Los chicos argentinos son los más ahorrativos de Latinoamérica
ENCUESTA A NENES DE ENTRE 6 Y 11 AÑOS DE VARIOS PAISES
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El 60% respondió que tiene plata guardada, contra el 38% de los chilenos, que resultaron los más gastadores. En promedio, los argentinos tienen ahorrado unos 45 pesos. Es plata de los Reyes, cumpleaños y otros regalos.
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Por: Graciela Gioberchio
Por: Graciela Gioberchio
PEQUEÑOS "CONTADORES". ISMAEL, ELISA, BRUNO, AZUL Y MARCO, EN PINAMAR. SACAN CUENTAS Y HABLAN DE "SU" PLATA.
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Monedita sobre monedita; cada tanto algún billete, guardado con perseverancia en alcancías, billeteras o cajitas. Los chicos argentinos que durante 2007 pudieron ahorrar lo hicieron para comprarse el juguete que más deseaban o el último jueguito para la playstation. Comparado con los hábitos promedio de los chicos de América Latina, los de acá resultaron ser los más ahorrativos. Así lo indica un estudio de Kiddo's entre 6.000 chicos de entre 6 y 11 años, de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México y Venezuela. Los más ahorrativos son los argentinos. El 60% de los chicos consultados dijeron que tenían -al momento de ser entrevistados- dinero ahorrado. En cambio, sólo el 38% de los chilenos contestó que tenían plata guardada: resultaron ser los menos ahorrativos. En el medio quedaron México (41%), Venezuela (42%) y Brasil (44%). "Los chicos argentinos son los más inclinados a guardar parte de su dinero, una tendencia estable desde la crisis de 2001", explica a Clarín, Mónica La Madrid, de Markwald, La Madrid y Asociados, la consultora que desde 2000 hace este estudio.Tras encuestar a 1.200 chicos de Capital y GBA, Córdoba, Rosario y Mendoza, el estudio determinó que en sus "chanchitos" hay un promedio de $45 (unos us$ 15). Y que los varones ahorran más que las nenas: $50 contra $38. ¿De dónde viene ese dinero? Además de lo que pueden recibir por día para comprarse, por ejemplo, una merienda en la escuela, los chicos guardan los regalos en efectivo que reciben de abuelos y familiares en sus cumpleaños. También, lo "recaudado" con la llegada de Papá Noel, los Reyes y el Ratón Pérez. "En general, los chicos prefieren guardar su propio dinero, y si por alguna razón deben prestárselo a sus padres, no dejan de reclamárselo", sostiene la psiquiatra y psicoanalista de niños, Diana Vázquez Guijo, de la Asociación Psicoanalítica Argentina.El informe Kiddo's agrega un dato significativo a la hora de evaluar la conducta de los argentinos: "Son los que más tienen ahorrado (us$ 15)" ya que son los que menos plata reciben de sus padres, que en promedio ronda los us$ 2 por semana", apuntan.Lamadrid explica que el ahorro "no es una actividad individual, también se socializa: entre amigos comentan para qué ahorran y cuánto llevan juntado. En cierto momento los padres u otros adultos se ven involucrados y terminan completando el dinero necesario para comprar el juguete".La plata tiene un valor simbólico en la familia. "Es un tema para que los padres hablen con sus hijos, se pongan de acuerdo, y piensen por qué vale la pena ahorrar. Pero lo fundamental es que los padres estén convencidos de los valores que les quieren transmitir", opina Benjamín Zarankín, psicoterapeuta familiar especializado en niños.En la encuesta aparecen chicos que ahorran mucho más que el promedio: "Los que más guardan superan los $ 600; en el otro extremo están los que tienen $ 0 porque lo acaban de gastar". Gastar, consumir. "Existe una marca de la época, que viene de los 90, del deme dos, del 1 a 1, que es la inmediatez, gastar vorazmente. Pero a partir de la crisis, veo cierta revalorización del ahorro, porque hay familias que tratan de apartarse del consumismo", dice Silvia Tomás, psicoanalista y docente del Centro Dos."Hay chicos que no pueden esperar, que tienen que gastar ya -añade Tomás-, mientras que otros lo saborean más, se dan tiempo para imaginar qué quieren y pensar qué comprar". "Algo así como disfrutar la comida o darse un atracón. Como la 'La vida es una moneda', la canción que interpreta Baglietto: 'Ojo que hablo de monedas y no de gruesos billetes'", aclara Tomás.
