18/7/07

Palestina, en manos palestinas

Los refugiados reclaman el diálogo, el fin del bipartidismo y la reactivación de la OLP
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Soluciones para la paz tras 60 años de opresión. Es lo que buscan, con sus reflexiones, los analistas que acudían al Club Diario Levante reunidos por la Xarxa de Solidaritat amb Palestina de València en una charla destinada a analizar en profundidad las perspectivas de futuro ante una actualidad de enfrentamiento cruel. El diálogo, el fin del bipartidismo y la violencia y la reactivación de la OLP son algunas propuestas.
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M. T., Valencia
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Ante la crisis de abastecimientos en Gaza y Cisjordania debido al bloqueo que Israel, EE UU y la UE mantienen desde que Hamas ganara las elecciones hace año y medio con el fin no disimulado de desestabilizar los territorios ocupados y favorecer un gobierno « amigo », la Xarxa de Solidaritat amb Palestina de València organizaba una charla para analizar el futuro de este pueblo oprimido desde hace 60 años que sigue en lucha por el reconocimiento de un Estado, el derecho al retorno de los 4,5 millones de refugiados y la autodeterminación. Sin olvidar la demolición del Muro de la Vergüenza, «construido con la ayuda de EE UU y el beneplácito de Europa»; el cese de las incursiones militares, el fin del incremento de las colonias en Jerusalén, la libertad de los prisioneros y el fin de los asesinatos de dirigentes, acciones perpetradas sistemática e impunemente por Israel. Un genocidio consentido Fayez Khalaf, analista político del Frente Popular De Liberación Nacional Palestino (FDLP); Saif Abukeshek, representante del Movimiento de los Jóvenes Refugiados Palestinos; Antonio Arnau, del Moviment de Resistencia Global y Jaume Durá, de la Xarxa de Solidaritat de València, exigían el fin del bloqueo que, entre otras cosas, viola la Convención de Ginebra que prohíbe hacer padecer hambre y negar medicinas y ayuda como instrumento de desestabilización en lugares donde la población civil, como es el caso del pueblo palestino, ya sufre los efectos de una ocupación severa. Tanto Fayez como Saif, refugiados palestinos, hablaban de genocidio y de cómo se propicia el incremento de la violencia interna que hace fracasar el camino de la paz con enfrentamientos entre las facciones armadas de Hamas y Fatah, que ambos analistas condenaban señalando el diálogo como único camino. «Los enfrentamientos son entre partidos no entre el pueblo », afirmaba Khalaf recordando las manifestaciones. «El conflicto interno solo sirve a la ocupación israelí. Ahora hay que responsabilizar a quien no acepta la democracia», añadía. Según señalaron, el castigo del bloqueo estriba en el no reconocimiento de los resultados electorales, una doble vara de medir que coloca a la comunidad internacional «en la fuente del conflicto más inmediato por su incapacidad para aceptar unos resultados que ha supervisado como democráticos» , señalaba Arnau, quien apuntaba la investigación armamentística, de la que España participa, como una de las claves que mantienen el conflicto. «Un mercado emergente ante la psicosis del terrorismo que permite a Israel exportar 3.600 millones sólo en armamento». La bicefalia política entre Haniya y Abbas y una división entre zonas y poder (Hamas en Gaza y Fatah en Cisjordania) se señalaban también como causa del agravamiento de una situación « insostenible » que, según Abukeshek, «nunca ha estado en manos de los palestinos, que en ningún momento han sido la prioridad». «Somos muñecos en manos de EE UU», añadía Khalaf en un amplio análisis de los intereses económicos en la zona entre Líbano, Egipto, Siria o Jordania. Khalaf criticaba el uso nada casual de los términos utilizados en los medios de comunicación «que criminalizan nuestra lucha. Qué diferencia hay entre la resistencia palestina y la de Europa contra el nazismo», se preguntaba al tiempo que negaba la validez de Blair, «un enemigo de los pueblos», como hombre de paz y lamentado que Abbas sea «amigo de esta política ». Renovaciones internas Khalaf seguía defendiendo la ilegalidad del Estado de Israel hasta que no cumpla las resoluciones de la ONU; criticaba de Fatah su congreso nacional pendiente desde 1998, y a Hamas, que no reconozca la OLP, de la que también reclamaba una renovación interna cuando «un tercio de sus representantes están muertos». Y como refugiado sin capacidad de decidir, Abukeshek consideraba la vuelta a los postulados de la OLP como «legítima representante » y criticaba los acuerdos de Oslo como causantes de « otra forma de ocupación» . «No tenemos autoridad nacional ni nada. Sólo tanques en la calle», añadía Khalaf. «Se habla de construir la paz pero sin detalles », decía Abukeshek. «Y el pueblo es el que paga», afirmaba criticando la ausencia de salarios, la cancelación del pasaporte palestino en Gaza, la necesidad de permisos para la movilidad y los muertosÉ. En su opinión, «la ocupación israelí existirá siempre. Los intereses económicos extranjeros son la única razón de que se sostenga el conflicto», decía y criticaba la hipocresía internacional reclamando requisitos a los palestinos «sin que se imponga la obligación a Israel». Una crítica que incluía al gobierno español «cuya política no se diferencia». En opinión de los analistas, la única solución pasa por la unidad nacional, «limpiar nuestra casa, seguir con la carta magna palestina y reactivar las instituciones de la OLP para resistir con todas las formas mediante el diálogo».
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Levante-España/Portada/18/07/2007

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