23/11/07

Bolivia: progresos del comercio de gas a nivel interregional

En algunos aspectos, Bolivia se sitúa en el centro de la situación política energética de América Latina, punto de encuentro de múltiples intereses. En el último año y medio, tras la deseada nacionalización de los hidrocarburos del presidente Morales, las exportaciones de gas natural de Bolivia a Argentina, Brasil y Chile han sido renegociadas, con grandes ganancias para el país andino. Paralelamente, continúa la colaboración con la Venezuela de Chávez, y en particular numerosos proyectos, dirigidos a implicar al resto de países de la región, están entre manos. Se trata de proyectos institucionales como Petrosur u Opegasur, y de construcción de infraestructuras para facilitar el transporte y la disponibilidad de gas.
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Eleonora Maria Pani
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Múltiples intereses
Las ingentes reservas de gas natural existentes en algunas áreas de su territorio así como su posición geográfica, han transformado a Bolivia en un proveedor de gas para Argentina, Chile, y Brasil. En el último decenio la gran disponibilidad de gas ha atraído los intereses de empresas como Repsol, Total, Petrobrás, PDVSA e YPFB, existiendo ya periodos cíclicos de negociaciones entre los gobiernos de la región. Las principales empresas implicadas son total o parcialmente estatales. PDVSA es la compañía estatal venezolana; el gobierno de Brasil tiene participaciones en acciones de Petrobrás; Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos, YPFB, ha sido fundada de nuevo; Argentina ha creado Enarsa; Ancap es la estatal uruguaya, y Petroecuador es la compañía petrolífera ecuatoriana. Además, los gobiernos de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Ecuador, Uruguay y Venezuela tienen un importantes similitudes político-ideológicas, aunque la mayor afinidad se da entre los Gobiernos de Venezuela y Bolivia.Venezuela es el país con mayor ventaja desde el punto de vista energético (ya que dispone de los recursos necesarios, la experiencia, la capacidad empresarial, y también el gas, con la particularidad de que su extracción está vinculada a la extracción del petróleo), y Brasil y Argentina necesitan abundantes y constantes abastecimientos energéticos.Bolivia produce aproximadamente 10.000 millones de metros cúbicos de gas al año, de los que exporta casi 8.000 millones. A pesar de esta producción, el país andino no dispone todavía de los recursos necesarios para desarrollar los proyectos de explotación, industrialización y comercialización. Después de promulgar el decreto de nacionalización de los hidrocarburos, el 1 de mayo de 2006, siguió un periodo de incertidumbre caracterizado por la modificación de los contratos y de las condiciones impuestas por el Gobierno a las compañías petrolíferas (Véase: Bolivia: 2007, se define el futuro del país). En octubre de 2006, en un plazo inferior a seis meses, el gobierno de Morales concluyó los nuevos contratos con todas las compañías extranjeras, obteniendo mucho más control que antes sobre sus yacimientos de gas, y varias fases productivas.
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Brasil en condiciones de inferioridad
Brasil consume diariamente 61,2 millones de metros cúbicos de gas. Su producción de gas natural es de 48,5 millones de metros cúbicos al día, mientras las importaciones son de 26,8 millones de metros cúbicos al día. La mayor parte de esta cantidad se importa de Bolivia.Aunque las reservas brasileñas de gas estén en fase de expansión, su uso está subordinado a la extracción petrolífera (alrededor del 80%); además, el 65% son colocadas en plataformas marítimas. Sólo en los últimos años el gas natural ha adquirido importancia como combustible para la producción energética, en sustitución de los derivados del petróleo, por lo que Brasil comenzó a importar gas boliviano en 1999, convirtiéndose en su principal cliente. Por este motivo para el Gobierno de Lula, las relaciones con Morales son de gran importancia. Petrobrás es un importante inversor para Bolivia: ha construido un gaseoducto de 3.000 km. que une los campos bolivianos con el estado de São Paulo transportando alrededor de 26 millones de metros cúbicos de gas al día, una cantidad correspondiente a casi la mitad de los consumos nacionales diarios. Sin embargo, esta gran inversión, valorada en 1.750 millones de dólares, no está libre de riesgos ya que a partir de 2005, la disponibilidad y el abastecimiento de gas están amenazados no sólo por los cambios políticos bolivianos, si no también por las crecientes exportaciones hacia Argentina. Respecto al año anterior, Petrobrás aceptó las peticiones del Gobierno boliviano de aumentar la tasación de los hidrocarburos, pasando del 50 al 82%. El nuevo régimen fiscal interesa particularmente en los campos de San Alberto y San Antonio, donde Petrobrás ya ha realizado considerables inversiones. Para evitar la expropiación, la compañía brasileña ha aceptado que la estatal YPFB, asumiera el control de las refinerías brasileñas en suelo boliviano por temor que YPFB controlase también la exportación del gas comprometiendo así los proveedores brasileños.Durante el pasado febrero, los Ministros de Energía de Bolivia y Brasil junto con los presidentes de YPFB y Petrobrás, volvieron a acordar el precio de venta del gas natural en Brasil. El Gobierno brasileño pagará la diferencia de precio (44,8 millones de dólares al año) con la esperanza de que no se revise completamente el contrato para los proveedores en tránsito del gaseoducto Bolivia – Brasil.En caso de que el yacimiento Tupí, recientemente descubierto en las proximidades de Río de Janeiro, se revelase rico en gas (además de petróleo) y de que la compañía brasileña fuera capaz de extraerlo y transportarlo hasta el país, las relaciones con Bolivia podrían cambiar sensiblemente, trasformando el delicado equilibrio regional (Véase Brasil: perspectivas en el ámbito energético). Por el momento es pronto para estimar la cantidad de gas que podría contener el yacimiento, y la extracción no comenzará en breve plazo, dada la profundidad y las particulares condiciones geológicas del depósito. Las alternativas son básicamente dos: utilizar el gas para bombear el petróleo, o bien licuarlo. La explotación del yacimiento podría alentar la independencia brasileña del gas boliviano y los capitales destinados a Bolivia, podrían ser desplazados a otro lugar.
