Matrimonios de conveniencia los hay a millones.
«Hedge funds» y política, coqueteos de «alto riesgo»
POR MARÍA JESÚS PÉREZ - MADRID.
Matrimonios de conveniencia los hay a millones. En cualquier lugar del mundo y «a espuertas» en todos los ámbitos, ya sea social, empresarial e incluso político. Los hay clásicos, entre hombres y mujeres, de distinta nacionalidad o condición social, pasando por los que se dan entre compañías, o los que se acuerdan entre empleados y empresarios dentro de las mismas. Pero lo más «in» en los últimos tiempos en este tipo de «casamientos» por interés se da entre los nuevos «gurús de la inversión» alternativa -los llamados «hedge funds»- con conocidos miembros de la clase política.
El fichaje del ex presidente del Gobierno español, José María Aznar, por parte de la firma con sede en Londres Centaurus Capital -que maneja más de 4.500 millones de dólares en inversiones-, es uno de los últimos casos de matrimonio de conveniencia entre uno de estos sofisticados productos y un político «bien relacionado».
Según fuentes solventes consultadas por ABC, la idea de convertir en asesor a Aznar en Centaurus Capital podría tener su origen en la estrecha relación del nuevo presidente de Francia, el conservador Nicolas Sarkozy, y el propio presidente del «hedge fund», Bernard Oppetit, muy dado a tener entre sus asesores a conocidas y respetadas personalidades de la clase política. En palabras de Oppetit el fichaje «se justifica» por el «gran historial del señor Aznar en España y en Europa».
Así, según lo que trascendió tras el anuncio del «sí quiero» entre Aznar y Centaurus, el ex presidente no estará solo en su nuevo puesto. Compartirá reuniones en el recién creado consejo de administración de la firma londinense con otros políticos de renombre: el ex ministro del Tesoro en Reino Unido, Kenneth Clarke, (aún diputado del Partido Conservador británico), el economista y fundador del Instituto Francés de Relaciones Internacionales, Thierry de Montbrial, y la ejecutiva japonesa y ex presidenta del World Gold Council, Haruko Fukuda.
Conocido es también el hecho de que Aznar no es nuevo en estas lides. Hace ahora un año fue nombrado consejero de News Corporation, cabecera del imperio mediático del magnate australiano Robert Murdoch.
El por qué de éste y otros «fichajes» similares lo encontramos, en parte, en otra de las razones que daba el presidente de Centauros Capital ante los medios de comunicación: capitalizar su experiencia como líder internacional. «Utilizaremos el consejo de Aznar en grandes cuestiones como el cambio climático, el surgimiento de India y China o el futuro de Europa. Al no ser expertos en geopolítica, nos beneficiaremos enormemente del asesoramiento de líderes como Aznar», apuntó Oppetit.
Ejemplos de «escarceos» entre este tipo de fondos alternativos y políticos son innumerables. Sin embargo, en España, los «affaires» conocidos se han dado más entre «hedge funds» y empresarios de renombre.
«No tiene por qué extrañarnos este tipo de relaciones entre «hedge funds» y la clase política. Viene a ser similar al interés de las grandes compañías por tener sentados en sus consejos de administración a importantes personalidades del mundo empresarial. En uno y otro caso se buscan personas con experiencia, conocimientos y contactos. Se entiende que los políticos como Aznar, que han sido personas relevantes en la vida pública de un país, tanto a nivel nacional como internacional, tienen unos conocimientos muy válidos para llevar a buen puerto algunos de sus negocios», comenta Ángel Martínez-Aldama, director general de Inverco.
Hasta ahora, la presencia de primeras figuras de la empresa española en este tipo de firmas era bastante limitada, aunque ha cobrado auge en la actualidad, sobre todo por la influencia de otros países donde ya es más que habitual, como Estados Unidos.
