14/9/07

Indonesia - Japón: el reto del acuerdo de libre comercio

Indonesia y Japón han firmado un acuerdo comercial para la creación de un área de libre comercio. Además de la eliminación de los aranceles, los dos países han establecido nuevas asociaciones económicas, sobre todo en el sector energético, que deberían conducir a un aumento de inversiones japonesas en el archipiélago indonesio. El gobierno de Yakarta, por su parte, deberá aplicar de manera rigurosa leyes para combatir la corrupción y eliminar la burocracia.

Silvio Dorati

El 22 de agosto, el Presidente de la República de Indonesia, Susilo Bambang Yudhoyono, y el Primer Ministro japonés, Shinzo Abe, firmaron un acuerdo de asociación económica que apunta a la progresiva eliminación de aranceles entre ambos países. La creación del área de libre comercio, según las palabras y las intenciones de los dos jefes de estado, tiene el objetivo de potenciar una alianza comercial ya de por sí sólida, así como facilitar el flujo de inversiones extranjeras. Curiosamente, teniendo en cuenta los presentes términos del acuerdo y la evidente diferencia de desarrollo económico entre Indonesia y Japón, parece que éste último pueda obtener mayores beneficios de las disposiciones respecto a la ex colonia holandesa. Yakarta, al respetar las indicaciones del tratado y avanzar en el desarrollo del país, deberá hacer frente a numerosos retos económicos, que incluyen el sector energético, las barreras a las inversiones extranjeras, y los ambiciosos objetivos de sostenibilidad ambiental.

Gradual reducción de aranceles

La creación de un área de libre comercio entre Japón e Indonesia es fruto de los intereses y estrategias perseguidos por los dos países asiáticos. Japón, que ha concluido numerosos acuerdos bilaterales de asociación económica con países asiáticos del área del pacífico, busca limitar la influencia de China y consolidar su propio rol en la región. Indonesia, por su parte, abre por primera vez sus fronteras al libre ingreso de mercancías extranjeras, a fin de obtener a cambio un aumento de la propia competitividad internacional, y como consecuencia, el acceso a los mercados extranjeros. El primer país en aprovechar esta apertura será precisamente el mayor aliado comercial de Indonesia. Japón, ha contribuido a cerca del 22% de las rentas por exportaciones registradas por Yakarta a lo largo del 2006, y es más que probable que esta cifra aumente a partir de la aplicación del acuerdo. Las disposiciones prevén la eliminación del 80% del las tarifas por parte de Japón a partir de la aplicación del acuerdo, hasta alcanzar el 90% en un periodo de 10 años. De tal modo, se garantizará el acceso a 9.275 productos, con un valor cercano al 99% de las importaciones provenientes de Indonesia. Indonesia, por su parte, aplicará una reducción del 58% en las tarifas cuando el acuerdo entre en vigor, más una ulterior reducción del 35% en los diez años siguientes. Es importante destacar la exclusión del arroz de los productos que gozarán del nuevo régimen arancelario, motivado por la influencia que el lobby japonesa de la agricultura detenta ante el gobierno de Tokyo.

Recursos energéticos: exportaciones y crecimiento de la demanda interna

Un importante elemento que caracteriza a este acuerdo bilateral entre Indonesia y Japón es la relevancia que se le ha dado al aprovisionamiento energético. La dependencia japonesa de los recursos externos y la riqueza de las reservas de gas e hidrocarburos del archipiélago indonesio, han determinado las intenciones de ambas partes de colaborar en este sector para desarrollar algunos proyectos estratégicos. Al margen del tratado para la institución de un área de libre comercio, se han firmado acuerdos en el campo energético, entre compañías japonesas e indonesias, por valor de 6.130 millones de dólares. La PNL, compañía eléctrica indonesia gestionada por el Estado, se ha comprometido a construir dos plantas de producción de energía eléctrica de 500 y 200 megawatios cada una (la primera de gas, explotando turbinas de ciclo combinado; y la segunda de carbón). La contribución japonesa será aportada de la mano de Mitsubishi en el primer caso, y de Mitsui y Marubeni en el segundo; y consistirá en apoyo a las fases de proyecto, aprovisionamiento y construcción de las plantas. El Gas Natural Líquido (GNL) es el recurso energético del que Indonesia detenta el primer puesto a nivel mundial, y del que más pretende beneficiarse Japón. La sustancial contribución de GNL para la economía de los países del Sudeste Asiático ha crecido en los últimos años gracias al aumento de los precios del petróleo, así como de la demanda internacional de combustibles alternativos. Las dos plantas ya existentes en territorio nacional (en Arun y Bontang), no tienen, sin embargo, capacidad para afrontar la creciente demanda -ya sea interna o externa- del GNL.

