Por un lugar en el gran banquete
Política: En África, Luiz Inacio Lula Da Silva llamó a la revolución de los biocarburantes y propuso la creación de un TLC entre Brasil, Sudáfrica e India para lograr un lugar en la mesa con los G8. Brasil es el mercado más grande de agrocombustibles en el mundo hecho a base de etanol elaborado a partir de la caña de azúcar. El aumento del mercado del combustible más económico es presentado por los países industrializados como una alternativa ecológica que reduce el efecto invernadero provenientes del sector transporte. En tanto, para los países en desarrollo es una forma de estimular el desarrollo rural, crear puestos de trabajo y ahorrar divisas.
Según el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social de Brasil (BNDES), el 80 por ciento de sus automóviles pueden moverse con etanol. Brasil ya abastece el 60 por ciento del etanol de la caña de azúcar al mundo, el cual se cultiva en tres millones de hectáreas de tierra para producir el combustible más económico.
El aumento del mercado del combustible más económico es presentado por los países industrializados como una alternativa ecológica que reduce el efecto invernadero provenientes del sector transporte. En tanto, para los países en desarrollo es una forma de estimular el desarrollo rural, crear puestos de trabajo y ahorrar divisas.
Sin embargo, la Comisión de Tierra Pastoral de Brasil denunció que las plantaciones para la producción del agrocombustibles desplazan a los campesinos, quienes tienen entonces dos opciones, convertirse en obreros de plantación o mudarse a la ciudad a vivir en los barrios más bajos y más pobres.
En el estado de Pernambuco 45 mil familias fueron desplazadas por los monocultivos. Otros analistas temen que los campesinos se queden sin sus tierras y no puedan encontrar trabajo en las plantaciones y sean forzados a limpiar terrenos en las áreas naturales protegidas.
En ese contexto, el presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula Da Silva promovió durante su séptima gira por África lo que denominó la “revolución de los biocarburantes” ante empresarios brasileños y africanos en Uagadugu. Ante unas 500 personas congregadas en el centro de conferencias Uaga 2000 con motivo del Coloquio Internacional sobre la Democracia y el Desarrollo en África, respaldó el programa brasileño de agrocombustibles para reemplazar a los derivados de petróleo y, una vez más, rechazó los argumentos según los cuales ese proyecto podría reducir la producción de alimentos y agravar el problema del hambre en los países más pobres.
Con respecto a este último punto, el mandatario consideró que el problema del hambre en el mundo no es consecuencia de la falta de alimentos, sino de la renta escasa. Y lo reafirmó diciendo: “yo jamás defendería un proyecto que sacara alimento de la mesa de los trabajadores”.
Este año junto con su par estadounidense, George W. Bush, lanzó un programa para impulsar las plantaciones dedicadas a producir “carburantes limpios”. El accionar pro agrocombustibles es uno de los puntos más controvertidos de la política exterior brasileña.
La ministra de Medio Ambiente, Marina Silva señaló al diario Estado de San Pablo que Brasil cuenta con 300 millones de hectáreas de tierras cultivables y que “la producción de caña de azúcar y soja para producir etanol o biodiésel no afectará el costo de la alimentación”.
Asimismo, Lula afirmó que Brasil tiene las intenciones de añadir una nueva fuente de energía capaz de responder a las necesidades económicas y sociales de África.
Para el mandatario, el etanol y los “biocarburantes” son una alternativa energética para un planeta amenazado por los efectos del cambio climático.
“En el momento en que África tome el camino del crecimiento -sostuvo- el etanol y el biodiésel contribuirán a garantizar la soberanía económica”. Esas declaraciones se produjeron en momentos en que el interés por los carburantes alternativos genera, sin embargo, reservas, en particular en la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
La FAO teme que la conversión de tierras cultivables en terrenos de producción de vegetales destinados a la fabricación de “biocarburantes” pueda traer un alza de los precios agrícolas durante la próxima década que, además, penalizaría a los países pobres.
Por otro lado, dentro de la agenda del gobernante también estaba la II Cumbre del Foro de Diálogo India-Brasil-Sudáfrica (IBSA). Allí Lula propuso la creación de un Tratado de Libre Comercio (TLC) que incluya a las naciones del Mercosur, Sudáfrica y la India, y lo llamó el “gran espacio económico del sur” que reuniría a 1.500 millones de personas y más de dos mil millones de dólares de producto interno bruto (PIB).
En tanto, en esa reunión abogó por conseguir un espacio en la mesa de los poderosos. India, Brasil y Sudáfrica integran el grupo de países en desarrollo que mantienen un diálogo estructurado con el G8 (Grupo de los 8 países más industrializados del mundo), mecanismo que para Lula tiene que ser perfeccionado de modo que la voz del subdesarrollo tenga una influencia real en el tratamiento de los grandes temas mundiales.
El sudafricano, Thabo Mbeki, y el Primer Ministro de la India, Manmohan Singh mostraron su acuerdo al respecto. “Tenemos el mismo pensamiento -subrayó Mbeki- de que no podemos mantener la situación de ser invitados al postre y perdernos el plato principal. Sin duda, es una cuestión en la que vamos a comprometernos. Es algo muy importante”.