Los más solicitados
Entre los más solicitados está el ex presidente de Repsol YPF y ex también de Inmobiliaria Colonial, Alfonso Cortina. Hace ya varios meses fue reclamado para formar parte del consejo asesor de Rothchild, para ocupar la plaza vacante de la también española Loyola de Palacio. Y no se queda ahí su particular coqueteo con el sector. Hace relativamente poco, Texas Pacific Group (TPG), la firma de capital riesgo implicada en la puja por Iberia, le nombró máximo responsable en España.
Y hay más casos. En el proceso de compra abierto por la tabaquera hispano-francesa Altadis aparece otra de estas firmas con presencia española. En este caso CVC Capital Partners. Como miembros del consejo asesor, Carlos Colomer -además miembro del consejo de Telefónica y Altadis-, Enrique Aldama, vicepresidente de CEOE; y, Antonio Tuñón, ex consejero delegado de Hidrocantábrico.
Más allá de nuestras fronteras, el idilio entre este tipo de fondos alternativos y los políticos viene de lejos, en el tiempo y en el espacio, por aquello de que la mayoría de los políticos «cazados» proceden del otro lado del Atlántico.
Antes que Aznar, se comprometieron con algún «hedge fund», entre otros, el ex primer ministro británico, John Major (asesor en Caryle), la ex secretaria de Estado estadounidense, Madeleine Albright, (que creó un fondo de inversión libre hace apenas medio año con su propio nombre); o el ex secretario del Tesoro norteamericano, John Snow, (fichado en octubre pasado por Cerberus Capital).
Al mismo nivel que Aznar, como ex presidente de un país, está el norteamericano Bill Clinton, que es asesor de Yucaipa, una firma de banca privada de Estados Unidos. Pero su vinculación con este tipo de firmas no acaba aquí, ya que su hija, Chelsea Clinton, trabaja actualmente en un «hedge fund» llamado Avenue Capital.
En la primera potencia del mundo los ejemplos son interminables y de los más variados, entre los demócratas o los republicanos. Da igual. Entre los primeros, John Edwards, candidato demócrata a la presidencia de Estados Unidos para 2008. Edwards es asesor en Fortress Investment Group. Y, otro ejemplo más, David Rubenstein, ex colaborador del también ex presidente norteamericano Jimmy Carter. Rubenstein fue cofundador de la mayor firma de capital riesgo que hay en el mundo: The Caryle Group, donde comparte «funciones y opiniones» con el que fuera presidente del organismo regulador bursátil norteamericano (SEC), Arthur Levitt.
Con tanto político en las filas de «hedge funds» surgen muchas dudas, entre las que destaca el porqué de la necesidad de incorporarlos en sus consejos asesores sin, quizás, la formación necesaria para gestionarlos.
Profesionales de primer nivel
Sin embargo, no hay que llevarse a engaño. La gestión dentro de este tipo de firmas no depende sólo de los políticos o grandes empresarios sentados en sus consejos asesores. «Detrás de los «hedge funds» están profesionales de primer nivel, con una dilatada experiencia en el mercado financiero trabajando para las más prestigiosas entidades a nivel mundial, e incluso Premios Nobel. En los últimos años se están incorporando a esta industria las instituciones financieras, tanto como clientes como creando sus centros de gestión propios», explica Juan Ramón Caridad, socio de Atlas Capital.
A tenor de todos estos datos, es evidente que en los últimos meses los «hedge funds» se han convertido en un producto de máxima actualidad. Ahora bien, sin perder de vista su vinculación con la clase política -que es, en realidad, por lo que vuelven a estar en boca de todos- las motivos de la pasión que despiertan estos instrumentos habría que buscarlos en los millones de activos que mueven en todo el mundo. «La industria en su conjunto, aunque es difícil de cuantificar, dado que en la mayoría de los países no están sometidos a legislación, los cerca ya de 8.000 fondos alternativos o libres, mueven cerca de un billón de euros», apunta Ángel Martínez-Aldama.
