ARGENTINA - CORAZON DEL SUR
TRABAS PARA UN EX MINISTRO DE KIRCHNER
La causa sería porque está divorciado. El plácet se presentó en diciembre, pero aún no hubo respuesta de la Santa Sede. El Gobierno asegura que hay otros embajadores ante el Vaticano que están divorciados.
EX MINISTRO ALBERTO IRIBARNE
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La designación del ex ministro de Justicia Alberto Iribarne como embajador ante el Vaticano sigue frenada en los pasillos de la Santa Sede, que se resiste a otorgarle el plácet a un divorciado. Fuentes diplomáticas en Roma y también del Gobierno de Cristina Kirchner le confirmaron ayer a Clarín que esta situación de la vida privada de Iribarne es la causa que demora su aceptación como representante argentino.
Después de muchas idas y vueltas sobre su futuro luego de dejar el Ministerio de Justicia, la noticia de que el actual embajador Carlos Custer terminaba su misión en el Vaticano por razones de salud abrió la vacante para Iribarne, cuyo plácet fue pedido en diciembre. Pero, como anticipó Clarín el pasado 20 de enero, la Santa Sede no vio con buenos ojos esta designación y la mantuvo bloqueada hasta ahora.
La situación tomó por sorpresa al Gobierno, justo en momentos en que la presidenta Cristina Kirchner había recibido a la cúpula de la Iglesia argentina encabezada por el cardenal Jorge Bergoglio, y se apuntaba a recomponer las dañadas relaciones con el Vaticano luego del enfriamiento de los últimos años, provocado por la pelea entre el gobierno de Néstor Kirchner con el obispo castrense Antonio Baseotto.
Desde el Gobierno, salieron a atajar las voces que cuestionan el hecho de que se haya elegido a un funcionario divorciado, frente al perfil doctrinario ultraconservador que imprimió a su papado el cardenal Joseph Ratzinger. De hecho, el canciller Jorge Taiana elevó un informe con los nombres de embajadores de otros países ante la Santa Sede que están separados o divorciados de su primera esposa.
En su indagación, Taiana pudo reunir los nombres de los representantes de México, Cuba y Suiza, entre otros, como para probar que la luz verde vaticana a Iribarne no significaría una excepción a la regla. Y de hecho, distintos episodios políticos internacionales demuestran que la vara de la Santa Sede tiene distintas medidas, según quien sea el país y el personaje involucrado.
Por eso, altas fuentes de la Casa Rosada que reconocieron la demora dijeron a Clarín estar "confiados" en que el plácet de Iribarne será aprobado. Ayer circularon fuertes versiones de que éste había sido directamente rechazado, pero las fuentes gubernamentales salieron al cruce y atribuyeron esa información a "viejos operadores menemistas".
Le apuntaron, concretamente, al ex embajador ante el Vaticano Esteban Caselli, al que el kirchnerismo atribuye algunas de sus penurias en la relación con la Santa Sede.
El Gobierno cree, además, que junto con la aceptación del ex ministro, el Vaticano tendrá interés en nombrar un sucesor para el obispado castrense. Baseotto nunca fue reemplazado como reclamaba el Gobierno y se retiró por los carriles "normales", tras cumplir los 75 años de edad.
En el frente de las relaciones exteriores, la situación de Iribarne no es la única complicación inesperada para el gobierno de Cristina. Desde diciembre está también pendiente el plácet para Héctor Timerman, designado embajador en Washington.
Pero el Departamento de Estado mantiene por ahora en el freezer su decisión, en una muestra del malestar que produjo el caso del valijero venezolano Antonini Wilson y la acusación de Cristina al gobierno de George W. Bush de haber montado una "operación basura" con la causa judicial que lleva adelante un fiscal de Miami. La Argentina restringió por su parte los contactos del embajador estadounidense Earl Wayne, a quien recién volvió a vérselo ayer saludándose con funcionarios argentinos. Lo que tarde el trámite de Timerman podría ser un buen termómetro del estado de la relación con EE.UU., que tampoco atraviesa, precisamente, por un buen momento.