De acuerdo a Lula, el Foro Trilateral ha venido mostrando capacidad de interlocución en varios temas de la agenda internacional y eso refleja “la credibilidad y capacidad de contribuir a un orden internacional más justo y democrático”, ya que para el presidente de poco sirve ser invitados sólo para el postre en el banquete de los poderosos.
Según el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social de Brasil (BNDES), el 80 por ciento de sus automóviles pueden moverse con etanol. Brasil ya abastece el 60 por ciento del etanol de la caña de azúcar al mundo, el cual se cultiva en tres millones de hectáreas de tierra para producir el combustible más económico.
El aumento del mercado del combustible más económico es presentado por los países industrializados como una alternativa ecológica que reduce el efecto invernadero provenientes del sector transporte. En tanto, para los países en desarrollo es una forma de estimular el desarrollo rural, crear puestos de trabajo y ahorrar divisas.
Sin embargo, la Comisión de Tierra Pastoral de Brasil denunció que las plantaciones para la producción del agrocombustibles desplazan a los campesinos, quienes tienen entonces dos opciones, convertirse en obreros de plantación o mudarse a la ciudad a vivir en los barrios más bajos y más pobres.
En el estado de Pernambuco 45 mil familias fueron desplazadas por los monocultivos. Otros analistas temen que los campesinos se queden sin sus tierras y no puedan encontrar trabajo en las plantaciones y sean forzados a limpiar terrenos en las áreas naturales protegidas.
En ese contexto, el presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula Da Silva promovió durante su séptima gira por África lo que denominó la “revolución de los biocarburantes” ante empresarios brasileños y africanos en Uagadugu. Ante unas 500 personas congregadas en el centro de conferencias Uaga 2000 con motivo del Coloquio Internacional sobre la Democracia y el Desarrollo en África, respaldó el programa brasileño de agrocombustibles para reemplazar a los derivados de petróleo y, una vez más, rechazó los argumentos según los cuales ese proyecto podría reducir la producción de alimentos y agravar el problema del hambre en los países más pobres.
Con respecto a este último punto, el mandatario consideró que el problema del hambre en el mundo no es consecuencia de la falta de alimentos, sino de la renta escasa. Y lo reafirmó diciendo: “yo jamás defendería un proyecto que sacara alimento de la mesa de los trabajadores”.
Este año junto con su par estadounidense, George W. Bush, lanzó un programa para impulsar las plantaciones dedicadas a producir “carburantes limpios”. El accionar pro agrocombustibles es uno de los puntos más controvertidos de la política exterior brasileña.
La ministra de Medio Ambiente, Marina Silva señaló al diario Estado de San Pablo que Brasil cuenta con 300 millones de hectáreas de tierras cultivables y que “la producción de caña de azúcar y soja para producir etanol o biodiésel no afectará el costo de la alimentación”.
Asimismo, Lula afirmó que Brasil tiene las intenciones de añadir una nueva fuente de energía capaz de responder a las necesidades económicas y sociales de África.
Para el mandatario, el etanol y los “biocarburantes” son una alternativa energética para un planeta amenazado por los efectos del cambio climático.
“En el momento en que África tome el camino del crecimiento -sostuvo- el etanol y el biodiésel contribuirán a garantizar la soberanía económica”. Esas declaraciones se produjeron en momentos en que el interés por los carburantes alternativos genera, sin embargo, reservas, en particular en la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
La FAO teme que la conversión de tierras cultivables en terrenos de producción de vegetales destinados a la fabricación de “biocarburantes” pueda traer un alza de los precios agrícolas durante la próxima década que, además, penalizaría a los países pobres.
Por otro lado, dentro de la agenda del gobernante también estaba la II Cumbre del Foro de Diálogo India-Brasil-Sudáfrica (IBSA). Allí Lula propuso la creación de un Tratado de Libre Comercio (TLC) que incluya a las naciones del Mercosur, Sudáfrica y la India, y lo llamó el “gran espacio económico del sur” que reuniría a 1.500 millones de personas y más de dos mil millones de dólares de producto interno bruto (PIB).
En tanto, en esa reunión abogó por conseguir un espacio en la mesa de los poderosos. India, Brasil y Sudáfrica integran el grupo de países en desarrollo que mantienen un diálogo estructurado con el G8 (Grupo de los 8 países más industrializados del mundo), mecanismo que para Lula tiene que ser perfeccionado de modo que la voz del subdesarrollo tenga una influencia real en el tratamiento de los grandes temas mundiales.
El sudafricano, Thabo Mbeki, y el Primer Ministro de la India, Manmohan Singh mostraron su acuerdo al respecto. “Tenemos el mismo pensamiento -subrayó Mbeki- de que no podemos mantener la situación de ser invitados al postre y perdernos el plato principal. Sin duda, es una cuestión en la que vamos a comprometernos. Es algo muy importante”.
De acuerdo a Lula, el Foro Trilateral ha venido mostrando capacidad de interlocución en varios temas de la agenda internacional y eso refleja “la credibilidad y capacidad de contribuir a un orden internacional más justo y democrático”, ya que para el presidente de poco sirve ser invitados sólo para el postre en el banquete de los poderosos.
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Corrientes Noticias - Argentina/23/10/2007
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