Aunque en España es una industria muy joven -la normativa los contempla como nuevas instituciones de inversión libre, de gestión alternativa o, simplemente, «hedge funds» o fondos de alto riesgo desde finales de 2005- la cantidad que mueven ya asciende «a alrededor de 300 millones de euros», según cifras del director general de Inverco.
A pesar de las existosas cifras, las críticas les llueven a los «hedge funds». Para Juan Ramón Caridad, éstas tienen su origen en el desconocimiento de la naturaleza de los riesgos que se asumen. «Identificar simplemente «hedge fund» con alto riesgo es erróneo. No pocos ahorradores españoles han perdido mucho más dinero comprando acciones de empresas tecnológicas cotizadas, por ejemplo, que los que invirtieron en los «hedge funds» menos exitosos».
No hay que olvidar también que la relación de estos productos alternativos con los paraísos fiscales los tiñe igualmente de no poca confusión. «Esta relación, que de hecho existe, es simplemente por neutralidad impositiva y reducción de costes operativos -asegura Caridad-. Con ello se evita que el inversor en «hedge funds» tenga que asumir los costes de una legislación que no es la suya pero en ningún momento esto le exime de las obligaciones legales en su país de origen». Por tanto, cualquier conexión entre «hedge funds» y paraísos fiscales más allá de la flexibilidad operativa carece de fundamento técnico.
Sin embargo, la tendencia es su regulación, tal y como ha ocurrido en España, cuya referencia es la Ley 35/2003 de Instituciones de Inversión Colectiva, completada posteriormente con el desarrollo reglamentario y circulares de la CNMV. «En todo caso, el modelo español de instituciones de inversión libre está regulado y supervisado, y comprende dos figuras distintas entre sí: los inversores cualificados con su mayor nivel de información serán los únicos en poder invertir directamente en las instituciones de inversión libre, mientras que el público minorista en general deberá hacerlo a través de los llamados fondos de fondos de inversión libre, caracterizados por el hecho de recaer en los gestores del fondo de fondos la labor de selección, análisis y seguimiento de las instituciones objeto de inversión», concluye el profesor de Esade, Juan Ignacio Sanz.
Matrimonios de conveniencia los hay a millones. En cualquier lugar del mundo y «a espuertas» en todos los ámbitos, ya sea social, empresarial e incluso político. Los hay clásicos, entre hombres y mujeres, de distinta nacionalidad o condición social, pasando por los que se dan entre compañías, o los que se acuerdan entre empleados y empresarios dentro de las mismas. Pero lo más «in» en los últimos tiempos en este tipo de «casamientos» por interés se da entre los nuevos «gurús de la inversión» alternativa -los llamados «hedge funds»- con conocidos miembros de la clase política.
El fichaje del ex presidente del Gobierno español, José María Aznar, por parte de la firma con sede en Londres Centaurus Capital -que maneja más de 4.500 millones de dólares en inversiones-, es uno de los últimos casos de matrimonio de conveniencia entre uno de estos sofisticados productos y un político «bien relacionado».
Según fuentes solventes consultadas por ABC, la idea de convertir en asesor a Aznar en Centaurus Capital podría tener su origen en la estrecha relación del nuevo presidente de Francia, el conservador Nicolas Sarkozy, y el propio presidente del «hedge fund», Bernard Oppetit, muy dado a tener entre sus asesores a conocidas y respetadas personalidades de la clase política. En palabras de Oppetit el fichaje «se justifica» por el «gran historial del señor Aznar en España y en Europa».
Así, según lo que trascendió tras el anuncio del «sí quiero» entre Aznar y Centaurus, el ex presidente no estará solo en su nuevo puesto. Compartirá reuniones en el recién creado consejo de administración de la firma londinense con otros políticos de renombre: el ex ministro del Tesoro en Reino Unido, Kenneth Clarke, (aún diputado del Partido Conservador británico), el economista y fundador del Instituto Francés de Relaciones Internacionales, Thierry de Montbrial, y la ejecutiva japonesa y ex presidenta del World Gold Council, Haruko Fukuda.