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La referencia venezolana
Venezuela y Bolivia están incrementando sus colaboraciones en un amplio abanico de sectores. El objetivo es desarrollar el proceso de integración a partir de 26 acuerdos bilaterales firmados en el ámbito de su integración en la Alternativa Bolivariana para América, ALBA.En particular, en el ámbito de este compromiso, los ministros de Asuntos Exteriores de Bolivia, David Choquehuanca, y de Venezuela, Nicolás Maduro, están concentrando sus esfuerzos en en el sector de la energía. Entre los acuerdos más significativos se incluye aquél que regula la ayuda venezolana para la industrialización, que comprende la instalación de dos estructuras para la recuperación de los líquidos del gas.Además los presidentes de Bolivia y Venezuela han acordado una agenda energética futura para constituir una nueva empresa, la Petroandina Sociedad Anónima Mixta, con una inversión de 600 millones de dólares destinados a exploración y explotación de los hidrocarburos bolivianos de Tarija, Chuquisaca y Santa Cruz. PDVSA contribuirá con el 40% e YPFB con el 60% de la inversión necesaria. La Empresa Nacional de Electricidad de Bolivia, Ende, será la encargada de poner en marcha este proyecto. En la misma agenda está prevista la participación de YPFB en la exploración y la explotación del Orinoco en Venezuela, en la que Bolivia participará con el 40% del capital accionario.
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Los proyectos interregionales para el desarrollo de la industria del gas
El gas boliviano tiene una gran importancia en la política de integración regional ya que Bolivia podría adherirse al proyecto de Chávez de formar un consorcio de compañías petrolíferas estatales en América del Sur, llamado Petrosur, que incluiría a la brasileña Petrobrás, a la argentina Enarsa, a la boliviana YPFB y a la venezolana PDVSA. Esta asociación de empresas estatales podría constituir un importante escudo regional contra los grandes consorcios internacionales como el español Repsol, el estadounidense Amoco o el británico British Petroleum. Prueba de la importancia que los presidentes de Bolivia y Venezuela atribuyen a este proyecto es que el 23 de enero de 2006, el día después del comienzo de la presidencia de Morales, Chávez y el recién elegido presidente firmasen un acuerdo de cooperación entre la PDVSA y la YPFB para el desarrollo de infraestructuras orientadas al análisis y al refinamiento de gas y petróleo. Ese mismo día, además, PDVSA estableció una delegación en La Paz. Tras la puesta en marcha de este proyecto, considerando que América Latina posee cerca del 15% de los recursos naturales energéticos mundiales, Petrosur podría llegar a ser un importante protagonista de la política energética global.Los presidentes de Argentina, Bolivia y Venezuela también han sentado las bases de la organización de Países Productores y Exportadores de Gas del Sur, Opegasur. Según Villegas, el ministro boliviano de hidrocarburos, este acuerdo estimulará la integración a través de un conjunto de proyectos para formar complejos industriales.Finalmente, el proyecto para la creación de un Gaseoducto del Sur, de gran interés para Bolivia y Argentina, podría verse impulsado por las obras y por los fondos que se encuentran a disposición del Banco del Sur, el recién nacido banco de préstamos para proyectos de desarrollo en América Latina.
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Conclusiones
En el último año tanto los precios del gas boliviano, tradicionalmente por debajo de la media internacional, como la cantidad de gas exportado, se han incrementado; al mismo tiempo, aunque el proyecto de desarrollo de infraestructuras destinadas a optimizar la producción de gas boliviano no está todavía terminado, los acuerdos, los proyectos y las inversiones a su favor se están multiplicando.En general puede decirse que las decisiones gubernamentales han provocado que el negocio del gas en América Latina permanezca vinculado a otros acuerdos comerciales y de cooperación entre países de este área. Aunque las posibilidades reales de aplicación de tales proyectos y los intereses subyacentes tengan que ser todavía verificados, el hecho mismo de que los gobiernos hayan comenzado procesos de asociación en torno a temas energéticos empieza a traer consigo no sólo modestos beneficios económicos a nivel regional, sino también una creciente credibilidad y fiabilidad a nivel internacional. En particular, proyectos como Petrosur y Opegasur podrían constituir una auténtica garantía para obtener ventajosas colaboraciones con nuevos socios comerciales.
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Traducción de Carolina Sabater.
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Equilibri.net - Italy/23/11/2007

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