Sin precedentes en el mundo: la oposición y unos periodistas irresponsables entorpecen la labor de la justicia

Sentencia del 11-M, casi vista para sentencia

El tiempo ha colocado a cada uno en su sitio. La sentencia del juicio del 11-M está prácticamente vista para sentencia. En espera de que el Tribunal dictamine sobre la culpabilidad de los acusados, no hay ninguna alternativa para adjudicar la autoría del mayor atentado terrorista de la historia de España a ninguna otra persona que las que se sientan en el banquillo.

No hay precedente en el mundo de que en la instrucción de un crimen tan horroroso y múltiple el principal partido de la oposición y un conjunto de periodistas irresponsables hayan pretendido entorpecer la labor de la Justicia, desestabilizar a las instituciones del Estado de Derecho y pretender una visión alternativa y contradictoria sin haber podido añadir ninguna luz a la oscuridad que denunciaban. Toda la estrategia de la teoría de la conspiración ha sido un rotundo fracaso y el más completo de los ridículos para todos y cada uno de quienes así han actuado.

Sin vuelta atrás
La sentencia no convencerá a los irreductibles porque la saña con la que han manipulado los hechos durante más de tres años es un indicio de que no tienen vuelta atrás. Su escapada es refugiarse en la trayectoria de quienes pretenden que el avión terrorista del 11-M no se estrelló contra el Pentágono, que Israel está detrás de los atentados del 11-S e incluso de quienes aseguran que Osama Ben Laden en realidad no existe.

Nada de eso
La gran diferencia es la enorme manipulación que han realizado el Partido Popular, El Mundo, la COPE, la propia Iglesia Católica, a través de manifestaciones de algunos de sus dirigentes, y algunas organizaciones de víctimas del terrorismo. Éstas han tenido todas las ocasiones del mundo para mostrar un pequeño indicio razonable de que sus pretensiones podían soportarse aunque fuera con una probabilidad de uno entre un millón, pero nada de eso ha ocurrido.

Sin acusación alternativa
Resulta paradigmática la actuación de algunos abogados de la acusación en representación de determinadas organizaciones de víctimas del terrorismo que en todo momento han dificultado el trabajo del ministerio fiscal y han pretendido exonerar de cualquier responsabilidad a los enjuiciados sin presentar una acusación alternativa.

Una apuesta con desesperación
La gran lección que se puede extraer de este juicio es el poder mediático de la extrema derecha y la capacidad de que ese ruido irresponsable no haya provocado la crisis de quienes encabezaban la manipulación de los hechos. Eso ha sido posible porque la teoría de la conspiración convenía al partido de la oposición que apostó con desesperación porque ETA estaba detrás del atentado, como una apuesta política para deslegitimar la llegada al poder del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Cuando han comprobado no solo que esa apuesta no tenía más recorrido sino que el ridículo amenazaba el futuro electoral del partido, se han retirado discretamente de la primera línea de esa cruzada pero sin realizar la más mínima autocrítica del trabajo realizado.-

Tanta ignominia
España necesita una gran revisión de las líneas que separan lo que puede estar dentro de un sistema democrático y lo que pertenece a quienes sin respetar en absoluto las instituciones del estado de derecho, gracias a su ruido mediático, son capaces de sobrevivir a tanta ignominia.

Futuras tropelías
Los partidos políticos, las instituciones de Justicia y la sociedad en su conjunto tienen que reflexionar en profundidad sobre lo sucedido. Si el día que se haga pública la sentencia no se produce un movimiento generalizado de petición de cuentas a quienes durante tres años han actuado con tanta irresponsabilidad, la herida promovida en nuestros sistema de convivencia dejará abierta la puerta para futuras tropelías, porque se habrá consumado el principio de que una mentira gruesa mil veces repetidas encuentra acomodo en quienes no tienen convicciones democráticas, fe en el sistema y confianza en las instituciones de nuestro Estado de Derecho. Debieran pagar por ello.

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elplural.com-España/Política /02/07/2007