Conocido es también el hecho de que Aznar no es nuevo en estas lides. Hace ahora un año fue nombrado consejero de News Corporation, cabecera del imperio mediático del magnate australiano Robert Murdoch.
El por qué de éste y otros «fichajes» similares lo encontramos, en parte, en otra de las razones que daba el presidente de Centauros Capital ante los medios de comunicación: capitalizar su experiencia como líder internacional. «Utilizaremos el consejo de Aznar en grandes cuestiones como el cambio climático, el surgimiento de India y China o el futuro de Europa. Al no ser expertos en geopolítica, nos beneficiaremos enormemente del asesoramiento de líderes como Aznar», apuntó Oppetit.
Ejemplos de «escarceos» entre este tipo de fondos alternativos y políticos son innumerables. Sin embargo, en España, los «affaires» conocidos se han dado más entre «hedge funds» y empresarios de renombre.
«No tiene por qué extrañarnos este tipo de relaciones entre «hedge funds» y la clase política. Viene a ser similar al interés de las grandes compañías por tener sentados en sus consejos de administración a importantes personalidades del mundo empresarial. En uno y otro caso se buscan personas con experiencia, conocimientos y contactos. Se entiende que los políticos como Aznar, que han sido personas relevantes en la vida pública de un país, tanto a nivel nacional como internacional, tienen unos conocimientos muy válidos para llevar a buen puerto algunos de sus negocios», comenta Ángel Martínez-Aldama, director general de Inverco.
Hasta ahora, la presencia de primeras figuras de la empresa española en este tipo de firmas era bastante limitada, aunque ha cobrado auge en la actualidad, sobre todo por la influencia de otros países donde ya es más que habitual, como Estados Unidos.
Los más solicitados
Entre los más solicitados está el ex presidente de Repsol YPF y ex también de Inmobiliaria Colonial, Alfonso Cortina. Hace ya varios meses fue reclamado para formar parte del consejo asesor de Rothchild, para ocupar la plaza vacante de la también española Loyola de Palacio. Y no se queda ahí su particular coqueteo con el sector. Hace relativamente poco, Texas Pacific Group (TPG), la firma de capital riesgo implicada en la puja por Iberia, le nombró máximo responsable en España.
Y hay más casos. En el proceso de compra abierto por la tabaquera hispano-francesa Altadis aparece otra de estas firmas con presencia española. En este caso CVC Capital Partners. Como miembros del consejo asesor, Carlos Colomer -además miembro del consejo de Telefónica y Altadis-, Enrique Aldama, vicepresidente de CEOE; y, Antonio Tuñón, ex consejero delegado de Hidrocantábrico.
Más allá de nuestras fronteras, el idilio entre este tipo de fondos alternativos y los políticos viene de lejos, en el tiempo y en el espacio, por aquello de que la mayoría de los políticos «cazados» proceden del otro lado del Atlántico.
Antes que Aznar, se comprometieron con algún «hedge fund», entre otros, el ex primer ministro británico, John Major (asesor en Caryle), la ex secretaria de Estado estadounidense, Madeleine Albright, (que creó un fondo de inversión libre hace apenas medio año con su propio nombre); o el ex secretario del Tesoro norteamericano, John Snow, (fichado en octubre pasado por Cerberus Capital).
Al mismo nivel que Aznar, como ex presidente de un país, está el norteamericano Bill Clinton, que es asesor de Yucaipa, una firma de banca privada de Estados Unidos. Pero su vinculación con este tipo de firmas no acaba aquí, ya que su hija, Chelsea Clinton, trabaja actualmente en un «hedge fund» llamado Avenue Capital.
En la primera potencia del mundo los ejemplos son interminables y de los más variados, entre los demócratas o los republicanos. Da igual. Entre los primeros, John Edwards, candidato demócrata a la presidencia de Estados Unidos para 2008. Edwards es asesor en Fortress Investment Group. Y, otro ejemplo más, David Rubenstein, ex colaborador del también ex presidente norteamericano Jimmy Carter. Rubenstein fue cofundador de la mayor firma de capital riesgo que hay en el mundo: The Caryle Group, donde comparte «funciones y opiniones» con el que fuera presidente del organismo regulador bursátil norteamericano (SEC), Arthur Levitt.
