Magreb: los petrodólares del Golfo a la conquista de las economías norteafricanas
Desde finales de 2001 numerosas compañías de los estados del Golfo empezaron a canalizar sus capitales hacia las economías de los países del Magreb, invirtiendo en diversos sectores, como el turismo o la construcción. Este fenómeno está produciendo una serie de efectos positivos, de los cuales el principal es la disminución de la tasa de desempleo. Sin embargo hay serios interrogantes relativos a la estabilidad de estos flujos de petrodólares a medio plazo, sobre todo en caso de que algún posible cambio político a nivel global o regional pudiese mejorar las oportunidades de inversión en otras partes del mundo.
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Francesco Rancati
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Francesco Rancati
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A pesar de que los efectos de los atentados del 11 de septiembre de 2001 en el ámbito de Oriente Medio se hayan dejado notar principalmente en el plano político-militar, también han tenido consecuencias en la economía, ya que se ha asistido a una reconfiguración radical de las dinámicas de inversión en la región. En particular, debido a la reorientación hacia las economías del norte de África de una parte significativa de los capitales que los holdings del golfo Pérsico (especialmente los de los Emiratos Árabes Unidos) habían destinado hasta entonces a los mercados occidentales. Por un lado, el aumento de la desconfianza hacia los petrodólares de Oriente Medio y el mayor control de los movimientos de capital en el marco de la nueva lucha contra el terrorismo global han hecho menos atractivo el clima para las inversiones en Occidente. Por otro lado, una serie de reformas y de liberalizaciones puestas en marchas por los gobiernos de los estados del Magreb (Marruecos, Argelia y Túnez) han traído una progresiva modernización y apertura de sus economías, incrementando los incentivos para los inversores. Además, la alta tasa de desempleo que caracteriza sus mercados laborales hace que estos países tengan gran cantidad de mano de obra a bajo coste y ha reforzado la conveniencia de canalizar recursos hacia sus sistemas productivos.De acuerdo con la política de diversificación económica iniciada durante los años ’90 en la mayoría de los países petrolíferos del Golfo, estas inversiones han abarcado un amplio espectro de sectores productivos transversales a las diversas economías magrebíes, entre las que el turismo, la construcción y las infraestructuras portuarias parecen ser los más dinámicos. A pesar de que los niveles de modernización y apertura de sus respectivos sistemas económicos no coincidan, esta inyección de capitales sin duda ha contribuido a alimentar, en los últimos años, el período de fuerte crecimiento que están atravesando hoy los países del Magreb.
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El pequeño “tigre” del norte de África: Marruecos
De los tres estados del Magreb, Marruecos es el que últimamente ha conseguido atraer una mayor cantidad de inversiones extranjeras. La cantidad de capital que ha entrado en el país sólo en 2006 superaba los 3 mil millones de dólares. Cabe destacar, en este sentido, el hecho de que por primera vez Europa ha dejado de ser el primer inversor, cediendo este puesto a las inversiones procedentes de los países del GCC (Consejo de Cooperación para los Países Árabes del Golfo Pérsico), que suponen el 64,2% del total. Compañías de Arabia Saudí, de los EAU, de Kuwait, de Qatar y de Bahrein compiten desde hace algunos años por lucrativas concesiones en los sectores más variados, desde el inmobiliario a las infraestructuras turísticas, desde el desarrollo de las redes viarias y energéticas a la gestión de las infraestructuras portuarias y balnearias. Una muestra de ello ha sido la creación en diciembre del año pasado del Moroccan Infrastructure Fund (MIF), un fondo de inversión privado de mil millones de dirhams marroquíes (unos 130 millones de dólares), fruto de una joint venture entre empresas marroquíes, kuwaitíes y de los EAU (véase Marruecos: las perspectivas económicas para 2008). Según las declaraciones de la presidenta del MIF, el proyecto tendrá una duración de diez años y el 85% del capital disponible se debería destinar a la financiación y al desarrollo de una serie de sectores clave de Marruecos, entre ellos la energía, el agua, las telecomunicaciones y los transportes. El 15% restante se inyectará en las economías de los países vecinos, es decir, Argelia y Túnez. Sin embargo, esta no es sino la más reciente de toda una serie de iniciativas cuyo alcance y rango de acción no ha dejado de ampliarse en los últimos años. Entre las más significativas cabe citar a Al Pudra Holding de Abu Dhabi, que ha obtenido una serie de contratos por valor de 2 mil millones de dólares para la construcción de varios proyectos inmobiliarios; Dubai Holding ha destinado a través de su filial Sama Dubai cerca de 2 mil millones para la recalificación y la gestión del valle del Bouregreg; Emaar Properties ha tomado parte recientemente en el megaproyecto de la autopista atlántica de Rabat, movilizando para ello más de 1.500 millones de dólares; finalmente, International Dubai se está moviendo en el sector de las infraestructuras portuarias para incluir entre su amplia red de estaciones y puertos comerciales que gestiona el puerto de Tánger (según el proyecto presentado por la multinacional de los Emiratos, alrededor de mil hectáreas deberían destinarse a la creación de una zona franca en la que se desarrollarían numerosas actividades industriales, logísticas y comerciales).
