24/10/07

«Los judíos y los árabes, perseguidos o colonizados, fuimos víctimas de Europa»

AMOS OZ / ESCRITOR ISRAELÍ
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«Por la mañana me dedico a la literatura y escribo, y por la tarde, a la vida pública, y entonces mando al infierno al Gobierno»
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M. J. IGLESIAS / J. NEIRA
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Amos Oz, quizá el escritor actual más destacado de Israel, llegó ayer a Oviedo donde el viernes recibirá el premio «Príncipe de Asturias» de las Letras. Habla de una forma tan directa que no hacen falta más introducciones.
-¿Contento con el premio «Príncipe»?
-Ha sido una auténtica sorpresa, no sabía ni que era candidato. Obviamente estoy encantado de haber recibido este premio, que tiene un significado muy importante para mi. Siempre he amado la literatura española y latinoamericana que leo, eso sí, traducida. Tal vez sea por las reminiscencias culturales judías de España. Hay mucho de la cultura judía en España y de España en la cultura judía. Leer a otras personas es el mejor modo de comprenderlas. En mi caso, mucho de lo que sé de España es por leer a sus grandes autores.
-Dé nombres.
-No quiero dar nombres porque si doy tres y olvido otro... algunos viven, pero podría empezar por Cervantes y Lope de Vega hasta llegar al presente.
-¿La literatura aún como compromiso?
-Si lees a otros escritores estás invitado a sus dormitorios; no a sus salones, a sus dormitorios. Encuentras lo similares que somos y las diferencias. Hace años me encantó una pequeña historia y su maravilloso título «Todos nuestros secretos son iguales».
-Usted tiene nombre de profeta bíblico...
-La Biblia es fundamental, es mi fuente de inspiración, pero también en términos históricos, la leo no como un libro religioso, es una maravillosa pieza literaria.
-Judíos y cristianos, ¿una misma familia?
-Una familia con problemas, con una historia complicada, pero obviamente tenemos la misma tradición, la misma Biblia y fuente cultural.
-¿Está Oriente Medio ahora más cerca de la paz?
-La oportunidad es mayor, con dirigentes pragmáticos. No puedo decir si se alcanzará en seis años o en siete, pero nos estamos moviendo en la dirección correcta.
-Si se acaba constituyendo un Estado palestino ¿la tensión no se puede transformar en una guerra entre dos estados?
-Siempre hay peligros, pero si tengo que elegir entre los peligros de la guerra o los de la paz, prefiero los de la paz, desde luego.
-¿Una historia de buenos y malos?
-El conflicto entre Israel y los palestinos no es de blanco y negro, es un choque entre razón y razón y entre error y error, en otras ocasiones. Nunca blanco y negro. Amo a Israel incluso cuando no me cae bien, incluso cuando tengo ganas de enterrarlo. Siento una combinación de amor y de ira. Y me siento tremendamente vinculado al futuro de mi país.
-Pronostique.
-Es un poco difícil ejercer de profeta en un país en el que hay tanto negocio de la profecía, pero creo que a la postre habrá una solución y habrá un país de Israel viviendo al lado de Palestina, en paz y convivencia. No se puede pretender que vivan como una familia feliz, porque son dos familias diferentes. No se cuánto tiempo se tardará en alcanzar esa solución, ya que nunca infravaloro el poder de los fanáticos y extremistas para interrumpir todo esfuerzo en favor de la paz.
-¿Y de momento?
-Hay una posibilidad realista de alcanzar un alto el fuego con Hamas, pero, por desgracia, la paz no es posible con una organización fanática y fundamentalista comprometida con la destrucción total de Israel.
-Los judíos tiene una identidad cultural muy acusada.
-Nunca hemos tenido un mapa. Cada judío es un mapa. Es una civilización de dudas y argumentación, argumentos y dudas, es muy difícil encontrar a dos judíos que coincidan. Sí hay sentido de solidaridad, pero no de consenso.
-¿Entonces?
-Es difícil que un judío esté de acuerdo consigo mismo, todo el mundo es ambivalente. Cuenta nuestra cultura de argumentos y dudas. En la Biblia ya se ve, todos argumentan, hasta los profetas discuten con Dios; es muy común entre nosotros discutir. En Israel cada línea de autobús se convierte en un seminario todos los días, con extraños discutiendo sobre política, religión, historia, moral... es muy excitante, es una sociedad muy argumentativa.
-Y amenazada ahora por Irán.
-Es un peligro universal, no sólo para Israel.
-Bush habla de guerra.
-No hay un choque de civilizaciones, sino entre fanáticos y el resto del mundo. La mayoría de los musulmanes no son fanáticos, la mayor parte de la gente de Irán no son fanáticos, el líder sí lo es.
-¿Irak?
-América ha cometido un grave error al invadir Irak. No puedes instalar una democracia en el campo de batalla, no puedes forzar a un país a ser demócrata. Tras la Segunda Guerra Mundial, América lanzó el «plan Marshall» con las mejores inversiones que nadie ha hecho en la historia. Ahora América y Europa deben poner en marcha un «plan Marshall para Oriente Medio.
-Para la tierra prometida.
-Ha sido prometida muchas veces a muchas personas. Por cierto, mi esposa tiene origen sefardí. A los sefardíes los expulsaron de España. Fue especialmente dramático. España era nuestro segundo paraíso, amábamos España.
-¿Y personalmente?
-Mis padres fueron brutalmente expulsados y gracias a que salieron, si no habrían sido asesinados por Hitler. Tengo sentimientos cruzados respecto a Europa.
-¿Aún?
-No puedo olvidar que eran devotos europeos y los expulsaron. Hace 80 años, nadie en Europa era tan europeo como ellos. La gente era patriota de España o de Francia, pero los únicos europeos en Europa hace 80 años era gente como mis padres, que trabajaron por Europa; eran los hijos de Europa y fueron brutalmente expulsados.
-Ahora las relaciones entre Europa e Israel no son fluidas.
-Las relaciones de Europa con Oriente Medio son complicadas. Tanto árabes como judíos hemos sido víctimas de Europa en dos diferentes modos. Los judíos, expulsados y perseguidos, y los árabes, colonizados, fuimos víctima de Europa. El conflicto de Oriente Medio se juega entre dos antiguas víctimas de Europa, por eso Europa tiene una particular responsabilidad.
-¿Cómo escribe?
-Me levanto a las cinco de la mañana, camino media hora por el desierto, lo que me sirve para poner las ideas en su sitio, bebo un café, apago los teléfonos, me siento a escribir y trabajo varias horas, después duermo una siesta y por la tarde, vuelvo al estudio a destruir la mayor parte de lo que he escrito, ése es mi método de trabajo. Por la mañana, me dedico a la literatura y escribo y por la tarde, a la vida pública, y entonces mando al infierno al Gobierno. Tengo dos bolígrafos, uno para cada cosa.
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La Nueva España -España/24/10/2007

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