15/4/07

Guatemala: "La justicia no opera igual para todos y todas"

En Guatemala, se comprueba de nuevo que hay unos más iguales que otros, dijo la periodista Carolina Escobar Sarti, al abordar el tema sobre la manera que opera la justicia en el país, favoreciendo a determinados sectores y recargando todo su peso sobre las personas más desposeídas y vulnerables.
ARGENPRESS.info/13/04/2007
CERIGUA

Tema: Situación en Guatemala
País/es: Guatemala

En su columna 'Aleph', titulada 'Esta complaciente justicia', publicada por Prensa Libre, Escobar Sarti subrayó que hablar del establecimiento de un Estado de Derecho es un contrasentido en un país donde la justicia sigue aplicándose de manera arbitraria.

La justicia funciona ágilmente cuando se trata de meter en la cárcel a un joven indígena que ha amenazado en estado de ebriedad a otra persona, pero deja libres a los inescrupulosos banqueros que viven a cuerpo de rey fuera de Guatemala, gracias a los millones que les han robado a cientos de cuentahabientes; de igual manera, conservan su libertad los diputados vinculados al contrabando, el crimen organizado y el narcotráfico, así como los militares que han manejado mal los fondos estatales, agregó.

¿Cómo no desconfiar de esta justicia chapina que se acomoda al gusto del cliente y mide los mismos delitos con varas de tan distintos tamaños, según los conectes, las influencias y el bolsillo de tanto cuatrero?, preguntó la columnista.

Enfrentarse a la justicia sigue siendo un asunto surrealista en Guatemala, en las cortes a un campesino ebrio le cobran una multa de 500 quetzales, que no puede pagar, mientras que es dudoso que a los 13 banqueros fugados les lleguen a fijar fianzas, aunque tengan de sobra para pagarlas, subrayó.

En calidad de ciudadana guatemalteca desearía que con rapidez se proceda a juzgar múltiples casos graves de corrupción que han quedado en el limbo, así como los de genocidio, corrupción, lavado de dinero y estafa, entre otros, expresó Escobar Sarti.

Si las acciones judiciales fueran ágiles en todas las oportunidades, no habría necesidad de presionar en cortes internacionales, ni sería Guatemala uno de los países más violentos e inseguros del mundo, pero en este 'paisito neocolonial' la justicia está secuestrada por tres poderes fácticos: el económico, el político y el militar, señaló.

Escobar Sarti concluyó que por causa del secuestro de la justicia le ha sido tan sencillo al crimen organizado enquistarse en las instituciones de un Estado que orbita alrededor de esos tres apresadores.

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