El pequeño “tigre” del norte de África: Marruecos
De los tres estados del Magreb, Marruecos es el que últimamente ha conseguido atraer una mayor cantidad de inversiones extranjeras. La cantidad de capital que ha entrado en el país sólo en 2006 superaba los 3 mil millones de dólares. Cabe destacar, en este sentido, el hecho de que por primera vez Europa ha dejado de ser el primer inversor, cediendo este puesto a las inversiones procedentes de los países del GCC (Consejo de Cooperación para los Países Árabes del Golfo Pérsico), que suponen el 64,2% del total. Compañías de Arabia Saudí, de los EAU, de Kuwait, de Qatar y de Bahrein compiten desde hace algunos años por lucrativas concesiones en los sectores más variados, desde el inmobiliario a las infraestructuras turísticas, desde el desarrollo de las redes viarias y energéticas a la gestión de las infraestructuras portuarias y balnearias. Una muestra de ello ha sido la creación en diciembre del año pasado del Moroccan Infrastructure Fund (MIF), un fondo de inversión privado de mil millones de dirhams marroquíes (unos 130 millones de dólares), fruto de una joint venture entre empresas marroquíes, kuwaitíes y de los EAU (véase Marruecos: las perspectivas económicas para 2008). Según las declaraciones de la presidenta del MIF, el proyecto tendrá una duración de diez años y el 85% del capital disponible se debería destinar a la financiación y al desarrollo de una serie de sectores clave de Marruecos, entre ellos la energía, el agua, las telecomunicaciones y los transportes. El 15% restante se inyectará en las economías de los países vecinos, es decir, Argelia y Túnez. Sin embargo, esta no es sino la más reciente de toda una serie de iniciativas cuyo alcance y rango de acción no ha dejado de ampliarse en los últimos años. Entre las más significativas cabe citar a Al Pudra Holding de Abu Dhabi, que ha obtenido una serie de contratos por valor de 2 mil millones de dólares para la construcción de varios proyectos inmobiliarios; Dubai Holding ha destinado a través de su filial Sama Dubai cerca de 2 mil millones para la recalificación y la gestión del valle del Bouregreg; Emaar Properties ha tomado parte recientemente en el megaproyecto de la autopista atlántica de Rabat, movilizando para ello más de 1.500 millones de dólares; finalmente, International Dubai se está moviendo en el sector de las infraestructuras portuarias para incluir entre su amplia red de estaciones y puertos comerciales que gestiona el puerto de Tánger (según el proyecto presentado por la multinacional de los Emiratos, alrededor de mil hectáreas deberían destinarse a la creación de una zona franca en la que se desarrollarían numerosas actividades industriales, logísticas y comerciales).
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Turismo y construcción privada: Túnez sigue asombrando
Túnez también se ha convertido en un destino apetecible para los capitales de Oriente Medio. El flujo de las inversiones ha ido creciendo constantemente durante los últimos veinte años y ha experimentado una brusca subida desde finales de 2001, contribuyendo a un crecimiento del PIB que ha alcanzado una tasa del 5,8% en 2006. Los sectores de mayor interés no se diferencian demasiado de los ya citados en el caso de Marruecos, si bien también cabe añadir el de las telecomunicaciones. En marzo de 2006, de hecho, el consorcio TECOM-DIG (TECOM Investments y Dubai Investments Group, ambos miembros de la Dubai Holding) se hizo con el 35% de las acciones de Tunisine Telecom, por valor de 2.250 millones de dólares. Esta inversión está en línea con la estrategia general del grupo, enfocada a consolidar su presencia en el Magreb y a situarse como una de las mayores empresas árabes de telecomunicaciones en la cuenca mediterránea. En el sector de la construcción, Sama Dubai ha invertido recientemente 1.400 millones de dólares en el proyecto de la “Cité du Siècle”, que prevé la edificación de un complejo inmobiliario al sur de la capital destinado a convertirse en una plataforma internacional de servicios y negocios. Además, 150 km más al sur, otra compañía de los Emiratos planea la construcción de un nuevo centro turístico de lujo, cuyo valor estaría entre los 1.800 y los 2.000 millones de dólares. Finalmente, del mismo modo que el puerto de Tánger en el caso de Marruecos, también el puerto tunecino de Enfidha, gracias a su ubicación estratégica en el Mediterráneo se ha situado en el punto de mira de International Dubai, que querría ampliar las capacidades del mismo para crear en él un gran centro comercial en asociación con el cercano aeropuerto internacional.
