que se bajan del carro son las empresas locales Grupo México y Pinfra.Dudas fiscales Sólo hay un elemento que siembra de dudas la privatización de Farac. Se trata de la reforma fiscal que prepara el Gobierno mexicano para la concesionarias de infraestructuras y que incide directamente sobre la rentabilidad de las autopistas. Dentro de esta reforma fiscal, el aspecto más importante es la implantación de un impuesto del 19 % sobre los ingresos. En ese caso, no serían deducibles ni los gastos financieros ni el de personal, lo que adelantaría el pago de impuestos varios años. Esto mermaría la rentabilidad de la concesionaria, sobre todo de las empresas muy apalancadas.Los grupos ya han trasladado su inquietud a las autoridades mexicanas. Hasta el punto de que el Gobierno podría en los próximos días retrasar el concurso entre 15 días y un mes para intentar resolver algunas de las incertidumbres que plantea la reforma. Entre otros, los mecanismos que se van a establecer para compensar a las titulares de las autopistas por el perjuicio económico que provoca la norma.Esta reforma amenaza con ensombrecer no sólo la privatización de las primeras cuatro autopistas, sino del resto de concesiones que componen Farac. La intención de Calderón es privatizar las 23 autopistas de Farac, que suman 4.400 kilómetros, como fuente de recursos para financiar proyectos.
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La Gaceta de los Negocios-Spain/Portada/11/07/2007
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