Monedita sobre monedita; cada tanto algún billete, guardado con perseverancia en alcancías, billeteras o cajitas. Los chicos argentinos que durante 2007 pudieron ahorrar lo hicieron para comprarse el juguete que más deseaban o el último jueguito para la playstation. Comparado con los hábitos promedio de los chicos de América Latina, los de acá resultaron ser los más ahorrativos. Así lo indica un estudio de Kiddo's entre 6.000 chicos de entre 6 y 11 años, de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México y Venezuela. Los más ahorrativos son los argentinos. El 60% de los chicos consultados dijeron que tenían -al momento de ser entrevistados- dinero ahorrado. En cambio, sólo el 38% de los chilenos contestó que tenían plata guardada: resultaron ser los menos ahorrativos. En el medio quedaron México (41%), Venezuela (42%) y Brasil (44%). "Los chicos argentinos son los más inclinados a guardar parte de su dinero, una tendencia estable desde la crisis de 2001", explica a Clarín, Mónica La Madrid, de Markwald, La Madrid y Asociados, la consultora que desde 2000 hace este estudio.Tras encuestar a 1.200 chicos de Capital y GBA, Córdoba, Rosario y Mendoza, el estudio determinó que en sus "chanchitos" hay un promedio de $45 (unos us$ 15). Y que los varones ahorran más que las nenas: $50 contra $38. ¿De dónde viene ese dinero? Además de lo que pueden recibir por día para comprarse, por ejemplo, una merienda en la escuela, los chicos guardan los regalos en efectivo que reciben de abuelos y familiares en sus cumpleaños. También, lo "recaudado" con la llegada de Papá Noel, los Reyes y el Ratón Pérez. "En general, los chicos prefieren guardar su propio dinero, y si por alguna razón deben prestárselo a sus padres, no dejan de reclamárselo", sostiene la psiquiatra y psicoanalista de niños, Diana Vázquez Guijo, de la Asociación Psicoanalítica Argentina.El informe Kiddo's agrega un dato significativo a la hora de evaluar la conducta de los argentinos: "Son los que más tienen ahorrado (us$ 15)" ya que son los que menos plata reciben de sus padres, que en promedio ronda los us$ 2 por semana", apuntan.Lamadrid explica que el ahorro "no es una actividad individual, también se socializa: entre amigos comentan para qué ahorran y cuánto llevan juntado. En cierto momento los padres u otros adultos se ven involucrados y terminan completando el dinero necesario para comprar el juguete".La plata tiene un valor simbólico en la familia. "Es un tema para que los padres hablen con sus hijos, se pongan de acuerdo, y piensen por qué vale la pena ahorrar. Pero lo fundamental es que los padres estén convencidos de los valores que les quieren transmitir", opina Benjamín Zarankín, psicoterapeuta familiar especializado en niños.En la encuesta aparecen chicos que ahorran mucho más que el promedio: "Los que más guardan superan los $ 600; en el otro extremo están los que tienen $ 0 porque lo acaban de gastar". Gastar, consumir. "Existe una marca de la época, que viene de los 90, del deme dos, del 1 a 1, que es la inmediatez, gastar vorazmente. Pero a partir de la crisis, veo cierta revalorización del ahorro, porque hay familias que tratan de apartarse del consumismo", dice Silvia Tomás, psicoanalista y docente del Centro Dos."Hay chicos que no pueden esperar, que tienen que gastar ya -añade Tomás-, mientras que otros lo saborean más, se dan tiempo para imaginar qué quieren y pensar qué comprar". "Algo así como disfrutar la comida o darse un atracón. Como la 'La vida es una moneda', la canción que interpreta Baglietto: 'Ojo que hablo de monedas y no de gruesos billetes'", aclara Tomás.