Turismo y construcción privada: Túnez sigue asombrando
Túnez también se ha convertido en un destino apetecible para los capitales de Oriente Medio. El flujo de las inversiones ha ido creciendo constantemente durante los últimos veinte años y ha experimentado una brusca subida desde finales de 2001, contribuyendo a un crecimiento del PIB que ha alcanzado una tasa del 5,8% en 2006. Los sectores de mayor interés no se diferencian demasiado de los ya citados en el caso de Marruecos, si bien también cabe añadir el de las telecomunicaciones. En marzo de 2006, de hecho, el consorcio TECOM-DIG (TECOM Investments y Dubai Investments Group, ambos miembros de la Dubai Holding) se hizo con el 35% de las acciones de Tunisine Telecom, por valor de 2.250 millones de dólares. Esta inversión está en línea con la estrategia general del grupo, enfocada a consolidar su presencia en el Magreb y a situarse como una de las mayores empresas árabes de telecomunicaciones en la cuenca mediterránea. En el sector de la construcción, Sama Dubai ha invertido recientemente 1.400 millones de dólares en el proyecto de la “Cité du Siècle”, que prevé la edificación de un complejo inmobiliario al sur de la capital destinado a convertirse en una plataforma internacional de servicios y negocios. Además, 150 km más al sur, otra compañía de los Emiratos planea la construcción de un nuevo centro turístico de lujo, cuyo valor estaría entre los 1.800 y los 2.000 millones de dólares. Finalmente, del mismo modo que el puerto de Tánger en el caso de Marruecos, también el puerto tunecino de Enfidha, gracias a su ubicación estratégica en el Mediterráneo se ha situado en el punto de mira de International Dubai, que querría ampliar las capacidades del mismo para crear en él un gran centro comercial en asociación con el cercano aeropuerto internacional.
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Petróleo y mucho más: Argelia
Tras salir de la devastadora guerra civil que marcó su destino durante los años ’90, Argelia ha empezado a ser un destino privilegiado para las inversiones árabes provenientes del Golfo. La motivación se encuentra sobre todo en el inmenso potencial de recursos petrolíferos de los que dispone el país, pero también en el deseo de abandonar la economía estatalizada e implementar un programa de privatizaciones en diversos sectores. Según el presidente de la patronal argelina, el volumen de las inversiones extranjeras proveniente de países del GCC para 2007 debería alcanzar los 400 millones de dólares, gran parte de los cuales tendrían como destino, entre otros, el sector de los hidrocarburos. A finales de 2006, la compañía inmobiliaria de los EAU, Emaar, anunció la construcción, en el plazo de algunos años, de cinco proyectos turísticos e inmobiliarios cuyo coste debería rondar los 2.500 millones de dólares y expresó la intención de querer crear en la capital, Argel, un barrio residencial de lujo. A todo ello se ha de añadir una serie de inversiones ya efectuadas por el grupo egipcio (Egipto no pertenece al GCC) Orascom, que ha comenzado la construcción de una gran fábrica de producción de cemento en M’sil, que debería contribuir significativamente a satisfacer la demanda nacional de cemento una vez funcione a pleno rendimiento. En el sector portuario, Argelia también se ha convertido en objetivo de las iniciativas de International Dubai, que está trabajando para conseguir la concesión del puerto de Jijel de cara a la creación de una red de gran valor estratégico (junto a los puertos de Tánger y Enfidha) en las costas norteafricanas.
