30/8/07

Etiopía: los límites del desarrollo económico

Los progresos económicos de los últimos tres años han permitido que el país registre altas tasas de crecimiento y obtener las felicitaciones y un flujo constante de ayudas por parte de las instituciones financieras internacionales. El gobierno de Zenawi ha sido acusado de haber malogrado los avances que se habían conseguido, mediante acciones políticas que violan los derechos humanos y que amenazan con compremeter definitivamente el precario equilibrio del Cuerno de África, con consecuencias desastrosas para la población. La antigua disputa con Eritrea por las fronteras, la intervención armada en Somalia y los abusos a los civiles en el Ogaden son temas que hacen que el gobierno de Addis Abeba se encuentre en la mira de la comunidad internacional, que teme por el empeoramiento de una situación que ya de por sí es crítica.
-
Alberto Grossetti
-
El retraso del sector agrícola

La economía etíope está basada en la agricultura, que contribuye a casi de la mitad del PIB nacional, supone el 60% de las exportaciones y proporciona empleo al 80% de la población activa. El principal bien de exportación lo constituye el café, que no obstante encuentra dificultades para obtener cuotas de mercado significativas, debido al alto régimen de tarifas vigente en el mercado mundial. El sector emplea tecnologías y prácticas de cultivo atrasadas, y el sistema de distribución de la tierra no es el adecuado. El gobierno es el propietario de todo el territorio cultivable y lo alquila a cultivadores mediante un contrato (con un canon a menudo elevado) de medio o largo plazo, constituyendo así un freno estructural al crecimiento del país. Los empresarios tienen dificultades para poner en marcha o reforzar sus actividades, porque el acceso al crédito muchas veces les está vetado, al no poder usar la tierra como garantía. Se ha pedido una revisión del sistema de concesiones agrarias, que recuerda al vigente durante el colonialismo italiano, para incentivar el sector privado y dar un respiro a una población reducida al hambre, cuya fuente principal de sustento es la agricultura. Hasta ahora el gobierno, aparte de las declaraciones de intenciones, no ha llevado a cabo pasos significativos, a pesar de haber sido instado por el FMI y el Banco Mundial, quienes le proporcionan financiación y asistencia técnica.

El sector agrícola está también fuertemente condicionado por un clima desfavorable, caracterizado por las frecuentes sequías. La que azotó al país a finales de 2003 fue talmente crítica que provocó un descenso del 3,3% en el PIB de aquél año. Después se asistió a una recuperación que llevó a registrar elevadas tasas de crecimiento anuales: en el 2004/2005 y en el 2005/2006 el PIB alcanzó un crecimiento medio del 10,7%, notablemente superior al 5,8% obtenido por los otros países subsaharianos. El aumento de la productividad agrícola ha resultado determinante para el reciente crecimiento y para el incremento del 7% del PIB per capita (el más consistente en la historia etíope reciente), pero insuficiente para asegurar una mejoría sensible en la vida de la población.

Es improbable que a corto plazo se reduzcan las barreras tarifarias relacionadas con los bienes agrícolas (EEUU y UE parecen reticentes a disminuir los aranceles y los subsidios a las exportaciones), obligando a Etiopía, como a muchos otros países en vías de desarrollo, a combinar una calidad de los productos alta y bajos costes de producción para poder competir a nivel internacional. En esta dirección va el proyecto de la Ethiopian Horticultural Produce Exporters Association (EHPEA), gracias a los fondos de la Cámara de Comercio Sueca y a la embajada holandesa. Su finalidad es ampliar los conocimientos y las capacidades de los agricultores para poder alcanzar los altos estándares cualitativos requeridos por el mercado mundial. Para ello resulta necesario un compromiso más consistente por parte del gobierno para alentar al sector privado mediante la mencionada revisión del sistema de las propiedades estatales de la tierra y facilitar el acceso a los créditos e inversiones para mejorar el deficiente sistema de infraestructuras y transportes.