Con tanto político en las filas de «hedge funds» surgen muchas dudas, entre las que destaca el porqué de la necesidad de incorporarlos en sus consejos asesores sin, quizás, la formación necesaria para gestionarlos.
Profesionales de primer nivel
Sin embargo, no hay que llevarse a engaño. La gestión dentro de este tipo de firmas no depende sólo de los políticos o grandes empresarios sentados en sus consejos asesores. «Detrás de los «hedge funds» están profesionales de primer nivel, con una dilatada experiencia en el mercado financiero trabajando para las más prestigiosas entidades a nivel mundial, e incluso Premios Nobel. En los últimos años se están incorporando a esta industria las instituciones financieras, tanto como clientes como creando sus centros de gestión propios», explica Juan Ramón Caridad, socio de Atlas Capital.
A tenor de todos estos datos, es evidente que en los últimos meses los «hedge funds» se han convertido en un producto de máxima actualidad. Ahora bien, sin perder de vista su vinculación con la clase política -que es, en realidad, por lo que vuelven a estar en boca de todos- las motivos de la pasión que despiertan estos instrumentos habría que buscarlos en los millones de activos que mueven en todo el mundo. «La industria en su conjunto, aunque es difícil de cuantificar, dado que en la mayoría de los países no están sometidos a legislación, los cerca ya de 8.000 fondos alternativos o libres, mueven cerca de un billón de euros», apunta Ángel Martínez-Aldama.
Aunque en España es una industria muy joven -la normativa los contempla como nuevas instituciones de inversión libre, de gestión alternativa o, simplemente, «hedge funds» o fondos de alto riesgo desde finales de 2005- la cantidad que mueven ya asciende «a alrededor de 300 millones de euros», según cifras del director general de Inverco.
A pesar de las existosas cifras, las críticas les llueven a los «hedge funds». Para Juan Ramón Caridad, éstas tienen su origen en el desconocimiento de la naturaleza de los riesgos que se asumen. «Identificar simplemente «hedge fund» con alto riesgo es erróneo. No pocos ahorradores españoles han perdido mucho más dinero comprando acciones de empresas tecnológicas cotizadas, por ejemplo, que los que invirtieron en los «hedge funds» menos exitosos».
No hay que olvidar también que la relación de estos productos alternativos con los paraísos fiscales los tiñe igualmente de no poca confusión. «Esta relación, que de hecho existe, es simplemente por neutralidad impositiva y reducción de costes operativos -asegura Caridad-. Con ello se evita que el inversor en «hedge funds» tenga que asumir los costes de una legislación que no es la suya pero en ningún momento esto le exime de las obligaciones legales en su país de origen». Por tanto, cualquier conexión entre «hedge funds» y paraísos fiscales más allá de la flexibilidad operativa carece de fundamento técnico.
Sin embargo, la tendencia es su regulación, tal y como ha ocurrido en España, cuya referencia es la Ley 35/2003 de Instituciones de Inversión Colectiva, completada posteriormente con el desarrollo reglamentario y circulares de la CNMV. «En todo caso, el modelo español de instituciones de inversión libre está regulado y supervisado, y comprende dos figuras distintas entre sí: los inversores cualificados con su mayor nivel de información serán los únicos en poder invertir directamente en las instituciones de inversión libre, mientras que el público minorista en general deberá hacerlo a través de los llamados fondos de fondos de inversión libre, caracterizados por el hecho de recaer en los gestores del fondo de fondos la labor de selección, análisis y seguimiento de las instituciones objeto de inversión», concluye el profesor de Esade, Juan Ignacio Sanz.
ABC.es/PORTADA /17/06/2007
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