Emisario de EEUU llega a Pakistán y Bhutto rechaza gobierno de transición
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ISLAMABAD (AFP) — El presidente paquistaní, Pervez Musharraf, nombró este viernes un gobierno de transición antes de las legislativas de enero calificado de "inaceptable" por la ex primer ministra Benazir Bhutto, quien ya habló por teléfono con el emisario estadounidense que llegó a Islamabad para pedir el fin del estado de excepción.
El presidente del Senado, Mohammedmian Soomro, de 57 años, un ex banquero cercano a Musharraf, prestó juramento como primer ministro de este gobierno interino, encargado de tratar únicamente los asuntos corrientes pero sobre todo de organizar las elecciones legislativas y provinciales previstas antes del 9 de enero.
Como prevé la ley, el Parlamento fue disuelto el jueves a medianoche después de cinco años de mandato, una primicia en esta potencia nuclear de 160 millones de habitantes, sacudida a menudo por golpes de Estado militares.
Musharraf, quien también llegó al poder hace ocho años gracias a un golpe de Estado incruento, se felicitó por haber logrado "una transición suave hacia la democracia".
"Rechazamos este gobierno de transición. Es inaceptable", declaró Bhutto a AFP.
Por su parte, la comunidad internacional no esconde su disgusto ante la negativa de Musharraf de poner fin al estado de excepción, que anula o merma derechos como los de expresión o reunión.
Bhutto, que pasó tres días en arresto domiciliario hasta el jueves por la noche, siguió reclamando la dimisión del jefe de Estado y el fin del estado de excepción, decretado el 3 de noviembre, con el fin de que las elecciones se celebren en un ambiente transparente y justo.
Con el fin de pedir a Musharraf el levantamiento del estado de excepción, el número dos del departamento de Estado estadounidense, John Negroponte, llegó este viernes a Islamabad.
El enviado de Washington tiene previsto reunirse con Musharraf, ya habló por teléfono con Bhutto y mantuvo un breve encuentro con el consejero del presidente para la seguridad nacional, Tareq Aziz.
Según fuentes del departamento de Estado en Washington, Negroponte garantizó a Bhutto que Washington desea que las "fuerzas moderadas trabajen juntas" para que Pakistán siga un camino "constitucional y democrático".
Negroponte "quería saber cómo Bhutto ve la actual situación política en Pakistán", según Sean McCormack, del departamento de Estado.
Esta semana, la política, que regresó al país con la intención de acordar un reparto de poder con Musharraf, decidió romper sus negociaciones con el presidente e intentar aunar a la oposición dividida.
"No discutiremos con dictadores, nuestra estrategia es restaurar la democracia", explicó Bhutto, que pasó ocho años exiliada y fue blanco de un sangriento atentado el 18 de octubre, día de su regreso a Pakistán, del que salió ilesa pero en el murieron 139 personas.
La ex primera ministra señaló este viernes que estaba conversando con dirigentes políticos, incluyendo a su rival de antaño y ex jefe de gobierno exiliado Nawaz Sharif, para tratar de formar un frente unido de la oposición que reemplace al gobierno actual.
En los últimos días, más de 3.000 opositores, abogados y jueces fueron encarcelados o puestos bajo arresto domiciliario en Pakistán.
Estados Unidos encabeza la lista de países que han pedido a Musharraf que restaure la Constitución, renuncie al cargo de jefe de las Fuerzas Armadas, libere a los detenidos bajo el estado de excepción y garantice elecciones libres y justas.
Aliado clave de Washington en la guerra contra el terrorismo que libra desde 2001, Musharraf se encuentra cada día un poco más solo. El jueves por la noche, el secretario de Defensa norteamericano, Robert Gates, dio a entender que Estados Unidos se preguntaba por la eficacia del dirigente en la lucha contra los extremistas.
Como por casualidad, este viernes, el ejército paquistaní anunció que había matado a unos 100 islamistas radicales en una ofensiva de tres días en el noroeste del país, tierra donde los militantes de Al Qaeda están muy presentes
El presidente del Senado, Mohammedmian Soomro, de 57 años, un ex banquero cercano a Musharraf, prestó juramento como primer ministro de este gobierno interino, encargado de tratar únicamente los asuntos corrientes pero sobre todo de organizar las elecciones legislativas y provinciales previstas antes del 9 de enero.
Como prevé la ley, el Parlamento fue disuelto el jueves a medianoche después de cinco años de mandato, una primicia en esta potencia nuclear de 160 millones de habitantes, sacudida a menudo por golpes de Estado militares.
Musharraf, quien también llegó al poder hace ocho años gracias a un golpe de Estado incruento, se felicitó por haber logrado "una transición suave hacia la democracia".
"Rechazamos este gobierno de transición. Es inaceptable", declaró Bhutto a AFP.
Por su parte, la comunidad internacional no esconde su disgusto ante la negativa de Musharraf de poner fin al estado de excepción, que anula o merma derechos como los de expresión o reunión.
Bhutto, que pasó tres días en arresto domiciliario hasta el jueves por la noche, siguió reclamando la dimisión del jefe de Estado y el fin del estado de excepción, decretado el 3 de noviembre, con el fin de que las elecciones se celebren en un ambiente transparente y justo.
Con el fin de pedir a Musharraf el levantamiento del estado de excepción, el número dos del departamento de Estado estadounidense, John Negroponte, llegó este viernes a Islamabad.
El enviado de Washington tiene previsto reunirse con Musharraf, ya habló por teléfono con Bhutto y mantuvo un breve encuentro con el consejero del presidente para la seguridad nacional, Tareq Aziz.
Según fuentes del departamento de Estado en Washington, Negroponte garantizó a Bhutto que Washington desea que las "fuerzas moderadas trabajen juntas" para que Pakistán siga un camino "constitucional y democrático".
Negroponte "quería saber cómo Bhutto ve la actual situación política en Pakistán", según Sean McCormack, del departamento de Estado.
Esta semana, la política, que regresó al país con la intención de acordar un reparto de poder con Musharraf, decidió romper sus negociaciones con el presidente e intentar aunar a la oposición dividida.
"No discutiremos con dictadores, nuestra estrategia es restaurar la democracia", explicó Bhutto, que pasó ocho años exiliada y fue blanco de un sangriento atentado el 18 de octubre, día de su regreso a Pakistán, del que salió ilesa pero en el murieron 139 personas.
La ex primera ministra señaló este viernes que estaba conversando con dirigentes políticos, incluyendo a su rival de antaño y ex jefe de gobierno exiliado Nawaz Sharif, para tratar de formar un frente unido de la oposición que reemplace al gobierno actual.
En los últimos días, más de 3.000 opositores, abogados y jueces fueron encarcelados o puestos bajo arresto domiciliario en Pakistán.
Estados Unidos encabeza la lista de países que han pedido a Musharraf que restaure la Constitución, renuncie al cargo de jefe de las Fuerzas Armadas, libere a los detenidos bajo el estado de excepción y garantice elecciones libres y justas.
Aliado clave de Washington en la guerra contra el terrorismo que libra desde 2001, Musharraf se encuentra cada día un poco más solo. El jueves por la noche, el secretario de Defensa norteamericano, Robert Gates, dio a entender que Estados Unidos se preguntaba por la eficacia del dirigente en la lucha contra los extremistas.
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