25/7/07

La UE trató de dialogar en la "nueva situación" pero recibió un portazo

José Manuel Sanz
Bruselas (EFE)-La Unión Europea ha intentado aprovechar la "nueva situación" creada en Cuba por el alejamiento temporal del poder de Fidel Castro para renovar su oferta de diálogo al régimen con el fin de promover la democracia en la isla, pero se ha vuelto a encontrar con un rechazo tajante.
El pasado 28 de junio, el propio Fidel, convaleciente de una grave enfermedad intestinal que le obligó hace un año a ceder el mando a su hermano Raúl, volvía a acusar a la UE de plegarse a los intereses "imperialistas" de Estados Unidos y de hallarse en "un callejón sin salida honorable".
Diez días antes, por iniciativa de España, los ministros europeos de Asuntos Exteriores habían aprobado en Luxemburgo una declaración sobre las relaciones con Cuba en la que invitaban a una delegación oficial cubana a viajar a Bruselas para entablar un diálogo político muy amplio con la UE.
Ese diálogo, sobre la base de la "reciprocidad y la no discriminación", debía incluir asuntos políticos y económicos, y por supuesto la delicada cuestión del respeto de los derechos humanos por el régimen comunista.
"Espero que lo acepten... Es una buena oferta y trataremos de que se inicie ese diálogo", había declarado a los periodistas el ministro español Miguel Ángel Moratinos, principal promotor del nuevo enfoque comunitario hacia Cuba.
La relación con Cuba, que junto a Puerto Rico fue la última colonia española en América, es motivo de fuerte división entre la izquierda y la derecha españolas.
La oposición conservadora (PP) ha acusado al Gobierno socialista de estar favoreciendo con su política de apaciguamiento "la sucesión, y no la transición".
Para la UE en su conjunto, Cuba es una excepción desde todos los puntos de vista.
Es el único país latinoamericano con el que "los Veintisiete" no tienen relaciones contractuales y, pese a ser miembro del grupo ACP (África, Caribe y Pacífico), no ha suscrito ninguno de los ventajosos acuerdos comerciales y de cooperación que ligan a este bloque de países en desarrollo con la Unión Europea.
La respuesta cubana a la oferta europea de junio no se hizo esperar y, antes de que Fidel Castro dijera lo que pensaba en su artículo "Respuesta digna", la cancillería había dejado claro que el diálogo sólo podría iniciarse cuando la UE revocara su "posición común" de 1996 y eliminara "definitivamente" las sanciones diplomáticas que impuso a Cuba en 2003.
La "posición común", promovida por el Gobierno español de entonces (PP), fijó como objetivo de la política de la UE respecto a Cuba la promoción de la democracia y el respeto de los derechos humanos, algo que Castro consideró una injerencia intolerable dictada por Estados Unidos.
Las sanciones de 2003 fueron la reacción europea al encarcelamiento de 75 disidentes cubanos y la ejecución de tres secuestradores de una lancha, y obligaban a los gobiernos europeos a restringir sus visitas oficiales a la isla o a invitar a disidentes a las recepciones en sus embajadas en La Habana.
En 2005, con la izquierda ya en el poder en España, y en vista de los nulos avances que había cosechado la anterior política de aislamiento, la UE acordó suspender la aplicación de las sanciones contra Cuba, pero no las abolió.
Ofreció a cambio un diálogo a dos bandas, es decir, con los disidentes pero también con las autoridades.
Pese a los esfuerzos de la diplomacia española, un nuevo intento el pasado junio de suprimir las sanciones de la UE no prosperó, debido sobre todo a la oposición del Reino Unido, la República Checa, Bélgica y Suecia.
La posición de Praga es especialmente firme. De ser uno de los principales aliados del castrismo en la vieja Europa comunista, ha pasado a convertirse dentro de la UE en su más celoso perseguidor.
La renovación de la oferta de diálogo hecha en Luxemburgo obtuvo a los pocos días una tajante respuesta del Ministerio cubano de Exteriores: "con Cuba sólo será posible un diálogo entre soberanos e iguales, sin condiciones ni amenazas pendientes".
Además, que los europeos hablaran de "nueva situación" para referirse a la sustitución de Fidel por Raúl había molestado sobremanera en La Habana.
El Ministerio cubano se apresuró a puntualizar que no existen "contradicciones o diferencias entre los líderes de la Revolución" ni división entre los revolucionarios cubanos.
La "apertura" que el régimen cubano había mostrado a Moratinos cuando éste visitó Cuba el pasado abril, se quedó finalmente en un despectivo portazo a Europa. EFE
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Univisión-USA/EEUU/25/07/2007

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