Petróleo y mucho más: Argelia
Tras salir de la devastadora guerra civil que marcó su destino durante los años ’90, Argelia ha empezado a ser un destino privilegiado para las inversiones árabes provenientes del Golfo. La motivación se encuentra sobre todo en el inmenso potencial de recursos petrolíferos de los que dispone el país, pero también en el deseo de abandonar la economía estatalizada e implementar un programa de privatizaciones en diversos sectores. Según el presidente de la patronal argelina, el volumen de las inversiones extranjeras proveniente de países del GCC para 2007 debería alcanzar los 400 millones de dólares, gran parte de los cuales tendrían como destino, entre otros, el sector de los hidrocarburos. A finales de 2006, la compañía inmobiliaria de los EAU, Emaar, anunció la construcción, en el plazo de algunos años, de cinco proyectos turísticos e inmobiliarios cuyo coste debería rondar los 2.500 millones de dólares y expresó la intención de querer crear en la capital, Argel, un barrio residencial de lujo. A todo ello se ha de añadir una serie de inversiones ya efectuadas por el grupo egipcio (Egipto no pertenece al GCC) Orascom, que ha comenzado la construcción de una gran fábrica de producción de cemento en M’sil, que debería contribuir significativamente a satisfacer la demanda nacional de cemento una vez funcione a pleno rendimiento. En el sector portuario, Argelia también se ha convertido en objetivo de las iniciativas de International Dubai, que está trabajando para conseguir la concesión del puerto de Jijel de cara a la creación de una red de gran valor estratégico (junto a los puertos de Tánger y Enfidha) en las costas norteafricanas.
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Conclusiones
Como se ha visto, los dramáticos acontecimientos de septiembre de 2001 marcaron un punto de inflexión también en el campo de la economía de Oriente Medio, determinando un traslado de los petrodólares de los países del Golfo hacia los nuevos y dinámicos sistemas económicos norteafricanos. Uno de los efectos más significativos de este fenómeno es sin duda la bajada de la tasa de desempleo. Como ya se ha adelantado, el mercado laboral de la región (y, en general, el de todos los países árabes) está seriamente afectado por ese problema, por lo que una consolidación del flujo de capitales podría revitalizar significativamente diversos sectores productivos o alimentar algunos sectores nuevos, con lo que se estimularía una mayor demanda de mano de obra.Sigue habiendo, por supuesto, grandes interrogantes respecto a la estabilidad de estas decisiones por parte de los holdings del Golfo. Los futuros acontecimientos políticos en Estados Unidos, vinculados a las elecciones de finales de año, podrían llevar a un cambio de estrategia por parte de los inversores árabes respecto a sus socios occidentales. Los primeros podrían considerar conveniente una nueva reorientación de sus capitales hacia los mercados americano y europeo y la probable consolidación de la recuperación en la Eurozona podría constituir un incentivo más en ese sentido. Además, una posible retirada americana de Irak y una distensión de las relaciones entre Estados Unidos e Irán podría determinar una reducción sustancial del precio del petróleo (si la demanda china e india lo permiten), que a su vez comportaría una reducción de las capacidades de inversión de los estados del Golfo. Muchos son, pues, los factores que podrían contribuir a volver a modificar el escenario internacional y regional, y que podrían perjudicar la posición de terminal de inversiones que están adquiriendo los tres países del Magreb.
Conclusiones
Como se ha visto, los dramáticos acontecimientos de septiembre de 2001 marcaron un punto de inflexión también en el campo de la economía de Oriente Medio, determinando un traslado de los petrodólares de los países del Golfo hacia los nuevos y dinámicos sistemas económicos norteafricanos. Uno de los efectos más significativos de este fenómeno es sin duda la bajada de la tasa de desempleo. Como ya se ha adelantado, el mercado laboral de la región (y, en general, el de todos los países árabes) está seriamente afectado por ese problema, por lo que una consolidación del flujo de capitales podría revitalizar significativamente diversos sectores productivos o alimentar algunos sectores nuevos, con lo que se estimularía una mayor demanda de mano de obra.Sigue habiendo, por supuesto, grandes interrogantes respecto a la estabilidad de estas decisiones por parte de los holdings del Golfo. Los futuros acontecimientos políticos en Estados Unidos, vinculados a las elecciones de finales de año, podrían llevar a un cambio de estrategia por parte de los inversores árabes respecto a sus socios occidentales. Los primeros podrían considerar conveniente una nueva reorientación de sus capitales hacia los mercados americano y europeo y la probable consolidación de la recuperación en la Eurozona podría constituir un incentivo más en ese sentido. Además, una posible retirada americana de Irak y una distensión de las relaciones entre Estados Unidos e Irán podría determinar una reducción sustancial del precio del petróleo (si la demanda china e india lo permiten), que a su vez comportaría una reducción de las capacidades de inversión de los estados del Golfo. Muchos son, pues, los factores que podrían contribuir a volver a modificar el escenario internacional y regional, y que podrían perjudicar la posición de terminal de inversiones que están adquiriendo los tres países del Magreb.
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Traducción de Mauro Sturlese
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Equilibri.net - Italy/09/01/2008
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