22/8/07

La resurrección de Francia

Nicolas Sarkozy
AFP / Patrick Kovarik

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EL DINAMISMO HA VUELTO A LA POLÍTICA EXTERIOR.
Michel Rocard
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Nicolas Sarkozy ganó las elecciones presidenciales en mayo porque atrajo una parte sustancial de los partidarios de la extrema derecha hacia sus banderas conservadoras. De hecho, el apoyo al Frente Nacional ha caído de cerca del 15% al 10%, lo que ha debilitado enormemente a este partido y ha fortalecido a la derecha francesa tradicional.
Sarkozy tuvo éxito en su estrategia de abrazar los temas de la identidad nacional y la inmigración. Como resultado, muchos vieron su compaña como demasiado inclinada hacia la derecha. En Francia y en toda Europa, la gente esperaba un gobierno extremadamente conservador, similar a la administración del presidente estadounidense George W. Bush.
Fue un error. El que Sarkozy abordara el tema de que la identidad nacional se encuentra amenazada, algo que vinculó a la inmigración, no es suficiente para convertirlo en un neoconservador al estilo estadounidense, y ha decidido demostrarlo en el campo de la política exterior.
Sarkozy formó su gobierno sabiendo que existe una larga tradición de que la política exterior francesa sea de consensos, de modo que dio las llaves de sus áreas más importantes a políticos de izquierdas. Bernard Kouchner, un socialista, es ministro de Relaciones Exteriores. Con anterioridad había sido ministro socialista de Asuntos Humanitarios y subsecretario de Salud.
Otro izquierdista, Jean-Pierre Jouyet, está a cargo de los asuntos europeos. Jean-Marie Bockel, alcalde socialista de Mulhouse, es ministro de Cooperación y Relaciones con el mundo francófono. Y otros socialistas han sido nombrados en diferentes áreas del Gobierno. Fadela Amara, directora de una ONG que defiende los derechos de las mujeres, es secretaria de estado para gestión urbana.
La segunda iniciativa importante de Sarkozy fue dar nuevos bríos al proyecto europeo. Después del fracaso en 2005 del borrador de Constitución europea, estaba muy lejos de ser claro que la manera correcta de proceder fuera participar en negociaciones que producirían avances solo parciales en la mejora de los mecanismos de toma de decisiones de la Unión Europea. Después de todo, no había urgencias inmediatas y todos habrían comprendido si Sarkozy hubiera esperado otros dos o tres años antes de poner en riesgo su reputación resucitando la idea de una Constitución para Europa.
Pero asumió el riesgo y tuvo éxito en convencer a otros líderes europeos de que abrazaran su llamado a un "tratado simplificado". Por supuesto, todavía no está escrito el texto final del tratado, pero parece posible que tenga éxito. Eso que no solo mejoraría la mecánica de la UE, sino que también enviaría una señal a los euroescépticos, principalmente los británicos y los polacos. Francia no ha abandonado su aspiración de una Europa "política" que sea más que meramente un mercado único.
La tercera iniciativa de Sarkozy tuvo lugar cuando renunció el jefe del Fondo Monetario Internacional. Normalmente ese cargo recae en un europeo. Sarkozy sorprendió a todos al ofrecérselo a un socialista francés, Dominique Strauss-Kahn, un hombre con capacidades reales y que goza de un respeto general.
La nominación de Strauss-Kahn también fue un golpe eficaz en términos de política interna francesa, ya que probablemente debilite la posición de los socialistas. Sin embargo, más importante es el hecho de que optar por Strauss-Kahn es una verdadera toma de posición en los debates económicos globales de hoy. Sarkozy está anunciando que es un "regulador" económico, no un liberal global convencido de que el equilibrio actual de las fuerzas del mercado es óptimo y que no es necesaria intervención alguna.
La cuarta iniciativa también tiene relación con los asuntos exteriores: la liberación de las seis enfermeras búlgaras encarceladas en Libia bajo falsos cargos de haber infectado deliberadamente a niños con HIV/SIDA. Por más de un año habían tenido lugar intensas negociaciones con Libia, impulsadas en particular por Europa, pero no habían llegado a buen término porque el gobernante libio, el coronel Khadafi, no confiaba en sus interlocutores. Sarkozy comprendió eso. Al escoger a su esposa como negociadora ayudó a desbloquear el caso.
Más aún, Sarkozy está buscando intensificar la cooperación para el desarrollo en toda el área del Mediterráneo. Comenzó con un viaje presidencial a Argelia y luego a Trípoli, seguidos de viajes ministeriales a Beirut. Asegurar el desarrollo para esta región será un desafío largo y complejo, pero es uno que es necesario enfrentar.
La preparación del Gobierno a tomar la iniciativa en conversaciones internacionales sobre el cambio climático es otra señal de que Sarkozy tiene la intención de hacer que Francia vuelva a ser una fuerza global.
Después de la relativa parálisis de los últimos años en el cargo del presidente Jacques Chirac, el dinamismo ha vuelto a la política exterior francesa. Se trata de algo que debemos saludar con optimismo no solo en Francia, porque el activismo de Sarkozy promete impulsar la influencia política de Europa en todo el planeta.
Project Syndicate. El autor fue primer ministro de Francia y líder del Partido Socialista; es miembro del Parlamento Europeo.
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La Prensa-Panamá/22/08/2007

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