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En la playa, entre vueltos, el Ratón Pérez y chanchitos
Gisele Sousa Días
PINAMAR
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Es probable que hayan aprendido a ahorrar como un síntoma de ese deseo urgente de independencia, ese "quisiera ser grande" que fascina a los chicos. O tal vez hayan mamado los temores que los padres les suelen transferir en épocas de billeteras flacas. "El Ratón Pérez me trajo $ 10, cuenta, tímida, Azul Mangudo (8), de Pacheco. "Yo guardé toda mi plata en el chanchito y cada vez que venía alguien de visita a mi casa, les pedía que por favor pusieran una moneda en el agujerito", dice, y dibuja con mímica la rayita de la alcancía.Pero no todo es "de arriba" en la vida. Azul hasta parece tener pasta comercial: "Con mi prima hacemos collarcitos y los vendemos en la puerta de mi casa", cuenta. Resultado: "El chancho explotó", juntaron $ 152 con unos "nomeacuerdocuántos centavos", detalla. Y revela su secreto mejor guardado: "Con la plata que junté le compré el regalo de Navidad a mi papá".Elisa Hecker tiene 9 años y un millón de pecas. "Cuando levanté la mesa en Navidad mis papás me dieron $ 15 y mi mamá me deja ordenarle los folletos y me da $ 5. Gasté un poco, pero todavía tengo como veintipico", sobredimensiona. Y pone un ejemplo de los beneficios del ahorro: "Cuando no quiero llevar la vianda y quiero comer hamburguesas en el colegio, le digo a mi mamá: 'No cocines, pago yo'.Los hay con espíritu de financista: "Cuando voy con mi mamá a hacer las compras me regala el vuelto. Y cuando a ella no le alcanza para el peaje le presto", dice Bruno Flores (11)."Mi papá me da $ 10 cuando me va bien en el colegio", interrumpe Marco Guerisoli, 10 años, de Pilar. "Este año junté como $ 300 y me compré un mp3", dice orgulloso."A mi hermano le compré una ficha en los videojuegos y fui al cine con mis tías y yo pagué mi entrada", cuenta Ismael Contreras (10). Y deja ver un pequeño proyecto de caballero: "Si junto mucha plata cuando sea grande puedo invitar a salir a una novia".
Es probable que hayan aprendido a ahorrar como un síntoma de ese deseo urgente de independencia, ese "quisiera ser grande" que fascina a los chicos. O tal vez hayan mamado los temores que los padres les suelen transferir en épocas de billeteras flacas. "El Ratón Pérez me trajo $ 10, cuenta, tímida, Azul Mangudo (8), de Pacheco. "Yo guardé toda mi plata en el chanchito y cada vez que venía alguien de visita a mi casa, les pedía que por favor pusieran una moneda en el agujerito", dice, y dibuja con mímica la rayita de la alcancía.Pero no todo es "de arriba" en la vida. Azul hasta parece tener pasta comercial: "Con mi prima hacemos collarcitos y los vendemos en la puerta de mi casa", cuenta. Resultado: "El chancho explotó", juntaron $ 152 con unos "nomeacuerdocuántos centavos", detalla. Y revela su secreto mejor guardado: "Con la plata que junté le compré el regalo de Navidad a mi papá".Elisa Hecker tiene 9 años y un millón de pecas. "Cuando levanté la mesa en Navidad mis papás me dieron $ 15 y mi mamá me deja ordenarle los folletos y me da $ 5. Gasté un poco, pero todavía tengo como veintipico", sobredimensiona. Y pone un ejemplo de los beneficios del ahorro: "Cuando no quiero llevar la vianda y quiero comer hamburguesas en el colegio, le digo a mi mamá: 'No cocines, pago yo'.Los hay con espíritu de financista: "Cuando voy con mi mamá a hacer las compras me regala el vuelto. Y cuando a ella no le alcanza para el peaje le presto", dice Bruno Flores (11)."Mi papá me da $ 10 cuando me va bien en el colegio", interrumpe Marco Guerisoli, 10 años, de Pilar. "Este año junté como $ 300 y me compré un mp3", dice orgulloso."A mi hermano le compré una ficha en los videojuegos y fui al cine con mis tías y yo pagué mi entrada", cuenta Ismael Contreras (10). Y deja ver un pequeño proyecto de caballero: "Si junto mucha plata cuando sea grande puedo invitar a salir a una novia".
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Clarin.com - Argentina/06/01/2008
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