18/8/07

Francia: la tragedia de un niño checheno revela una brutal cacería de inmigrantes

LA POLITICA ANTIINMIGRATORIA DE NICOLAS SARKOZY
El chico cayó de un balcón durante una redada policial en su casa. Está en coma.
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María Laura Avignolo
PARIS CORRESPONSAL
mlavignolo@clarin.com
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Ivan continúa en coma, en terapia intensiva del hospital de Amiens, en Francia. Andrei, su padre, y Natalia, su madre, lloran y balbucean en ruso cuando un médico les explica que su hijo, de 12 años, ha abierto espontáneamente un ojo. Un buen síntoma de la salida del coma artificial en el que se encuentra, después de que se desplomara de un cuarto piso de su casa, cuando toda la familia huía el jueves pasado de un allanamiento migratorio de la Policía en Amiens, en el departamento de Somme.El joven Iván, alumno perfecto, francés impecable y, junto a sus padres, otro más de los "sin papeles de Francia", es hoy el símbolo de la política migratoria de Nicolas Sarkozy, que busca conseguir 25.000 expulsiones de clandestinos en el 2007.Su trágica historia no es diferente a las de las familias de africanos, afganos, iraquíes, filipinos o paquistaníes que, con incesante frecuencia en los últimos 100 días, son trasladados compulsivamente al aeropuerto para ser deportados.A las siete y media de la mañana del jueves, la torre del barrio de Pigeonnier, en Amiens, se despertó con los ruidos. Una dotación policial primero golpeó y después comenzó a exigir a los gritos la apertura de la puerta de la familia Dembsky Abueva, una pareja formada por un ruso y una chechena, que llegaron a Francia junto a su pequeño hijo Iván, después de huir de Grozny en plena guerra.Iván había nacido bajo los bombardeos de Grozny y su madre había cometido un terrible pecado en esos días: enamorarse de Andrei, un electricista ruso. En Rusia y en Chechenia estas parejas mixtas son imposibles. Sólo les quedaba por delante la fuga.Huyeron por los países de la ex URSS, donde eran rechazados sistemáticamente, hasta que llegaron a Francia y pidieron asilo político en 2004. Su argumento fue simple: eligieron el exilio para escapar de las amenazas. La pareja fue cumpliendo uno a uno los trámites administrativos que debían finalizar con un último recurso el próximo 6 de setiembre. Pero una convocatoria la semana pasada a la comisaria del barrio sonó como un preludio de expulsión. Natalia Aboueva dio una excusa y no asistió. El próximo paso fue la Policía, tirando la puerta abajo.La Policía repetía en voz alta el nombre de los ocupantes junto a una intérprete. Silencio absoluto desde adentro. La familia se había arrinconado en el balcón y esperaba poder saltar al balcón de al lado y refugiarse en el departamento de sus vecinos. Pero la ventana estaba cerrada. Iván los acompañaba. Su padre logró bajar descolgándose pero el chiquito quedó colgado de un baranda, hasta que cayó y se estrelló contra el cemento de la planta baja.El choque fue brutal, el traumatismo craneano aun imposible de medir, la escena tan horrenda que un policía fue tratado por shock en el lugar. La madre intentaba en su desesperación arrojarse al vacío desde el balcón de su casa mientras los vecinos gritaban, tratando de retenerla. Iván fue trasladado de urgencia por los bomberos. Allí se inició otra lucha: detener la "caza de extranjeros", en una política que las asociaciones de derechos humanos califican como "la política de los objetivos" del gobierno.Los métodos para conseguir los objetivos que el ministro de Inmigración, Brian Hortefeux, ha prometido se radicalizan brutalmente. Por primera vez, la Policía no se limita a controles callejeros o en las estaciones sino que busca a los ilegales en sus propias casas, después de que los "sin papeles" se han presentado en la Policía en busca de su regularización."Los cazan como conejos. Las familias viven en el miedo permanente", denuncian las asociaciones. Richard Moyon, de Educación sin Fronteras, aseguró que ellos esperan este tipo de dramas hace meses: "El caso de Iván no es un accidente. Es el efecto directo de la política de la prefectura y del gobierno".En pleno verano francés, el caso Iván ocupa la primera plana y desgasta la decisión del gobierno de perseguir a los ilegales. Después de la "tristeza" del presidente Sarkozy y su decisión de esclarecer el caso, el ministro Hortefeux decidió extender "a título humanitario" una autorización provisoria de estadía a la familia del pequeño por 6 meses. ¿Hasta que se bajen los decibeles del escándalo?Pero no será tan fácil. El abogado Jacques Vergez, uno de los más conocidos de Francia y defensor de las causas más polémicas, ha decidido ocuparse de la defensa de la familia.
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Clarín.com-Argentina/18/08/2007

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