La demanda interna ha registrado ritmos de crecimiento anuales en torno al 6%. Este problema se ha visto agravado por la constante reducción de la producción en Arun, que en los últimos meses ha provocado la imposibilidad de respetar las obligaciones de suministro con Japón. Un importante proyecto para superar la falta de GNL ha sido impulsado entre ambos países, y contempla la participación de la japonesa Mitsubishi, del gigante público malasio Petarmina, así como de la mayor compañía energética privada, MedcoEnergi. El acuerdo, valorado en 1.100 millones de dólares, prevé a construcción de una tercera plana de producción de GNL, cuya producción se destinará enteramente a Japón, donde se construirán 26 plantas de regasificación (constituyendo nada menos que la mitad de plantas del mundo). La competencia entre Japón y China, ambos importadores de energía, para asegurarse los recursos indonesios representa una gran oportunidad de desarrollo para Yakarta, que de esta manera se beneficia de consistentes inversiones extranjeras para el desarrollo de la propia economía.

Desarrollo económico y sostenibilidad ambiental

Otro aspecto contemplado por el acuerdo comercial entre Japón e Indonesia es el del impacto ambiental. Debido a la necesidad de garantizar inversiones ambientales sostenibles, al margen del acuerdo los dos países se han propuesto emprender una nueva iniciativa que sustituya el protocolo de Kyoto y que prevé reducir a la mitad las emisiones globales, respecto al valor actual, para el año 2050. Para alcanzar este objetivo, Indonesia ha presentado una ley que, de aplicarse, situaría al país a la vanguardia de la sostenibilidad ambiental y la explotación de energías alternativas. Éstas últimas, deberían alcanzar el 17% de la oferta energética nacional en el 2015 (el valor actual es del 5%), permitiendo una consistente reducción de la dependencia del petróleo (del 52 al 20%). La explotación del gas natural, facilitada por las inversiones extranjeras, debería cubrir el 60% del consumo doméstico para la misma fecha. Por otro lado, también se prevén incentivos para las compañías que producen energía proveniente de fuentes renovables, y esta iniciativa ha permitido la llegada de capitales extranjeros al sector de los biocarburantes, en los que también se ha implicado la compañía estatal Petramina. El principal límite a esta política energética, como señalan algunos observadores, se debe a la inestabilidad del precio del petróleo, que con sólo superar los 60 dólares por barril, podría garantizar la conveniencia económica y la sostenibilidad ambiental

Corrupción y excesos burocráticos: los límites de las inversiones

En los primeros ocho meses del 2007, las inversiones extranjeras directas hacia Indonesia han experimentado un crecimiento de 106,7% (con un valor total de 8.130 millones de dólares), según afirma el Consejo de Coordinación sobre Inversiones Nacionales. Este resultado se considera positivo y parece ser fruto de los esfuerzos para eliminar los principales obstáculos al flujo de capitales extranjeros, como la corrupción y la burocracia. El reciente relevo en la Fiscalía General del Estado, papel con funciones del ministerio público, ha visto el nombramiento de Hendarman Supandji, gracias a sus éxitos como presidente del Grupo de Coordinación para la Erradicación de la Corrupción. Sin embargo, Henderman se encuentra todavía en el centro de una controversia referente a una suma de dinero, proveniente de fondos de compensación alimentados de las condenas por corrupción, que habría debido ingresar en las arcas del Estado. La cantidad depositada por el Fiscal General, por el contrario, no se corresponde a las cifras registradas por la Comisión Financiera de la Casa de los Representantes, ni de la Corte de Cuentas indonesia. La falta de capacidad y de confianza en el control interno hacen que la economía indonesia se presente como poco atractiva para las inversiones extranjeras. Parece que gracias a la legislación sobre inversiones se han conseguido mejores resultados. La extensión de los derechos del explotación de terreno hasta los 75 años y la de la construcción de edificios por 80 años, es una de las características de la nueva ley sobre inversiones indonesias. Otros incentivos consisten en la reducción de las tasas sobre el capital y en la posibilidad de transferir el renta al extranjero. Si se aplican de forma coherente y eficaz, las innovaciones de la nueva ley, que sustituye a la 1967, podrían contribuir al próximo desarrollo económico del archipiélago indonesio.

Conclusiones

El acuerdo con Japón y los contratos entre las compañías de éstos dos países refuerza una asociación económica y comercial ya consolidado en el tiempo. Las decisiones de política económica, ambiciosas pero controladas por el gobierno de Yakarta, parecen comenzar a dar buenos resultados. Los retos, tanto nuevos como renovados, que el tratado con Japón pone en evidencia para el futuro inmediato, referentes a la sostenibilidad energética y ambiental como a la lucha contra la corrupción, ahora radican en el sistema político indonesio.
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Equilibri.net - Italy/14/09/2007

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