Otros problemas proceden de una situación macroeconómica deficitaria y de una balanza comercial constantemente negativa. El sistema productivo no puede satisfacer las exigencias de una demanda interna dirigida al consumo tanto de bienes agrícolas como de bienes manufacturados, llevando así a un aumento constante de las importaciones. Etiopía no dispone de recursos energéticos significativos, y la dependencia del petróleo hace que la economía del país esté sujeta al curso del precio del crudo. Recientemente los analistas del FMI han mostrado preocupación por los escasos recursos financieros del país, que reducen las posibilidades de inversión para el gobierno, por una inflación galopante que llega al 19%, en detrimento principalmente de la población urbana. La estabilidad macroeconómica está considerada como una prioridad y como condición necesaria para poder financiar proyectos para la reducción de la pobreza o para la mejora de la situación sanitaria. La reciente reducción de las ayudas internacionales, considerada por la comunidad internacional (exceptuando a EEUU) un medio para mover al gobierno etíope hacia un mayor respeto de los principios democráticos, incide negativamente en la actitud del primer ministro Zenawi, a menudo acusado de autoritarismo.
-
Los conflictos territoriales
-
Etiopía es el país más importante a nivel estratégico del Cuerno de África, en tanto que socio fundamental en la lucha contra el terrorismo de la administración Bush. La amistad con EEUU, que se ha traducido en apoyo económico y militar utilizado en la lucha contra las Cortes Islámicas de Somalia, ha permitido al gobierno de Zenawi acceder a las ayudas del FMI y mantener el poder a pesar de las presiones de la sociedad civil y una conducta represiva con la consiguiente condena del resto de la comunidad internacional. El primer ministro ha anulado toda forma de oposición, y la victoria en las elecciones del 2005 obtenida mediante engaños y el uso de la violencia es un ejemplo de la doctrina autoritaria del régimen, que en los últimos quince años ha encarcelado sin proceso a unas 40.000 personas por motivos políticos. Zenawi ha sido acusado además de instrumentalizar la lucha contra el terrorismo islámico para justificar la represión violenta de los movimientos de oposición interna, como el Frente de Liberación Oromo (OLF), que exige la formación de un gobierno que incluya a las varias etnias del país.

La política adoptada por Zenawi para reafirmar la seguridad en el país se desarrolla a lo largo del antiguo conflicto con Eritrea para la estabilización de los confines, la lucha contra las Cortes Islámicas en Somalia y ahora más que nunca en Ogaden, donde el Ogaden National Liberation Front (ONLF) se bate por la secesión. El gobierno etíope considera que su derecho es erradicar al movimiento que discute su soberanía y amenaza a la seguridad nacional, en tanto que recibe el apoyo de Eritrea y de las Cortes Islámicas Somalíes.En el centro de la disputa está el control de las riquezas energéticas de la región, de gran importancia debido a la dependencia del país de la energía importada. El ONLF no acepta la presencia de compañías petrolíferas extranjeras en la zona, y se sirve de la violencia y la intimidación para limitar o bloquear su actividad. La respuesta del gobierno se concretó en junio, mediante una vasta operación militar que está generando una catástrofe. Como relata Human Right Watch, para reprimir el movimiento, los militares han protagonizado actos violentos, homicidios y torturas indiscriminadas contra la población civil, acusada de apoyar al movimiento. El gobierno etíope ha expulsado también al comité local de la Cruz Roja y ha impuesto un bloqueo comercial que ha impedido la llegada de las ayudas alimentarias con graves consecuencias para la población. Los rebeldes del ONLF han denunciado el silencio de la comunidad internacional y han reclamado la intervención de la ONU para poner fin a la represión y a los abusos cometidos por el ejército etíope. La política de Addis Abeba parece sensible sólo a las peticiones de Washington y por esto el senador estadounidense Russ Feningold, jefe del Senate Subcommittee on African Affairs, ha enviado recientemente una carta a la secretaria de estado Condoleezza Rice pidiendo intensificar las presiones sobre el gobierno etíope para poner fin a los abusos en el Ogaden.
-
Conclusiones
-
Una peligrosa involución política amenaza los progresos de los últimos años alcanzados por el país en el campo económico. La alianza con EEUU le ha permitido al gobierno Zenawi usar la excusa del islamismo para acabar con la oposición interna de modo violento. Los conflictos con Eritrea, las Cortes Islámicas somalíes y los rebeldes del ONFL están creando las condiciones para que se produzca una catástrofe humanitaria, poniendo en peligro el futuro económico del país. Zenawi ha declarado estar dispuesto a comprometerse para alcanzar las Human Development Goals, pero sin cambios sensibles en la actitud represiva del gobierno de Addis Abeba el flujo vital de ayudas internacionales se reducirá notablemente, haciendo aún más críticas las condiciones de vida de la población.

Las peticiones de seguridad estadounidenses hacen que mientras el peligro islamista esté presente en el Cuerno de África su apoyo a Zenawi se mantenga firme, llevando a la administración Bush a una posición indulgente respecto a las acusaciones de abusos perpetrados por el régimen de Zenawi procedentes de la sociedad civil etíope y de la comunidad internacional.
-
-
Equilibri.net - Italy/30/08/2007

No hay comentarios:

Locations of visitors to this page