Después de muchas idas y vueltas sobre su futuro luego de dejar el Ministerio de Justicia, la noticia de que el actual embajador Carlos Custer terminaba su misión en el Vaticano por razones de salud abrió la vacante para Iribarne, cuyo plácet fue pedido en diciembre. Pero, como anticipó Clarín el pasado 20 de enero, la Santa Sede no vio con buenos ojos esta designación y la mantuvo bloqueada hasta ahora.
La situación tomó por sorpresa al Gobierno, justo en momentos en que la presidenta Cristina Kirchner había recibido a la cúpula de la Iglesia argentina encabezada por el cardenal Jorge Bergoglio, y se apuntaba a recomponer las dañadas relaciones con el Vaticano luego del enfriamiento de los últimos años, provocado por la pelea entre el gobierno de Néstor Kirchner con el obispo castrense Antonio Baseotto.
Desde el Gobierno, salieron a atajar las voces que cuestionan el hecho de que se haya elegido a un funcionario divorciado, frente al perfil doctrinario ultraconservador que imprimió a su papado el cardenal Joseph Ratzinger. De hecho, el canciller Jorge Taiana elevó un informe con los nombres de embajadores de otros países ante la Santa Sede que están separados o divorciados de su primera esposa.
En su indagación, Taiana pudo reunir los nombres de los representantes de México, Cuba y Suiza, entre otros, como para probar que la luz verde vaticana a Iribarne no significaría una excepción a la regla. Y de hecho, distintos episodios políticos internacionales demuestran que la vara de la Santa Sede tiene distintas medidas, según quien sea el país y el personaje involucrado.
Por eso, altas fuentes de la Casa Rosada que reconocieron la demora dijeron a Clarín estar "confiados" en que el plácet de Iribarne será aprobado. Ayer circularon fuertes versiones de que éste había sido directamente rechazado, pero las fuentes gubernamentales salieron al cruce y atribuyeron esa información a "viejos operadores menemistas".
Le apuntaron, concretamente, al ex embajador ante el Vaticano Esteban Caselli, al que el kirchnerismo atribuye algunas de sus penurias en la relación con la Santa Sede.
El Gobierno cree, además, que junto con la aceptación del ex ministro, el Vaticano tendrá interés en nombrar un sucesor para el obispado castrense. Baseotto nunca fue reemplazado como reclamaba el Gobierno y se retiró por los carriles "normales", tras cumplir los 75 años de edad.
En el frente de las relaciones exteriores, la situación de Iribarne no es la única complicación inesperada para el gobierno de Cristina. Desde diciembre está también pendiente el plácet para Héctor Timerman, designado embajador en Washington.
Pero el Departamento de Estado mantiene por ahora en el freezer su decisión, en una muestra del malestar que produjo el caso del valijero venezolano Antonini Wilson y la acusación de Cristina al gobierno de George W. Bush de haber montado una "operación basura" con la causa judicial que lleva adelante un fiscal de Miami. La Argentina restringió por su parte los contactos del embajador estadounidense Earl Wayne, a quien recién volvió a vérselo ayer saludándose con funcionarios argentinos. Lo que tarde el trámite de Timerman podría ser un buen termómetro del estado de la relación con EE.UU., que tampoco atraviesa, precisamente, por un buen momento.
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Qué es el plácet
La concesión del plácet a un embajador constituye un acto discrecional del Estado receptor, que tiene plena libertad para acordarlo o negarlo sin explicar los motivos, en caso de rechazo. Esta regla de derecho diplomático adquirió carácter de obligación universal en 1961, al incluirse en la Convención de Viena sobre relaciones diplomáticas.
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Entre el divorcio y el limbo
Daniel Juri
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Si hay algo de lo que sabe el Vaticano es de diplomacia. No en vano sobrevivió dos mil años de historia. Por eso, esta demora en la aceptación de Iribarne por su estado civil tiene bastante olor político. Más aún, si se piensa en todas las asignaturas que quedan pendientes entre la Iglesia y el kirchnerismo. La designación del sucesor de Baseotto, es una de ellas. Es cierto que el Gobierno le dio la excusa perfecta y que podía haber buscado un dirigente más acorde con el perfil de Ratzinger. Estaba a la vista: se trata de un Papa que da misa en latín y de espaldas. El Papa que el año pasado, sin ir más lejos, llegó a abolir el mismísimo limbo.
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Clarin.com - Argentina/29/01/2008
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